¡Hola!
Ya me imagino lo que estarán pensado, ¿cómo te atreves a publicar otra historia cuando no terminaste las que tenes? Bien, la repuesta es simple. Soy una persona complicada u.u En los último días me costó un poco concentrarme en mis otros Fic's ya que no podía sacarme de la cabeza una idea que poco a poco iba tomando forma, por lo que empecé a escribir y ¡Ta dá!una historia surgió, no es algo a lo que esté acostumbrada a escribir cosa que me sorprendió un poco. Supongo que tenía curiosidad de leer un lado oscuro de la historia.
Este Fic no será largo, a lo mejor unos 10 capítulos o menos, pero bueno, eso se verá más adelante de acuerdo si les gusta o no, y si me divierto yo xD Creo que será un poco Gore, posee violencia, tortura y lemon. Que aumentará a medida que pasen los capítulos. Estan advertidos.
Última aclaración, el primer capítulo era originalmente el prólogo pero quedó muy extenso como para ser uno. Así que es normal que no esté todo tan detallado.
Aclaraciones: Puede que algunas cosas no concuerden con el manga o anime.
Advertencias: +16. Violencia. Tortura. Violación.
Disclaimer: Los personajes de Naruto no me perteneces, simplemente los uso para mi loca imaginación y hacer esta historia sin fines de lucro.
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Broken Woman.
(Mujer rota)
Rota: Que está quebrada o partida en dos o más partes. Participio femenino singular del verbo "romper". / Romper: Separar con violencia las partes de un todo, deshaciendo su unión. Quebrar o hacer pedazos una cosa. Hacer una abertura en un cuerpo o haciéndole daño.
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Capítulo 1: Errores.
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Soltó un sonoro suspiro mientras salía de la pequeña residencia que le habían ofrecido para dormir durante la misión. Un Aldea había pedido ayuda a Konoha ya que había propagado una enfermedad y la habían mandado a ella, a la discípula de catorce años de Tsunade Senju. Comenzó a adentrarse en el bosque que estaba a un lado de la Villa, necesitando un poco de tranquilidad que sólo la naturaleza le podía dar. Había agotado casi todo su chakra y energías para la sanación de las personas, para luego, fabricar una cura. Se sentó en una de las raíces, y sin darse cuenta, cometió una pequeña equivocación, estar sola y débil, alejada del poblado.
- Vaya, vaya. –abrió los ojos sorprendida levantándose para encontrarse con cinco hombres que se acercaban a ella y que apestaban a alcohol. - ¿No estás muy lejos de casa, niña? - apretó los labios, no se dejaría llevar por el jueguito del tipo.
- ¡Miren! Tiene una banda ninja. - comentó uno para luego carcajearse que otros acompañaron.
- ¡La mocosa es ninja! -
- Si y de Konoha. - habló el primer hombre arrastrando las palabras con desprecio a lo que sus amigos callaron. - Sus ninjas no son bienvenidos.-
- Apártense .- advirtió la adolescente para colocarse en posición de defensa. Se maldijo por haber dejado su porta kunai.
- La gatita tiene garras. - murmuró uno que estaba un poco alejado pero con la voz impresa por el alcohol.
- Yo digo que hay que darle una lección. -
La pelirosa abrió un poco sorprendida los ojos mientras que con terror veía a los hombres acercarse más a medida que algunos se sacaban la ropa. Eso no podía estar sucediéndole. Tal vez usando la fuerza bruta podría golpear a uno o dos y luego escabullirse hacia la Aldea. Se humedeció los labios esperando pacientemente a sus atacantes ebrios, ya que, que estuvieran en ese estado no le quitaba lo peligroso.
El primero se abalanzó hacia ella por lo que esquivó con facilidad para luego encestarle un puño en la boca del estómago para dejarlo inconsciente. Sintió un tirón de cabello que la llevó de lleno hacia el suelo, con un poco de miedo contempló como el líder de todos ellos, el que primero había hablado, tenía una banda de la Aldea del Sonido. Eso significaba que probablemente era un ninja seguidor de Orochimaru. Se sobresaltó al sentir que la tomaban de sus brazos por lo que comenzó a patalear ¡Ella no podía ser violada! Pensó cerrando los ojos.
