¡Hola! Sinceramente, no esperaba hacer esto tan pronto! jaja. Verán, le conté esta historia a mi mejor amigo y me dijo que debería escribirla y no solo eso, me dijo que tenia que publicarla, que sería demasiado egoísta si no lo hiciera. Y bueno, aquí esta. Espero les guste.
Primero que nada, los personajes no son míos. La mayoría no, han salido de la hermosa trilogía "Los juegos del hambre" yo solo eh modificado la historia.
Esta historia esta inspirada en otra que ya había escrito y también en unos capítulos del libro "Pequeñas mentirosas" fuera de eso, todo es mio. Yo lo invente. Disfrútenlo.
Gale POV.
Me despierto con un nudo en el estomago por los nervios. Hoy es mi entrevista en una de las empresas mas importantes de New York, es un puesto temporal, un par de meses en vacaciones de verano, pero que en mi curriculum aparezca esa empresa hablara mucho de mi. Y además lo tomo como reto personal.
Después de cambiarme con uno de los tantos trajes que tengo me dirijo a mi coche y conduzco lo mas rápido que puedo hasta que llego a mi destino.
Estaciono el coche y entro en la empresa, me recibe una hermosa recepcionista.
-Buenos días, ¿puedo ayudarle en algo?
-Buenos días –contesto amablemente-. Vengo a una entrevista de trabajo.
-¿Gale Hawthorne?
-Así es – sonrío.
-Claro, toma el elevador al cuarto piso a la derecha, lo están esperando.
-Gracias.
Camino por todo el pasillo hasta que llego al elevador, escucho que las puertas se van abrir y apresuro mi caminar hasta casi correr. De a cuerdo al reloj, iba dos minutos tarde. No es tanto tiempo, pero la puntualidad cuenta enormemente.
Cuando giro para entrar en el ascensor algo se impacta contra mi cuerpo y me deja sin aliento durante un momento.
-¿Por qué no te fijas? –Dice una voz masculina.
-Lo siento –le digo levantando un portafolio que se había caído y entregándoselo y cuando lo veo a los ojos me doy cuenta que es apenas un niño. Tendrá máximo 17 años, llevaba el cabello rubio alborotado y las mejillas rosas.
Me arrebata el portafolio y sale corriendo.
Respiro dos veces y entro al ascensor, no podía estresarme ni alterarme, no ahora.
Cuando por fin llego ya me esta esperando otra recepcionista y me conduce hasta la sala de juntas.
-El señor Hawthorne ah llegado –anuncia.
-Que pase –Dice una voz femenina en el interior.
La chica asiente ligeramente y murmura la palabra "suerte". Le sonrió y entro.
Dentro de la sala hay un montón de gente en una mesa con forma de media luna y frente a ellos esta una señora que me recibe con una sonrisa.
-Gale Hawthorne.
-Así es, es un placer –le digo tomando su mano y haciendo una pequeña reverencia. Rebecca L'blair. Accionista mayoritaria de la empresa, hija del fundador.
-Adelante, muestra lo que nos has preparado.
Suspiro lentamente y sonrío.
Presento mi proyecto y trato de ser lo mas natural posible. Explicar mis gustos y mis aficiones. Describir mi forma de trabajar y de acoplarme a prácticamente cualquier área.
Cuando termino sonrío y todos me miran, algunos con una ligera sonrisa y otros con la mirada fija en mi.
-L'blair es una empresa dedicada a la moda, arte y belleza –comienza a decir Rebecca, pero se detiene cuando se abre la puerta, al principio pensé que era la chica recepcionista, pero no. Era el chico rubio con el que me tope en el elevador. Entra y cuando me mira sonríe con suficiencia y se sienta en una de las sillas vacías Mirándome . Como decía, somos una empresa que abarcamos una gran variedad de áreas y sinceramente, Gale, personas como tu es lo que necesitamos aquí.
Para mi gran sorpresa no me desmalle. Me temblaron las piernas y sentí una opresión en el pecho. Sonreí como pude e hice una reverencia tonta con la cabeza.
-La cuestión aquí no es si te vamos a contratar, es mas bien, en que área te vamos a acoplar…
-Yo estaría bien en lo que sea…
-De eso estoy segura, tus conocimientos, aptitudes y destrezas me dejan en claro que puedes ser desde modelo hasta administrativo…
-¿Puedo hacer una pregunta? –Habla un señor con un estilo extravagante desde un lado de la mesa.
