Disclaimer: Detective Conan es propiedad del genialisimo Gosho Aoyama, y no hay ninguna intención de plagio. Solo hemos tomado prestados sus personajes. ^^ En cuanto a los lugares y la trama son completamente nuestros.

Esta prohibida cualquier intención de plagio.

Bueno, no retraso más. Esperamos que os guste y que nos deis vuestra opinión.

~Kairi y Say~

Capitulo 1:

Era un día normal de instituto en Japón y un chico moreno, alto, de ojos verdes, de unos 18 años llamado Heiji Hattori ataviado con su uniforme escolar, que consistía en unos pantalones negros, camisa blanca cubierta por una chaqueta también negra que le cubría parte del cuello con unos botines blancos, llevaba un abrigo negro con el emblema del instituto, una bufanda, unos guantes y un gorro de lana andaba tranquilamente por la calle camino al lugar donde había quedado. El chico tenía un carácter un poco pasota, según todos sus compañeros si se tenía que saltar alguna clase se la saltaba, tenia muchos amigos pero a casi ninguno le prestaba atención, solo solía salir con sus dos inseparables amigas de la infancia… y mierda llegaba tarde… así que empezó a correr.

La gente lo señalaba por la calle. En las portadas de los periódicos salía la cara del atractivo joven junto a un titular: "El joven tantei Heiji Hattori de oeste resuelve el caso de asesinato del señor Matsumoto" Junto a él en letras más pequeñas comenzaba el artículo: "La policía llevó investigando este caso un mes, definitivamente este chico es un genio…"

No muy lejos de allí en un parque lleno de flores de sakura cayendo por todos lados, dos chicas con expresión cansada esperaban a alguien, que por lo que se veía en sus caras llegaba tarde y seguro que no era la primera vez.

La primera tenía el cabello moreno, largo que le llegaba a la cintura, de una piel pálida de aspecto realmente suave, de ojos azules como la inmensidad del cielo, tenía una figura esbelta de unos 17 años y su nombre era Ran Mouri, la chica tiene un carácter un poco chulito y se enfada con facilidad. Vestía al igual que su amiga el uniforme escolar que consistía en una falda celeste 4 dedos por encima de la rodilla, y un chaleco que le llegaba hasta la cintura, donde empezaba la falda, de color blanco de mangas largas puesto que estaban en invierno, un pañuelo rojo que pasaba por el cuello del chaleco, unos calcetines negros y unos zapatos también negros junto con un abrigo azul marino con el emblema del instituto que le llegaba al final de la falda, y una bufanda.

La segunda chica se había cansado de esperar a su amigo de pie y se había sentado en uno de los columpios que tantos recuerdos le traía, era una chica atractiva de piel nívea, cabello castaño de largura un poco más corto que su amigo Ran y mas alborotado, pero a ella le gustaba llevarlo así, acompañado de un gorro de lana una bufanda y el mismo tipo de abrigo que su amiga. Tenía un cuerpo delgado con una bonita figura pero era demasiado reservada y tímida, le costaba mucho hacer amigos, por eso está muy agradecida por tener a Heiji y Ran. Su nombre era Aoko Nakamori, de unos 17 años de edad.

Ya se iban a dar por vencidas cuando una voz les llamó la atención.

- ¡Aoko! ¡Ran! – Dijo el chico llegando a la posición de las chicas.

- Hombre por fin Heiji, ya pensábamos que no vendrías – Dijo Ran con las manos en la cintura visiblemente enojada por la tardanza del chico.

- ¡Perdón! ¡Perdón! Es que me entretuve en el camino – Dijo excusándose con las manos juntas por encima de la cabeza en señal de disculpas – Además ¡no sé porque hoy tenemos que venir al instituto, para una vez que no está mi otosan en casa y no me obliga a ir al instituto me obligas tu!

- Valla pues lo siento señorito Hattori

- Sabes que odio que me llames así – Dijo con mirada acusadora

- ¡Pues por eso! – Dijo sacándole la lengua, solo ese chico hacia que Ran de carácter tan frío sonriera a la vista de los demás. Y eso ha llevado a malentendidos entre sus compañeros de clase…

- Prefiero que me llames "Gran detective del Oeste" o mejor "el mejor detective del mundo"… - Pero había una cosa que no cambiaria nunca… ese carácter prepotente.

