Estrellas.
No es una noche sorprendente para cualquier ser humano, es como cualquier otra, total jamás se han detenido a verlo, al menos lo dejaron de hacer hace unos, mmm… 100 años.
M i nombre es Sakura Haruno y tengo 17 años de edad, a primera vista me veo como una chica ordinaria, común, normal y es verdad a diferencia de las demás… tengo una gran pasión por el cielo y la astronomía, podría decirse que me gusto desde que tengo razón de ser. Más que normal, parezco aburrida ¿no?, es lógico pensar eso.
El cielo es algo grande e infinito, parecido al mar solo que en vez de agua, hay estrellas, planetas y nebulosas, y tan hermoso y bello, que vale la pena detenerte un momento a observarlo, aunque claro, en una ciudad tan grande como nueva york jamás podrías ver una constelación, agradezco por vivir en un lugar donde hay praderas sin la molesta e irritable luz de la ciudad, también agradezco poder tener un telescopio que funcione bien, ya que mi primer telescopio había terminado en la basura por culpa de mi hermano mayor. Y en mi computadora un mapa del cielo nocturno, al menos sirve de algo el internet ya que normalmente le dan mal uso como mi hermano entrando en páginas algo… comprometedoras.
Bueno, hoy una noche normal para todos, menos para mi, esta noche podre ver un eclipse lunar y estoy muy ansiosa de poder verlo. Comienzo a prepararme para verlo mejor, me coloque en un lugar claro con solo hierba a mi alrededor y unas cuantas flores silvestres, preparo mi telescopio y lo ajusto de modo que tenga una buena imagen del eclipse, prendo mi computadora y comienzo a ver cual constelación ver en lo que espero para el eclipse, a! y mi cuaderno de notas y dibujos, comienzo a anotar y crear historias de las constelaciones, podría decirse que también me gusta la literatura y la poesía, una verdadera aburrida para casi cualquier chico.
De pronto oigo un ruido detrás de mi, pisadas en la hierba me sacan un poco de mi cuaderno, no le prestó atención, sigo embelesada con mi historia sobre las pléyades y orión, disculpándose con ellas, de pronto me sacan por completo de mi trance:
-hola-
Me sobresalte un poco, no esperaba oír un "hola" en ese lugar, me prepare, el hecho de que estuviera tan embobada con el cielo no significaba que fuera lo suficientemente tonta como para ir sin algún arma o arte marcial a un lugar totalmente apartado del mundo. Me puse de pie y di una gran patada, los años de capoeria me habían funcionado.
Detuvieron mi patada con mucha facilidad, tomaron con firmeza pero sin rudeza mi pie, y una voz grave pero suave escuche.
-calma, no vine a hacerte daño-
Observe a al intruso, un chico, de unos 19, 20 años cuando mucho, alto, cabello negro y lacio un tanto largo, ojos negros y, lo diré… muy apuesto estaba parado frente a mi sosteniendo mi pie.
-wow sabes golpear-
Contesto con un ligero toque de diversión en su grave y penetrante voz
-una debe de saber defenderse, en caso de peligro-
Conteste con un poco de frialdad en mi voz.
El chico ignoro mi frialdad y soltó mi pie, lo baje por la gravedad, hablando de ella, la odio; si por mi fuera en el mundo no existiría la gravedad, no tiene lógica, pero yo pienso de una manera que no tenga lógica lo que digo.
Cuando tenía mis pies sobre la tierra me di media vuelta y me senté en la roca en la que estaba sentada haciendo mi historia de orión y las pléyades y seguí escribiendo.
El chico al parecer no tenía intención de irse, ya que se había sentado por un lado de mi observando el cielo, yo lo mire, y vi que observaba la constelación de la osa menor, el pregunto:
-¿cómo se llama esa constelación?-
Yo mire lo mire de reojo
-osa menor-
Volví mi cara a mi cuaderno y comencé a dibujar a las pléyades en eso sentí un calor humano volví y rostro hacia el chico y lo tenía muy cerca de mí, a pocos centímetros diría yo. Me ele, no lo esperaba a el esta noche, y no esperaba que alguien estuviera tan cerca de mi, en especial un hombre, el único que se acercaba era mi padre y era para darme solo un abrazo de despedida cuando me fui de casa a estudiar al extranjero.
El me miro, de una forma algo extraña, nadie me había mirado así, sus ojos brillaban y su rostro se había suavizado mucho, yo no sabia que hacer, estaba totalmente petrificada sus ojos eran tan negros, tan profundos tan… tan hermosos.