Unos golpes sordos la asustaron y sintiendo como sus brazos no tenían presión parpadeó algo sorprendida levantándose de inmediato. Los hombres estaban tendidos en el suelo, aparentemente inconscientes, en medio de ellos había un joven, tal vez un poco mayor que ella. Pero se estremeció al ver la capa que portaba, Akatsuki, y el gran parecido que tenía con su compañero. No era necesario ser inteligente para saber de quién se trataba y sentir pánico como lo estaba sintiendo en esos momentos lo consideró algo normal.
- U-Uchiha I-Itachi.- murmuró el nombre del apuesto muchacho frente a ella.
- No deberías estar sola, Haruno Sakura. - la voz monótona le dio escalofríos pero luego parpadeó confusa ¿la estaba reprendiendo? Lo vio alejarse de allí con lentitud.
- ¡A-Alto! - gritó deteniendo el paso del renegado.- Me salvaste.- murmuró sonrojándose sin poder creer lo que estaba a punto de hacer. - Muchas gracias, Uchiha-san. - dijo firmemente haciendo una reverencia.
- No agaches tu cabeza frente a un asesino, Haruno-san.-
- Se lo debo. - bajó la vista algo apenada.
Al no escuchar una respuesta miró frente de ella, encontrándose completamente sola. Por unos segundos, pareciera como si el asesino de su propio Clan fuera una buena persona, cómo si no estaría en una sociedad de Criminales. Era cómo una persona totalmente diferente a la que le habían contado, fue como si Uchiha Itachi fuera un jounin que se dedicaba a salvar vida. Un momento, pensó deteniendo su paso, él la había rescatado y por un instante, pensó que había algo oculto detrás de la masacre del Clan Uchiha.
Años más tarde volvió a cruzarse con el mayor de los hermanos del Clan que estaba siendo buscado para ser asesinado. Nuevamente, la había ayudado, sujetándola del brazo cuándo estaba por caer de un peñasco y sintiéndose avergonzada le agradeció, y otra vez, el pelinegro la reprendió. Nunca supo muy bien pero, cuando le comunicaron la muerte de Itachi, se sintió triste, cómo si él hubiese sido un amigo de toda la vida. Ninguno de sus amigos mostró pena o tristeza, por lo que pensó que estaba traicionando a sus ideales. Sin embargo, aún estaba presente en su mente la media sonrisa que le había dedicado el Uchiha en su último encuentro, sin arrogancia, simplemente fue sincera. Y sin poder evitarlo, le hubiera gustado volver a verlo aunque sea una vez más.
La Cuarta Gran Guerra había concluido con un enfrentamiento entre Uzumaki Naruto y Uchiha Sasuke, siendo curados luego por Haruno Sakura. La pelirosa había demostrado cuánto había crecido en habilidades y madurez, y muy pronto cómo se sumergía en el desencanto de la vida shinobi. Con sus ojos jade, fue testigo de muchas muertes, en las cuales, varias habían sucedido en sus manos cuando no fue capaz de curar la magnitud de las heridas de los combatientes, y otras, en el campo de batalla, junto a ella.
Se encargaron de sepultar a los caídos en el terrible enfrentamiento pero nadie encontró el cuerpo del legendario enemigo de Konoha, Uchiha Madara. Pero ninguno decidió darle importancia, la tediosa y tortuosa Guerra había terminado, y la mayoría deseaba volver a su hogar junto a sus familias o para estar de luto por sus camaradas que nunca volverían. Fue cuando Sakura comprendió que el enemigo había logrado su meta, dejar un profundo dolor y rencor en los corazones de todos. Incluso en el de ella.
