PROLOGO

Como todos los días, una estudiante caminaba por las calles, dirección al instituto.

Su nombre es Mayura Daidouji, de diecisiete años de edad, una joven un poco atolondrada, y fanática de los misterios. Sin embargo, hoy no era un momento como otro cualquiera: tenía una extraña sensación que la encogía dolorosamente todo su ser, y que había provocado que conciliase poco o nada el sueño.

Sentía que había perdido algo importante, algo vital… y lo peor era la angustia de no poder identificar el qué, por muchas vueltas que le diese. Como si la existencia de una barrera en su cabeza impidiese avance.

- ¡Ey!

Sobresaltada, retrocedió sobre sus propios pasos, para encontrarse con un niño de cabello castaño y profundos ojos verdes. Lo pasó hace unos segundos sin ningún tipo de interés, ¿querría algo de Ella?

- ¿Sí?, ¿Quieres algo, pequeño?

- ¿Peq…? ¿No me recuer…? –las palabras mueren en su boca al ver la mirada confusa de ésta-

La pelirosa por alguna razón le resultaba familiar, pero no lo había visto en su vida.

Pese a ello, se preocupó cuando se agachó y encerró su rostro en sus rodillas; el niño parecía estar llorando, ¿quién era Ella para no socorrer a alguien tan pequeño?

- O…oye… ¿te has perdido? –al ver que no reacciona, se agacha frente a Él- ¿puedo ayudarte en algo?

- Sí… puedes…

El muchacho aprovechó el ofrecimiento, y que estuviese a su altura, para tomarla del rostro y besar su mejilla.

Mayura quiso echarse hacia atrás y responder unos cuantos improperios a semejante descarado… pero no podía moverse, por mucho esfuerzo que pusiese, su cuerpo no reaccionaba.

¿Qué le había hecho semejante crío?

- No voy a perderte.

¿Perderla? pero si acababa de conocerla. Con total libertad, tomó su mano e introdujo en el dedo anular una sortija con una gema verde, como sus impresionantes ojos.

¿Qué significaba todo aquello?

- Regresaré, y te convertirás en mi esposa.

Y antes de poder decir o hacer algo, logró dominarse a sí misma… y el susodicho niño desapareció, como si se tratase de un espejismo.

¿Se lo habría imaginado? ¿Hasta ése punto llegó su locura? nada más lejos de la realidad, prueba era el maldito accesorio.

Trató de quitárselo de todas las maneras, pero parecía que le había echado pegamento instantáneo, porque no había forma de desprenderse de Él.

Se echó la mano a la frente, ¿en qué momento se había quejado de su monótona vida? con lo tranquila que estaba con sus peculiares investigaciones.

"Te convertirás en mi esposa"

Trató de no darle vueltas, de ser verdad, seguro que sólo se había burlado de Ella. Se adecentó la falda y marchó echando humo al instituto.

Sin percatarse que tras una esquina, el niño la espiaba, maldiciendo su destino por haberle arrebatado nuevamente algo importante, y no tener la oportunidad en aquellos instantes de recuperarlo… pero regresaría, y cumpliría sus palabras…

.

.

.

.

.

1

- ¡Feliz cumpleaños, Mayura!

- Gra… gracias chicas…

¿Cómo decirlas a sus compañeras de universidad que no estaba interesada en festejos?, prefería descansar en su casa y ya.

No recordar que en su diecinueve cumpleaños, seguía sola en el gran templo.

No era culpa de nadie, simplemente… eran cosas de la vida.

- ¿Te ha llamado tu padre? –bingo, qué don de la oportunidad que tenían-

- No ha tenido tiempo, está muy ocupado en los casos de América –sonríe falsamente-

- Buh, para el cumple de tu hija siempre hay que tener tiempo…

Agachó la mirada, entreteniéndose en sus manos, tratando de pensar en cualquier excusa que pudiese sacarla de allí.

- Bueno, ¡para eso estamos nosotras! y te presentaremos a un montón de chicos guapos, ¿verdad?

- ¿¡Ah!? Un momento, un momento…

- Vamos Mayura, ¡tienes diecinueve y aún no has tenido ningún novio! ¿A qué estás esperando?

Se muerde el labio, la cosa era sencilla: no está interesada.

Para más inri, estaba el maldito anillo para recordarla su extraño pasado, que tras tanto tiempo, no había forma de desprenderse de Él.

Como si se tratase de un maleficio.

- Estoy bien como estoy…

- Solterona y triste, qué buen futuro…

Suspiró, a saber si realmente eran buenas relaciones esas que tenía, si ni siquiera eran capaces de animarla en un momento así.