-¿qué haces en ese cuaderno?-
Me saco del trance en el que estaba, al instante y por vergüenza volví mi rostro al cuaderno, sentía que mis mejillas ardían y mi corazón se acelero.
-escribo-
Se me quebró un poco la voz, ¿Cómo podía ponerme así con un desconocido? No me había pasado esto con nadie, ni siquiera con algún chico atractivo que se cruzara en mi camino, ¿Por qué estaba aquí?, ¿Qué quería de mi?, mi mente se llenaba de muchas preguntas y mas aun estaba asustada temía que el me hiciera algo, que me hiciera daño.
Me aleje un poco, a lo cual el se acercaba mas así que me aleje mas, de pronto sentí que iba a caer de la roca donde estaba sentada pero de repente un brazo me tomo de la cintura y otro me tomo de un brazo, lo mire, estaba mucho más cerca de mi, sentía mi cara arder como nunca. El me miro, con esos ojos negros como la noche, de una forma tan, ¿tierna?, el no parecía de esos chico que miraran así, tenía aspecto de matón, chico malo o algo así.
Me aleje bruscamente de él y regrese a mi cuaderno, sentía su mirada sobre mi, no podía concentrarme mas teniéndolo a el allí conmigo, mirándome así.
-aun dudas de mí-
Creo que fue más bien una afirmación más que una pregunta.
-cálmate no te are daño, créeme no lo aria-
Sentí su presencia más cerca, lo mire su rostro mostraba algo de sinceridad, pero no sabía si confiar en él.
-entonces ¿porque estás aquí?-
Mi voz se oyó mas temerosa que fría, el se dio cuenta y soltó una pequeña sonrisa, se acerco mucho mas sentándose al lado de mi chocando nuestros hombros.
-pues…-
Hizo una pausa, me miro y después miro al cielo.
-siempre eh querido saber porque siempre vienes aquí-
Lo mire extrañada y curiosa, ¿me espiaba?
-ósea que… ¿tu me acosas?-
El me miro y comenzó a reírse, yo no le hallaba la gracia y me molesto algo su risa, para mi no era divertido que me acosaran.
-¿Qué es lo gracioso?- dije con voz fría
-nada nada, solo que me resulto divertido que lo dijeras de ese modo-
Siguió riendo mientras yo lo miraba con cara de pocos amigos, el se calmo y siguió hablando.
-digamos que fue casualidad el "acoso" de parte mía hacia ti-
Lo mire interrogante.
-explícate-
El se paro y se sentó frente a mi en la hierba.
-hace una semana, vine a caminar por aquí, quería sentirme un poco libre sobre la carga de "chico malo y frio"- hizo una expresión de comillas con sus manos –y en lo que caminaba, me tope con tu hermosa silueta, al principio pensé que eras una ninfa o algo asi- yo lo mire interrogante de nuevo, ¿hermosa silueta? Pude haber imaginado cualquier cosa menos "hermosa silueta" o ninfa.- así que me detuve para observarte, debo decir que duraste horas sentada mirando al cielo- lo mire con cara de pocos amigos- pero me pareció interesante hacerlo, así que volví la noche anterior para ver si estabas allí, y no me equivoque- me miro de una manera tan profunda que sentía que estaba desnuda ante el, me sentí avergonzada- desde esa vez, no e dejado de mirarte y por lo que vi, se que adoras mirar el cielo y todo lo que hay en el.-
Era como una especie de sueño, ese chico me había acosado por toda una semana y más aun, observaba lo que hacía, me dio mucha pena, ya que yo acostumbro a hablar sola conmigo misma, un mal habito mío.
-entonces… si me acosas-
El volvió a reír.
-jajá, no lo veas así, velo como… no se me ocurre nada-
Yo comencé a reír sobre lo que había dicho, mi risa no era escandalosa diría que si apenas se podría oír, el me sonrió y me extendió la mano.
-me gustaría ver tu cuaderno, ¿puedo?-
Yo lo mire extrañada, se lo di y el comenzó a ojearlo.
-wow si que llevas mucho haciendo esto ¿no?-
Yo le sonreí
-desde que tengo memoria-
El seguía ojeando y mirando mis dibujos, se veía muy interesado en ellos.
-¿no te aburrías?- pregunte.
-¿aburrirme?, ¿a que te refieres?-
-a observarme, todas las noches, ¿no es aburrido?-
El me miro y sonrió de una manera muy tierna, se paro y metió sus manos a sus bolsillos.
-créeme que es lo más maravilloso que eh visto en mi vida-
Yo me sorprendí, no lo entendía, ¿a qué se refería?, el vio mi expresión de duda y prosiguió.