-Adelante –dice la señora L'blair.
-¿Qué experiencia tienes?
-Bueno… -trato de contestar lo mejor que puedo-. Acabo de graduarme de la universidad, me han dado un empleo como profesor de literatura y artística en un instituto un tanto alejado de aquí y…
-¿Entonces no pretendes trabajar completamente en este lugar? –Me pregunta en un tono elevado.
-Supe que el puesto es por dos meses ¿Me equivoco? Leí que es por las festividades del aniversario y…
-Tienes razón, Gale –interviene la señora L'Blair sonriendo-. Louis, ¿Dime que no te gustaría trabajar con este encanto en la casa de diseño y moda?
-Pues podría hacer algo bueno con el –contesta con un poco de soberbia.
-Yo también, de hecho, creo que el tiene mas futuro como modelo que como diseñador –habla una chica hermosa con una sombrero elegante.
-Lo se, lo se. Pero tengo algo para el. Si todos estamos de acuerdo, le entregamos el puesto.
Nadie dice nada.
-Muy bien, entonces se finaliza la reunión. Te veo en mi oficina –Se despide de mi y sale por la puerta. Me quedo parado ahí, como estúpido sin hacer nada. Cuando ya todos se marchan intento salir sin desmayarme. Lo ultimo que veo es el chico rubio con su mirada penetrante puesta en mi.
-Estuviste perfecto –me dice la recepcionista-. Soy Bianca.
-Gale –contesto casi sin aliento.
-Rebecca se fue muy satisfecha, me ah dicho que te lleve a su oficina, es por aquí.
La chica me conduce por unos pasillos y nos detenemos frente a una puerta, la cual abre y me hace pasar.
Cuando entro a la oficina Rebecca me indica que me siente frente a su escritorio y cuando lo hago me sonríe.
-Primero que nada, aquí no hay formalidades para mi ¿Esta bien? Me llamaras Rebecca. O Becca. Nada de señora, licenciada, nada de eso. Rebecca o Becca. ¿Aceptas el puesto?
Sonrío ampliamente.
-Por supuesto que si.
-Muy bien, Gale. No deje que te eligiera nadie mas por que tengo una tarea importante para ti. Como has dicho, se acercan las celebraciones de nuestro aniversario y necesitamos que todo este perfecto. Mi hijo esta aquí por sus vacaciones escolares y tiene un puesto en donde no se especializa en una sola cosa, mas bien, lleva un control y pone su punto de vista en cada área de la empresa. Es lo que quiero que tu hagas. Que compartas ese puesto con el, que tu sabiduría y estilo quede en cada una de las áreas de esta empresa. ¿Aceptas?
-Rebecca –tartamudee al llamarla por su nombre-. Es mucho mas de lo que me esperaba, gracias.
-Gracias a ti por venir – sonríe y descuelga el teléfono indicándome que espere un momento, después de hablar con alguien vuelve a la conversación-. Conocerás a mi hijo y se que harán un buen equipo.
En ese momento se abre la puerta.
-¿Si?
-Entra Peeta, necesito hablar contigo.
Cuando me giro para ver me doy cuenta que Peeta es el chico rubio del elevador, el que me miraba con desprecio en la entrevista.
-¿Si? –vuelve a preguntar cuando se pone a mi lado.
-Gale es tu nuevo compañero de trabajo…
-No gracias, puedo hacerlo solo.
-Te estoy diciendo que trabajaras con Gale.
-Pero puedo hacerlo…
-No se preocupen, puedo hacer cualquier otra cosa, de verdad… -trato de calmar las cosas, siento un peso sobre mis hombros y mis mejillas no pueden estar mas calientes.
-Para nada. Los quiero juntos. Peeta – después de una severa mirada el chico se da la media vuelta y se marcha.
Rebecca me sonríe y descuelga el teléfono.
-Bianca, que preparen la oficina de Peeta para que Gale se instale ahí…
-¿No puedo conservar mi oficina? –pregunta el desde la puerta.
-Trabajaran juntos, Peeta –contesta su madre con un poco de dulzura-. Y quiero que le des un recorrido por la empresa. –sus ojos se postran sobre mi-. Gale, adelante, Peeta te llevara.