- Vamos a comprar unos refrescos, tú vete a coger sitio.

- Va…vale…( Estaría mejor investigando casos, o viajando a cualquier casa encantada, todo mejor que en una cafetería… aguanta Mayura, sólo es un día)

Obedeció con tranquilidad, y fue sola a la terraza… para que unos chavales, o energúmenos, decidieran acorralarla en plena esquina.

¿Cómo era la cosa? Ah sí, hoy no era su día.

- Hola guapa, ¿estás sola? ¿Por qué no vienes a divertirte con nosotros?

- N..no gracias, espero a alguien…

- ¿Habéis oído chicos? creo que tendremos que demostrarla cuán buena compañía somos…

Sintió las lágrimas en sus ojos, aterrada; ¿qué iban a hacerla? ¿y dónde estaban sus amigas? si salía corriendo, ¿tendría oportunidad de escapar?

Probó el intento, pero el más alto de ellos la tomó del brazo, haciéndola daño, y la pegó a su cuerpo.

¿Dónde estaban los ángeles salvadores cuando se necesitaban?

- Suéltala –escuchó a su espalda, pero no podía distinguir de quién se trataba debido al agarre-

- ¿Y quién lo dice? ¿quién te crees que eres?

- Te aconsejo que me hagas caso, no permitiré que la toquéis ni un solo pelo.

El que parecía líder chasqueó los dedos, y se lanzaron a por su salvador. Mayura horrorizó, tapándose los ojos con las manos, esperando un desenlace fatal.

Su ayuda era sólo una, ellos, cuatro.

Esperó a que o bien esos cretinos hicieran lo que quisiesen con Ella, o bien la intervención de sus amigas. Pero lo que más la apenaba era involucrar en todo esto a un inocente.

- ¿Estás bien?

Ésa voz… no puede ser… ¿había ganado?

Levemente, miró al propietario, esperanzada y tremendamente agradecida… y quedó pálida ante tal perfección.

Un chico de pelo castaño con matices rubias, chaqueta roja con pañuelo azul cual caballero… y magníficos ojos verdes, la tendía la mano para socorrerla.

¿Un chico tan guapo la estaba ayudando? aceptó la ayuda para incorporarse sin dudar, cosa extraña.

- Gra… gracias… ha sido muy amable…

- Era lo menos que podía hacer.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Porque eres mi prometida, por supuesto… -sonríe atrevido-

Tierra llamando a Mayura, ¿¡Prometido!? ¿¡Qué!?

El desconocido levantó la mano izquierda, y señaló su dedo anular, como si se tratase de una fantástico juego.

A reacción, Mayura echó hacia atrás las suyas, tratando por todos los medios que no estuvieran a su disposición angular. Una medida un poco pobre, ya que había calculado con inteligencia que la mano que la muchacha ofreciese para levantarse, fuera la izquierda.

- No trates de escondérmela Mayura, sé que aún llevas el anillo que te di

- ¿¡Cómo sabes mi nombre!? ¡Y ese anillo me lo dio un atrevido niño!

- Vaya, así que ahora soy atrevido… -ríe-

- ¡Sí! ¡Digo No! ¡Es imposible que tú seas Él! ¡Eso sólo pasó hace dos años, no has podido crecer tanto!

- se rasca la cabeza- ¿Nadie te ha dicho que hablas demasiado?

- ¡Me da igual! ¡Eres un descarado, y un pervertido, y un…

Y antes de cualquier comentario a seguir, la había atraído por la cintura a su figura, devorándola con un beso, mientras acariciaba con la libre su mejilla.

Mayura quedó estática: no le conocía, le parecía un pervertido… y aun así, no tenía voluntad de separarlo.

Aprovechó la confusión que la producía, para llevarla a un sitio más apartado, y encerrarla en la pared, donde dio rienda suelta a su arte.

La pelirosa suspiró cuando tuvo que abrir por la insistencia, y una lengua invadió su boca, desenfrenada y sin pudor. Maldición, lo peor era que estaba disfrutando aquello, ¡con un desconocido!

¿Se había vuelto definitivamente loca? ¿Por qué no quería alejarlo? ¿O simplemente, apartar las atrevidas manos de sus caderas?

Al fin pudo tomar aire y recuperar un poco su ritmo cardíaco normal.

- Esp… -vuelve a besarla, pero ésta vez consigue apartarlo un poco- ¡Espera!... no te conozco…

- ¿Y?

- ¿Cómo que "y"?, ¡me estás besando!

- Si no te hubiese gustado, me habrías apartado.

