SALIDA FÁCIL

Por Haruko Sakuragi

CAPÍTULO 1

Ayako suspiró y dejó caer el equipaje en la cama con pesadez. Cerró los ojos un segundo y luego buscó algunas monedas en la bolsa trasera de su pantalón. Contó diez yenes, y se los entregó al empleado que había cargado su equipaje hasta el interior de esa habitación.

El muchacho, que aparentaba unos veinte años cuando más, se retiró tras dedicarle una reverencia.

Ayako se dejó caer sobre la cama, de espaldas, y cerró los ojos, intentando descansar.

Todo había sido muy rápido: a penas dos días atrás había recibido una llamada desde Japón, y al responder se encontró con la anacrónica voz de Takenori Akagi, el antiguo capitán del equipo de básquetbol de Shohoku, informándole que debía reunirse con ellos a la brevedad posible. Cuando la mujer, de ahora veintiséis años, preguntó el motivo, Akagi fue conciso: Haruko se casaba y Ayako fungiría como dama de honor. La antigua entrenadora no pudo sentirse menos que sorprendida ante la mención del nombre del novio: Hanamichi Sakuragi. Y no era que Ayako no sintiera simpatía por el pelirrojo, pero, sencillamente, Haruko había cambiado mucho durante algún tiempo, y la relación que Sakuragi y la asistente mantenían en preparatoria se había tambaleado con rudeza un par de años antes de terminar la universidad.

Para cuando ayako se marchó a estudiar el posgrado a Inglaterra, escuchó que Hanamichi y Haruko se habían arreglado. Y de eso ya habían pasado casi tres años.

—Nunca creí que llegaran hasta este punto —se confesó por fin. De verdad el pelirrojo no le desagradaba. Y estuvo completamente de acuerdo cuando Akagi le dijo en secreto que no había alguien mejor para Haruko. Pero se sentía muy extraña de saber que, en un par de días, Hanamichi Sakuragi se casaría con ella…

La mujer abrió los ojos y se levantó de golpe. No era que ella quisiera interferir en la felicidad de sus amigos, pero… Era muy extraño.

Sin pensar más, decidió relajarse con un baño de agua tibia. Ya más tarde volvería a llamar a Akagi para avisarle que había regresado a Japón.

Sin embargo, no bien había caminado dos pasos hacia el baño, cuando sintió la vibración del teléfono celular en la bolsa del pantalón.

Espero que hayas llegado bien. Llegaré a tiempo para acompañarte.

No tuvo que leer el nombre del remitente para saber de quién se trataba.

Kaede Rukawa.

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Notas de la autora:

Pues creo que este capítulo es más un prólogo, por lo pequeño y por los pocos detalles que da. Pero igual es introductoria.

Espero que lean. Es para aquellos que pidieron que Una fiesta más tuviera continuación.

Por cierto: será una historia de unos cinco capítulos máximo, para que no interfiera tanto con el desarrollo de las que tengo en proceso.

Espero que les guste.

Besos.