Me pongo de pie y como puedo le agradezco lleno de vergüenza, estrecho ligeramente su mano y me dirijo a la salida.
Afuera de la oficina estaba Peeta de espaldas a mi y comienza a caminar.
-¿Vas a venir o no? –Me pregunta cuando se voltea y me ve parado a varios pasos de el.
Asiento y camino a su lado.
Me lleva por toda la empresa y me muestra cada lugar y yo trato de memorizar las cosas. Cuando termina me deja frente a la que ahora será nuestra oficina y sin despedirse se marcha. Camino tras de el y cuando me pongo a su lado lo tomo de la mano y lo jalo delicadamente para que me mira.
-Lo siento, Peeta. No se por que me desprecias tanto, pero lo siento. Y si ahora vamos a trabajar juntos deberíamos intentar llevarnos bien…
Los segundos pasan y sus ojos no se desprenden de mi rostro y me doy cuenta que mi mano sigue sujetando la suya y en ese momento siento un golpeteo rítmico en mi pecho.
-¡Peeta! –grita una voz femenina entonces siento como el gira su rostro y lo vuelve con fuerza cuando se da cuenta que nuestras manos están entrelazadas, me suelta rápidamente y me da la espalda.
-¡Tenia mucho que no te veía! –Grita Peeta y abraza a la chica rubia que acababa de gritar.
Los miro un momento, la sonrisa que tenia Peeta en su rostro era hermosa, sus ojos brillaban de felicidad y sus rostro que antes había estado severo, ahora relucía perfectamente, como un ángel un joven con facciones hermosas. Era varios centímetros mas bajo que yo y tenia un cuerpo tonificado y robusto, su piel blanca contrastaba hermosamente con el traje negro que llevaba y mientras giraba con la chica envuelta en sus brazos y su cabello ondulado se movía perfectamente. Cierro mis ojos y me doy la media vuelta. "El no." Pienso para mi.
Los días siguientes fueron muy tensos, Peeta a penas me dirigía la palabra y la mayoría de las veces parecía estar enojado. El trabajo en la empresa parecía nunca acabarse y tardé tres semanas en acoplarme a todo.
Hoy nos habíamos quedado a trabajar después de que todos salieron, eran las 11:50 de la noche y aun no acabábamos.
-Hay que irnos, mañana continuamos con el trabajo –Dice Peeta poniéndose de pie. Acepto con un asentimiento y acomodo los papeles de mi escritorio.
Salgo unos minutos después de el. Camino lentamente, la empresa es muy tranquila en la noche y la iluminación interior es perfecta, hay todo tipo de luces y figuras que lo alumbran.
Salgo por la puerta principal y Peeta esta a un costado de su coche. Como el estacionamiento cierra a las 10:00pm habíamos estacionado el coche frente al edificio.
-¿Todo bien? –le pregunto cuando paso a su lado, dirigiéndome a mi coche.
-No quiere encender –contesta cortantemente.
Después de unos segundos sin que nadie diga nada me ofrezco a llevarlo.
-Puedes venir conmigo, te llevo a tu casa.
-No gracias, prefiero caminar. –dice sin mirarme.
-Peeta, no te caigo bien, lo se. Pero no tienes por que comportarte así… puedo llevarte, de verdad.
El se gira lentamente y me mira con sus ojos azules, brillantes aun ante esta escasa luz.
-De verdad, prefiero caminar. Mi casa no esta tan lejos y el clima en la ciudad esta muy agradable, quisiera disfrutar un poco de aire libre. Buenas noches, Gale. –Se despide de mi con un asentimiento y pasa a mi lado.
Lo miro marcharse sobre la acera.
Inhalo un poco, el clima esta extrañamente frió para ser verano, el aire es ligero y hay muchos carros en la calle.
Miro mi coche, después a Peeta que se aleja cada vez mas y de nuevo a mi coche. Pongo la alarma y camino rápidamente hasta llegar a un lado de Peeta.
-¿Qué haces? –pregunta mientras me acoplo a su paso.
-Tienes razón, el clima esta perfecto y es bueno disfrutar un poco de aire libre.
-Tu coche se quedara solo –dice mirando directamente hacia enfrente.
-El tuyo también. Mañana llegare en taxi, creo que mi coche tampoco encendería hoy.
Le miro de reojo. Esta sonriendo.
-Apuesto a que ni siquiera vives para acá.
