En aquellos días en que las mañanas son apacibles y cálidas, se espera que el resto del día sea maravilloso, y este día es uno de ellos, a no ser que llegues a la secundaria Boar Hat, en donde el ambiente es realmente pesado y desalentador. ¿La razón? Todo se debía al enano más antisocial de la secundaria. Si no mal recuerdo, su nombre era King o algo parecido; este ermitaño fue rechazado por el amor de su vida hacia ya una semana y el tiempo más que curarlo, sólo lo hacía sentir más miserable. La energía depresiva que emanaba llenaba cada rincón del salón de clases, causándole molestias a sus compañeros de clase, a excepción de Gowther, que se hallaba completamente indiferente a la situación y se concentraba en su libro. Ya cansada de soportar esta actitud del castaño en casa y en la escuela, Elaine se le acercó en un intento de subirle la moral.
-Harlequin, no puedes estar así por siempre, verás que ya encontrarás a alguien que te corresponda.- Usó el tono de voz más dulce al que jamás había recurrido.
-¿Sabes lo que es declararte a la persona que más quieres, para que luego se le declaré a alguien más justo en frente de ti?- Elaine se compadeció de él al comprender su punto.
- En todo caso Meliodas no sentía lo mismo por Diane, así que tu y ella pasaron por lo mismo, pero tú no lo has podido superar. ¿Sabes? Podrías intentar ser un poco más como Ban.
-Prefiero ahorrarme las detenciones en la estación de policía.- La chica soltó una suave risita.
-Debes ver más allá de lo superficial, puede llegar a ser muy dulce cuando se lo propone. Pero fuera de eso, si no quieres rendirte con Diane, busca la manera de conquistarla.
Su charla se vio interrumpida por el inicio de las clases, la hermana del castaño regresó a su lugar y el protagonista de su conversación entró al salón. Tarde, para variar. King lo observó por un buen rato, dudando de las palabras de su hermana, ese tipo no podría ser dulce ni aunque se fumara un sobre de jugo en polvo por día. Dejando aquello de lado, se dispuso a prestar atención a la clase. Cuando la campana dio por terminado el primer período se aproximó hasta su hermana para continuar con su interrumpida plática.
-¿Cómo puedes estar tan segura de que ese sujeto puede no ser el criminal que aparenta?
-¿Recuerdas cuando Jericho llegó a la secundaria?
-Claro, ella se hacía pasar por chico, pero unos días después pareció cambiar de parecer y comenzó a comportarse como chica.
-Pues resulta que hay una historia detrás de todo aquello, en la que Ban estuvo involucrado. El no es tan incivilizado como parece, habla con él cuando tengas oportunidad, ¿Si?
Aquí terminó oficialmente la conversación y dejaron transcurrir el resto del receso como normalmente hacían, en compañía de Gowther, luego de que lo hallaran en la biblioteca. Al retornar a clases King no despegó un solo ojo de encima de Ban, las palabras de su hermana lo habían dejado completamente intrigado y trataba de analizar al chico, si era tal como decía la pequeña Elaine, su apariencia era todo lo opuesto.
En el descanso del almuerzo el castaño no pudo encontrar a su hermana, por lo que no le quedó de otra que ir a la cafetería en compañía de su único amigo, cuando llegaron allí divisó a Elaine que se encontraba junto a Ban, y se dirigió a una mesa medianamente cercana y lo suficientemente lejana para no ser vistos, seguido de Gowther que simplemente no hacía comentario alguno. King no quitaba la vista de su hermana y el bandido que tenía a su lado, este jugueteaba con ella, de a ratos la chica reía levemente y se sonrojaba cuando el albino le coqueteaba. Esto estaba colmando la paciencia del hermano de la rubia, estaba tan exasperado que por poco moría ahogado con su comida.
-¿Qué sucede?- La monotonía en la voz de Gowther lo hacía parecer que preguntaba por cortesía.
-No es nada.- Aseguró ya con una vena palpitándole en la frente de pura cólera.
-Bien.- Y regresó a su labor de ingerir calorías para mantener su cuerpo con vida.
-¡Se supone que insistas en saber que ocurre!
-No hace falta, es porque tu hermana está con Ban, ¿No es así?
-Sólo cállate.
-Tu sugeriste que insis—El castaño lo hizo callar de nueva cuenta.
En el transcurso de los dos últimos períodos de la jornada King se calmó y continuó con su misión de observar cada movimiento de Ban, y cuando por fin la campana los liberó de aquella prisión, la pequeña Elaine se le acercó para que se fueran juntos a casa como de costumbre. Estaba a punto de darle la luz verde hasta que vio como su objetivo salía del salón, entonces tomó sus cosas y le aseguró que iría luego a casa, siguió al albino al exterior de la escuela, hasta el club de esgrima, donde se detuvo a hablar con una chica de su mismo color de cabello.
