¡Hellooooooooooo people!

Estoy de regreso por este fandom con esta historia que espero sea corta. Después de darme cuenta que tenia una idea algo buena para esta pareja me decidí a escribirla, fue más por gusto que por otra cosa, quería experimentar un poco con las personalidades que pueden adoptar los personajes de vocaloid. Me encanta que se adapten tan bien, pueden ser violentos, seductores, aterradores, tímidos, románticos, etc.

Bien, los dejaré leer por el momento. El capítulo esta algo corto, pero espero que les agrade.

Nos leemos abajo.


Disclamer: Vocaloid no me pertenece, es propiedad de Yamaha corporation. La trama es mía, o eso creo. Las ideas están por ahí, yo las tome y las uní


La elección

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I

La propuesta

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&.

Abrió los ojos tan pronto sintió el frio colarse entre las sabanas, era una mañana de Octubre, una de esas donde solo quería quedarse en cama y beber chocolate caliente. Permaneció recostada un rato más haciéndose un ovillo entre las sabanas hasta que su alarma sonó anunciando el comienzo de su agitado día.

Perezosa abandono su preciada cama dirigiéndose al baño anexo a su habitación, se deshizo de su pijama a regañadientes y se dio una ducha con agua caliente; el frio le calaba los huesos, ella siempre había sido friolenta, no entendía como sobrevivía al invierno. Le iría mil veces mejor si pudiera Invernar y almacenar calor como un oso, pero claro, eso era imposible —o al menos casi imposible— para el ser humano.

—Señorita, el desayuno está servido —anunció una voz del otro lado de la puerta, alertándole del poco tiempo del que disponía.

No paso mucho tiempo para que se paseara por la habitación en bata en busca de una muda de ropa, no le costó demasiado elegir un conjunto, después de todo el día presagiaba frio y más frio. Una vez que termino de vestirse detrás del biombo que tenía en la recamara se acerco a su tocador. Ahí su reflejo mostraba el jersey caqui de cuello de tortuga que usaba, al igual que la falda negra con vuelo acompañada con mallas oscuras, se había calzado unas botas café de tacón bajo; Se paso el cepillo por el largo cabello rubio y se anudo el lazo blanco que cargaba desde su tierna infancia. El maquillaje no era necesario.

Antes de salir tomo de la cómoda el collar de oro que siempre usaba, de el pendía un dije con forma de clave de sol. Ese pequeño pedazo de metal le era tan preciado que no soportaría la idea de perderlo.

Cuando entro al comedor una mesa de ocho plazas le esperaba, sin embargo, solo estaba servido el desayuno en un sitio. Suspiro resignada al tomar asiento, nuevamente desayunaría sola, tal cual como lo había hecho los días anteriores. Estaba a punto de comenzar con su plato de huevo con tocino cuando su móvil comenzó a sonar anunciando un mensaje nuevo.

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To: GirlonOrange +566607XXXX

Estoy en la entrada, date prisa

7:26 AM, XX oct.

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—Demonios —exclamó al ver la hora, al parecer su ducha duro más de lo que había planeado. Apresuradamente bebió su jugo y mordisqueo una tostada con mantequilla en su trayecto al living, sin demora se puso el abrigo y se hecho el bolso al hombro.

Al abrir la puerta se encontró con la imagen de una mujer de cabellos verdes recogidos en una coleta alta y algo alborotada, a pesar del frio ella llevaba un corto short café y una blusa amarilla ligera, lo único abrigador que cargaba era una gabardina abierta de igual color.

—Rin —saludó al ver como la rubia se acercaba, aun con tostada en los labios — ¿Cómo amaneciste hoy?

Ella bufó dejando ver su mal humor, la idea de despertar temprano un domingo muy temprano en la mañana no era exactamente su idea ideal de pasar los fines de semana.

—Con frio, la temperatura es horrible —se quejó subiéndose al auto, en el cual la mujer había estado apoyada esperándola—. No puedo creer que decidieran mover la sesión para hoy, moriré de hipotermia antes de finalizar

Su compañera rió acomodando el espejo retrovisor, el reflejo de la rubia apareció en su visión, aun con el disgusto pintado en todo el rostro

—Si bueno, son gajes del oficio —dijo encogiéndose de hombros y poniendo en marcha el vehículo —. Para compensar te comprare algo de chocolate caliente y bollos ¿te apetece? —ofreció conociendo de ante mano la reacción de la menor

Rin asintió con una sonrisa olvidándose de su mal humor, Sonika siempre sabía que decir.

