Hola, muy buenas ^-^.
Quien ya me haya leído alguna vez en De hielo, tal vez me preguntará por qué demonios estoy colgando un One-shot en vez de actualizar. La respuesta es que lo siento, pero me ha salido solo, y ni siquiera tengo muy claro si tiene algún sentido xD.
Por cierto, veréis que en los dos primeros parágrafos se repite el principio. Por si alguien lo comenta, está hecho a posta, sí n.n
Bueno, qué más digo...
¡Ah, ya sé! ¡Esto!:
Pareja principal: Four x Baku.
Tipo de fic: One-shot.
Argumento: bueno, es una pequeña reflexión sobre Four y su relación con Baku, o eso me parece a mí.
Disclaimer: Empiezo a aburrirme de tener que poner esto cada vez que cuelgo algo, y eso que no es muy a menudo. Además, me deprime pensar que D. Gray-Man no es ni será nunca mío, sino de Katsura Hoshino. Si fuera mío, el Yullen sería una realidad xD.
Otros:
-Es una cosa rara que, si te paras a pensarla, no tiene demasiado sentido.
-Tiene algún spoiler. Si alguien no ha acabado de ver la parte donde salen Baku y Four en el anime, mejor que no lea esto. Vamos, no son spoilers grandísimos y diría que todos los que rondamos por aquí lo hemos visto, pero dicen que mejor prevenir que curar, ¿no? ^_^'
-Puede que vaya colgando One-shots en este hilo..., siempre y cuando se me ocurra alguno. Es fácil de saber: si se queda muy abandonado es que no se me ha ocurrido nada interesante xD.
-Y por último..., el día es mañana, pero bueno. Lo cuelgo en conmemoración por el día 23 de abril, Sant Jordi aquí en Cataluña, día de los derechos de autor y de la muerte de William Shakespeare y Miguel de Cerbantes. ¿A que queda guay colgar algo en días como éste? (Aunque sea mañana xDD).
Y, lectores y lectoras, sin más preámbulos y con perdón por haberos aburrido con tanta parrafada previa, el One-shot. Aceptaré todo tipo de comentarios y críticas, y los tomates o demás hortalizas me los echáis en una cesta ^^.
El juguete de Four
Lo cierto es que Four no podía considerarse un ser vivo, no en el sentido estricto de la palabra. Sí, tenía su personalidad, que la hacía única como a cualquier persona, pero no era un ser vivo. Era un holograma, una pequeña diosa guardiana para la sede que la Congregación de la Sombra tenía en la Rama Asiática; para los visitantes, no era más que eso. Para los que vivían por allí, era o una malhumorada, satírica, impulsiva y burlona amiga, o una persona a la que procuraban no enfadar…, siempre y cuando quisiesen seguir con vida, claro.
Lo cierto es que Four era una persona difícil. Pelirroja, vestida siempre con trajes livianos, de ojos encendidos, con tatuajes verdes en el cuerpo y un carácter impredecible y fuerte. Todos los miembros que residían en la Rama Asiática respiraban tranquilos cuando se iba a echarse unas de sus, por suerte bastante frecuentes, siestas. Al contrario, tan pronto como despertaba se apartaban de su camino, sabiendo que éste la llevaría hacia una persona concreta.
A una persona especial, fácil de irritar y molestar. El juguete ideal para un holograma aburrido, ¿no?
Su camino la llevaba hacia Baku. Baku-Baku, como solía llamarle para hacerle rabiar.
El jefe de la Rama Asiática de la Congregación de la Sombra, un científico brillante, como habituaba a autodenominarse. Rubio, con una sonrisa especial, y una peculiar tendencia a que le salieran ronchas cuando se ponía nervioso. Esto sucedía bastante a menudo, con más frecuencia cuando se dedicaba a mirar las fotos que le había sacado a escondidas a Lenalee.
Four se ponía furiosa en aquellas ocasiones. Convertía sus brazos en armas, como hacía siempre que quería combatir, y cortaba todas las fotografías a trozos tan pequeños que resultaba imposible rehacerlas por mucho empeño que se pusiese en la tarea.
Seguramente, no le daría tanta rabia si no detectase las ronchas de emoción y nerviosismo en el rostro del jefe; eso era lo que más la sacaba de sus casillas.
Recordaba una sola vez que aquella reacción no hubiese sido por una estupidez. No la había visto, pero se la había contado Allen Walker, el mocoso exorcista maldito. Un chico peculiar, en su opinión, e interesante; y tenía que serlo por fuerza para que ella lo considerase.
Había sido justo antes de marcharse con el Arca de Noé a Japón, a Edo, a luchar junto con esos compañeros a los que tanto anhelaba.
Four… Has hecho llorar a Baku.
Nunca unas simples palabras la habían confundido y entristecido tanto a ella, que se suponía que era un holograma…, una diosa guardiana, fuerte, poderosa, pero sin sentimientos. Supuestamente. Mientras él luchaba como podía, ansiando volver a fundirse con su ahora neblinosa Inocencia, ella estaba tirada como una muñeca rota, llorando sin saber muy bien por qué. Baku había ido a buscarla, y, aunque sabía que era arriesgado y debería regañarlo y burlarse de que pusiese en peligro su vida por un ser que realmente no existía, había sido feliz por un momento. Feliz, porque él había llorado al saber que iba a perderla, y porque ella había hecho lo mismo al saber que le había hecho llorar. Y feliz porque Allen Walker volvió a sincronizarse con su Inocencia y ganó la batalla, de modo que los dos pudieron recuperarse.
Pero ¿por qué diablos pensaba y meditaba sobre aquello justo entonces?
Baku estaba sentado junto al ordenador, revisando algún informe, cuando ella apareció sorpresivamente detrás de él…, aunque no era exactamente "Four", o al menos no lo aparentaba.
-¡Baku-Baku! –le llamó con una sonrisa de oreja a oreja una voz femenina tras él.
Enfadado, pensando que se trataba otra vez de Four, se volvió, y la sangre se le subió a las mejillas, haciéndole ruborizarse ante aquella visión. Empezaron a salirle ronchas y se maldijo mentalmente por no poder controlarlo.
Iba a decir algo, pero aquella persona que le había interrumpido se inclinó sobre él para depositar un suave beso en su mejilla.
Un hilo de sangre empezó a deslizarse desde su nariz, sin remedio.
Le había dado un beso… ¡"Lenalee" le había dado un beso! Además, no iba con su típico uniforme de exorcista, sino que llevaba el liviano traje de…
Cayó en la cuenta de quién era en realidad mientras perdía el sentido, acalorado.
Four se alejaba riendo a grandes carcajadas que resonaban en los anchos pasillos, dejándolo allí.
Al fin y al cabo, Baku no sólo era la persona que más le importaba, también era su juguete preferido para las tardes aburridas.