-No, pero tu si –contesto.
El se detiene en seco y yo varios pasos después de el y me giro para mirarlo.
-¿Qué pretendes? –me pregunta.
-Nada, solo pasar un tiempo contigo.
-¿Por qué querrías eso?
-Por que… -Vamos Gale, un buen motivo, el te odia, piensa en un buen motivo-. Por que es lindo. – Estúpido. ¿Lindo? Estúpido, estúpido, estúpido.
Peeta suelta una ligera risa y menea la cabeza y sigue caminando. Sonrío también cuando el me hace una seña para que camine a su lado.
Después de cruzar la calle Peeta se gira para mirarme.
-Y tienes hermanos ¿Gale?
-No –contesto. Nunca me había hablado y ahora que lo hacia no desaprovecharía la oportunidad-. En realidad estoy solo. No tengo hermanos y mis padres murieron hace dos años.
-Lo siento mucho –contesta el arrepintiéndose de su pregunta.
-No te preocupes – sonrío para animarlo.
Pasa un largo momento sin que ninguno diga algo.
-¿Y tu? ¿Tienes hermanos? –le pregunto.
-Un medio hermano, es hijo de mi padre pero no de mi madre.
-Pensé que tus padres estaban casados…
-No. Tengo toda mi vida viviendo con mi padre, a mi madre solo la visito en vacaciones.
-Valla… ¿Entonces no vives aquí?
-No.
-¿En donde vives? –pregunto con interés y un poco de impaciencia. Su manera de responder me pone de nervios.
-En… en Miami –contesta.
-Miami, que bien…
-Tu dijiste que te habían ofrecido un trabajo en otro lugar ¿A dónde te iras?
-A Los Angeles –contesto. Pero no era verdad, el puesto de profesor me lo habían dado en un pueblito de Washington, un pueblo aburrido y para nada interesante.
-Los Angeles, que guay. –Exacto. Guay.
Caminamos varias cuadras en silencio. Me sentía nervioso con el a mi lado y no se me ocurría nada bueno para platicar, aunque deseaba con todas mis fuerzas hacerlo.
A veces nuestras manos se rosaban y cada ves sentía mas la corriente eléctrica emanar de entre nosotros.
-Nunca eh entrado ahí –le digo cuando pasamos frente a un parque de diversiones.
-yo menos –acepta el mirando detenidamente.
Hay un montón de gente afuera, sobre todo jóvenes. Muchos jóvenes.
Cuando la luz se puso en verde, para poder pasar al otro lado de la acera, tomo a Peeta de la mano y lo jalo con fuerza mientras corro.
-¡¿Qué diablos haces?! –Grita mientras cruzamos la calle y cuando llegamos a la otra acera, justo frente a la entrada del parque de diversiones me detengo en seco y por el impulso Peeta se estrella contra mi cuerpo. Lo sujeto de la cintura con mis manos y dejo nuestros cuerpos juntos, sus manos se han postrado sobre mi pecho y nuestros rostros quedaron a escasos centímetros.
-Una noche. Te pido una noche. Solo una noche en que dejes de ser el Peeta de siempre. Mañana podrás volver a ser el amargado y soberbio Peeta. Dame solo una noche. Por favor.
Lo miro directamente a los ojos, de cerca, sus ojos son de un extraño color azul celeste que jamás había visto, hermosos y con un delineado de pestañas espesas que hacia resaltar aun mas su color.
-¿Amargado y soberbio? –pregunta sonriendo.
Sonrío.
-Lo tomo como un si. –Vuelvo a tomarlo de la mano y lo conduzco hasta la taquilla.
Compro dos boletos y entramos en el parque.
-Creo que ya no me cabe nada mas –dice dejando la mitad de su hamburguesa sobre el plato.
-Pero si apenas comiste.
-Si, pero durante la noche me has hecho comer cualquier cosa que creas comestible.
-Venga hombre, ¿Cuándo volverás a hacer esto? –Espero que pronto y conmigo. Pienso.
Peeta sonríe y niega con la cabeza mientras señala la mitad de la hamburguesa que ya no se comerá.
Pasan unos minutos sin que hablemos.
-¿Y tienes novia? –le pregunto y el me mira a los ojos.
-No –me contesta con un tono cortante, de igual forma, yo no dejaría que ahí acabara la conversación.
-¿Por qué? Mírate, podrías tener lo que quisieras.