Su mirada azulada fue a parar a la ventana, del otro lado del cristal se observaba la casa vecina que había estado deshabitada por mucho tiempo, algo en aquel paisaje hizo que su sonrisa desapareciera y la nostalgia se instalara en su pecho.

—o—

Observo la fotografía que yacía a un costado del escritorio, en ella se podía ver a una niña sonriente, sus cabellos de oro derramándose por sus hombros y el vestido similar a los diseños de marinerito.

El despacho estaba adornado por múltiples fotografías, en las cuales se documentaba el crecimiento de la niña, desde que era un pequeño bulto que solo lloraba por comida y atención, pasando por los festivales escolares, su primer viaje al extranjero, hasta llegar a ser la señorita que era hoy en día.

Ella era su orgullo, el regalo más preciado que había recibido de la vida, la futura heredera y cabeza de la familia, y como tal debía comenzar a asumir ciertas responsabilidades, que a decir verdad no le agradaban mucho.

Su pequeño rayo de sol pronto cumpliría los dieciocho años, edad suficiente para que fuera prometida con algún buen pretendiente, sin embargo, como padre creía que no existía hombre suficientemente bueno para ella. Sus colegas le habían pedido innumerables veces la mano de la chica, pero él se había negado diciendo que ella sería quien seleccionaría a su pareja, no obstante, él podía influir en la lista de pretendientes. Por supuesto que no permitiría que su amada hija se casara con un hombre sin oficio ni beneficio, solo aquellos que eran considerados dignos de ella podrían competir por su mano.

Después de todo, la única hija del magnate de los negocios Dankworth solo tendría lo mejor de lo mejor.

—o—

—Buen trabajo —Sonika felicitó al verla acercarse.

Rin temblaba de frio de pies a cabeza, incluso juraría que estaba tiritando. ¿Y cómo no? Apenas usaba una blusa de mangas caídas y de largo de tres cuartos, una falda corta de material ligero sostenida por un cinturón trenzado por sobre la blusa. Una boina sobre la cabeza y unas cuantas pulseras en la mano derecha a juego con el conjunto, y que decir acerca de los zapatos de listones, nada que ver con sus cómodas y calientitas botas

Sonika le ofreció un vaso térmico que contenía té caliente, el cual ella no dudo en recibir gustosa. Bebió a sorbos pequeños, dejando que la cálida sensación se extendiera por su pecho.

Se encontraban en un parque en plena sesión de fotos para una revista de moda, Rin había probado un sinfín de modelos y estilos, desde lo casual hasta lo elegante y ropa deportiva. Vestidos, conjuntos de pantalones, faldas, shorts y blusas tanto descubiertas como con abundantes adornos. Toda la mañana se le había pasado entre cámaras, ropa de diseñador, accesorios y maquillaje que era retocado continuamente.

—¡Rin! —llamó una mujer desde el interior de un remolque, la jefa de vestuario y maquillaje, Ann —, regresa, debemos tenerte lista para la siguiente ronda.

La rubia menor asintió devolviendo el vaso a su manager para encaminarse hacia la estilista. Deseaba que todo terminara pronto, si fuera un día normal no le importaría quedarse, pero desgraciadamente era uno de esos días que no le agradaban. En el interior Ann la esperaba junto con Mako, su otra estilista y encargada de estilo.

—Cámbiate rápido —animó la morena entregándole un conjunto consistente en una blusa larga entallada debajo del pecho con estampado de flores y unos shorts blancos cortos. Rin ahogo un gemido, más ropa ligera para semejante clima.

Tan pronto salió del cambiador Ann la hizo sentar frente a un tocador alumbrado por bastantes focos para proceder a peinarla y a retocar el maquillaje. Rin se quedo quieta, dejándose hacer rulos en el cabello y permitiendo que pinceladas de maquillaje rozaran su rostro. Sus ojos cayeron sobre el collar de clave de sol que reposaba en un exhibidor, a un lado del tocador.

Su mente inevitablemente se lleno de una voz cálida y reconfortante, esa persona le hablaba dulcemente

«¿Estás bien Rin? No llores, si lo vuelven a hacer me encargare de ellos»

Cerró los ojos dejándose llevar por la voz que resonaba en sus recuerdos, en ellos se vio ella de pequeña, llorando mientras una mano amable acariciaba su cabeza; la imagen fue reemplazada por otra, ahí esa persona le entregaba su tan preciado collar, su rostro irreconocible mostraba una sonrisa que de pequeña le daba seguridad y calidez.

