Disclaimer.
Pokémon ni sus personajes me pertenecen.
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Éste fiction será en determinación de cuantas buenas críticas reciba, si tiene Review's y le gusta a los usuarios, proseguiré, si no, lo dejaré como un solo capítulo de Reflexión.
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Durante una inesperada tormenta, Ash y sus amigos tuvieron que pausar su viaje hacia el gimnasio Yantra por lo que tuvieron que refugiarse en el centro Pokémon de la ciudad de Yantra.
Parte del plan del entrenador ya estaba casi completo, habían llegado a la ciudad con el fin de vencer a su líder de gimnasio: Corelia, y así obtener la medalla Lid. Pero debido a la inoportuna tempestad que los sorprendió, decidió ir al gimnasio más tarde.
-Descuida Ash, ni el gimnasio ni Corelia se irán. –dijo Serena tranquilizando a su compañero algo ansioso.
Afortunadamente el equipo no se empapó por el temporal ya que se resguardaron apenas llegaron a la ciudad. Ash no era ansioso, solo deseaba obtener su medalla y proseguir con sus sueño de ser un maestro Pokémon; pero gracias a ese inoportuno momento, tendría que esperar.
Como ya finalizaba la tarde, el grupo optó por ir a acomodar sus respectivas habitaciones y así descansar y prepararse para lo que vendría después. Al cabo de un rato, nuestros héroes decidieron ir a cenar y así dar por finalizado la tarde.
-¡Eh! No había visto una lluvia tan larga y fuerte desde hace tiempo. –comentó el rubio del equipo: Lem; el cual observaba desde la ventana, caer fuertemente la lluvia.
Los chicos charlaban en referencia al próximo combate de Ash, debatían tácticas e ideas y también, hacían preguntas muy triviales.
Tras unos largos minutos de risas e ideas, Clem; la hermana menor de Lem, no pudo visualizar un gran cartel-calendario que yacía pegado en la pared del comedor del centro Pokémon.
-¡Es cierto chicos! –expresó muy entusiasmada la niña con su típica voz aguda.
Sus compañeros solo se limitaron a extrañarse. -¿Uhh? –
-¿Cierto qué? –preguntó el entrenador del Pikachu.
La niña explicó detalladamente su expresión tan carismática, la cual era por el hecho que en unos cuantos días; semanas para ser exactos, sería día de San Valentín o el día del amor y la amistad.
-Eh… -balbuceaba extrañado Lem antes éste hecho. -… ¿Y por qué te emocionas tanto? Es solo un día, ¿Cierto chicos? –dirigió su mirada hacia su amigo Ash y a su amiga Serena, ésta última no parecía tener la misma opinión que él por lo que regresó su mirada a su amigo. -¿Cierto Ash?
-Cierto, aunque si es un poco especial para honrar a tus amigos. –sonrió un poco y dirigió su mirada hacia su Pikachu. -¿Verdad, Pikachu? –éste le contestó con su típico sonido.
Serena parecía algo incómoda y decepcionada, por lo que decidió apoyar a su amiga Clem. –Chicos… Nunca están al tanto de lo que en verdad son las cosas, el día de san Valentín es un día muy especial y no es solo un poco. –Miró con determinación a su amigo entrenador. –Es un día en el cual se muestra el gran sentimiento que se tiene hacia alguien… Sean amigos o… pareja… -esto último lo dijo en un tono muy bajo y debido al sonrojo inesperado, volteó su mirada de Ash.
Al cabo de un rato de debatir sobre el día del amor y la amistad, los chicos decidieron ir a descansar; puesto que ya era alrededor de media noche y la lluvia aún seguía cayendo con fuerza.
El centro Pokémon tenía a muchos entrenadores y coordinadores hospedados en el, refugiándose de la lluvia y teniendo un buen lugar para yacer. Afortunadamente el centro Pokémon de Yantra era muy grande y espacioso, por lo que muchos cabían sin problema alguno.
Los chicos se despidieron de las chicas y se dirigieron a sus respectivas habitaciones, Serena dormiría con Clem y Lem dormiría con Ash.
-Vaya. –comentó Ash al cerrar la puerta. –Aún sigue lloviendo y no parece que dejará de llover pronto.
Su compañero rubio estaba poniéndose cómodo en su cama para responderle con una sonrisa. –Tranquilo Ash, la noche es larga y seguramente mañana te esperará una gran batalla.