-Bueno digamos… -su rostro adquiere un tono rosa-. Digamos que soy muy selectivo con mis parejas… Y tu Gale ¿Tienes a alguien?
-No hasta ahora – sonrío.
Peeta toma un bocado mas de su comida y desvía la mirada. Estamos sentados en un pequeño restaurante bar dentro del parque de diversiones y el ruido afuera es increíble, pareciera que son las 6 de la tarde en lugar de las 2:30 de la mañana.
-¿Puedo preguntar por que me odias? –le suelto por fin.
-No te odio –contesta bajando la mirada.
-¿Por qué me odiabas? Entonces.
-No es odio, es solo que… no se, es mas complicado.
-¿Complicado?
-Si.
-Podría entenderlo.
Se queda callado sin decir nada, tiene sus manos sobre la mesa y juega con la yema de sus dedos, es entonces cuando me doy cuenta de un par de cicatrices en sus muñecas.
-¿Qué te pasó? –pregunto al instante.
-No es nada –dice jalando el saco para que lo cubra y levantándose de la mesa-. Deberíamos irnos.
Se da media vuelta y sale del restaurante deteniéndose en la puerta y mirando hacia el cielo.
Lo mas rápido que puedo entrego un billete al mesero y me salgo antes de que me den el cambio.
-No pretendía incomodarte –le digo cuando llego a su lado.
-Estoy bien –dice y comenzamos a caminar hacia la salida.
Comenzamos a caminar por las aceras y a girar y cruzar calles. No se hacia donde nos dirigimos y en todo el camino no hemos tenido una conversación.
-Es aquí –me dice cuando llegamos a un edificio de departamentos.
-¿Vives aquí?
-No realmente. Vivo con mi madre en una residencial en el centro, pero hoy me quedaría aquí por que saldría tarde de la oficina…
-Valla, pensé que lo decías solo para deshacerte de mi –acepto.
-En parte –el sonríe avergonzado.
-Bueno pues… nos vemos mañana. –le digo esbozando una pequeña sonrisa.
-Mañana no trabajamos –me dice.
-Oh claro… Entonces ¿Nos vemos mañana? Podemos ir a comer o algo…
-Gale… -susurra-. ¿Por qué no te quedas a dormir aquí? Es tarde y apuesto a que no sabes como regresar…
-Puedo tomar un taxi.
-Para nada, vamos. –Coloca su pequeña mano sobre mi espalda y me conduce hacia el interior.
Pasamos por la recepción y Peeta coge las llaves de su habitación, subimos al elevador y después caminamos por un largo pasillo hasta que llegamos.
-No es muy grande, pero cabremos los dos –me dice mientras entramos.
Cuando entro lo primero que veo es el balcón grande hacia mi derecha, con una vista hermosa hacia central park.
-Gracias –le digo.
Me conduce por un estrecho pasillo elegante y me abre la puerta.
-Puedes dormir aquí. –Me dice.
-Esta bien, gracias –contesto.
Peeta se despide con un asentimiento de cabeza y yo me meto a la habitación.
Me quito los zapatos y los calcetines, después me quito el cinturón, el saco y la camisa, quedando semi desnudo.
Me tiro sobre la cama y espero a dormir. No lo logro.
Después de prácticamente una hora me pongo de pie y salgo de la habitación, sin un rastro de sueño.
Cuando camino hacia la sala, sin dirigirme hacia un lugar en especifico me doy cuenta que hay alguien en el balcón.
Me acerco lentamente y distingo el cabello rubio y despeinado de Peeta.
-¿No puedes dormir? –le pregunto y el se sobresalta. Sujeta su bata de dormir con las dos manos y se cubre el pecho desnudo.
No pude evitar mirarlo de los pies a la cabeza. La bata llegaba varios centímetros arriba de la rodilla y sus piernas estaban desnudas.
El sonríe y vuelve su mirada hacia el infinito.
Me coloco a su lado.
-Es hermoso –le digo mirando la ciudad de noche. A pesar de la hora, las calles siguen llenas de coches y las luces de todas formas y colores iluminan todo rastro de obscuridad.
-Lo se –dice el en un susurro.
Peeta baja su mano derecha a su costado y siento como nuestros dedos se rosan y el no la retira.
Sin decir nada dejo que el tiempo pase y cada vez me acerco mas a el.
