Disclaimer: No poseo Game of Thrones o A Song of Ice and Fire, tampoco los personajes que use en esta historia. Todo es propiedad de George R.R. Martin y también de D&D. Yo solo hago esto por mera diversión.

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- ¡Niños!¡Despierten! - gritó Catelyn desde la cocina.

Los jóvenes rezongaron al escuchar su voz. Lo mejor de un sábado era dormir hasta tarde, pero aparentemente eso no estaba en los planes de la señora Stark. La mujer subió las escaleras y volvió a llamar a cada uno de los niños.

Jon y Sansa fueron los primeros en despertar, sabiendo que hacer esperar a Catelyn la enfurecería y nadie, en verdad nadie, querría eso. Minutos después siguió Rickon, quien desbordaba de energía para esa hora de la mañana. Los últimos fueron Arya y Bran, los cuales parecían muertos en vida. La joven incluso tenía ojeras bajo sus ojos, seguramente por quedarse con su celular hasta altas horas de la noche.

La mujer ordenó que se vistieran rápidamente ya que era día de limpieza. Todos comenzaron a protestar, en especial Arya y Sansa. Su madre las interrumpió de inmediato y ambas no tuvieron otra opción que obedecer.

Unos minutos después todos bajaron a la cocina, donde Cat había preparado el desayuno, lo cual hizo poner de buen humor a la menor de sus hijas. Cuando preguntaron por su padre, ella respondió que Ned debía atender asuntos urgentes de la oficina, lo cual no fue sorpresa para ninguno de los niños que su padre siguiera trabajando incluso un sábado.

Todos desayunaron alegres hasta que la mujer comenzó a repartir las tareas. Conociendo que Arya y Rickon probablemente harían estragos juntos, decidió que Sansa y el niño se encargarían del garaje, deshaciéndose de todo lo que no fuera necesario. Arya, por otro parte, debería limpiar la sala de estar con su madre. Por último, Jon y Bran serían los encargados del sótano. Cuando el adolescente protestó, su hermano lo animó diciendo que ese era un trabajo de hombres. No fue de gran ayuda, pero Bran obedeció de todos modos.

Una vez terminado el desayuno, todos comenzaron con su trabajo. Rickon y Sansa se instalaron en el garaje, el cual era un total desastre que solo podía compararse con el sótano. Algunas de las herramientas estaban desordenadas en la mesa de trabajo y el polvo en el suelo era demasiado. La muchacha pelirroja tuvo el doble de trabajo al lidiar con su hermano quien a medida que limpiaba, encontraba algo de su interés y lo llevaba a su habitación, arruinando todo lo que habían avanzado.

Por otra parte, podían escucharse los regaños de Catelyn hacia Arya, que en su aburrimiento no dejaba de molestar a su madre. Si no era por la música alta que la joven había puesto, era porque no hacía su trabajo con esmero. Cada cierta cantidad de minutos, alguno de los otros niños iba a verlas solo para que la situación no se saliera de control, aunque eso no quitaba que miraran el asunto con diversión.

En lo más recóndito del hogar, Jon y Bran apilaban e inspeccionaban cajas en el sótano, muchas estaban llenas de polvo y otras simplemente se encontraban vacías, lo cual hizo reconocer a ambos que la limpieza era necesaria.

Bran se encargó de ordenar las cajas de una parte del lugar mientras que Jon se encargó de las que estaban debajo de la escalera de entrada. El niño había puesto música en su celular, que lograba disimular un poco las peleas de su madre y su hermana escaleras arriba, y de esa forma ambos trabajaban rápidamente.

Mientras hacía a un lado los grandes bultos de cajas, Jon encontró una de ellas abierta. Cuando intentó moverla, unas fotografías en el interior llamaron su atención. La abrió y revisó esas imágenes, en las cuales reconoció en muchas de ellas a su tía Lyanna, a la que había visto pocas veces en fotografías anteriormente. Su padre rara vez hablaba de ella y cuando lo hacía, la tristeza se apoderaba de su voz, por lo tanto, no era un tema muy abordado en la familia. Jon debía reconocer que Arya se parecía mucho a ella. Ambas eran realmente hermosas.

Había más imágenes debajo de esas, algunas de las cuales capturaban a Lyanna junto a un hombre más alto que su ella, guapo y de cabello rubio platinado, alguien a quien definitivamente jamás había visto en su vida. La sonrisa de la mujer era brillante y feliz al igual que la de su acompañante.

El muchacho quiso dejar aquellas fotografías y seguir con su trabajo, pero la curiosidad ganó y continuó revolviendo el contenido de la caja. Encontró una serie de cartas, en las cuales figuraba como destinatario su padre, Ned Stark, y en todas ellas el remitente era Rhaegar Targaryen, cuyo nombre le resultaba conocido. Los Targaryen y los Stark eran familias amigas, pero hace varios años que estaban distanciadas. Abrió una de ellas y comenzó a leer un fragmento de la misma:

"Ned,

Sé que tu familia está realmente enfadada conmigo, y no puedo culparlos. Sé que tu padre y tu hermano probablemente quieran matarme. Pero no dejaré a tu hermana sola en esto. Ese bebé también es mi hijo y no planeo ocultarlo.