- Eres más fuerte que Yo…

- No mientas Mayura, no sabes hacerlo… -trata de volver a repetir el acto, pero coloca sus femeninas manos firmes sobre su pecho. Hasta aquí llegaba la locura-

- ¿Cómo sabes mi nombre?

- ¿Me creerías si te dijese que sí que me conoces, pero que lo has olvidado?

- Te diría que estás loco…

- Estaré loco, pero entonces, tú también lo estás, al dejarte conducir por mí –huele un mechón de su alborotada melena-

Punto y final, con los labios hinchados, consigue huir de allí y resguardarse nuevamente entre el público.

Tiene la respiración alterada y el corazón a mil, pero sólo suplica que aquel sujeto la haya dejado tranquila, tras ser el objeto de su divertimento.

Consigue ver a lo lejos a sus amigas y por fin puede verse salvada: primero, la habían atacado, y después, la habían forzado, porque se había aprovechado de su alterado estado anterior, sin ninguna duda.

No podía haberse comportado de ésa manera con un chico que ni conoce.

- Estabas aquí, Mayura…

- Ah sí, perdonad… no encontraba mesa –ríe con nerviosismo-

- Pero si hay un montón libres, ya en serio, ¿dónde estabas?

Maldición, ¡maldición! hoy no era su día, no podía serlo.

Si contaba la verdad, la tacharían de fresca o vete a saber qué, Ella, que se había esforzado tanto en mantener una visión discreta de su vida.

Y ahora por culpa de un desgraciado, todo se iba al traste.

Fue entonces cuando sintió que la cogían de la mano, y miró a su derecha.

Decididamente, no podía ser cierto.

- Perdonad, estaba conmigo.

- … -queda pálida, sudando a chorros-

- ¿Tú? ¿Y quién eres tú? –dijeron al unísono, ensimismadas por su encanto-

Ahora sí que la Tierra podía tragarla, ¡que no se le ocurriera!

- Soy un buen amigo de la infancia de Mayura, mi nombre es Loki…

Loki… Loki… ¿dónde había escuchado ése nombre? otra vez esa sensación familiar.

Esos iris Jade son tan persistentes en su memoria, como si se tratasen de una llave de una parte importante de su cabeza. Y eso la aterrorizaba, no sabía muy bien por qué.

Aun asimilaba el hecho de que alguien como Él, y alguien como Ella, hubiesen llegado a tanto, cuando todo efecto de vergüenza desapareció al verle besar la mano cual señor de sus perdidas compañías.

Sin duda, el tal Loki era un mujeriego, y Él debía de saberlo.

- Bueno, Loki ya se iba –dijo con molestia-

- ¿Ya? Pero si acabamos de conocerlo, Mayura, seguro que todavía puede tomarse algo con nosotras…

- Bueno, por unas chicas tan guapas, puedo posponer mis planes… -sonríe-

Sintió que la vena de su frente se hinchaba, ¿¡qué se creía!? viene, la besa, ¿¡y ahora se dedica a coquetear!?

Tenía ganas de sacudirle, pero por suerte, lo pusieron al lado opuesto al suyo, aunque lo tenía en frente. Mayura se dedicó a su bebida; tal vez si lo drenaba rápido, podría salir pitando de allí, o tal vez, se aburriese y desistiese en su intento de incomodarla, porque parecía que era lo que quería.

- Y dinos Loki, ¿qué hacías por aquí? Mayura no nos ha hablado de ti…

- (Ni falta que hace…)

- Pues la verdad es que he venido hace poco de viaje, y me disponía a recordar el barrio…

- ¿¡De viaje!? ¿Y para qué?

- (¿Cómo podéis ser tan cotillas?) –preguntó a sí misma, absorbiendo-

- He venido a recuperar a una persona, al amor de mi vida…

Y con esto, Mayura tuvo que toser fuerte, porque unos segundos más y se atraganta con la misma pajita.

¿¡Amor de su vida!? ¿¡En serio!?

- (Está hablando de otra, seguro Mayura, es eso…)

- ¡Qué romántico! vino a por la chica que quiere…

- Sí, así es, porque aunque Ella es un poco… cabeza loca… me vuelve loco…

Ya se iba a preguntar el por qué tenía que escuchar aquello y por qué la dolía, cuando notó su pie chocar con los suyos. Con discreción le dedicó su atención, y no parecía quitarla ojo.

Aunque claro estaba, las otras estaban tan indefensas, que ni lo notaban.