-Sí, tienes razón. –apoyó el azabache para hacer lo mismo que su compañero y acomodarse en su respectiva litera.
Pikachu también se acomodó en un espacio de la mesita de noche para relajarse y dormirse en un abrir y cerrar de ojos. Su entrenador quedó muy sorprendido al ver a su Pokémon dormirse tan rápido, al parecer tenía sueño y no se había dormido por estar con ellos en sus charlas.
-Pikachu estaba cansado. ¿Eh? –preguntó el líder de gimnasio mientras apagaba la lámpara y dejaba la habitación en total obscuridad.
-Eso parece, pero no se durmió por andar con nosotros en nuestras pláticas. –rió un poco el azabache al recordar como era su fiel compañero Pokémon.
Lem solo se limitó a reír un poco y trató de hacer lo mismo que el Pokémon, pero no lo logró. Al parecer no traía sueño ni cansancio, pese a que ya era tarde y posiblemente habría que levantarse temprano.
Éste dirigió su mirada hacia la ventana de la habitación para ver caer la lluvia, llevaba 9 horas lloviendo.
Tras quedarse por unos minutos en esa posición, inesperadamente algo cruzó en su mente; algo que creyó por un momento que andaba mal, pronto asentó y decidió seguirle el juego a ese pensamiento.
Recordó que en Kalos hay una tradición en la cual se le da una carta de amor o de la amistad a aquella persona que está lejos de ti con la esperanza de que algún día vuelvan a tener otro momento en convivencia, sea entre amigos y recreación o de sentimientos y amor.
Esto no era lo que le impactó, lo que hizo extrañarse fue el hecho en que misteriosamente Clem jamás le propuso a Corelia casarse con él, Serena era una excepción puesto que todo el mundo sabe que ésta tiene una buena relación con Ash y viceversa, pero ¿Por qué no le molestó Clem con Corelia?
Estas preguntas triviales hicieron dormir al joven líder de gimnasio y sin darse cuenta yacía en un sueño profundo y calmado; se había equivocado, sí estaba cansado.
Tras unas inexplicables escenas ilógicas y sub-realista, éste despierta con un gran sacudón. "-Rayos.-" Pensó él.
Se preocupó de que su amigo no se hubiera percatado de su sacudón ya que éste estaba arriba de Ash y temía que hubiera movido la litera.
Tras calmarse un poco y normalizar su respiración, Ash lo saca de su escena.
-¿Pesadilla? –preguntó desde abajo el entrenador.
-¿Uh…? ¿Ash…? –Lem andaba muy sorprendido y extrañado. ¿Aún seguía despierto su amigo? -… ¿Aún estás despierto? –respondió con una pregunta.
-Sí, jejeje… Aún no me he podido dormir, creo que es la preocupación por la batalla. –respondió y agregó. –Pikachu parece estar durmiendo muy profundo y eso que apenas han pasado un par de minutos.
-¿Un par de minutos? –preguntó aún más extrañado. Al parecer, Lem tuvo un sueño veloz el cual sueñas muy detenidamente pero el tiempo real es muy rápido.
-Sí Lem, ¿Te dormiste y tuviste pesadillas? Sentí cuando de repente moviste la litera. –Preguntó y comentó el azabache.
El rubio se incomodó ya que lo que soñó fue muy extraño y vergonzoso.
Su tono de voz cambió a uno de preocupación y vergüenza. –Hee..ee… Pues… Algo así… -rió un poco para bajar la tensión.
-¿Quieres hablar de eso? –una vez más preguntó el azabache; no tenía sueño así que cualquier tema de conversación quizá le conciliara el sueño.
El líder de gimnasio guardó silencio y el entrenador lo tomó como un no, así que optó por tratar de dormir pero no lo consiguió.
Lem meditó lo que había soñado. ¿Qué había sido todo eso? El sueño era muy inverosímil y sabía exactamente que solo era eso: Un sueño. ¿Pero por qué tuvo un sueño así?
Tras unos largos minutos de reflexión, le preguntó a su amigo. –Oye Ash… ¿Tú qué opinas de la tradición de san Valentín de Kalos?
-¿Uh? ¿Cuál tradición? –el entrenador no tenía idea alguna de qué hablaba el rubio, que para ser honestos ni sabía exactamente las tradiciones de su pueblo natal: Pueblo Paleta.
El rubio le explicó sobre la tradición de las cartas, era una de muchas de las tradiciones de Kalos, pero ésta era muy sencilla y no tan significativa.