-Hey Jaleco~
-¡Es Jericho! Demonios, ¿Qué es lo que quieres? ¡Deja de venir cada día al inicio de las prácticas!
-¿Eh?~ ¿No habías sido tú quien dijo que debía hacerme responsable de ti? Yo fui quien te hizo mujer, a fin de cuentas~.- King quedó pasmado ante esta aclaración, o más bien, la forma tan despreocupada en que lo dijo.
-¡Lárgate antes de que haga un mal uso de mis habilidades con la espada!
-Bien~.- Se dio media vuelta dispuesto a volver al exterior del Boar Hat.- Algún día serás la mejor. Vencerás a tu hermano y le demostrarás que ser una chica no te impide ser buena en lo que amas.- Jericho se sorprendió, se ruborizó ligeramente y susurró un gracias inaudible.- No hay de qué, señorita~.- Se avergonzó de que la hubiera oído y para evitar cualquier otra situación embarazosa se apresuró en entrar al club. King estaba desconcertado, su hermana le había dicho que algo había pasado entre ellos, pero por como lo dijo el albino, pareciera que hubiera violado en los baños de la escuela a aquella chica. Por otra parte, Ban se estaba alejando y él seguía de pie allí perdiendo el tiempo, así que continuó con su misión imaginaria.
El castaño no tenía ni la más mínima idea de dónde se encontraba, para empezar ni siquiera sabía que ese lugar existía en Liones; de vez en cuando tenía el presentimiento que Ban ya lo había notado, en ese caso podría ser que no le importara, o simplemente estaba siendo paranoico.
Por cómo había actuado con Jericho y lo que Elaine había dicho al respecto, empezaba a darle la razón a la menor, pero los piropos que les hacía a las chicas de por ahí lo hacían dudar. Cuando Ban se detuvo frente a un edificio de unos cuatro pisos, en busca de las llaves del enrejado que rodeaba la vivienda, una pregunta azotó su mente.
"¿Y ahora qué?"
-Si te intereso sólo dilo, no hace falta que me sigas a todas partes, ¿O será que eres muy tímido para hacerlo?- King no sabía que decir, sus sospechas de que había sido descubierto eran acertadas. Al no haber respuesta alguna, el albino se dispuso a entrar al recinto.
-Yo… ¡Q-quiero que me enseñes a conquistar a una chica!- El castaño se hallaba con los ojos y los puños fuertemente cerrados, no podía creerse que esa era la única salida que había encontrado, aunque fuera cierto de alguna u otra manera. Ban lo examinó de pies a cabeza, evaluando si valía o no la pena compartir sus trucos con ese enano.
-Primero que nada no la acoses, se ve que eres bueno para eso.- Volvió a su anterior labor, pero una reacción inesperada de King lo hizo detenerse nuevamente.
-¡Por favor! Lo digo en serio… ¡Haré lo que sea!- El albino alzó una ceja en señal de desconfianza.
-¿Lo que sea?~.- Él asintió.- En ese caso… Quiero me dejes estar con tu hermana~. Puede que seas su hermano mayor y todo eso, pero ya está grandecita, deja de vigilarla cada segundo.- Dijo todo esto con una vasta sonrisa estampada en su rostro, viendo al castaño contener su enfado ante la petición.- Por supuesto que no estás obligado a aceptar el trato~ Sólo seguirás siendo un perdedor sin suerte con las chicas y me quedaré con tu hermana de todos modos~.- Y lo impensable pasó.
-Acepto…- Dijo con un tick en el ojo.- Más vale que tus consejos valgan la pena.
-No te arrepentirás~ Aquí va la primera lección: No esperes que ella dé el primer paso, debes ser quien tome la iniciativa.
-Pues, eso es algo obvio, pero… ¿Cómo alguien como yo podría? Solo soy…- En un abrir y cerrar de ojos Ban estaba frente a él con un brazo rodeándole la cintura y sosteniéndole la barbilla con la mano contraria, se agachó acercándose a su rostro, con tal de dejar escasos milímetros de distancia. King se ruborizó a la par que sus nervios aumentaban, el albino rió para sus adentros y se desplazó hasta su oído.
-Basta con que seas seguro de ti mismo.- Luego de esto se apartó, admirando unos segundos lo que había causado en el castaño.- Eso les encanta a las mujeres. Mañana continuaremos con las lecciones~.- Y sin más se adentró en el domicilio.
King salió de su estado vegetativo tan pronto como perdió de vista a Ban, no hacía más que preguntarse qué demonios había sido todo eso.- Elaine… en qué lío me has metido…-Y sin haber procesado por completo lo ocurrido, regresó por donde había llegado.
