Otoño es sin dudar la estación del año más hermosa del mundo. Marca el tiempo exacto donde los bosques van cediendo ante la muerte, convirtiendo aquel verde de las hojas en lienzos de fuego que se esparcen por las calles y rincones de cada ciudad siendo mecidos al ritmo de una caprichosa brisa helada. Y ante los ojos de la pequeña Hotaru esa descripción encajaba a la perfección, para ella el otoño era su estación favorita. ¿Quién diría que una jovencita con ese sentido de la justicia fuese una poeta?

Y justamente ese era el pasatiempo favorito de Hotaru, sentarse en su cafetería favorita y anotar sus versos en su pequeña libreta acompañada de un delicioso café helado y unas rosquillas de chocolate y nueces. Aquella cafetería se había vuelto como un refugio para ella, en pocas palabras su territorio, pero nunca se imaginó que un invasor entraría en sus dominios.

Y el nombre de aquel hombre era….."Hosokawa-Haruka"

Elegante

Misterioso

Reservado

Enigmático

Eran las palabras que detallaban a Haruka a la perfección

"Por azares del destino ambos se encontraron a la misma hora y en el mismo lugar"

Sin decir una sola palabra el gemelo menor tomo asiento en el mismo lugar que Hotaru. Ambos se miraron fijamente al saber que no era necesario las formalidades, un simple "Bueno tardes" para que ambos siguieran con los suyo, Hotaru escribiendo sus versos y Haruka pidiendo un pudin de moca con un helado de menta.

-¿A Haruka-san le gustan mucho los dulces verdad?-. Pregunto la niña de ojos verdes al ver como la mirada del joven residente brillaba sutilmente cuando devoraba su postre.

-Los postres de esta cafetería son los mejores en todo el distrito de Nagoya-. Respondió con total naturalidad.

Hotaru asintió levemente dándole la razón mientras sonreía de manera tímida. Curiosamente Hotaru se sentía incapaz de poder sonreír de manera natural, aquel joven la ponía nerviosa y no se explicaba la razón y sin poder evitarlo sus mejillas se colorearon levemente de un bello color rojizo. Y cuando se percató del leve calor que invadía su rostro quedo atónita al ver que Haruka la observaba divertido mientras una sonrisa sádica se formaba en su rostro.

-¡Peligro!-. Fue el pensamiento de Hotaru, algo en su interior le decía que pagara lo más rápido su pedido y corriera a su casa. Reuniendo así todo el valor y con los nervios a flor de piel, tomo su libreta y se despidió cortésmente del gemelo menor para luego cancelar su consumo y salir del local. Apenas puso un pie afuera corrió como nunca en su vida, aquella mirada y sonrisa se asemejaban mucho a la de un cazador que acecha a su presa. En un pensamiento inocente Hotaru dedujo que Haruka quería desafiarla a un combate, cosa que estaba más que alejado de la verdad.

Mientras tanto en aquella cafetería, Haruka miraba entretenido su postre recordando aquella preciosa expresión de timidez y ternura. Sin duda cazar a esa pequeña de ojos verdes sería una delicia para él. En pocas palabras una preciosa y bella Omega que empieza ovular esperando ser fecundada por un Alfa dominante. Y precisamente él lo era, un Alfa de sangre pura con instinto de cazador muy desarrollado.

Muy pronto él la marcaría como su hembra y tendría una buena descendencia con esa niña de ojos verdes.

Continuara.