Edward, por dios, deja de ser patético – hablé, cruzándome de brazos.

Patético! – Gruñó –. Discúlpame. Tú misma dices que no es posible que peleemos siempre, es la tercera vez que discutimos en la semana ya, y tienes razón, es patético! Entonces me iré al departamento un tiempo.

Edward – dije cansada.

Tomó a la niña en brazos y la llevó al coche. La colocó en su sillita y abrochó su cinturón.

Deja de ser infantil! Sal del auto y hablemos como gente adulta – bramé, taconeando impaciente.

No. Como soy un "infantil" no puedo tener una conversación adulta – dijo prendiendo el coche –. Tenla con la maldita pared.

Edward! – grité.

Un coche blanco pasó a toda velocidad. El coche de policía, que lo seguía, tocó levemente a un coche estacionado y se desvió. El auto de Edward salía y el coche del oficial embistió contra él, tirándolo unos cuantos metros lejos de la casa.

No! – grité desesperada, viendo como el volvo se prendía en llama.

Oía los gritos de mi esposo y el llanto de mi hija de 4 años, intenté ir a ellos pero exploto al instante, lanzándome contra el suelo.

NO! -grité levantándome. Lagrimas caían por mis ojos sin control, recordando todo.

Bella, amor, ¿que sucede? – preguntó Edward, prendiendo la lámpara de noche y refregando su cara.

Edward –toqué su rostro y me tiré a sus brazos, donde lloré como una niña pequeña –, fue tan real.

¿Que pasa, amor? Me asustas – dijo sobando mi espalda. -. Calma, te hará mal.

Fue una pesadilla – dije hipando –. Era horrible.

Ya, ya – dijo sentándome en su regazo.

Levanté mi cabeza y besé suavemente sus labios. El beso comenzó a tornarse cada vez más apasionado. Su lengua entró en mi boca sin siquiera pedir permiso, y se formó una batalla entre ambos.

Mmm… - gemí.

Me coloqué a horcadas de él y me restregué contra su erección. Tomó mi cintura con fuerza y se movió bajo mío, haciéndonos gemir.

Amo que sean más grande – dijo sobando mis pechos, mas grande por el embarazo de Nessie. Me quitó la camiseta de él, ya que era casi costumbre dormir con sus camisas, y dejó mi torso al desnudo. Se acercó lentamente y sopló uno de ellos haciéndome temblar, para luego meterlo en su boca con salvajismo

Ah – jadeé mientras tiraba de su cabello. Cambió de pecho y consintió el otro con la mano. Dejó un beso en cada uno y fue subiendo por mi cuello, se paró en medio del él y succionó un trozo –. Edward! Me dejara marca.

Mejor – susurró en mi oído –, para que sepan que eres mía y de nadie más.

Siempre voy a ser tuya – gemí tirándome a su boca.

Otra vez comenzó la guerra entre nuestras lenguas. Tomo el elástico de mi braga y tiró de ellas hasta romperlas

Te comprare mas – dijo lamiendo el lóbulo de mi oreja. Me arrastré a un costado de su cuerpo y pasee mi dedo por su erección –. Bella…

Mmm… - ronroneé. Lo masajeé un momento, hasta que Edward me tomó en brazos y me colocó debajo de el, impidiendo cualquier movimiento.

No sabes lo que espere todo el día. Casi me tiro dentro de tu oficina en la empresa – gruñó en mi oído.

Amor – suspiré.

Entró lentamente en mí y ambos gemimos cuando estuvimos completamente unidos. Bajó su rostro y besó suavemente mis labios.

Oh – jadeó en mi oído. Un escalofrió bajó por toda mi espina dorsal hasta alojarse en mi vientre, como una descarga eléctrica.

Edward – gemí cuando comenzó a moverse dentro de mí. Tomó mis piernas y las enroscó a su cintura, consiguiendo así un mejor y nuevo ángulo.

Bella – gimió, con risa, cuando mordí su cuello -, es venganza?.

Ajam – dije con la poca coherencia que me quedaba.

Comencé a arquear mi pecho y Edward tomó mi cintura para unirnos totalmente. Tiré de su cabello, intentando apaciguar el placer que tenia.

¿Te dejo sin palabras? – me susurró, moviéndose con más velocidad sobre mí. Agachó su cabeza y tomó uno de mis pechos con desesperación. Lo lamió y mordió, dejándome jadeante.

… - intenté contestar, pero mi excitación no me lo permitía. En cambio, tiré su cabello y eché mi cabeza para atrás.

