Muy buenas, seres del averno. Aquí traigo mi primer fic centrado en el señor Trafalgar Lar (Law... *¬*) y sí, se como se comporta el señor Trafalgar pero en este Fic cambiaré un poco su personalidad respecto con la protagonista, Neme-chan :3 No me mateis... ;w;

Puede considerarse que transcurre en un universo alternativo, pero no del todo. Es decir, la historia no transcurre como piratas, si no en este reino, pero existen las Akuma no Mi.

Las primeras partes las suelo hacer cortas, asi que aquí va el primer capítulo :3

Law x Oc.


Capítulo 1

-¡Neme-sama! -Ya empezaba…- ¡Neme-sama!

Como todas las mañanas, la sirvienta de mi padre, la que se encargaba de mí todos los días, mi sombra, venía a despertarme.

-¡Neme-sama, es ya muy tarde! ¡Su padre quiere hablar con usted!

Cubrí mi cabeza con la almohada soltando un sonoro gruñido, solo pedía dormir un ratito más.

-¡Neme-sama! ¡Si no se levanta por las buenas tendré que entrar!

-¡Ya voy!

Soltando un bufido, me puse de pie y me dirigí a mi armario. No había vestidos lujosos ni cosas parecidas, cosa habitual en las princesas… Pero yo me negué en su tiempo y ahora me podía vestir como me apeteciese a excepción de las reuniones y conferencias internacionales a las que tenía que acudir como heredera del trono.

Cogí unos vaqueros largos claros y una camisa amarillo claro. Me cepillé el pelo. Mi pelo se caracterizaba por tener un azul claro bastante bello, del color del cielo, pero a la vez ondulado, que lo hacía mejor todavía.

Me calcé unas zapatillas de bota negras y me marché de la habitación.

Antes de ir a ver a mi padre iría a dar una vuelta. Primero pasé por la cocina a saludar al personal.

-¡Hola, Sanji-kun! ¡Hola, Luffy-chan!

-¡Neme-sama!

Luffy era uno de los que trabajaban en el ejército. Aunque tenía una actitud y pintas de niño era de los más fuertes en el reino. No pintaba mucho en la cocina pero solía colarse para comer más de la cuenta, su apetito es infernal.

El rubio dejó sus menesteres para correr hacia mí. Era conocido por ser el hombre más mujeriego de todo el reino. Corriendo alrededor de mí comenzó a avasallarme con sus halagos.

-¡Neme-chan! ¡Hoy estás más guapa que nunca!

Tras conseguir quitarme de encima al cocinero, cogí prestado un bollo y comencé a comérmelo mientras caminaba por los lujosos pasillos del castillo.

Por el camino me encontré con Nico Robin, mi profesora y la arqueóloga por excelencia de mi padre.

-Buenas, Robin-sensei.

-Buenos días, princesa Neme-sama.

Seguí caminando sin mucha prisa, mordisqueando el bollo. Estaba recién hecho y olía que alimentaba solo con eso.

-¡Eh, oye! ¡Tú!

Escuché una voz detrás de mí lo que provocó que me girase para ver de quien se trataba, aunque me sorprendió su forma de hablar, por mucha confianza que tenía con los sirvientes, estos nunca me habían tratado de "tú".

Se trataba de un hombre bastante más alto que yo, de pelo negro, cuerpo atlético, y una mirada…diferente. Lucía una sudadera amarilla y negra con un Jolly Roger en el centro, unos pantalones vaqueros con lunares negros y un sombrero blanco también con lunares.

Al ver como me miraba me sentí extraña. Me giré como si no fuese conmigo y seguí caminando. Escuché sus pasos acercándose hacia mí llamándome. Acabó por agarrarme del brazo y me acorraló contra la pared.

-¿Se puede saber por que huyes de mí?

-Bueno, perdona, pero es que me has llamado como si fuera un caballo, en plan "¡eh, tú, oye!" y me he asustado.

-Ay, ¿y qué quería la niña? ¿Qué le mandara una notita perfumada?

Un gruñido se escapó de mi garganta, ese tío me estaba sacando de mis casillas.

-Me llamo Law, ¿y tú? –Dijo mientras me extendía la mano. Sonreí, pobre inocente.

-Némesis, pero me llaman Neme. –Dije mientras que con mi dedo índice tocaba el suyo de la mano que me ofrecía, haciendo que le diese un chispazo y el chico retirase su mano en seguida.

-¡Joder! –Se quejó mientras se tocaba la mano- ¿Qué ha sido eso?

-Mi saludo.

-Muy graciosa.

-Más pareces serlo tú.

-Pero si sé que te gusto.

Cada vez me ponía más nerviosa, tanto que los circuitos del pasillo comenzasen a fallar.

-¿Qué te crees, que todas las chicas están locas por ti o qué?

-Todas no –Dijo mientras se acercaba cada vez más a mi mientras yo me arrimaba a la pared-, pero tú si.

Todo lo que funcionaba con energía eléctrica estalló, desde las bombillas hasta las cámaras de seguridad.

Law dio un pequeño respingón, retirándose para observar unas bombillas al lado nuestro.

-¿Qué demonios…? –Dirigió su mirada hacia mí mirándome con una mezcla de sorpresa y miedo- ¿Tú eres…?

-¿La hija del rey? Sí. Esto suele pasarme cuando me pongo nerviosa… -Comencé a caminar para alejarme del chico y que no volviese a arrinconarme- Y tú me pones muy nerviosa.

-Ejem…

Alguien más nos había escuchado, no se durante cuanto rato, pero una de las sirvientas de mi padre estaba allí.

-¿Trafalgar Law? –Este asintió- El Señor le busca.

¿Mi padre?

-Y Neme-sama, sus guantes –Dijo la muchacha mientras me pasaba unos guantes negros con topos blancos-. Tiene que tener más cuidado, si le pillase su padre…

-Si, si, se me ha olvidado.

-Su padre también le está buscando a usted, Neme-sama.

-Lo sé, iba de camino –Comenzamos a caminar hacia el despacho de mi padre, donde realizaba todas las reuniones-. Por cierto, deberías de avisar a Franky-san de que arregle las instalaciones eléctricas de la zona…

-Neme-san, ya van cuatro veces en esta semana.

-No lo hago por gusto.

-Lo sé, pero debería controlarse un poco.

-Si fuese tan fácil…

Llamamos a la puerta y mi padre nos dio paso.

-Con permiso, Haythman-sama.

-Buenas, padre.

-Sentaos por favor.

Tanto Law como yo nos sentamos mirando hacia mi padre.

-Trafalgar, ella es mi hija, Némesis.

-Sí, ya nos conocemos, Haythman-sama.

-Padre, ¿para qué me has llamado?

-A partir de hoy, Chopper-san y él se encargarán de investigar tu enfermedad.

-No estoy enferma, padre.

-Sea lo que sea, el caso es que a partir de hoy él se encargará de estudiarte día a día.

-Como ya le comenté por Den Den Mushi, no le aseguro que pueda arreglar el problema, en el mejor de los casos podré disminuir su efecto.

-Cualquier avance es bienvenido.

Por el rabillo del ojo miré por un instante al chico. Ahora que lo miraba más detenidamente…estaba de buen ver.


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