Esta podría ser la primera historia no YAOI que escribo en mi vida, pero bueno, al final y tras mucho pensar me ha gustado como me ha quedado =)

Esta historia es en respuesta al reto de Pandora Lover, que consistía en un Dramione, de tema libre y sin necesidad de ser lemon cuyas palabras debian ser: "túnica, baño, snitch, sonrisa y peluche". Creo que he conseguido introducirlas bien en contexto, haber que dice la retadora al respecto.

Espero que os guste =)


Viaje de ida al cielo

De nuevo amanecía una vez más en Hogwarts sin que a Hermione le importara lo más mínimo. Una vez más dedicaría su día única y exclusivamente a estudiar para los dichosos TIMOs. Cada día que pasaba se sentía más desdichada por no encontrar lo que anhelaba, lo que verdaderamente deseaba.

Al abrir los ojos, encontró en la mesilla el libro de pociones del que había estado estudiando el día anterior aún abierto y boca abajo señalando la página estudiada. En ella los restos de una lágrima mezclada con maquillaje que ya se había secado por las 6 horas transcurridas. La noche anterior, como otras tantas, había terminado entre sollozos desconsolados al sentir esa soledad que la atormentaba. Y como todas las noches había terminado por llorar abrazada al único ser capaz de entenderla, su peluche.

Ya vestida se dirigió al gran comedor a desayunar, donde ya de buena mañana, su día comenzaba de un modo oscuro y gris… dando con la nariz contra el suelo tras un choque con el idiota de Malfoy.

- Maldita sea Malfoy, ¡has tirado por tierra todos mis apuntes! Más vale que me ayudes a recogerlos – dijo Hermione más concentrada en comprobar que nada se había perdido que en la cara de superioridad de Malfoy.

- Lo siento Granger, pero no es mi culpa que no veas más allá de tu montaña de libros…

- ¿Encima de torpe engreído? Malfoy eres… - Hermione nunca llegó a entender porque sentía aquella tensión en presencia de Malfoy – eres…

- ¿Adorable?, ¿Bello?, ¿o quizás simplemente Genial?

- Yo más bien diría imbécil – pero por más que Hermione lo intentara no podía ignorar, ni entender, el escalofrío que le recorría la espalda al admirar su sonrisa.

Malfoy desapareció con un más extraño que despreciable "piérdete Granger" que hizo sentir a la Gryffindor como si en realidad hubiera hecho algo malo. Pero Hermione estaba demasiado ocupada en aprobar y no podía permitirse ni un segundo perdido en pensar que era aquello que se removía en sus entrañas, que era lo que realmente significaban los escalofríos y los pensamientos que la inundaban, solo tenía tiempo para hacer lo que se suponía que ella debía hacer, estudiar.

Pero aquel día parecía no ir a darle tregua ni un segundo. Aún tenía las magdalenas en el estomago cuando salió hacia la biblioteca y se encontró con una imagen de lo más desagradable. Draco Malfoy y Parsy Parkinson. Todo Hogwarts sabía de la existencia de aquella pareja tan popular, incluida ella, por supuesto, pero no fue hasta aquel día que le resultó una situación un tanto vomitiva la de verles unidos por sus lenguas.

"Esa estúpida de Pansy" pensó. ¿Por qué estaba pensando aquello? Más que no poder, no quería entender, lo que cada noche pedía a voz en grito a Merlín, lo que cada día buscaba por las esquinas a escondidas, lo que la hacía llorar cada vez que no lo encontraba estaba allí, frente a ella… y con otra. Las lágrimas brotaron de repente y sin avisar haciendo que Hermione estallara en sollozos ante la mirada incrédula de ambos. Ocultó su cara tras la túnica y corrió hasta la puerta más cercana que vio.

Una vez en calma la puerta se abrió.

- ¿Hermione?

- Lárgate Malfoy, este es el baño de chicas.

- No he podido evitar verte llorar en el pasillo.

- ¿Y desde cuando un engreído como tú se preocupa por los demás?

- Desde que tú no eres los demás.

Hermione salió de su escondite aún incrédula por lo que acababa de escuchar.

- ¿A que te refieres?

Sus miradas coincidieron un instante, un instante que fue suficiente, Hermione se había quedado atónita ante la intensa mirada que emanaba de los ogros grises de Draco y este a su vez tenía la vista fija en sus carnosos labios.

- ¿Draco? – Hermione se giro sobresaltada, "que inoportuna puede llegar a ser la idiota de Pansy" pensó - ¿Vienes?

- En seguida Pansy – cerró la puerta tras de si – Hermione, te espero aquí tras el partido de quidditch, no faltes, por favor.

Se marchó. A tan sólo unos centímetros como había estado de comprobar si aquel era realmente el amor que había estado esperando y ya no estaba. Solo tenía que esperar hasta el fin del partido de quidditch, una espera que se le iba a hacer eterna.

Por una vez en la vida Hermione había olvidado sus responsabilidades, sus deberes y todo lo que se suponía que ella debía hacer por el amor, el tan anhelado momento podría estar a punto de llegar.

Pasaron las horas y Draco no llegaba, empezaba a sentirse imbécil esperando sentada en la taza del retrete. La puerta se abría y se cerraba, pero nunca era él. ¿Acaso se habría olvidado de su cita?

- Supongo que viendo la hora que es estarás pensando que me he olvidado de ti – Hermione estaba tan embobada con su voz que ni siquiera se le pasó por la cabeza contestar – vamos Hermione, puedo oler tu delicioso perfume, sé que estas aquí.

Hermione salió de nuevo de su escondite.

- ¿Quién ha sido el torpe que ha tardado tanto en coger la snitch?

- Yo.

- Vaya, lo siento – Hermione enrojeció, a veces podía ser tan torpe…

- No importa – la dulce voz de Draco la envolvió justo antes de comenzar a besarla. Aquello la elevó a lo más alto del cielo, por encima de las nubes, allí a donde ni siquiera llegan las escobas. Allí donde nunca había estado, como en un viaje de ida al cielo, del que nunca pretendía regresar. Y eso… sólo lo había conseguido con un beso.


A mí personalmente me encanta este final, así que acepto vuestras opiniones =)