- ¿Y porque no… "El señor Modesto"? – Dijo divertida

- Umm Ese no me gusta – Añadió el chico con una sonrisa – ¿Por cierto y Aoko?

- Pues estaba al lado mía hace un momento… Mira allí esta… Seguro que se cansó de esperar de pie… - Dijo mirando al detective esta vez era ella la que lo miraba con mirada acusadora.

- Valla lo siento… - Dijo molesto el detective.- ¡Aoko!

Cuando Aoko observó al chico le dio un vuelco al corazón, hacía tiempo que ese cariño que sentía por él de niña según ella se había convertido en algo más, y siempre se ponía nerviosa cuando el chico pronunciaba su nombre, cuando se dirigía a ella, cuando le regalaba cosas por sus cumpleaños, cuando salían y le decía lo guapa que estaba… por no decir que siempre tenía ese sonrojo característico suyo que hasta Hattori alcanzaba a verlo pero cada vez que le preguntaba por él la chica solo apartaba la mirada y se sonrojaba aún más( si eso era posible- Pensaba él.).

Por su parte el chico también había notado que el cariño tan especial que sentía hacia su amiga no era normal, pero nunca le dio importancia. Una vez se lo pregunto a Ran pero ella que no estaba muy puesta en esto de amor, puesto que a ella le importaba bien poco ( o al menos eso decía a todo el mundo, aunque la verdad fuera muy distinta), y tampoco le dio más importancia, pero el sabia que el calor que sentía cuando veía a su amiga dentro de su uniformo escolar, cuando veía sus piernas largas que lo saludaban debajo de su falda, sabía que ese calor no era normal y menos en aquella época del año.

- Hola Aoko – Dijo el moreno cuando llegó a la altura de su amiga de la infancia.

- Hol- Hola Heiji – Dijo con su característico sonrojo en cuanto vio los ojos esmeralda del chico.

Por un momento los dos se perdieron en la profunda mirada del otro, intentando saber lo que sentían. La chica buscaba en los ojos esmeralda algún atisbo que le confirmara algún sentimiento por parte del chico hacia ella, pero decepcionada aparto la mirada. El chico por su parte buscaba en los ojos marrones de ella, algún indicio que le hiciera resolver todas esas dudas que le inundaban cuando veía a su amiga, pero resignado retiro también la mirada. Fue una mirada fugaz pero muy intensa.

Ran cansada de mirar a los dos tortolitos carraspeó un poco la voz para que la pareja se diera por aludida… Nada… Miró su reloj y abrió los ojos de par en par… Kuso…

- Chicos no quisiera interrumpir esta escena tan romántica, y bla bla bla… pero…

¿Habéis mirado qué hora es? – Dijo con ironía

Heiji y Aoko enseguida se sonrojaron sin saber porque puesto que la escena no era nada del otro mundo, el sonrojo de Heiji no se notaba tanto como el de Aoko por su piel oscura y bueno Aoko ya estaban acostumbrados a él así que ninguno le dio importancia.

- ¿Qué pasa con la hor… ¡¡¡KUSO!!! ¡¡¡LLEGAREMOS TARDE!!!- Heiji y Ran no se podían creer que esas palabras hubieran salido de la boca de su amiga… pero así era…

Aoko tomó de la mano a Ran y a Heiji, cuando cogió a este último sintió un escalofrío por todo el cuerpo que tampoco era por culpa de la época del año, y empezó a correr llevándoselos a los dos de la mano.

Los tres chicos corrían por las calles, ya sueltos de las manos pero Aoko todavía con ese sonrojo en sus mejillas producto del contacto que tuvo con el chico. Aoko iba delante, que para ser una chica corría bastante rápido, pensó Heiji. Después iba el moreno, por lo que aprovecho esa ventaja para analizar el cuerpo que le precedía. Aoko era una chica bastante atractiva a su parecer, no entendía como no era popular en su instituto, aunque enseguida lo entendió… No es que la chica destacara mucho, era demasiado tímida, se ponía nerviosa con esas situaciones.