Con el paso de las semanas, sus ex compañeros permanecieron confinados en el hospital, a la espera de una prótesis para sus brazos que habían perdido en su enfrentamiento. La pelirosa no los fue a visitar, ni siquiera le preguntó a su maestra por ellos. Había comprendido que si la necesitaban la buscarían, además, no estaba de humor para sonreír y actuar como si nada hubiese ocurrido. Como lo hacían la mayoría de las personas. Tal vez, su principal equivocación, fue no haber actuado con normalidad. En cambio, decidió entrenar más para poder fortalecerse, desde que amanecía hasta que anochecía no descansaba, simplemente no podía. Todos vivían una falsa paz que la enfermaba. No creía que realmente se encontraran a salvo, siempre había alguien dispuesto a romper la tranquilidad y provocar un dolor que estaría presente para toda la eternidad.
Cada día se volvió más solitaria, hosca y oscura pero ninguno tenía tiempo para fijarse en eso, todos se encontraban demasiado ocupados reacomodando sus vidas. La frialdad e indiferencia marcaron sus facciones, bañando con sarcasmo e ironía sus palabras. Luego de un par de meses, la Aldea realizó los exámenes ANBU, no por algo especial sino que para tratar de volver a la normalidad todo, y ella se presentó saliendo cómo Capitana de un escuadrón pero rápidamente lo rechazó, necesitaba nuevos desafíos por lo que debía hacer misiones sola.
Pasados unos seis meses, caminaba en la oscura noche por las calles de Konoha con ropa de civil. Se detuvo en seco viendo cómo se acercaba a ella el último del Clan Uchiha, cerró los ojos buscando un poco de tristeza pero no la encontró. Sintió como su ex compañero pasaba de largo y sonrío levemente, todo era como un jodido deja vú, pero estaba vez era algo diferente de aquella ocasión. Él estaba completamente en el camino de la oscuridad mientras que ella había perdido sus sentimientos
- Suerte y cuídate Sasuke. - habló suavemente captando la atención del nombrado.
- ¿No me detendrás? - detuvo su paso.
- ¿Para qué querría eso? - abrió sus ojos mostrando dos frías piedras esmeraldas.
Y reanudó su paso para ir a su pequeño departamento dejando a un pensativo Sasuke. Nunca se le había cruzado por la cabeza, ni por un segundo, que el joven de melena azabache se interesaría por ella. Era algo absurdo pensar en ellos, por el simple hecho de que había comprendido que el Uchiha la veía cómo una hermana menor a la que debían cuidar. No la vería como una mujer hecha y derecha, claro que no. O al menos eso pensaba, cometiendo su primer error.
Tal vez el más grande de su vida.
Pronto empezaron los renegados que no estaban de acuerdo con que se mantuviera la Alianza, por lo que su Hokage, Hatake Kakashi, la mandó especialmente a ella a eliminarlos. La creía muy capaz de todo, sin embargo, se olvidó del frágil corazón que poseía su ex –alumna. Además no se imaginó ni en sus más remotas pesadillas, que había condenado a la mujer de melena rosada a una tortura que nadie se quería imaginar cómo fue, para luego morir en manos de la persona que había amado cuando era niña.
Sakura se lo topo en una de sus exterminaciones vestida con el uniforme ANBU y su respectiva máscara. Al terminar de cortarle la garganta al rebelde, volteó a ver a Sasuke, se miraron durante varios minutos hasta que él desapareció. Muy pronto, comenzó a encontrárselo más seguido haciendo que a la pelirosa se le cruzara por la cabeza la idea de estar siendo perseguida por él, pero rápidamente desechó la idea. El Uchiha no era de esos. Luego descubrió, y mandó un comunicado a Konoha respecto a ello, que Sasuke aún estaba en contra de la Aldea y que estaba formando una nueva organización con los seguidores de Akatsuki.