Contesta, princesa – gruñó masajeando mi trasero. Una de sus manos se desvió y llegó hasta mi centro, el que comenzó a masajear enérgicamente.

Ed – gemí descontrolada.

Un, conocido, nudo comenzó a alojarse en mi vientre. Cada vez sentía como tiraba de él con fuerza, no veía la hora para que el nudo se rompa.

Vamos, linda – me alentó, apretando mi cadera contra su pelvis, formando una fricción deliciosa –. Vente conmigo, mi amor.

Edward! – gemí dejándome llevar por un orgasmo potente. El aire abandonó mis pulmones de golpe. Mi espalda se arqueó por completo y mis manos sujetaron fuertemente su cabello, haciéndolo gemir.

Oh, dios – gruñoo Edward, embastiendo –. Eres tan estrecha.

Mmm… - ronroneé en su oído.

Sus piernas y brazos se tensaron. Su quijada se volvió dura y sus dientes se apretaron hasta niveles insospechables. Apoyó su cabeza en mi hombro y su cuerpo convulsionó.

Bella – gruño viniéndose dentro de mí.

Dejó mi hombro para caer, dando bocanadas de aire, sobre mi pecho. Una fina capa de sudor cubría nuestros cuerpos, teniendo la prueba que estuvimos haciéndolo el amor.

Te amo – dije dormitando sobre su pecho. Acomodé mi cuerpo, para que mi vientre no moleste, y comencé a cerrar mis ojos lentamente.

Duerme, pequeño – Edward sobó mi vientre, donde se alojaba nuestro pequeño de 6 meses, y besó mi cabello.

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Mmm… - me desperecé, o lo que pude, ya que tenía el brazo de Edward aferrado a mi cintura. Sin despertarlo me liberé de su agarre y me fui a la ducha. Sali y me coloqué su camisa junto con uno de mis shorts de entrecasa.

Hola, mami! - saludó Nessie, sentada sobre su cama.

Era la viva copia de mí, según la familia. Cabello caoba hasta media espalda, unos ojos chocolates grandes y redondeados. Labios rellenos y rojos y una nariz respingona con pecas a su alrededor.

Hola, bebe – dije besando su cabeza –. ¿Vamos a prepararle el desayuno a papa?.

Sii! – gritó, corriendo a la cocina. Una vez que llegué me estaba esperando impaciente, con su delantal de cocinera.

Búscame el café, la harina y el jugo, cielito – pedí buscando las tazas, vasos y platos. Los dejé sobre la mesa y tomé cucharas.

Toma, mami – dijo entregándomelo –. Buscaré las chispas de chocolate y las fresas para los crepes.

Claro – acordé. Le hice el café a Edward y serví 2 vasos de jugo. Busqué un una sartén e hice los crepes –. Cuantos querrás?.

Tres – sonrió, comiéndose una chispita.

Hice 3 de chispas, para Nessie, 3 de fresas y crema, para Edward y 3 con dulce de leche para mí. Si. Nos gustaba comer, y mucho.

Bueno – dije colocando todo en la bandeja –. Lleva las servilletas, linda.

Oki – dijo tomándolas.

Subí con cuidado y, ya en el cuarto, dejé todo en la mesa de noche. Sonreí al verlo todo estirado sobre la cama, con su torso desnudo.

Mmm… - se intentó tapar cuando abrí las cortinas. Me acerqué a él y lo destapé con una risita. Por suerte tenía su pantalón de dormir, sino…

Arriba, amor – dije besando su cuello. Me tomó de la cintura y me recostó con él. Colocó su cara en mi pecho y siguió durmiendo –. Edward, vendrá Nessie.

Bueno – bufó. Se sentó contra el respaldo y besó mis labios con una sonrisa. Su cabello estaba revuelto, su pecho tenían rasguños y bajo sus ojos unas ojeras que delataban la acción de ayer por la noche –. Buen día, preciosa. Hola, campeón.

PAPI! – gritó nuestra hija, tirándose sobre su padre, y riendo mientras él le hacía cosquillas.

Hola, mifarfala –la saludó Edward en italiano.

Ambos hablaban italiano, Edward muy fluido y Nessie lo seguía. A veces, cuando Edward hablaba con accionistas en Italiano, yo no comprendía nada! Y eso era la burla de mi esposo hacia mí, durante todo el día…

Hola, pappa – le respondió con una risita infantil. Yo tomé la bandeja y la dejé sobre la cama

Amor – lo llamee, luego de leer el mensaje de Alice –, nos esperan para almorzar con tus padre. Para celebrar el aniversario de su casamiento.