- Ya he decidido que tiene que ser mía… -Mayura aparta el pie, pero Loki la sigue, continuando con el entretenimiento- He venido porque tiene que casarse conmigo… -El joven ataca desde otro ángulo, haciendo que se eche para atrás- Y no pienso desistir, ya la perdí una vez…

¡Esto ya era el colmo!, dio a parar con una suela de zapato muy dura. La chica se enfureció tanto, que contraatacó de mala manera, clavándole el tacón en toda la punta, y provocando que Loki tuviese que mover la silla y retorcerse de dolor.

- ¿Pasa algo? –preguntó una de ellas-

- No pasa nada, me voy a casa –dijo fuera de sus casillas, cogiendo el bolso de sopetón- tened buena tarde (Y sigue con tus conquistas, majadero)

- ¡Espera, Mayura!

Corrió con una endemoniada prisa para tratar de perderlo de vista, pero fue inútil, ya que al salir del recinto de tiendas, lo tenía delante.

Y estaba muy enfadado, tal vez por el gesto del pie…

- ¡¿Quieres escucharme!?

- ¡No tengo nada que escuchar! ¡Déjame tranquila!

- ¿¡Tanto te cuesta creer el hecho de que me hayas olvidado!?

- ¡Es que es una locura!

- ¡Está bien! Pregúntame por algo que sólo sepas tú.

Algo que sólo supiese Ella, ¡pues claro!, así la dejaría en paz.

Pensó y pensó, una pregunta lo suficientemente complicada, como para perderlo de vista.

- ¿Cuál es el único misterio en el que no creo?

Se enorgulleció para sus adentros, era un genio, era imposible que lo supiese. Pocas personas conocían su debilidad, hasta podría decir que el único conocedor era su padre.

Pero la sonrisa sincera de Loki la dejó sin argumentos… otra vez…

- Los Dioses, tú no crees en los Dioses, Mayura…

- … pero… ¿Cómo?...

- Ya te lo dije, ¿no sientes que algo te falta? algo en tu vida te fue arrebatado sin permiso, yo he venido a traerlo de vuelta…

- ¿Y si no quiero?

La pregunta salió sola, no es que quisiese hacerle daño… pero el miedo siempre había acompañado a ese sentimiento que describía.

- Confía en mí, lo quieres…

- ¿Por qué estás tan seguro?

- Porque aunque para ti sólo sea un simple loco que te ha besado, cree si te digo que me necesitas, tanto como te necesito Yo –suspira- He venido a por ti…

- Según tú, has venido a hacerme tu esposa… -le corrige con rintintín-

- Sí, ése es mi único deseo, quiero que seas mía, en todos los sentidos –sonroja- Pero si tanto pánico te da lo que te ofrezco… no insistiré…

¿Y ya está? después de obligarla con la joya, ¿abandona su empeño?

Algo en su corazón se rompió, como un ansia que quería alcanzarlo, atarlo y no dejarlo ir, y fue eso lo que hizo que le agarrase de la camisa cuando giró, dejándolo perdido.

- Di… dijiste que venías de viaje… ¿de dónde?

- sonríe- De muy lejos…

- (Ya intuía esa respuesta…) Ti… ¿tienes donde alojarte? –niega- Pu… puedes quedarte en mi casa, si quieres…

- ¿En tu casa, a un desconocido? –se burla-

- Dijiste que te necesito… quiero saber por qué… ¡pero sólo si te portas con decencia!

- ríe- Está bien Mayura, seré bueno, ¿conforme?

Se negó a responder a sus insinuaciones, bastante buena voluntad tenía, que le dejaba dónde quedarse, aunque se planteaba si había jugado a lo de ser la víctima, para hacerla caer.

Cualquier otra le habría echado a patadas, estaba jugando con "aquello" que la faltaba.

- Quiero que tengas claro una cosa –dijo, caminando a su lado-

- ¿El qué?

- Conseguiré que cedas y te conviertas en mi prometida –sonrió con autosuficiencia-

.

.

.

.

.

AUTORA

Ya lo seeee soy lo peor que tengo el otro fic a medias, y soy mala persiana, y os subo éste, mil perdoneeeeeeees T.T

A ver, es que lo he soñado hoy XD y a parte de gustarme mogollón porque era como oh dios mio si sucediese, he dicho: pues para no perder la idea, y ver si gusta.

Así que eso, decidme porfa plis qué os va pareciendo, porque tengo intención de continuarlo, peeeero... primero va el otro XD (trataré de subir un capi de cada uno a la semana, pero no prometo nah, porque ya con el otro he estado 3 semanas sin subir -soy lo peooooooooooor ;.;-)

Una última cosa, tengo pensado más adelante poner el rango de lectura un poco más alto, porque quiero intimidades XD lo mismo en el siguiente ya lo cambio, pero por ir avisando y tal, porque quiero mejorar en según qué escrituras XD