Una semana después, se le informó que tenía otra misión, y esa era infiltrarse en la Aldea de la Lluvia, dónde con anterioridad había sido la base principal del grupo criminal más temido y que causó varios destrozos por lo largo de las Cinco Naciones. No la rechazó ni tampoco se quejó de tener encomendadas dos misiones al mismo tiempo, ella había estado esperando nuevos desafíos. Se infiltró en la Aldea para buscar información o encontrar indicios de un nuevo grupo criminal que atentara contra Konoha. Y la halló, y Sasuke era el líder.
No lo pensó demasiado y se fue de allí, tal vez su segundo error fue no haber usado algún jutsu para cambiar de color sus cabellos porque, así la identificaban más rápido. Después de todo era Sakura Haruno, una Sannin. Aunque también, su equivocación fue no matar al pequeño niño que la había visto pero en ese tiempo, ella aún se dejaba engañar por las apariencias, alegando que un niño era inocente lo dejó vivir. Y así, dos días después, Sasuke la capturó.
Al principio no captaba muy bien lo que sucedía a su alrededor, la mantenían sedada y con supresores de chakra en las manos, que mediante una cadena sus brazos se encontraban estirados hacia arriba. Nunca supo cuánto tiempo pasó en las mazmorras asquerosas, llenas de moho y con un olor profundo a humedad. Pero nunca gritó, no se quejó, no pidió ayuda, ni siquiera en su mente. Sus pensamientos estaban en blanco, porque, ella sabía que siempre había algo o alguien que le impedía llegar a la felicidad.
Solamente que no se imaginó que le ocurriría algo como eso.
Abriendo sus orbes esmeraldas, se encontró con la mirada oscura y carente de emoción de su ex –compañero. Simplemente se observaron, ninguno articuló alguna palabra haciendo que el sepulcral silencio se vuelva un tranquilizante. Porque muy a su pesar, aún bajo su capa de frialdad, había una adolescente asustada y débil. Y estaba que segura que una vez que comenzara lo que tenía pensado el Uchiha, no volvería a hacer la misma. Se rompería la parte inocente que trataba de mantener oculta y que evitara que callera en la oscuridad como el hombre que tenía al frente. Despidiéndose de su luz, se humedeció los labios.
- Comienza. - habló sin importarle que su voz saliera áspera debido al poco uso.
- Estabas espiando. - afirmó mirándola fijamente.
- ¿Eso no más era?- le mostró una sonrisa burlona haciendo fruncir el ceño al azabache.- Cuantas molestias te tomaste Sasuke, me siento alagada.-
- No es por eso que te traje aquí. - informó luego de unos minutos de silencio.
- ¿Entonces? - se aventuró a preguntar, captando al instante de su error.
- Quiero que reconstruyas el Clan conmigo.-
- Púdrete. -
- Entonces te obligaré.-
Por un instante creyó que la violaría, pero no fue así. Las puertas del lugar se abrieron, dándoles el paso a dos hombres que cargaban grandes baúles. Apretó la mandíbula para evitar temblar ante Sasuke, con mucha atención, observó cómo el azabache abría los pesados cofres mostrando muchas armas, y látigos, de toda clase existente. Cerró los ojos al ver cómo sería su estadía en ese lugar, si ese era el destino que debía cumplir que así sea. Luego, se encargaría de hacer sufrir al Uchiha, no lo olvidaría tan fácilmente.
Un dolor punzante en su muslo la hizo salir de sus pensamientos, miró al hermano de Itachi clavarle kunai's por todo su cuerpo para luego irse, dejándola con el dolor e incapacitada para curarse. Quiso reír con gracia pensando que la tortura no era el fuerte del hombre vengativo, por un momento se equivocó. Horas después regresó, le sacó las armas incrustadas en su cuerpo para luego enterrarle diferentes katanas. En los brazos, piernas y demasiadas en su torso para su gusto, impidiéndole cualquier clase de movimiento.
No apareció en días, en donde la pelirosa comenzaba a delirar por una posible fiebre, por la sangre derramada o por el dolor en su cuerpo. Cómo estaba de pie, colgando de las cadenas de los supresores, no podía ir al baño, por lo que la mojaban con agua helada haciéndola reaccionar. Y cuando Sasuke volvió se fue quebrando, cayendo en la realidad. Estaba sin su traje ANBU, sólo un top y unas mallas cortas la cubrían, y estaba a merced de su captor que por cierto, era el amor de su infancia.
