RETORCIDO

Summary: Una versión retorcida de Crepúsculo, Edward obsesivo-acosador, Alice con una obsesión malsana por las compras, Bella popular.

—Prometo ayudarte con tus terapias con el psiquiatra si prometes ayudarme — ¿Te has vuelto loco?, no puedes simplemente secuestrarla. —Mejor cállate que tú eres la que está loca.

CHAPTER 1:

BELLA POV

Estaba teniendo el mejor sueño de mi vida.

—Te amo Bella, siempre lo he hecho—me dice Edward cerca de mis labios.

—Yo también te amo, pero esto está mal. Usted es mi profesor y yo soy su alumna.

—Eso no importa, ya he luchado mucho tiempo contra esto y te necesito conmigo—dice y llega el momento ansiado, siento cada vez más cerca sus labios.

Hasta que lo siento, no son tan suaves ni tan carnosos como pensé que serían, pero no importa, estoy besando a Edward Cullen, el amor de mi vida, a mi amado profesor, o eso creo.

Abro los ojos perezosamente y me encuentro besando a mi almohada.

Debería dejar de besar almohadas. Pienso contando las veces que viene sucediendo esto durante la semana.

Me levanto desganadamente viendo mi reloj, el cual se encuentra en mi tocador. Mi clase empieza a las 8:30 y recién son las 8 en punto. Me meto a la ducha, recuerdo que hoy es jueves eso significa que tengo clases de literatura, con el profesor Cullen.

El profesor Cullen, adorado por todas, envidiado por algunos y mi amor platónico es el hombre más exquisito, y no solo de la forma pervertida.

Cuando explica un tema en clases, a veces me pierdo en el sonido de su voz, la forma en la que mueve sus manos para darle más énfasis a lo que dice o incluso cuando gruñe por cualquier tontería que dice algún estúpido en la clase.

Salgo de la ducha en toalla mientras voy a mi armario a ver que ponerme, días como estos quiero verme mejor para atraer siquiera una mirada.

Como si eso fuera posible, pienso tristemente.

Al final me decido por una falda azul de puntos blancos, una camisa negra y una chaqueta blanca que llevare por si acaso. Me cambio rápido y me pongo unos zapatos negros.

Bajo al comedor a desayunar, como siempre lo encuentro vacío sin la presencia de mamá, que de seguro está en la cama después de haber llegado en la madrugada de salir con sus "amigas".

Me sirvo un vaso de leche y me preparo un sándwich, me siento y como mientras veo la tele. De repente mi celular suena con la canción que me avisa que es Rosalie, mi mejor amiga.

—Hola Bellie, llego en diez a tu casa—dice mi rubia amiga a través del teléfono.

—Ok, ya estoy que termino mi desayuno y salgo Rose—digo y cuelgo.

Agarro mi mochila al oír la bocina del carro de Rose, abro la puerta del copiloto y me subo.

—Hola Bells—dice mientras arranca el carro.

—Hola Rose, ¿Cómo te fue en tu cita con Royce?

—Fatal, él es demasiado grosero, no entiendo porque todos los chicos con los que salgo creen que soy una zorra—dice devastada—Pero olvidémonos de eso, ¿estuviste otra vez besando almohadas?

—Sí, igual que siempre, pero es que él es tan…

—Tan hermoso, y cuando gruñe creo que me mojo las bragas, si Julieta lo mismo de todos los días, ya cálmate que creo que ya casi llegamos y vemos a tu Romeo.

Le saco la lengua de forma juguetona a Rose, luego de unos minutos ya estamos aparcando en la escuela.

—¿Trajiste tu traje de porrista?—me pregunta al bajar de su carro.

Teníamos practicas 3 veces por semana, nos tocó ayer Lunes, mañana Miércoles y viernes.

Rose era la capitana del equipo y me metí mas por ella, en realidad era divertido, pero consumía tiempo.

—Sí –le respondo dirigiéndonos hacia la entrada y vamos hacia nuestros casilleros que se encuentran juntos.

Al abrir el mío cae un sobre color amarillo.

Qué raro esto es nuevo, pienso mientras me agacho a recogerlo, después de guardar el colorido traje azul en mi casillero.

—¿Qué es eso?-me pregunta Rose.

—Es una carta- digo sin humor- pero no creo que sea para mí.

—Si dice tu nombre-dice y es cierto, dice Bella con una letra elegante.

Abro el sobre y saque un papel con un olor exquisito.

Querida Bella:

Sé que es muy anticuado enviarte una carta, pero solo así puedo expresarme contigo. Ayer te vi en tu practica de porrista, en realidad siempre lo hago, te vi con aquel pequeño conjunto azul que se amoldaba tan bien a tu cuerpo y me daba cólera que te miraran, no me gusta eso.

Me daban ganas de decirle a esos imbéciles que te observaban que tú eres mía, pero sé que no es cierto. También te vi ayer en la biblioteca cuando buscabas un libro que leer, me encanto tu sonrojo que tuviste cuando encontraste los libros para adultos y leíste los títulos.

Y cuando te mordiste los labios me volvió loco, me dieron ganas de probarlos, pero sé que no tengo derecho.

Te añora, tu admirador secreto.

—Bella, será mejor que entremos de una vez a clases, ya sabes como es de estricto el señor Cullen- dijo Rose al notar que ya casi no había nadie en los pasillos.

Asentí y camine junto a ella, hasta llegar a las puertas del cielo, donde se encontraba mi dios del Olimpo.