Claro – dijo tomando su café. Tomé un crepe de mi hija y se lo pasé en un plato, yo hice igual.

Uff – exhaló Nessie, acariciando su pancita rellena.

Ambas reímos y fuimos a lavar y acomodar todo en la cocina, mientras Edward hablaba con su asistente, Angela.

Una vez todo listo, subimos al cuarto.

Yo ya me duche– dije recostada en la cama, ocupando su lugar y el mío. Nessie me siguió y se acostó a mi lado.

Yo también – mostró su cabello mojado. Edward negó con una sonrisa y se acerco a besarle la cabeza a su hija.

Bueno – besó mis labios –, no se cansen acostadas.

Lo intentaremos – reí con mi hija.

Al rato fui a vestir a Nessie y cuando termine nos dirigimos nuevamente a mi cuarto. Me coloqué una camisa color roja donde bajo su cuelo agregue un collar grande y dorado. Un pantalón amarillo claro y unos tacones igual a la camisa.

¿Mami – me llamó mi pequeña parada al lado del tocador -, puedo pintarme?.

Los labios, linda – la senté sobre mi y le coloqué un gloss con brillos. Se bajó y comenzó a saltar feliz. Delineé mis ojos por dentro y con líquido en el parpado superior, coloqué varias capas de rímel y un labial mate beige.

Que lindas están – susurró a nuestras espaldas.

Miré por el espejo y mi quijada cayó al suelo. Se encontraba con el cabello mojado, algunas gotas caían a sus hombros. Sus brazos bajo su pecho y una toalla anudada en su cintura.

Mira, papi – lo llamó Nessie. El se acercó e hincó a su lado -. Mami me pintó los labios.

Mmm… -se quejó y Nessie rió. Se levantó y guiñó un ojo en mi dirección. Abrió el armario y buscó su ropa. Un jean claro, una camisa negra y unos zapatos iguales.

Tomare jugo – avisó Nessie yendo a la cocina. Edward se terminó de vestir y yo de guardar las cosas en la cartera.

Vamos – me besó los labios y bajamos al living.

¿Esperabas a alguien, amor? – pregunté cuando sonó el timbre, el negó –. Iré a ver quién es.

Claro – dijo acomodándose su camisa. Nessie corrió a su padre y se tiró sobre él.

¿Sí? – pregunté abriendo la puerta.

Hola, Belli! – Saludó Jake con un abrazo –. Me extrañaste?.

JAKE! – grite abrazándolo. A los minutos nos separamos y me sonrió –. Como estas? Hace años no te veo.

Bells, que exagerada – rió, pero luego hizo cálculos-. Cuando terminamos la preparatoria nos vimos, hace unos… 7 años. Wow si es mucho.

Tenía razón! – dije pegándole en el brazo –. ¿Qué haces por acá?

Trabajo en el hospital, y preguntando di con Bella Swan en persona – dijo abrazándome de vuelta –. Tenemos que vernos, te quiero presentar a Leah, mi esposa, y mi hijo, Jake junior.

Si! – Dije emocionada –. Tienes que conocer a Edward y Nessie, tiene 4 años.

El mío 6 – dijo orgulloso –. A lo mejor en un futuro lleguen a algo.

Tus ocurrencias – dije riendo. En eso aparece Edward y Nessie, con el vaso de ella vacio. Se colocan a mi costado e inspeccionando a mi amigo –. Jake, ellos son Nessie, nuestra hija, y Edward, mi esposo. Edward, Nessie: el es mi amigo de la preparatoria, Jake.

Un gusto – dijo Edward serio, abrazándome por la cintura.

Igualmente – dijo Jake amistosamente –. Bueno, Belli, un día pásate por el hospital y charlamos.

Claro! - lo abracé y se fue caminando, hasta perderse a la vuelta de la esquina mientras canturreaba.

Vamos? – pregunté tomando la cartera. Nessie toco mis piernas y estiró sus brazos. Yo solo reí y la tomé.

Claro – dijo Edward besándome. Nos guió al coche y ahí salimos a la casa de mis suegros, donde nos esperaba la familia.

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Hola, chicos! – nos saludo con un cálido abrazo Esme, al igual de Carlisle –. Los estábamos esperando. Sue está por servir la cena.

Claro – dije entrando con mi pequeña en brazos. Acomodamos la cartera y chamarra en el perchero y nos sentamos en la mesa.