Sintió un terrible dolor y sin poder evitarlo chilló un poco a medida que el Uchiha retiraba las armas con lentitud, bastante a propósito. Sasuke nunca se había sentido tan divertido y excitado ante la situación en la que tenía Sakura. Era algo nuevo y le gustaba, le fascinaba oír sus chillidos de dolor. Al sacar la última katana, le preguntó nuevamente a la pelirosa sobre su participación en la reconstrucción de su Clan y al obtener una negativa, se enfureció.
Observó con cierto temor al azabache cuando tomó entre sus manos, un látigo que poseía pequeños hierros sobresalientes, de tres lazos. Apretó los dientes al primer latigazo, sintiendo como se rasgaba la piel y su carne, y la tibia sangre que se deslizaba por su espalda. El segundo fue en su pierna, el tercero nuevamente en su espalada y al cuarto que fue en su brazo entumecido, lloró de dolor. Pero a él no le importó su sufrimiento ni sus gruesas lágrimas, la siguió lastimando hasta que después de tanta agonía, perdió la conciencia.
Despertó por el ardor que había en su cuerpo, fue consciente de que la habían cambiado de habitación y de que estaba recostada en una cama, bastante amplia. Miró sus heridas que estaban vendadas y que, por lo tanto, habían sido tratadas. Pero en sus manos seguían las esposas, impidiéndole curarse el más mínimo raspón. Estaba sintiendo algo en esos momentos pero ¿Qué era? No lograba reconocerlo, era un sentimiento extraño. Y cuando el Uchiha entró en el cuarto minutos después comprendió que era. Odio.
Un profundo odio hacia el que había amado, a ese ser que había sido su compañero y por el que había estado dispuesta a dar la vida. Pero no lo demostró, observó cómo se acercaba lentamente y se maldijo al ver que sus extremidades no respondían. No tenía camisa y las gotas caían por el trabajado torso del azabache, dándole a entender que se había dado un baño y que, probablemente para su mala suerte, esa era el dormitorio de él. Ante la atenta mirada esmeralda se sentó a un costado de la cama sin mirarla.
- No sé por qué. - habló sombríamente.- Pero yo lo disfruté ¿Tu no? Sa-ku-ra.-
Silencio.
- Que malagradecida. Te curé y me niegas las palabras, harás que me enoje. - advirtió burlonamente pero al recibir como respuesta el silencio hizo que frunza el ceño molesto. - Bien, tengo en mente un nuevo castigo para ti.-
La ató a los extremos de la cama, separando ambos brazos pero dejando a sus largas piernas en libertad. Le tapó la boca y le puso traba a la puerta, ya que no quería que ninguno de sus súbditos los interrumpiera. Esa noche, la pelirosa comprobó, que el pequeño Gennin había desaparecido por completo al igual que la tierna y dulce Sakura. La marcó de varias formas posibles, con fuego, mordeduras, cortes e incluso golpes, para su suerte, Sasuke la violó analmente. Y aunque luego sangraba y necesitó puntos, lo agradecía. Su virginidad vaginal era muy importante para ella, se la quería dar a alguien especial pero ¿a quién? Nadie la querría después de eso.
Esa acción se repitió varias veces en las que ya no lloraba, se mantenía cuerda a una pequeña luz de esperanza al pensar que Naruto la rescataría. Pero luego de un mes- lo supo pues le había preguntado a la enfermera que estaba a cargo suyo-, Sasuke le informó que le había aburrido la típica escena y que como, tenía una reunión urgente con Konoha ella debía ser eliminada, haciendo que el sabor amargo de la traición palpara en su corazón. A medida que el Uchiha la llevaba a un bosque fuera de la Aldea, no le habló, simplemente mantenía su vista perdida en alguna parte, y ella lo agradeció.
