En esta historia Edward es una persona a la que, de repente, todo le empezó a ir mal. Se recupera de algo y, cuando parece que todo le vuelve a ir bien, ocurre otra desgracia peor.

Los capítulos serán cortitos, aunque intentaré actualizar más a menudo que con mi otro fic, (que, al paso que llevo, ni yo recordaré de qué iba, tengo mi idea de cómo continuarlo, pero no sé muy bien como enfocarlo... Tengo que encontrar mas ideas .) suelo tener más ideas para historias de este tipo más triste.

Edward POV

Querido diario:

Faltan dos días para la boda. Por fin me voy a casar con Tanya. Soy tan feliz… Mi prima Alice me ha comprado este precioso diario. Pocas veces escribiré en él. Voy a plasmar mis sentimientos en dibujos. Pero por ser este el primer día, voy a hacer una excepción.

Solo puedo pensar en mi amada Tanya. En su largo y sedoso cabello rubio rojizo, en su don de gentes… Se lleva bien con casi todo el mundo, menos con algunas mujeres celosas. ¡Creen que les va a quitar a sus novios! ¡Ella jamás haría eso! Que se lleve bien con toda la población masculina de Seattle no quiere decir que se tire a todos esos hombres. A Alice no le cae bien y Emmett, mi primo, solo dice: "Hay demasiados tíos en Seattle como para que los tire a todos" Lo cual me recuerda que tengo que matar a Emmett por decir semejante burrada. Se salvó porque Alice quiere que salga bien en las fotos…

Bueno, ya no puedo escribir más, hoy voy a darle una sorpresa a Tanya.

Cerré el diario y lo dejé sobre la mesa. Cogí las llaves de casa y de mi adorado Volvo y salí de casa. Diez minutos después estaba delante de la puerta de la casa de mi amor. La puerta estaba abierta.

-Qué extraño- pensé.

Se oían unos ruidos que venían de su habitación en el piso de arriba. Subí y abrí lentamente la puerta viendo lo que menos esperaba: Tanya con el novio de Alice, Félix.

-Hasta nunca, amor-pensé.

Salí de la casa sin que se dieran ni cuenta. Estaban demasiado entretenidos como para enterarse, pensé con rabia. Subí al coche y llamé a Alice.

-Edward, quería hablar contigo de…-empezó.

-No hay boda-la interrumpí.

-¡¿Qué?!-gritó-¿Qué pasa?

-Voy a casa a por unas cosas y luego hacia Forks y te cuento.

-Pero…

Colgué el teléfono y lo apagué. Cuando llegué a casa metí en una maleta algo de ropa y guardé en unas cajas mi material para dibujar. En media hora me dirigía hacia Forks.

Horas después l legué a Forks, un tranquilo pueblo donde pocas veces salía el sol. A las afueras del pequeño pueblo vivía mi familia. Aparqué enfrente de la lujosa mansión que pertenecía a mis tíos. Cuando bajaba del Volvo la puerta se abrió y salió de la casa Alice. Era bajita, de ojos y pelo negro, cuyas puntas iban en todas direcciones. Era pálida, un rasgo común en mi familia. Detrás de ella salió Emmett, alto, muy musculoso. Daría miedo si no fuera tan infantil. Por último salió Esme, mi tía. De cabello largo negro y cara en forma de corazón. Los tres parecían preocupados, y mi expresión no parecía más que aumentar su preocupación. Alice fue la primera en hablar:

-¿Qué pasa Edward?

-No hay boda. He pillado a… Tanya-me costaba decir su nombre- con… Félix.

-¡¿Qué?!-dijeron los tres a la vez.

-Espera… ¿Félix? ¿Mi Félix?-preguntó Alice. Las lágrimas se asomaban por sus ojos. Yo simplemente asentí y ella me abrazó llorando.

-¿Co... Cómo pudieron?-murmuraba ella.

No sabía exactamente cuándo había empezado a llorar, pero tenía el rostro húmedo. Entramos dentro, al salón, y allí les conté la escenita que vi en casa de la que podría haber sido mi futura esposa. Me ofrecieron una habitación para alojarme hasta que consiguiera una casa; iba a vender la de Seattle para comprar una aquí.

Desde mi habitación oía a Alice llorar en la habitación de al lado. Ella también puso todas sus esperanzas en su relación. Muy entrada la noche llegó tío Carlisle del hospital donde trabaja. Imaginé el semblante serio que le caracterizaba congelarse dando paso a uno triste cuando Esme le pusiera al día de los hechos. A las dos de la madrugada Alice se quedó dormida, ya no se le oía llorar. Yo no concilié el sueño hasta unas horas antes del amanecer.