De pronto algo me impulsa a querer tocarlo. Giro mi rostro y lo miro directamente.
Su perfil es hermoso, sus labios están estrechos y marcan ligeras arrugas sobre ellos. Tiene la nariz mas hermosa que jamás habría visto y sus ojos brillan azules con las luces de colores.
Y entonces comienzo a acariciar su mano y el lo nota. Cierra los ojos unos segundos y después los abre. Enredo mi dedo meñique con el de el y en ese momento el se voltea para mirarme.
Sus ojos comienzan a absorberme y poco a poco me empiezo a acercar a el. Mi respiración esta entrecortada y mi corazón late como si quisiera salirse de mi cuerpo y cuando menos me lo espero mis labios están rosando los de el.
Poco a poco voy saboreando sus labios, lentamente, calculando su respuesta. No hay rechazo.
Coloco mis manos sobre su cintura y lo acerco lentamente hacia mi.
Sus brazos siguen rígidos en sus costados pero cuando comienzo a meter mis dedos por entre su bata no se resiste.
Comienzo a acariciar su piel desnuda y a acercarlo a mi. Cuando su piel rosa con la mía me doy cuenta que no me puse la camisa para salir y que nuestro torso desnudo esta caliente bajo la fina capa de piel.
Sus labios dejaron de tensarse y ahora se abren paso entre los míos, siento su lengua caliente y húmeda rosar mis labios y entonces el se separa con fuerza de mi agarre.
No lleva mas que un bóxer ajustado color gris, entonces se cubre el cuerpo con la bata.
-Lo siento –me dice y me da la espalda mientras camina apresurdamente hacia el interior.
Sin moverme recuerdo los últimos segundos. Cuando sus labios tocaron los míos Cuando las yemas de mis dedos acariciaron su piel desnuda.
Quizá había estado mal, el era apenas un niño, en realidad, ni siquiera sabia su edad.
La noche paso tan lenta como me lo habría esperado. Por la mañana, cuando desperté escuche ruidos fuera y me vestí antes de salir.
-Buenos días –me dice Peeta desde la cocina.
-Buenos días –le respondo.
Esta preparando la mesa, en donde ya hay comida servida.
-Se ve delicioso –murmuro y espero una respuesta de el. No la hay. Solo una ligera sonrisa.
Lleva una camisa color verde, desabrochada lo suficiente para ver su pecho desnudo, un short color beige que le llega un poco debajo de la rodilla y unos zapatos color verde. Hermoso. Un atuendo que pocos usarían, un atuendo que solo usan los modelos en las pasarelas, un atuendo que en pocos se ve bien y que en el se ve perfecto.
El desayuno es lo bastante incomodo y Peeta apenas me mira.
Cuando terminamos el se para de la mesa, recoge sus platos y los pone sobre el fregadero y cuando esta apunto de salir por la puerta lo tomo del brazo y lo jalo hacia mi.
-Peeta… -comienzo a decir.
-Escúchame Gale, lo siento. Me deje llevar ¿Si? No… no supe por que lo hice, pero lo siento y no quería hacerte sentir incomodo, no quería que hicieras algo como eso y…
-¿Qué estas diciendo? –pregunto mientras me pongo de pie y me paro frente a el.
-Eh dicho que lo siento… por lo de anoche.
Lo tomo de la cintura con mi otro brazo y lo acerco hacia mi.
-No te disculpes –murmuro y me acerco a sus labios-. Yo quería hacerlo.
Sus ojos me miran, como jamás me habían mirado y siento que pierdo el control.
Sus manos tocan mi espalda y sus labios rosan con los míos una y otra vez hasta que me acerco con fuerza y le beso.
No fue como antes, no había tensión, había algo mas, algo que jamás había sentido.
Lo recargo contra la pared y comienzo a besarle, siento su esfuerzo por alcanzar mis labios y me encorvo un poco.
Giramos sin despegarnos y salimos por la puerta perdiendo el equilibro y chocando contra una pared. Recargado sobre ella, Peeta comienza a desabrochar mi camisa con desesperación y siento como si mi corazón fuese a explotar.
Regreso a sus labios y seguimos caminando y no me doy cuenta de nada hasta que estamos sobre su cama acariciándonos.
Sus labios saben a dulce y son suaves y carnosos, sus manos cálidas acarician mi espalda desnuda y las mías acarician sus piernas por debajo de la tela de su short.