Ran iba la última y pensaba que como sus amigos eran tan estúpidos, Heiji no es que fuera muy discreto que se dijera, pensaba mientras veía al chico como observaba a su mejor amiga, y bueno ¿qué decir de Aoko? Ella sí que era tonta no se daba cuenta de con su inocencia traía frito a Hattori que con su ingenuidad no se daba cuenta de que lo estaba trayendo de cabeza, tanta inocencia le volvía loco… y ella ni se daba cuenta…

Pero que iba a hacer sus mejores amigos eran así y ella por muy dura que quisiera aparentar se alegraba de tener unos amigos como ellos, aunque sí que era verdad de que era muy popular en el instituto y tenía muchos amigos, solo eran ellos los que de verdad les habían llegado al corazón y habían ocupado gran parte, por lo decir casi totalmente, de él. Nadie elige a sus amigos y ella pensaba que era muy feliz por tener unos amigos como aquellos que se ocupaban de ella cuando nadie más lo hacía…

Quizás y solo quizás debería darle un empujoncito… Y puso esa cara de pillín que tanto le caracterizaba…


Todo estaba totalmente blanco, no se distinguía nada, una figura de una joven, de cabello moreno no muy largo, recogido en una cola de caballo con una cinta, figura delgada, vestía un fino camisón de dormir por encima de las rodillas, tenía unos penetrantes ojos esmeraldas de nombre Kazuha Toyama, vagaba por aquel entorno tan inusual, cuando de repente aparece un punto negro en la inmensidad que cada vez se va haciendo más y más grande y de un momento a otro ha cubierto toda aquella pureza en la más profunda de las oscuridades. En la oscuridad la joven distingue 3 figuras. 2 mujeres y un hombre, pero son más o menos de su misma edad, o sea, 17 o 18 años. La primera mujer dice algo:

- Tienes que…

Está a punto de completar la frase cuando la otra mujer la interrumpe:

- Buscarnos.

La chica no sabía de lo que estaban hablando, no entendía por qué aquellas personas que no conocía de nada les decían aquello. Pero no tuvo mucho tiempo de pensar, el chico habló:

- Es urgente y lo sabes…

Y una vez más, de repente, todo igual que vino se fue y se encontró incorporada en su cama en su habitación, con gotas de sudor en su frente.

Bueno por lo menos no he gritado, pensaba con ironía. Estaba harta de esas visiones, llevaba 17 de sus años teniendo la misma todas las noches, no sabía qué hacer. Se tumbó en la cama con la intención de dormir un poco. Nada. Pues una vez más como llevaba haciendo desde hacia tiempo se fue a despertaros, pensó divertida.

Salió de su habitación intentando hacer el menor ruido posible, cerró la puerta tras de sí y de puntillas ando hasta el final del pasillo, miró a todos los lados, abrió la puerta entró y la cerró.

- Estos dos siempre igual – Pensó Kazuha con una gotita en la cabeza.

En aquel cuarto se encontraban dos jóvenes durmiendo la mona.

El más cercano a ella estaba en su lecho tapado hasta la cintura, dejando ver sus abdominales, el chico nunca dormía con camiseta, y eso era una ventaja en verano… pensaba Kazuha con una sonrisa en sus labios. El chico era un poco más alto que ella de piel clara, moreno y unos espectaculares ojos azul cielo.

El otro era un caso perdido, según Kazuha, estaba totalmente destapado con las sábanas esparcidas por el suelo, seguramente habrían perdido la batalla que habría tenido durante la noche con los pies del chico… Él también estaba sin camiseta, y vestía, al igual que su compañero, unos pantalones largos, era igual de alto que su amigo, unos precioso ojos marrones miel y de pelo moreno pero más alborotado que el anterior. Y menos mal que lo llevaba así, puesto que con los ojos cerrados y a la vista de alguien que los viera por primera vez, esos dos chicos parecían la misma persona, aunque no tuvieran nada que ver el uno con el otro.

El primero de nombre Shininchi Kudo y el segundo Kaito Kuroba.