«Cuando lo vi pensé en ti, porque Rin cuando sonríe es como el sol»

Más lagrimas caían de sus ojos hasta derramarse sobre su ropa, solo que esta vez eran de tristeza pura, la persona frente a ella se marchaba para nunca volver, ella lo sabía. La partida dolía, dolía demasiado. Su pequeña mano aferraba el dije a la vez que la otra apretaba la falda del vestido sucio, las cálidas lagrimas quemaban su piel y su vista borrosa por el llanto apenas podía enfocar el rostro de su persona querida.

«Rin, tengo que irme, pero regresare por ti, lo prometo»

Abrió los ojos al escuchar el llamado de Mako. Sus ojos azules reflejaban melancolía contenida, toda esa melancolía acumulada durante tantos años.

Ella aún esperaba, y lo seguiría haciendo.

—o—

El sol ya se había puesto cuando Sonika la dejado en su casa, ella le pidió que la dejara frente a la reja principal, estirar las piernas no le haría mal.

Estaba perdida en sus pensamientos relacionados con los deberes de la escuela y el hecho de que mañana sería lunes que no se dio cuenta de que se había quedado de pie en la entrada de la gran casa, incluso las rejas eléctricas ya se habían abierto y dejado el paso libre. Rin no se movió, se quedo ahí, observando melancólicamente el cielo anaranjado, no conocía exactamente el motivo, pero por alguna extraña razón encontraba ese paisaje demasiado triste.

Su móvil vibró en su bolso sacándola de su ensoñación, le había puesto silencio durante toda la sesión de fotos. Observo la pantalla cerciorándose de quien llamaba antes de contestar.

—¿Bueno?

—¡Rin! —Chilló emocionada una voz del otro lado de la línea —, voy de regreso a Tokyo ¿Quieres algo de Kyoto? Hay tantos suvenires bonitos

—Miku —saludó la rubia tratando de distinguir su voz por sobre los ruidos que la acompañaban —, deja pienso ¿Qué tal un CD de FOB? Espera, eh estado buscando un libro llamado Iron King —meditó pensativa

—Ok, CD o libro, anotado —dijo Miku, Rin pudo percibir los ruidos de detrás de bambalinas, o al menos eso le pareció—, llamaré a Gumi, nos vemos mañana

La línea se cortó antes de que Rin pudiera agregar algo más, suspiro, ni siquiera le dio oportunidad de preguntarle como le había ido en el concierto. Giro sobre sus talones dispuesta a entrar a su propiedad cuando un vehículo y varias voces llamaron su atención. Movida por la curiosidad se acerco sigilosamente para poder ver de qué se trataba tanto alboroto. Varias personas subían y bajaban de un camión de mudanzas y para su sorpresa dicho camión estaba frente a la casa vecina.

Sus pies se movieron entre los cargadores y los muebles, los objetos descargados estaban dispuestos en el jardín de la casa recién ocupada, algunos eran llevados a cuestas al interior. Se quedó al margen de la reja, curioseando y tratando de adivinar quién o quienes serian los nuevos inquilinos. Tal vez una pareja recién casada, o una familia con niños para corretear por el gran jardín, incluso podría tratarse de una pareja de ancianos en busca de un lugar tranquilo donde pasar sus últimos días.

La visión del jardín con sus flores marchitándose y sus arbustos sin podar le infundieron una nostalgia que no supo reconocer. Su mirada zafiro inevitablemente se encontró con otra de igual magnitud, fue entonces que se dio cuenta de ello.

La habían descubierto.

—o—

Varios hombres y mujeres de gran influencia y renombre se encontraban sentados alrededor una gran mesa, la junta era precedida por el jefe y presidente de las empresas Dankworth, Alexander Dankworth, quien observaba a cada uno de los presentes con el rostro serio. Muchos se preguntaban la razón de la reunión, en especial al tratarse de un evento que requería la presencia de los asesores y de los socios de la empresa.

—Eh decidido dar la mano de mi hija en matrimonio —anunció causando tanto alegría y emoción como desilusión y desdén.