-me refiero a que jamás había visto a alguien realizar algo con tanta pasión, tanta entrega, tanta devoción por algo a lo que ama, me parece maravilloso ver a alguien así-
Lo mire, y le sonreí pero después, me hizo pensar, que tal vez el no tenia eso, o no había encontrado algo que amara tanto, que tuviera pasión por algo.
Yo me levante y le extendí mi mano, el me miro extrañado y curioso.
-¿quieres ver un eclipse de luna?-
El… hizo algo extraño, me miro y rápidamente volteo su cara hacia otro lado haciendo que su cabello lacio tapara su cara
-si-
Fue lo único que escuche de él, él me miro y tomo mi mano y lo encamine al telescopio.
Estuvimos viendo el eclipse lunar todo lo que duro, hasta que termino. Al finalizar vi su rostro de alegría y asombro, me daba alegría que al fin a alguien le gustara lo que a mi me gustaba, al menos no me sentiría tan sola viendo las estrellas y planetas.
-eso fue realmente increíble-
Me dijo con una voz alegre y emocionada.
-lo sé, es realmente hermoso, espero que te haya gustado mucho-
Le volví a sonreír, otro mal hábito mío, sonreír cada que puedo, mucha gente se burlaba de mi por eso, me decían que parecía tonta al hacerlo, un comentario algo hiriente.
Yo me di vuelta para guardar mi enorme telescopio y en eso oí que algo susurraba.
-perdon, ¿dijiste algo?-
-a que si ¿te ayudo a guardar tu telescopio?-
-ah sí gracias, eres muy amable-
Le explique cómo desarmarlo y guardarlo, el mencionaba lo hermosa que se veía la luna en un eclipse lunar y reíamos juntos, pensé que era un sueño, un muy lindo sueño, alguien con quien poder platicar de lo que me gustaba, de lo que amaba, por primera vez no me sentí sola en una noche de estrellas.
-bueno, ya me tengo que ir Am…-
-Sasuke, me llamo Sasuke-
Contesto, me pareció Rudo su nombre.
-vaya Sasuke…-
El hizo una mueca y se encogió de hombros
Lo mire.
-mm… yo creo que tu nombre es genial-
Le respondí mirando al cielo, observaba la constelación de Aries.
-¿tu crees?-
Lo mire.
-claro!- le sonreí.
El volvió a hacer eso raro de mirar a otro lado, solo que esta vez vi un pequeño sonrojo en sus mejillas, se veía gracioso y también tierno… muy tierno diría yo.
-gracias- fue lo único que dijo
Bajamos juntos la colina mirando las estrellas y la vía láctea que dividía el cielo nocturno, sentía su mirada sobre mi y llegamos al camino para llegar a la ciudad, vi que el había estacionado una motocicleta negra en el fin del camino.
-si quieres… puedo llevarte a tu casa-
Lo mire y vi que miraba hacia otro lado
-gracias pero no te preocupes, mi casa es esa-
Apunte hacia el otro lado del que miraba y le señale mi casa, era de tres pisos, nomral, común y corriente.
-puedo ir sola hasta haya, pero gracias de todas maneras-
-está bien-
Me sonrió de lado.
-entonces… nos vemos-
Dijo con voz apagada
-si claro, ¿iras mañana a la colina?-
Le pregunte.
-¿tu iras?- contesto instantáneamente.
-si iré-
-entonces iré-
Me sonrió.
-bueno entonces nos vemos mañana Hermes-
Me despedí de el con la mano y me encaminaba hasta mi casa, de pronto el grito:
-¡espera!-
Yo me di vuelta y el se acercaba corriendo.
-me… ¿me podrías dar tu nombre?-
Me sentía tonta, el me había dado su nombre y yo no se lo había dicho, se me olvido hacerlo, estaba muy emocionada.
-es verdad, lo siento- reí con una risa avergonzada
-mi nombre es Sakura-
-hermoso nombre- contesto al instante.
-bueno… nos vemos mañana-
Se acerco a mi y me dio un beso en la mejilla. Me quede helada por unos segundos, no me esperaba eso, fue calido y tierno.
-si claro- mi voz se quebró.
Me di media vuelta y me encamine hasta llegar al pórtico y tocar la perilla de la puerta, en eso escuche la moto arrancar, me di la vuelta y el ya se alejaba del lugar.
No dejare de repetirlo, parecía un sueño, un dulce sueño, si era así, desearía soñar una y otra vez con este lugar, con este tiempo, con esa persona… esa persona que jamás olvidaría.