Kazuha se concentró y se dispuso a hacer lo que mejor se le daba: fastidiar a sus queridos amigos. Cuando se hubo concentrado totalmente, con los ojos cerrados sintió dos auras: Una azul cielo, *Shin siempre igual no sé cómo se las apaña para siempre soñar con cosas bonitas- suspiró con pesadez* y la otra de un color totalmente negro *Joder con Kaito- pensó Kazuha*

Siempre que tenía una pesadilla como la de hoy, que solía ser casi todas las noches, iba a llamar a los chicos para que le hicieran compañía en ese castillo tan enorme, pero siempre que iba en busca de ellos, estaban durmiendo, como era habitual a aquella hora de la madrugada, y le daba cosa despertarles, sobre todo a Shininchi que todas las noches soñaba en cómo conocería por fin a la chica de sus sueños y siempre se imaginaba un lugar rodeado de flores, con un arrollo, donde una mujer sin rostro estaba sentada a la orilla del río cuando de repente una ráfaga de viento se lleva su sombrero, él lo recoge y se lo entrega, ella esta tan agradecida que le invita a quedarse la tarde con ella… Y así todas las noches, aunque cada vez el sueño era diferente siempre era el mismo patrón. Este chico no se cansa de que le den calabazas todas las noches que lo sigue intentando- pensó graciosa.

Sin embargo Kaito… ese ya era otra historia, siempre que iba a despertarlo su aura era negra como la noche mostraba una escena terrible. El asesinato de sus padres. Por eso siempre despertaba a Shininchi y juntos despertaban a Kaito de esa pesadilla que lo tenía tan ocupado todas las noches.

Así que se dispuso a hacer lo de siempre. Se dispuso a entrar en el aura azul cielo.

De repente se ve en un escenario rodeado de flores con un arrollo y una mujer a la orilla.

- Este chico podía ser un poco más original

Ya lo había intentado todo, no sabía cómo fastidiarle el sueño para que despertara… Hasta que se le ocurrió.

Una ráfaga de viento se llevó el sombrero de la mujer sin rostro, que pronto tendría uno y seguro que no es lo que Shin espera, pensó con su sonrisa maléfica.

Un chico vestido con vestimenta de príncipe subido en un caballo aparece para recuperar el sombrero de la joven.

- Que cursi es Shininchi

Shininchi se acerca a la joven y le devuelve el sombrero, la mujer le pregunta cómo puede agradecérselo, Shininchi lo medita un momento y le dice que dándole un beso.

Desde arriba Kazuha se sorprende.

- Valla parece que después de tantas noches por fin voy a poder ver el desenlace de la peli. - Así que ni corta ni perezosa, hace que aparezcan unas palomitas y empieza a devorarlas esperando ese momento que seguro que Shininichi no olvidara en la vida.

Shininichi se acerca a la cara de la joven que todavía no tiene rostro ni voz, y cuando quedan escasos milímetro para rozar sus labios Shininchi le confiesa a la joven:

- Me encantaría ver tu rostro – Dijo con voz sensual

Kazuha aprovechó la oportunidad y con un chasquido de dedos le hizo su sueño realidad a Sininchi.

- Eso está hecho- Dijo una voz que Shininchi conocía de sobra pero que en ese momento no tendría que haber salido de donde ha salido: de escasos centímetro de su boca.

Shininchi levanto la vista hacia arriba cuando escuchó esa voz y se encontró con la cara de su mejor amigo: Kaito Kuroba.

En otra situación estaría encantado de encontrárselo pero no allí, y sabía perfectamente quien era la culpable.

- ¡¡¡¡KAZUHA TOYAMA!!!!

Resonó en todo el mundo imaginario que había creado.

Y de repente se encontró otra vez en la habitación de su amigo, con cara soñolienta y de pocos amigos…

- Esta vez te has pasado – Dijo en un susurro, esperando que su amigo no se despertara – Vale que crees una tormenta, vale que inundes mi sueño, vale que quites el viento y no vaya a recogerle el sombrero pero de ahí a ¡ESTO!

- Vale perdona perdona, pero es que se ve vino esa idea a la cabeza- Dijo excusándose y de pronto recordó una cosa – Oye ¿no ibas tu muy lanzado? Espero que no vallas pidiendo besos a cualquier chica que veas – Dijo con cara divertida

- Bueno… veras… yo… es que… - Dijo con toda la cara roja como un tomate.