Cuando detuvieron el paso, Sakura lo miraba fijamente a los ojos sin ningún sentimiento. El azabache desenfundó a su Chokuto, mientras que la pelirosa sintió al odio bullir en su interior hacia la Aldea y a los que creía que eran sus amigos. La habían utilizado para saber los planes del Uchiha sin importarles las consecuencias. No, pensó, trató de no dejarse llevar por sus pensamientos, debía haber una razón, tal vez si salía con vida podía ir a comprobar si era realmente cierto. Pero el sello Yin había desaparecido indicando que no poseía tanto chakra ¿entonces cómo…? Y antes de que pudiera pensar en algo, sintió cómo la filosa arma de Sasuke la cortaba en pedazos, primero sus piernas, luego sus brazos, el torso y finalmente el cuello.
Sin emoción alguna o remordimiento, el azabache contempló cómo la sangre se esparcía dejando un gran charco rojo alrededor de los trozos de su antigua compañera. Tal vez en un acto de bondad o caridad, le quitó los supresores de chakra antes de marcharse, sin pensar que ella pudiera resurgir. No la creía lo suficientemente fuerte y si lo hacía, muy pronto volvería a divertirse.
La lluvia helada comenzó a caer, probablemente llorando la pérdida de una mujer que había sufrido mucho en vida. Pero con una voluntad de hierro hacia la vida o ¿la venganza? En medio del bosque, en medio del ruido del agua al caer comenzó a escucharse el bombardeo lento de un corazón. No supo muy bien el tiempo, tampoco lo tuvo en cuenta. Poco a poco fue uniendo sus partes, creando al mismo tiempo una nueva técnica de curación. Lo principal fue unir su cabeza y luego las dos mitades de su torso. La naturaleza había sido testigo de una poderosa ninja médico y de la resurrección de alguien que debió permanecer muerta.
Cerró su última herida con mucha labor, hacía calor, por lo que dedujo que era verano, había pasado casi cuatro meses reparando su cuerpo. Aún estaba recostada en el césped manchado mirando con ojos opacos las hojas de los árboles que se mecían al compás del viento. Se levantó torciéndose un poco, las heridas se habrían cada vez que ella se movía pero estaba casi agotada de chakra al no haber ingerido alimento por tanto tiempo. Comenzó a caminar, practicando mover sus partes pero volvió a caer viendo indiferente la mitad de su pierna que se había desprendido. La unió como pudo y siguió su camino, debía ir a Konoha y ver con sus propios ojos la traición o si simplemente había sido un juego de Sasuke.
A paso lento avanzó, el kimono que le habían colocado había sido destrozado por lo que por suerte, le habían colocado unas pantis y usaba la parte superior del kimono blanco que había sido rasgado a la mitad, cubriéndola un poco. No sabía en qué condiciones estaba su cabello, pero estaba largo y seguramente enredado. Las personas a las que se encontró en el camino la ignoraban, actuaban como si nunca la hubiesen visto o seguían de largo. Sonrío de medio lado, había salvado a tantos de ellos y así le pagaban, ironía de la vida supuso. A medida que avanzaba, su cuerpo había "aceptado" estar unido, por lo que no tambaleaba o cojeaba gracias a las frutas que había conseguido ingerir a pesar de que su estómago estaba curándose.
Una semana, tal vez dos ¿importaba el tiempo? Claro que no. Era de noche cuando llegó a su Aldea pero aún las puertas estaban abiertas y sin guardias. Patéticos, vivían en una falsa paz que pronto se destruiría. No se encontró a nadie por lo que agradeció en silencio, no soportaba la idea de hablar o responder preguntar por el momento. Fue hasta la oficina de su querido sensei, le debía unas cuantas explicaciones y por la luz que se filtraba por las ventanas dedujo que estaba despierto. Se adentró silenciosamente viendo que estaba solo, eso era perfecto.