-Esto esta mal, ¿Lo sabes? –le pregunto entre besos.
El se detiene y con sus dos manos puestas sobre mi pecho me aparta.
-¿A que te refieres?
-Eres menor de edad y te eh de llevar algunos cinco años…
-Tengo 17 –contesta entrecortadamente.
-Tengo veinticinco.
-Es excitante –Toma mi cabello y vuelve a besarme.
Giramos sobre la cama hasta quedar yo debajo de su pequeño cuerpo.
-Tengo miedo –dice separándose de mi y sentándose en la cama, su camisa esta abierta completamente y su short desabrochado.
Me siento frente a el y coloco mi mano sobre su rodilla.
-¿De mi? –le pregunto.
-Tengo miedo de que desaparezcas. Cuando me preguntaste por que te odiaba, bueno, no te odiaba, es solo que no quería llegar a esto. Me gustaste desde que te vi y supe que solo me haría daño si convivía contigo… No quiero hacerme daño…
-No te haría daño, Peeta –tomo su rostro entre mis manos-. Peeta voy en serio contigo.
Me mira durante unos segundos e inclina su rostro para besarme.
-¿Qué pasara con la gente? –pregunta.
-¿Cuál gente?
-Todos, no querrás que me vean contigo…
-Escúchame, eso a mi no me importa… -Mi mano se entrelaza con la suya-. Pero si tu no quieres que nadie se entere, no hay problema por mi…
-No hay problema –susurra-. Mi madre lo sabe.
No logro disimular mi sonrisa. Estoy feliz. Me imagino de ahora en adelante entrando con Peeta, tomados de la mano, besándonos cuando se nos plazca, saliendo a donde queramos sin importarnos lo que piensen de nosotros.
-Pero mi padre no lo sabe.
-Eso es un problema… aunque por ahora no vivimos con el – sonrío.
-¿Vivimos? –suelte una risita.
Vuelvo a tomarlo del rostro y beso sus labios una vez mas.
Con mi mano sobre su rodilla comienzo a acariciar cada vez mas parte de su muslo y cuando estoy suficientemente cerca Peeta coloca su mano sobre su short deteniendo mi avance.
-Vamos, salgamos. Por que terminaremos haciendo algo que no deseo.
Siento algo en mi estomago, algo que no se siente bien. Se que mi expresión ah cambiado pero no se en que aspecto.
-Lo siento, no lo quise decir de esa forma, es solo que no creo estar listo para eso, ya sabes… Eres mi primer novio.
Suelto un suspiro, siento alivio en mi pecho y destenso mis músculos.
-¿Somos novios? –le pregunto sonriendo.
-Bueno, esperaba a que me lo pidieras formalmente, pero con esto basta.
Se arrodilla en la cama y comienza a besarme mientras sus manos acarician mi pecho, después mi abdomen y cuando toca mi pubis siento una corriente eléctrica a traves de mi cuerpo.
-Vamos –dice despegándose de mi.
-No puedes dejarme así. –me quejo y el sonríe.
Nos ponemos de pie y arreglamos nuestra ropa.
El día pasa volando, estar con el es como estar conmigo mismo. Siento como si lo conociera desde hace mucho tiempo. Sigue habiendo cosas que me preocupen, aunque tiene una actitud muy madura para su edad, siento que a los ojos de otros nos veamos mal. Prácticamente soy un profesional, un adulto, y algunos aun pueden ver a Peeta como un niño. No es que me importe, pero no quiero meterlo en problemas.
Su madre sabe de sus preferencias, pero su padre no, lo cual es un problema. Tendremos varias semanas juntos en vacaciones, pero tendremos que regresar, el a estudiar y yo a trabajar a otro lugar y nos distanciaremos. Hemos acordado vernos todos los fin de semana en algún lado, decidimos hablar de eso después.
Al día siguiente no la pasamos juntos, pero le llamo en la mañana y el me llama por la tarde. Es como si necesitáramos uno del otro para sobrevivir. Es raro.
El lunes paso por el a su casa para ir a trabajar, llegamos a la empresa y cuando entramos, vamos tomados de la mano.
-Les dije que saldría algo bueno de ustedes –Dice Rebecca cuando nos ve juntos.
-Mama –murmura Peeta. Yo me ruborizo y me quedo mudo.