A comer! – chilló Emmett cuando traían nuestro plastos. Los dejó frente a cada uno y comenzamos a comer tranquilos, no como Emmett.

Emmett, cálmate – lo reprendió su esposa, Rose, dándole la papilla a su pequeño hijo, Kellan. Una viva imagen de Emmett: Morocho con rulos, ojos celeste y hoyuelos en sus mejillas. Pero con el carácter fuerte y duro de su madre, excepto cuando estaba en familia.

O te atragantaras – canturreó mi cuñada, Alice, junto a su esposo, Jasper; quien acariciaba su vientre de 5 meses. Mi amiga me guiñó un ojo.

Pasemos al living – propuso Carlisle sujetando a su esposa por la cintura -. Ya nos traerán café y postre para los niños.

Postre! – chillaron Nessie y Emmett. Lentamente nos fuimos a sentar y comenzamos a charlar de cosas triviales.

Y dime – llamó mi atención Edward, jugando distraídamente con nuestras manos entrelazadas –, ¿Quién es ese "Jake"?

Un amigo – contesté riendo – que hace mucho no le veía, ¿Por qué? .

Quería saber – dijo con el ceño fruncido.

Aguarden, el esta… ¿Esto era enserio?

No me dirás que este celoso – dije mirándolo burlona

No – dijo serio, acomodándose en el sofá –, solo que miraba con cariño, mucho para mi gusto.

Edward, por favor – dije cerrando los ojos –. No discutamos otra vez, y más por esto.

Es la verdad! – dijo levantando la voz y mirándome serio.

Edward, por dios, deja de ser patético – hablé, cruzándome de brazos. Toda la familia nos miraba discretamente para esta instancia.

Patético! – Gruñó –. Discúlpame. Tú misma dices que no es posible que peleemos por esto, es la tercera vez que discutimos en la semana ya, y tienes razón, es patético! Entonces me iré al departamento un tiempo.

Edward – dije cansadamente.

Y ahí recordé el sueño, todo se estaba repitiendo. La desesperación comenzó a crecer en mí. No podía dejar que eso sucediera, no… Mi rostro perdió el color.

No, como soy un "infantil" no puedo tener una conversación adulta – dijo levantándose y tomando a nuestra hija en brazos –, tenla con la maldita pared.

No puede ser – me levanté y le arrebaté las llaves.

Dame las llaves, Isabella – dijo serio, acercándose a mi –, dámelas o te las quitaré.

No – dije.

Bien sabía que si no se las daba no tardaría ni un segundo para llegar a mí y quitármelas. No podía dejar que ellos murieran. Me subí al coche y Edward me llamó.

Isabella, sal de auto y dame las llaves – ordenó serio. Abrí la ventanilla y saquee la cabeza.

No, no dejare que les pase algo! – chillé encendiendo el motor.

Isabella – exclamó -, sal del auto o te sacaré yo.

Lo siento – susurré con lágrimas en los ojos.

Subí la ventanilla y salí del garaje. El auto blanco pasó. El del oficial se desvió, por otro coche estacionado, y embistió contra mí.

Mi cuerpo se sacudió violentamente, y gracias que tenía el cinturón, porque sino…

Auch! – gemí de dolor. Mi cabeza había impactado con fuerza contra la ventanilla, produciendo que esta se rompa.

Un olor a metal y sal inundo mi nariz, estaba sangrando. Comencé a tomar aire por la boca, intentando no desmayarme.

De pronto, todo paro. El auto dejó de moverse, al igual que yo.

BELLA! – oí vagamente que gritaron.

Me dolía todo el cuerpo y mi cabeza zumbaba. Mis músculos estaban todos entumecidos, sin decisión de aflojarse.

Mi cuerpo era tomado y recostado sobre algo frio y duro. El calor de los rayos de mediodía alivianaba el frio del pavimento.

El bebe! – gritó Alice desesperada.

Veía todo borroso, pero podía identificar algunas cosas.

Llámalo a papa. RAPIDO – ordenó. Sus manos volaron a mi vientre de 6 meses, aunque parecía de 4, y su rostro palideció.

¿Por qué esa cara? ¿Había algo mal con mi bebe? ¿Lo estaba perdiendo? Quería preguntar pero no podía! Era tan frustrante. Como no pude pensar antes? Estoy poniendo en peligro a mi hijo, joder.

Sálvalo – susurré, antes de que un túnel negro me absorbiera.

EPOV

Todo pasó en cámara lenta. Una patrulla chocó el volvo, con Bella dentro, y lo lanzó metros lejos. Corrí al auto y la saqué, la dejé apoyada en el cemento de la calle y pude notar que estaba sangrando.