Es mi culpa y no quiero que el niño pague el precio. He deshonrado a ambas familias y deseo reparar mis errores. Lo único que pido es volver a ver a Lyanna nuevamente y tener la oportunidad de hablar con ella.

Solo deseo traer paz de regreso.

Por favor, responde lo antes posible.

Rhaegar."

Jon quedó boquiabierto ante el contenido de la carta. Por lo que acababa de leer, su tía estuvo embarazada hace varios años y Rhaegar Targaryen era el padre del niño. Su padre jamás había mencionado que tenían algún primo por parte de los Stark. Su tío Brandon había muerto hace años en un accidente y su tío Benjen nunca se casó o tuvo una pareja estable como para haber engendrado niños.

Entonces su pregunta fue: ¿qué ocurrió con ese bebé?

Cuando estaba a punto de seguir leyendo otra carta, Bran lo llamó y Jon lo observó con desconcierto.

- ¿Estás bien? -preguntó el hermano más joven, preocupado por el muchacho.

-Sí, lo siento- respondió, sacudiendo su cabeza para concentrarse- ¿Qué ocurre?

- Ayúdame a mover estas cajas. Son realmente pesadas.

Jon dejó lo suyo y lo ayudó. Aquello en verdad pesaba demasiado, incluso para él. Luego de eso siguió con el resto de las cajas que estaban en su parte del sótano, pero dejó la que guardaba las cartas a un lado para luego seguir leyendo. Sentía que no debía entrometerse, pero la curiosidad y la interrogante de que había ocurrido con ese bebé carcomían su mente.

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En la cena, el joven Stark no mencionó nada respecto a las cartas. Permaneció en silencio como siempre lo hacía, pero por dentro moría por preguntar sobre su tía, Rhaegar Targaryen y el bebé que ambos aparentemente habían tenido.

Mientras todos siguieron con sus asuntos, como Arya y Sansa, quienes saldrían con sus parejas, él se retiró a su habitación. Sacó la caja debajo de su cama y tomó una de las cartas al azar. Todas estaban destinadas a su padre. En una de ellas Rhaegar expresaba su pésame a Ned por la pérdida de su hermano Brandon. Y en cada escrito, él manifestaba su deseo de ver a Lyanna.

De pronto, las fechas de las cartas saltaban varios meses hasta la última de ellas, días después de que su tía muriera. Jon la leyó en silencio.

"Ned,

Supe que el bebé es un niño. He oído que Lyanna lo ha llamado Jon. Es un hermoso nombre en verdad. Incluso supe que es muy parecido a ella, con su cabello y que incluso tiene sus ojos.

Aun me atormenta no haber ido a su entierro. En verdad la amaba, Ned. Realmente lo hacía, y no hay día en que no sienta que la culpa de todo lo que ocurrió haya sido mía, porque en verdad lo es.

Sé que has pedido su custodia. No deseo que lo alejes. Háblale de mí, por favor. Hazle saber que deseo que esté conmigo, que deseo conocerlo. Háblale de cómo su madre y yo esperábamos por él. Hazle saber que tan importante era para nosotros."

Jon sintió su corazón paralizarse, rogando a los Dioses de que lo que estaba leyendo no fuera verdad. De seguro era una cruel broma. Su padre jamás podría haberle ocultado eso. Volvió a leer la carta una y otra vez, aun sin creerlo. Rhaegar no dejaba de expresar sus disculpas y que deseaba conocer al niño.

El ambiente de su habitación comenzó a tornarse insoportable para él, necesitaba salir de allí urgentemente. Abolló la carta entre sus manos y la arrojó al otro lado del lugar. Empezó a caminar en la alcoba de un lado a otro, como si fuera un tigre enjaulado, las lágrimas amenazando con salir de sus ojos.

Tratando de ordenar sus pensamientos, tomó su abrigo, la caja y las cartas del suelo, y luego salió del cuarto. Hizo su camino rápidamente hasta la puerta trasera, con cuidado de no llamar la atención de nadie, pues en verdad no estaba de humor para entablar una conversación.

Deambuló varias calles con la caja en manos, furioso y herido. Necesitaba aclarar sus pensamientos de una vez y hablar con alguien. Supo que la elección más apropiada sería su mejor amigo Sam, él quizás sabría que hacer o por lo menos lograría aplacar su furia. Seguramente estaría en su casa jugando videojuegos como todos los sábados por la noche.

Caminó las calles restantes hacia la mansión Tarly, sin sentir cansancio alguno en sus piernas gracias a la adrenalina del momento. Lo recibió la madre de Sam, Melessa, tan amable y amorosa como siempre. En verdad apreciaba a esa señora.

Se dirigió al dormitorio de su amigo y no se equivocó respecto a los videojuegos. Él ni siquiera sintió su presencia.