- Vale no me interesa lo que tú hagas en tus ratos libres – Y apuntó al chico con cara intimidatoria.

- Je je – Dijo el chico con una gotita en su cabeza – ¿Bueno despertamos a Kaito o no?

- Venga tócame – Dijo muy convencida

- ¿Ein? – Se cuestiono Shininchi con toda la cara roja ante el comentario atrevido de su amiga.

- Sí hombre si no como vasa absorber mi poder y vas a entrar en el sueño de Kaito – Preguntó sin imaginarse lo que pasaba por la mente de su amigo

- ¡Ah! Era eso

- ¿Qué te creías que era sino? – Preguntó la chica con una mirada interrogante, pero de pronto lo cogió – ¿Que querías hacer conmigo maldito pervertido?

- ¡Oye Kazu!

- Vale vale solo era una broma – Dijo sacándole la lengua – Venga vamos hay que sacar a Kaito de su querida pesadilla

- ¿Otra vez con lo mismo? ¿Este chico no aprende? – Dijo al ver el asentimiento de cabeza de su amiga- ¿Qué?- Preguntó de nuevo al ver como su amiga le miraba.

- Habló el que siempre sueña lo mismo – Dijo mirándolo de reojo.

Esto dejó a Shininchi un poco cortado pero no le dio tiempo a replicar puesto que Kazuha había detectado el aura de Kaito y se había adentrado en ella.

Guau cada vez esta chica controla mejor sus poderes metales, pero vamos que mi poder CopyPower ya los voy controlando mejor. Pensó el chico.

Él también se concentró, detectó el aura negra de su amigo y se adentro en ella. Allí se encontró Kazuha con los ojos de par en par abiertos, se acercó a ella y la abrazó. Había visto muchas veces aquella escena pero nunca se acostumbraba a ver aquella escena:

Un hombre matando a una mujer y a un hombre, manchándolo todo de sangre y cortando los cuerpos en pequeños trocitos y escondiéndolos en distintos lugares de una casa, en libros en ollas… La escena era observada desde debajo de una mesa por un niño de unos 7 u 8 años. Kazuha no podía evitar llorar sobre el pecho desnudo de Shininchi, mientras el chico escondía el rostro en los cabellos morenos de la chica.

Sabía lo que tenía que hacer. Se acercaron a la mesa donde estaba el chico escondido. Los dos le tendieron la mano, el chico conociéndolos, les cogió las manos, y toda aquella escena se esfumó y apareció un escenario totalmente blanco.

Por fin… Por fin había acabado su sufrimiento durante una noche más.

Kazuha abrazó al chico que ya no era un chico de 7 años, sino un adolescente de 18 años pero que sentía exactamente el mismo dolor. El chico sintiendo los delgados brazos de su amiga alrededor de él. Hundió el rostro en su pecho y dejo salir todo aquel dolor acumulado durante toda aquella noche. Tiempo después sintió otros brazos más fuertes que enseguida reconoció u dejo también que los envolvieran.

Transcurridos unos minutos el chico se tranquilizó

- ¿Nos vamos Kaito? – Preguntó con una sonrisa Kazuha, junto con Shininchi.

- ¡Hai! – Respondió muy animado el chico.

Otra vez. Otra vez aquellos dos chicos le habían salvado de otra noche completamente oscura, con mucho dolor y sin ningún atisbo de amor por ninguna parte.

Estaba harto de tener que depender de Kazuha y de Shininchi para que vinieran a "rescatarlo" de su propia pesadilla.

Estaba de nuevo en el cuarto. Otra vez los 3 juntos. Kaito le preguntó a Kazuha cómo había despertado esta vez a Shininchi. Ella echó una carcajada y se dispuso a contarlo, sabiendo que cuando terminara los dos chicos le echarían la bronca, pero no le importaba, solo le importaba estar con ellos y que pasaran el resto de la noche juntos. Lo que tuviera que venir ya vendría pero ese momento era solo de ellos. Y nadie lo iba a interrumpir.