EL BEBE! – gritó Alice horrorizada.

Llámalo a papa. RAPIDO – le ordené a Alice.

Mi vista voló al vientre de mi Bella, estaba todo ensangrentado. No… no podía perderlo! SIMPLEMENTE NO PODIA.

Sálvalo – susurró Bella, cayendo en la inconsciencia.

Mi amor – besé sus cabellos, con angustia.

A los minutos llegó la ambulancia y nos trasladaron al hospital, ya que no pensaba dejarla sola.

Aguanta, amor – susurré en su oído mientras la bajaban. Mi padre ya había llegado y nos esperaba.

¿Qué sucedió, hijo? – hablo mi padre, mientras trasladaban a Bella.

Una patrulla de policía la chocó – dije limpiando mis lágrimas –. Sálvalos, papa. A ella y al bebe, por favor.

Intentaré todo lo posible, hijo – me apegó a su pecho. Me apretó y, luego de una sonrisa tranquilizadora, se marchó hacia el quirófano.

Calma, hijo – mi madre llegó a mi lado y me abrazó. Acaricio mi mejilla y besó mi coronilla -. Veras que estarán bien - Tomó mi rostro y lo colocó sobre su pecho, como cuando era pequeño.

Estuve un rato largo en la misma posición, oyendo los tarareos de mi madre. Oía como algunos lloraban o maldecían, pero solo me concentraba en la música que mi madre me otorgaba. Lo único que quería es que mi Bella vuelva conmigo, con Nessie y que podamos tener a nuestro bebe.

¿Cómo pueden tardar tanto? – bramé, luego de casi 4 horas. En ese mismo instante salió mi padre, quitándose el barbijo. Corrí hacia el -. ¿Qué paso?

Están bien – dijo quitándose los guantes –, pero casi pierde al bebe, se salvó de milagro. Tuvo una hemorragia interna, que por eso desencadenó todo.

Cielos – me senté de golpe, masajeando mis sienes. –. Gracias, papa. ¿Puedo pasar a verla?.

Claro – dijo guiándonos a la habitación –. Ya despertara, si es que no lo hizo.

Ve tu primero, hijo – me alentó Esme.

Entré y, la vi conectada a unos cables, sentada contra el respalda y acariciando su vientre. Nuestras miradas se conectaron y avancé mi paso hacia ella

Bella – dije abrazándola –, perdóname, mi amor. Fui un estúpido en hacerte una escena de celos y mírate ahora, estas así por mi culpa

No fue tu culpa – se hizo a un lado y me recosté con ella. La coloqué sobre mi pecho y entrelace nuestras manos en su vientre. Estuvimos unos minutos callados, hasta que volvió a hablar -. Sé que sonara loco, pero… sabia que el choque se produciría.

¿Qué? ¿Como no lo impediste entonces!? – medio grité, escandalizado.

Porque yo no iba a estar en el choque –confesó con lágrimas. Me senté contra el respaldo y la miré confuso –. Iban a estar Nessie y tu, pero como querías irte con el auto te detuve. Porque sabía me sacarías las llaves, y no podría aguantar que mueran.

Calma, mi amor – dije abrazándola, mientras lloraba sobre mi hombro. Acaricié su espalda y poco a poco su llanto disminuyó –. Lo bueno es que ambos están bien

Es verdad – acordó conmigo. Cuando se calmó volvió a hablar, con una sonrisa burlona –. Y sobre Jake… es casado y tiene un hijo.

Ohh… – dije rascándose la nuca, avergonzado – Entonces mis celos no sirvieron para nada, ¿verdad?.

Nop – dijo con una risita y mirada seria –. Eres fatal, Edward.

Pero así me amas – me acerqué peligrosamente a sus labios, con una sonrisa torcida. Ella mordió su labio, teniendo efecto mi sonrisa torcida.

Cierto – pasó sus delgados brazos por mi cuello y rozó, apenas, sus labios con los míos. Se separó, con una sonrisa, y susurró sobre mis labios -. Aun así, con todos tus celos y siendo perseguido, te amo.

Hola, mis lectoresss! ¿Cómo están? ¿Con novio? ¿Con frio? ¿Estudiando? ¿Trabajado? Cuénteme! Soy muy chusmita jijiji.

Bueno, déjenme unos reviews bonitos y sensualones, para ver que les pareció la historia :3.

Besos y mordisquitos, estilo Edward ;) MUAKK.