-Sam- exclamó Jon, pero el muchacho rollizo no se inmutó- Amigo- dijo sin obtener resultados- ¡Sam! - gritó, desconectando el televisor. El joven Tarly quedó paralizado observando la pantalla, sin reaccionar hasta que fue consciente de su amigo junto a él.

- ¿Por qué hiciste eso? - cuestionó indignado. Jon prácticamente lanzó hacia Sam la caja que llevaba, él lo miró sin entender lo que ocurría. El muchacho dejó el comando del juego en la pequeña mesa frente a él, y tomó el paquete con cuidado.

-Toda mi vida es una mentira, Sam- gritó el hombre caminando de lado a lado en el cuarto- Lee estas cartas. Mira todo esto- dijo tomando las fotografías, ya perdiendo completamente la calma.

-Espera, Jon. Solo…cálmate. – respondió sin saber cómo controlar a su amigo. Observó las imágenes con cuidado, pero no pudo reconocer a ninguna de las personas allí- ¿Quiénes son ellos?

-Él- dijo señalando al hombre rubio de la fotografía- Él es Rhaegar Targaryen, y ella es mi tía Lyanna. O eso es lo que creía hasta esta mañana.

Mientras más avanzaba la conversación, menos es lo que entendía el joven Tarly. Comenzó a leer las cartas dirigidas a Ned Stark. En la primera de ellas, pudo comprender que Lyanna Stark estaba embarazada y que Rhaegar era el padre del niño. Entonces el muchacho, sumando las palabras de su amigo, comenzó a atar cabos. Jon acercó otra carta hacia él y al leer las primeras líneas, sintió un nudo en el estómago, ahora entendiendo las razones de su furia y dolor.

El joven Stark se sentó junto a él, con la cabeza entre sus manos. Sam continuó analizando el resto de la carta, la cual databa de hace dieciocho años atrás, la misma edad de Jon. Todo concordaba ahora sin lugar a dudas.

-Por lo tanto, tu padre te ha mentido toda tu vida- llegó Sam a la conclusión final, pronunciando finalmente las palabras que Jon aun no podía asimilar. Él solo asintió a su amigo, la mirada en sus ojos demostrando no solo dolor, sino también desconcierto- ¿Se lo has dicho a alguien? ¿Robb? ¿Arya?

-No- negó completamente, observando las fotografías de Lyanna como si estuviera buscando respuestas. Sam dejó las cartas nuevamente en la caja, intentando pensar una forma de ayudar a su amigo.

-Debes decirles. Ellos podrían ayudarte- comentó, siendo una de las pocas ideas que tenía en mente- O tal vez, habla con tu padre de una vez por todas y descubre toda la verdad.

Jon lo miró, asintiendo levemente, aunque Sam estaba seguro de que él no sabía qué hacer.

-Gracias, Sam- dijo el muchacho, brindándole una pequeña sonrisa que no llegaba a sus ojos. Se colocó de pie y comenzó a guardar todo el papelerío dentro de la caja que había traído consigo.

-Puedes quedarte aquí si quieres- ofreció el joven como alternativa- Sé que probablemente no quieras volver a tu casa y… aquí tengo pizza y videojuegos. Además, mi madre no tendrá problema en que tú te quedes aquí. No es como si fuera la primera vez que duermes en esta casa y mi madre en verdad te adora y…

-Sí, Sam. Lo entiendo- respondió Jon deteniendo el palabrerío de su amigo. Sonrió, agradeciendo internamente a los Dioses por su idea- Muchas gracias.

-Para eso están los amigos, ¿no? -dijo el muchacho, intentando subirle el ánimo.

El joven Stark solo asintió, sin saber que más decir. Ahora que estaba calmado y en control de sus pensamientos, lo más sabio sería permanecer allí, por lo menos hasta el día siguiente. Mañana hablaría con su padre, o tal vez con Robb o Arya. Todo dependería de su ánimo.

Aun no podía comprender las razones de encubrir aquella verdad. Toda su vida pensó que solo era un bastardo, el resultado de un desliz de Ned Stark. Él jamás hizo diferencia con alguno de sus hermanos, intentando que se sintiera cómodo en su hogar. Eso explicaría porque Catelyn siempre fue amable con él, tratándolo como un hijo más.

Sam conectó el otro comando a la consola y se lo acercó, indicando que el juego estaba a punto de comenzar. Jon lo tomó y se preparó, dejando de lado sus pensamientos, sabiendo que el día que le esperaba mañana sería muy largo.

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Hello! Este es mi primer fic multi-chapter. Como obviamente leyeron, en esta Modern AU Jon descubre quienes son sus verdaderos padres. Establecí algunas diferencias importantes, como que Catelyn haya sido buena con él desde el primer momento, al igual que Sansa. Los próximos capítulos serán publicados desde los puntos de vista de los distintos miembros de la familia: Arya, Robb, Sansa, Bran, Rickon, etc...

Espero que les guste y agradezco que se hayan tomado el tiempo de leer esto. Dejen reviews por favor, que son realmente necesarios para seguir escribiendo y creciendo.

Denisse.