- Kakashi. - su voz pastosa, carente de sentimiento alguno despertó al Kage que estaba durmiendo sobre los papeles del escritorio.
- ¿S-sakura?-
Con su ojo visible a punto de salirse de su órbita observó anonado a la muchacha. Estaba increíblemente delgada, con el cuerpo lleno de sangre seca e incluso su pelo tenía rastro del fluido vital ya seco. Su antes melena brillante y sedosa estaba larga, enredado, con mugre y hojas. Pero lo que más le sorprendió, no era su vestimenta, sino que sus ojos que con anterioridad mostraban cariño y calidez, ahora parecían dos piedras opacas y frías. Sin sentimientos o pensamientos. Se levantó de su asiento para acercarse a su ex –alumna.
- Sasuke nos contó que te había asesinado, pensamos que…-
- Cuéntame. - lo cortó indiferente sorprendiendo al Hokage. - El motivo de odio de Sasuke. - haber si así podría entenderlo para luego formular un plan.
- N-no creo que sea el momento. - tartamudeó pero al ver su mirada abandonada la complació. - Se descubrió que Uchiha Itachi masacró al Clan por una orden del Consejo ya que planeaban un golpe para derrocar al Hokage. Itachi-san se condenó a ser un doble espía para el bien de su Aldea. Y por eso Sasuke odia a Konoha.-
Alzó sus finas cejas levemente, no había esperado que el criminal fuese en realidad un héroe. Pero nunca creyó que el prodigio de los Uchiha haya matado a su Clan por un simple capricho. Se notaba que la Aldea resolvía sus problemas asesinando a personas, ni siquiera se tomaron la posibilidad de buscar otras soluciones ¿O si? Igualmente no los justificaba. Sonrió de medio lado, le hubiera gustado conocer a fondo a Itachi, se sentía un poco identificada. Además de que le había salvado la vida.
- Hiciste que Sasuke me matara. - afirmó.
- ¡No! Quiero decir, sabíamos que te encontrarías con él y que a lo mejor lo harías cambiar de parecer ya que se había interesado en ti. - se apresuró a decir consternado ante la declaración de la joven.- Pero no imaginamos que…-
La mujer de mirada jade no lo escuchaba, realmente la habían usado para hacer salir a Sasuke. Sin embargo, no sintió ni odio ni dolor, simplemente observó cómo el peliplata trataba de explicarle la delicada situación de la Alianza. Un único sentimiento la invadió después de tanto tiempo, la ansiedad. Tal vez de conocer al héroe silencioso de Konoha, para que la ayudara a comprender. Sonrío de medio lado, ella deseaba, no, ella debía conocer y hablar con Itachi. Una loca idea cruzó por su mente, si regresaba en el tiempo, tal vez podría evitar algunas cosas y para eso, debía tener unas cuantas habilidades únicas. Ante la atenta mirada de Kakashi, Sakura se acercó al escritorio para agarrar el vaso con agua medio lleno que había encima y le inyectó un poco de su chakra.
- ¿Qué…?-
- Los sacrificios son necesarios para el bien común. - murmuró.
Y antes de que el Hokage pudiera interpretar las palabras, fue sorprendido por un golpe en el estómago por parte de la Haruno. Inmediatamente, la fémina aprovechó para retirarle la máscara y banda que cubrían su rostro para después arrancarle con un bisturí de chakra, con mucho cuidado, el ojo izquierdo. Luego colocó su premio en el vaso y se retiró usando la poca energía que le quedaba, dejando a un ensangrentado y sorprendido Kakashi, que cuando trató de pedir ayuda. Se dio cuenta que sus pulmones habían sido perforados por sus costillas rotas.
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¿Qué tal el comienzo?
Bien, si les gustó haganme saber dejando un comentario, agregando a favoritos la historia o seguirla. Si hay algo que no creen correcto o errores, o algo, también díganmelo que es muy importante para mí y la continuación del Fic.
Muchas gracias por tomarse la molestia de leer. Nos estaremos leyendo la próxima semana :)
¡Saludos!
