Somebody for someone
Hola a todo el mundo, otra vez.
No ha pasado mucho tiempo desde "missing" ¿verdad? Y es que no puedo estar sin escribir. Bien, esta es mi nueva historia, posterior al final de otra magnífica película "Dear Frankie". Espero que disfrutéis de esta historia tanto como de la anterior
Un besazo, y encantada de volver a escribir porque no puedo dejarlo ;)
Lovephantom83
"There's a deep girl in the corner shop
selling sugar for money in the dead of the night
And her soul's in the sugar, and her heart's in the mud
And she's crying with a stranger, for someone to love
And she sings…
Look at me, see me, look for me, save me…
Free me, find me cause if there's somebody for someone..
Yeah, look at me
Somebody for someone…
There's a deep boy at the corner shop
Watching sugar sell for money to the dead at night
And he sees in her an angel, in the cruelest of worlds..
Hiding in the darkness, screaming out
for love!" The corrs, somebody for someone.
Volver de nuevo al caos que siempre
había sido su vida, de alguna manera esta vez resultaba muy
difícil. Aunque le pareciera prácticamente increíble
reconocer tal cosa, pero era cierto y nada más lejos de la
realidad.
Cerró la puerta del viejo apartamento en un golpe seco yendo inmediatamente hacia la cocina. Una vez frente a la nevera, extrajo una botella de cerveza de la misma y la abrió ayudándose del pequeño abridor que se encontraba en la repisa. Tomó un sorbo directo de la botella, soltándola por un momento mientras se tomaba su tiempo en quitarse la larga cazadora de cuero dejándola en el respaldo de la silla no sin antes coger del bolsillo su cajetilla de cigarros y el mechero.
Tomó su bebida de nuevo. Una vez llegó al salón se dejó caer sobre el pequeño, roído sillón que le había estado acompañándole en su corta estancia en aquel pequeño pueblo lejos, considerablemente lejos de Glasgow.
Encendió uno de los cigarrillos, dando una fuerte calada, dejando que el sucio humo saliera lentamente de su cuerpo.
Aquello no era más que otro de sus destinos temporales. Su vida, desde su adolescencia, había constado de esto. Ir de un lado para otro, sin rumbo fijo,independiente, sin saber si mañana despertaría allí o tomaría un tren,barco coche o autobús para probar algo nuevo. Y es que así era su espíritu.
Más bien, comenzó a serlo cuando aquel día se marchó...
Pasó una mano por su corto pelo oscuro, aunque ya con mínimos signos de edad, y centró pensativo sus ojos verdes en otro punto. Justamente en el mueble en el que yacía una foto de una mujer, sonriente, que abrazaba a un par de críos.
Todo eso fue antes del desastre.
Suspiró, viniéndole de nuevo a la mente lo que ya llevaba en sus pensamientos por días. Lizzie, Frankie y su hermana. Vertió las cenizas del cigarro en el cercano cenicero, llevándolo de nuevo a sus labios.
Recordaba perfectamente el día en el que Marie le llamó apresurada, informándole de toda la situación
-"Aidan-la voz de su hermana a través del teléfono denotaba preocupación- es algo bastante importante. Ella es amiga mía y está en un apuro...necesita ayuda, y tú puedes ser perfecto para proporcionársela. Sólo te pido que lo pienses..."
-Frunció el ceño, sin entender a qué se debía esta llamada después de meses-"¿Y qué clase de ayuda crees que puedo proporcionar a una persona a la que no conozco?"-Su voz, ahora en un tono fuerte pero bajo, parecía defensiva.
-"Precisamente eso, que no sabe absolutamente nada de ti ni tú de ella más de lo necesario que es lo que te acabo de explicar-él iba a hablar, pero se frenó al notar que ella seguía hablando- Escucha, ha pasado mucho tiempo, ya va siendo hora de volver. Es cuestión de un día, y ella está dispuesta a pagarte"
Al otro lado de la línea telefónica se hizo el silencio. La verdad es que en ese momento necesitaba dinero, acababan de despedirle de otro de los miles de trabajos que había desempeñado y los modos para encontrar algo con lo que sobrevivir comenzaban a escasear
-"Lo pensaré, Marie, pero no puedo prometerte que me quede"
-Suspiró resignada-"Está bien, yo ya no puedo obligarte a hacer nada. Es cuestión de una pequeña actuación de un día, plantéatelo así. Y estoy convencida de que necesitas ese dinero con urgencia"
Era cierto. Sin saber cómo aquello había terminado de convencerle.Irónico que hubiera utilizado la palabra actuar, le recordaba a aquellas clases de teatro que recibió en su momento.Quizás si todo no hubiera cambiado, podría haber ido más allá con ello
-"¿Cuándo espero su llamada?"
-La escuchó reír al otro lado del teléfono-"En breve, me temo. Me alegrará verte de nuevo, aunque tenga que disimular. Buena suerte, hermano"
Y con aquello la comunicación se cortó. No esperaba que algo que parecía cuestión de un día, un trabajo más por el que te van a pagar, hubiera pasado a significar tanto.
Los últimos recuerdos que conservaba eran los de llevar el pequeño cuerpo de aquel crío hasta su cama, tumbándolo con la máxima delicadeza posible sobre la misma mientras Lizzie ayudaba a quitarle las pesadas botas. Su mirada se dirigió automáticamente hacia el precioso caballito de mar que él había hecho y le había entregado
Aquello le dejó absolutamente sin palabras, tanto como que, con todo el esfuerzo del mundo, pronunciara aquella frase
"¿Vas a volver?"
En ese momento sintió algo en su corazón indescriptible, una pena que no había sentido antes. Frankie no lo había detectado, pero sus ojos estaban vidriosos cuando le saludó desde la ventana.
Justo después de haber besado a Lizzie tímida, muy tímidamente, sin razón alguna. Simplemente miró su expresión cándida y sus ojos oscuros...y lo hizo.La admiraba sobremanera, por su fortaleza ante todo, por su carácter y su dulzura
¿Aunque, podría decirse que...la quería? Ah, no lo tenía seguro. Maldita sea, sólo fue un beso...
¿Por qué le había afectado tanto todo esto, hasta el punto de...querer dejar este amago de vida que llevaba? No era capaz de entenderlo. Se había topado con miles de personas a lo largo de su vida, mezclándose en todo tipo de ambientes, pero...por norma general nunca había hecho mucho caso de aquello llamado sociedad. Sí, tenía sus colegas, que lo eran tan sólo por unas horas.
Y luego estaba el hecho de haber tenido a su hermana en frente de nuevo.Hablaban por teléfono de vez en cuando, pero hacían años desde la última vez que estuvieron frente a frente.
Una última calada al cigarro y lo estampó con brusquedad sobre el cenicero.
Quizás era hora de tomar algun tipo de decisión...¿o no? Sencillamente no sabía qué era mejor
Con un gruñido frustrado , se levantó de donde estaba para dirigirse al cuarto de baño. Necesitaba una ducha y despejar sus ideas.