-¡Aah, ya veo! Pues… Me parece muy bien esa tradición. –opinó el entrenador.
-Sí, es linda… Pero… -Lem tragó un poco de saliva y entabló una mirada seria y determinada. -¿Tú… Le harías una carta a Serena?
El entrenador se incomodó por la pregunta, casi tanto como Lem. –Yo… Pues… ¿No era para… Las personas que están lejos de uno?
-Sí, pero… También sirve para aquellas que están cerca. –aclaró el chico de cabellera dorada.
El azabache guardó silencio un rato; pese a que el momento era muy incómodo, no era mala idea la carta. Representaba una forma de expresar la amistad de una persona hacia otra y aunque apenas había conocido a Serena hace un par de meses, ya se habían conocido desde hace años atrás y él le debía mucho por todas esas galletas y postres que le premiaba ella por sus logros.
Tras pasar otro rato, Lem no pudo contener más ese extraño sentimiento tan indescriptible que sentía y le comentó a su amigo. –Ash… Quiero hacerle una a alguien… -estaba muy nervioso y ¿Agitado?
-¡Eso suena muy bien, Lem! –dijo con energía el entrenador. –Pero ¿Para quién es?
-Bueno… Este… es… para… -no quería y no podía decirlo, era muy repentino y sin explicación. –Para… Co… Bueno… No importa… -trató de enmendar el supuesto error que había cometido.
-¿Uh? Vamos Lem, ¿No me dejarás entregar yo solo una carta verdad? Sería muy extraño…. E incómodo jejeje. –balbuceó con un leve sonrojo al imaginarse entregándole a Serena la carta; es posible que lo malinterpretara.
-Si… tienes razón… -aclaró. –Bueno… La carta que quiero hacer… es… No, no lo malinterpretes Ash, pero es que… Fue muy buena amiga y hasta nos habíamos adaptado y eso… Y se fue…
El azabache aún no comprendía quién era, de hecho ni sabía si la conocía o no. Por un momento creía que quizá era Clem pero sería extraño.
-No es que esto sea algo de… Ya sabes… Solo es que… Fue una gran amiga y… bueno ya sabes… -la vergüenza que sentía era tanta que no hallaba las palabras adecuadas. –Además… tú te enfrentarás a ella y…
-¿Yo me enfrentaré a ella? –el entrenador de sorprendió mucho; tanto que estaba peor que antes, no encontraba quién era esa persona. -¿Y quién es? ¿Por qué tengo que enfrentarme a ella?
Lem se cansó de la charla trivial que tenían ambos. –Ash… la persona a quién quiero entregarle la carta es a… Co…rel…-apretó los puños y cerró los ojos para evitar la vergüenza. -Corelia…
-Ahh… De acuerdo. ¡Jajaja! –rió un poco por el hecho de que creyó que se estaba refiriendo a Jesse del Equipo Rocket y eso le pareció muy extraño. –Descuida Lem, no hay nada de malo en eso. ¿O sí?
-No, bueno… Es que… ¿Tú qué opinas? –preguntó algo preocupado.
-No podría opinar mucho, no soy bueno en estas cosas pero… La amistad es lo mejor que hay y si quieres darle una carta, ¡Hazlo! Cuando uno quiere mucho a alguien hace cosas sin dudarlo o sin pensar en las consecuencias. –Ash aclaró un poco su garganta para proseguir. –Por ejemplo, cuando Pikachu fue atacado hace años por una bandada de Spearrow, yo entré por él sin importar que me pasara… Es allí donde Pikachu se dio cuenta de mis intenciones y desde entonces no nos hemos separado. –afirmó.
-Pues tienes mucha razón Ash… Pero… bueno, mañana veremos qué hacemos, después de todo todavía falta para el día de San Valentín. –aclaró el rubio.
-Sí, pero recuerda Lem, nosotros no estamos aquí para quedarnos estamos viajando por Kalos con el propósito de participar en los gimnasios e ir a la Liga Pokémon… Después de obtener la medalla de Corelia tenemos que avanzar hacia el próximo gimnasio. –Nuevamente, afirmó el azabache.
Ash tenía razón, no se quedarían mucho en la ciudad de Yantra por lo que tendría que actuar rápido si quería calmarse. Ya que según un estudio realizado, cuando uno siente una impotencia o presentimiento a cumplir, se debe cumplir para lograr la tranquilidad y eso quería hacer Lem… Pero, ¿con Corelia? ¿Qué es esa locura?
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-¿Continuará?