Una parte del grupo felicito al hombre diciendo cosas amables y haciendo bromas con respecto a la posible distancia que se daría entre padre e hija por el matrimonio, otros —la gran mayoría— pidieron una explicación para arma semejante jaleo solo por una noticia trivial. Ella podía ser la hija del jefe, sin embargo, eso no afectaba directamente los negocios y tratos por cerrar para expandir y mantener el éxito de la compañía.

—Debería importarles —demando el hombre con bastante seguridad—, después de todo ella es la siguiente cabeza de la familia y su esposo el futuro presidente de la compañía.

Fue entonces que el murmulló y las caras de sus colegas le dijeron que habían captado la idea. El futuro esposo de la Señorita Dankworth no era un hombre cualquiera, al contrario, sería un hombre con poder para mover el cielo y el mar si así lo deseara.

—Y bien señor Dankworth ¿quién es el afortunado que ha logrado convencerlo de dar a su preciada hija en matrimonio? —inquirió un socio en la rama de transporte e ingeniería mecánica—, el joven debió ser de su agrado para entregarle a tan preciada princesa

Pretendientes no le faltaban a la señorita, innumerables veces más de un valiente se había acercado al padre en busca de su consentimiento para formalizar un compromiso o incluso una relación, pero ninguno obtuvo el visto bueno del hombre. No obstante, eso no impedía que la chica tuviera novios, no era secreto que la lista era tan larga como los mismos rechazos, sin embargo, no duraban mucho a su lado. Ella podía tener todo y a cualquiera cuando y donde lo quisiera.

—Será quien ella elija, por supuesto —respondió dejando a las personas algo confundidas

¿Acaso aun no había compromiso?

Algunas miradas fueron intercambiadas, incluso la sala de conferencias se sumió en un silencio incomodo, nadie creía lo que el hombre decía, ya era una locura el que accediera a dar a su preciada hija en matrimonio.

—Eh dicho que daré la mano de mi hija en matrimonio, más yo no elegiré al prometido, ella tiene todo el derecho de elegir con quien se casara —señalo aclarándose la garganta —. La propuesta está aquí: Todas las familias a las que eh notificado acerca de esto pueden intentar conseguir su mano, yo reconoceré a quien sea que ella elija de entre sus primogénitos, sin embargo, solo un hijo de cada familia puede hacerlo, quiero igualdad de oportunidades.

Las personas en la sala contuvieron el aliento, él hombre estaba ofreciéndoles a su primogénita como premio, tal cual alimento sagrado en charola de oro y plata. Ningún empresario declinaría tal oportunidad, tener a la única heredera de las empresas Dankworth como esposa de alguno de sus hijos era poseer gran influencia en el mercado a nivel mundial.

—¿E-está diciendo Mr Dankworth que quien logre enamorar a su hija será quien se case con ella? —preguntó anonadada la encargada del área de avances tecnológicos y ciencia

El hombre negó lentamente

—No quien la enamoré, sino quien posea su corazón —rectificó.

El enamoramiento era simple y algo volátil, a veces podría darse y otras no, incluso podría confundirse con simple capricho y deseo, pero la posesión era sinónimo de protección y atención, iba de la mano con el enamoramiento, pero a un nivel mucho más alto que simple cariño y atracción.

—¿Alguna duda?

La sala quedo en silencio.

Todos se miraron los unos a los otros, el señor Dankworth se recostó en su silla esperando alguna pregunta o reacción, pero no hubo más que solo miradas furtivas y más silencio.

Al parecer el juego acababa de comenzar.


Continuará...


¡Es el fin del primer capítulo!

Bien, pondré una clasificación T por lenguaje y por posibles escenas, debo decir que nunca eh escrito un Lemmon, pero esta es una buena oportunidad para intentarlo, bien ¿Con quién creen que quede? Obviamente es un Len x Rin, pero nada será fácil.

Decidí que Rin sea modelo porque ponerla de cantante esta muy usado ¡Puff! ya se que vocaloid es de música, pero decidí cambiar un poco las reglas, ya verán a lo que me refiero. ¿Quién creen que sea quien descubrió a Rin?

Chan-chan-chan-chan.

Bueno, este escrito será para experimentar mi escritura, así que veremos como resulta todo esto.

Nos leemos luego gente, hasta el próximo capitulo.

Pc fuera.

Paz :u

Frijolitos y pollitos, dejen review.

Un escritor vive de eso, sin ellos nos morimos, y morir es lo mismo que no existir en FF.