A partir de ahí no hay día que no pase con Peeta. El trabajo en la empresa es increíble, pues tengo la mejor compañía. El tiempo esta pasando tan rápido que ni siquiera me eh dado cuenta cuanto tengo trabajando aquí. Y no me doy cuenta hasta que faltan tres días para que se acabe mi contrato.
-Te voy a extrañar –Me dice Peeta tomando mi mano.
Voy conduciendo a su apartamento en central park, salimos noche de la oficina y había dejado su coche en su otra casa.
-Nos veremos todos los fin de semana –giro mi rostro y sonrío.
-Te echare de menos de lunes a viernes.
-Yo también, hermoso –inclino mi rostro y me besa en los labios rápidamente para regresar mis ojos a la calle.
-Entonces ¿Nos veremos los fin de semana aquí? ¿En Nueva York?
-Si, así como acordamos –le respondo.
-Me parece bien.
-Te quiero.
Ambos suspiramos.
Estaciono el coche frente al edificio y quito el seguro de las puertas.
-Hasta mañana –susurro cerca de sus labios.
-Quédate a dormir hoy conmigo –murmura rosando mis labios.
-Eso suena bien –digo antes de besarle.
-Y mañana. Y el día siguiente –dice entre besos.
-Por ahora... –trato de decir algo mas pero sus dulces y pequeños labios me silencian.
Después de estacionar el coche entramos en edificio, nos dirigimos al departamento y nos tumbamos sobre su cama.
-El día ah sido muy cansado.
-Lo se –me dice mientras se gira para poner la mitad de su cuerpo sobre el mio. Coloco mi barbilla sobre su cabello y siento su mano acariciar mi pecho.
Siento como poco a poco los botones se van desabrochando bajo el tacto suave de su mano, mientras mas se acerca a mi abdomen mi respiración se hace mas pesada.
Me quito la camisa y ayudo a que el se quite la suya.
Se tumba sobre mi pecho desnudo y el calor de su cuerpo acaricia mi piel. Lo sujeto con fuerza atrayendo su cuerpo hacia mi y cierro los ojos con fuerza, aferrándome a estas sensaciones.
-¿Qué haces? –le pregunto cuando comienza a desabrochar mi pantalón.
-No voy hacer nada, lo prometo –me dice con inocencia.
Me quita el pantalón dejándome en ropa interior. El se quita el suyo y se vuelve a acomodar en mi costado, con su rostro sobre mi pecho y su mano sobre mi abdomen y ahora, con nuestras piernas desnudas entrelazadas.
Siento su miembro pegado a mis caderas y me doy media vuelta, atraigo su cuerpo hacia el mio haciendo que nuestro pubis quede pegado, besos sus labios lentamente y mientras el tiempo pasa siento como se va formando una erección bajo nuestra ropa interior. Puedo sentir la de Peeta junto a la mía y se que el también.
Sonríe antes de volver a besarme y cuando termina me abraza con fuerza, inhalo su aroma perfecto y cerrando mis ojos me dispongo a pasar la mejor noche de mi vida y para eso, no necesita haber sexo.
Aparto un mechón de cabello en su frente y la beso con delicadeza, siento su respiración sobre mi pecho y una corriente cálida emanar de cada parte de nuestros cuerpos.
-Te quiero –le digo.
-Te quiero mucho –me responde.
Próximo capitulo.
Gale POV.
Cuando termino de escribir mi nombre en el pizarrón de mi primera clase como profesor en este instituto, me giro y doy la cara a mis nuevos alumnos, uno de ellos tira una bola de papel de un lado hacia el otro, pero no es eso lo que me llama la atención.
-Mierda –digo enfrente de todos y en ese momento todos se giran para ver a quien estoy mirando.
El chico de cabellera rubia y despeinada que se siente hasta el fondo, al que se le acaba de caer el bolígrafo y ahora me mira con la boca y los ojos abiertos. El chico mas hermoso que había visto jamás. Mi alumno. Mi Peeta.
¿Que les ah parecido? ¿Les gusta? ¿No les gusta? Por favor, si lees esta historia déjame un review! Es para mejorar mi escritura, para animarme a seguir escribiéndola y para saber que es lo que es agradable a ustedes y que no! Nunca eh buscado popularidad en mis historias, solo quiero sus consejos y comentarios. ¡Gracias!
Review Review Review c:
