Les traigo una nueva historia, quizá distinta a lo normal por algunos detalles por lo tanto poco a poco se irán enterando esos ''detalles'' en cada episodio.
Habrán personajes de otros animes, gracias por el apoyo.
'' Bienvenida a la escuela ''
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Me encontraba en un bar relajándome con el jazz que sonaba en el establecimiento, tenía un vaso de whisky frente a mi y a mi costado un libro cual había terminado de leer desde mi primera entrevista de trabajo al cual fui aceptada.
— ¿Qué harás este verano hasta el inicio de clases? —preguntó curioso mi viejo amigo. Sonreí para suspirar mientras con mi índice dibujaba el círculo del borde del vaso.
— Iré a pasar con mi madre pero primero quiero ir a la biblioteca, entregar esto y tomar otro prestado —comenté con suma tranquilidad en mi voz, él alzó una ceja para luego suspirar dejando el vaso que estaba puliendo con su blanco trapo limpio.
— ¡Madre santa! ¿No quieres conocer alguien para ti? Digo, desde que te conozco nunca me hablaste de amor —comenzó, era el tema que le preocupaba por mí— te graduaste pero nunca escuché que tenías citas. Escuché que muchas tipas se han confesado ante ti, hasta los hombres aún sin importarles la manera en que te vistes. ¡Tendrás pronto veintiséis y sigues soltera!
Reí ante sus palabras de preocupación.
— Estar soltera a esta edad no es malo ¿o si? —una voz burlona salió ante mi oración, él bufó.
— Me haces pensar que eres virgen aún.
— ¿Qué clase de conversación le haces a tu fiel cliente? —alcé una ceja mirándolo fijamente, él rió en ese mismo instante para negar levemente.
— Pobre, como si no hemos hablado de mujeres u otras cosas cuando salimos a beber —comentó para luego suspirar pesado— deberás tener cuidado con esos mocosos busca peleas y malograr el futuro ajeno.
Me quedé en silencio ante sus palabras. Iba a ser profesora en una escuela secundaria, mi especialidad: Literatura.
Recordando un noticiero sobre cómo un alumno metió a la cárcel a una profesora acusada por tener relaciones sexuales con el menor, relamí mis labios para asentir y esbozar una sonrisa. Tomé el poco de whisky que tenía en mi vaso para después colocarme de pie, saqué mi cartera, saqué el dinero y lo coloqué en la mesa. Sujeté mi libro para luego despedirme de mi fiel amigo.
Al salir tomé del puro aire natural, caminé hasta el cruce peatonal porque la Biblioteca no estaba tan lejos y esperé a que el semáforo cambiara a verde que cuando lo hice crucé entre el montón de personas. Me sentía alguien más un ser un mano más que respira, ve, vive pero sin razones o al menos por ahora tengo mi madre y mi nuevo próximo trabajo.
En la biblioteca conocía a una escolar, trabajaba ahí al menos cuatro horas con permiso de padres porque también debía pagar su habitación o al menos eso es lo que hablamos una vez cuando ella terminó su turno y yo también debía retirarme; su nombre era Hayate Yagami e iba al último año de secundaria.
Entre al gran lugar repleto de libros y me acerqué a recepción, me encontré con una nueva cara, nunca conocida. Cabello cobrizo, ojos lavanda azulado, una piel clara no tanto como la mía pero se notaba que lo cuidaba mucho, sus labios con un brillo, lo traía sujetado de una coleta al costado; su placa indicaba su apellido: Takamachi.
— Buenas tardes srta. Takamachi —ella sobre saltó tan sólo un poco cuando escuchó mi voz, me miró rápidamente apenada porque se encontraba distraída al parecer viendo una revista de idols. Reí un poco.
— S-sí, buenas tardes. ¿Me permite su tarjeta de membresía por favor? —preguntó, cosa que asentí y saqué de mi bolsillo mi cartera, saqué mi tarjeta y se la entregué; ella lo miró detalladamente por la foto, luego a mi, lo pasó por el computador para ver mi historial cosa que se sorprendió girando a verme— lee mucho srta. Testarossa —comentó.
Una vez más reí asintiendo. Coloqué el libro que traía sobre su mesa.
— Devuelvo este libro, quisiera tomar otro libro —comenté para luego tomar mi tarjeta de membresía que estaba siendo devuelto, ella asintió levemente. Presionó un botón de la puerta de ingreso a la biblioteca, por lo que me dispuse a ingresar; aquella chica se veía madura, bueno no tanto pero su anatomía indicaba que parecía alguien pasada de veinte años o eso esperaba porque si hablamos de la joven Yagami diré que también está bien formada como para su edad. No debería de caer ante las seducciones de niños.
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De terminar de buscar el libro que deseaba tomar salí para recepción una vez más pero aquella cobriza no se encontraba más, ahora estaba un joven que también lo había visto muchas veces que hasta me conoce. Quizá el turno de la srta. Takamachi terminó mientras yo buscaba un libro.
Después de esto debo esperar a iniciar mi trabajo como profesora. Fabuloso.
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| Dos meses después |
Los alumnos empezaron a observar detalladamente mi llegada, tampoco quería llamar la atención de la gente pero era el único auto que poseía como regalo de graduación por parte de mi padre que se encontraba en Italia. Sí, un alto multi-millonario divorciado de mi madre quien vive en un campo pero claro, con toda la comodidad porque en su documento de divorcio hubo una pauta que indicaba mi padre le pagaría un dinero como si fuera el sueldo de un trabajo hasta su muerte. ¿La herencia? Sí, también está a mi nombre pero no es que me sentía orgullosa de eso.
Lamborghini Huracán color negro estacionando en la zona de maestros. Al bajar lo hice con mi maletín; ¿mi vestimenta? Casual. Un pantalón jeans, unas botas negras pero no de tacos ni mucho menos esas botas femeninas que llegan hasta las rodillas sino unas botas negras normales y una camisa blanca, las mangas remangadas hasta los codos; cerré el auto con seguro automático y alarma de seguridad para así retirarme del estacionamiento que de hecho sí me estaba sintiendo acosada. Mi rubio y largo cabello estaba suelto pero bien peinado.
Entre al aula de profesor, algunos se abrazaban por el largo tiempo que no se han visto mientras que otros tranquilos acomodando sus materiales necesarios por supuesto que no negaré que estaba completamente nerviosa porque iba a ser mi primera vez frente a tanto menor y no negaré que también pase por su etapa pero -solté un suspiro- pensar que será un poco estresante era inevitable.
— Hola —una voz femenina se acercó a mi, un poco preocupada pero sonriente. Giré a verla.
— Hola —saludé de la misma manera, claro no preocupada sino amable.
— Mi nombre es Ginga Nakajima, al parecer eres nueva en la escuela —comentó para continuar la charla— ¿qué materia es la que enseñarás y qué grados?
Me acomodé dejando sobre la mesa mi maletín para darme media vuelta, sonriente, noté que traía una taza de café en manos y relamí mis labios porque estos estaban resecos.
— Literatura para quinto año, sólo quinto año —respondí con seguridad.
Ella rodó los ojos para dar un suspiro.
— Quinto año son tres salones, espero al menos te lleves bien con 5-A —comentó con suaves risas— yo soy maestra de inglés, tutora del 5-A.
Una 'o' fue expresada de mis labios, una pequeña sorpresa ¿es que acaso eso era una advertencia que su salón era un peligro?
— Mi nombre es Fate Testarossa, mucho gusto —dije estrechando mi mano. Ella lo miró, dejando sobre la mesa su taza y así corresponder el apretón. En ese momento el timbre sonó para indicar que las primeras clases empezarían, los profesores destinados a sus clases se estaban preparando por lo tanto solté la de ella y seamos sinceros, 5-A era mi primera clase en mi primer día.
Un ''suerte'' de parte de aquella mujer hizo que sonriera, al menos tenía un pequeño apoyo y no sería tachada de maestra anti-social.
Dirigiéndome al salón observé desde fuera algunos alumnos riendo, hablando en grupos como otros listos para la llegada de su maestro por lo que hice mi ingreso. Algunos tomaron asiento mientras que otros continuaban de pie, al menos algunos chicos de atrás que reían aún así ignorando mi presencia. Coloqué mi maletín sobre la mesa para darme vuelta a verlos.
— Los jóvenes de atrás por favor, tomen asiento —pedí de buena manera. Seria, con algo de autoridad para que hicieran caso, todos giraron a ver al pequeño grupo.
Un chico rubio de lentes rió junto a su grupo de amigos.
— ¿Usted quién es? Ni siquiera sabe quien soy como para hablarme así —dijo en falta de respeto a su mayor y tutor en la oportunidad, entrecerré los ojos, dando un suave suspiro. Era el típico adolescente rebelde.
— No estoy hablando como si fueras un amigo porque la verdad es que no lo eres, estamos iniciando mal y repito mi pedido, tomen asiento.
Todo el salón estaba viendo entretenido la escena, aquel alumno pateó el pupitre vacío que tenía a un lado acercándose a mi e hice lo mismo, me acerqué parando y el retando con su mirada.
— No me mandar...
— Scrya, Gracia y Mondial a la dirección ahora mismo —giré a ver, era un hombre musculoso de cabello blanco. Por su forma vestido al parecer el maestro de Educación Física, me miró y asintió con su cabeza— disculpe la molestia maestra, justamente los estoy llevando porque de lejos he visto el comportamiento de estos niños; tal vez los regrese a su clase una vez que hablen con el director.
Ante sus palabras asentí y agradecí. Regresando a mi escritorio así ellos retirándose con mala cara.
— Buenos días a todos, mi nombre es Fate Testarossa y seré su maestra de literatura de ahora en adelante —dije para sacar los plumones de la pizarra, empezando a escribir la fecha en una esquina y seguido volver a girarme. Miré los rostros de todos, algunos relajados y algunas chicas mirándome como si fuera un objeto divertido, una cara se me hizo conocida: Yagami Hayate se encontraba en mi clase, me estaba sonriendo cosa que hice omiso porque sentía algo de nervios— les brindaré un libro cual tendrán que leer con determinación para que en cada clase hablemos poco a poco de lo que trata la historia ¿les parece bien? —comenté, algunos quejaron.
— Pero maestra es el primer día, ¿por qué no nos conocemos mejor? Digo, es nueva y bueno, nosotros nuevos para usted —comentó un alumno. Reí un poco para girarme después de escribir el nombre del libro que deberían conseguir: ''Cien años de soledad'', me giré.
— Por supuesto que nos vamos a conocer en este día pero de igual manera me gustaría que pudieran conseguir el libro lo más antes posible —respondí colocando al mismo tiempo el plumón sobre mi escritorio, pasé por delante y me senté sobre mi escritorio como si fuera un alumno más de la clase. Comunicación con el alumnado de una manera correcta era lo necesario o al menos que el alumno se sienta a gusto con su maestro para tener una conexión y trabajar correctamente— saben ahora que mi nombre es Fate Testarossa. Me he graduado hace unos meses de la universidad por lo tanto este es mi primer trabajo y realmente espero llevarme bien con ustedes, que ustedes confíen en mi y así poder trabajar como un equipo de aula ¿les parece bien? —pregunté con una sonrisa. Todos se miraron entre si porque al parecer ningún profesor hizo eso, sonrientes todos asintieron con ánimo— entonces comencemos por el lado izquierdo; me dirán sus nombres y apellidos, materia favorita, qué quieren estudiar en la universidad y qué hicieron este verano.
Alegres todos los jóvenes empezaron tal cual lo hice. Agarré mi cuaderno de asistencia cual se me fue entregado por correo desde la secretaria, empecé a ver la lista haciendo asistencia a todos los que se presentaron hasta que llegamos a un apellido que lo había visto alguna vez o se me hacía conocido por lo que di mi vista al frente, una joven uniformada, cabello cobrizo y ojos lavanda... era la misma de la biblioteca.
— Mi nombre es Nanoha Takamachi, mi materia favorita es literatura —dijo bajando la vista, mi mirada estaba prendida en esa pequeña adolescente. Si antes pensaba que tenía veinte hoy estoy seguro que tendrá entre dieciséis o diecisiete años, madre santa, que mal me sentía de haberle echado el ojo ya a dos menores: Yagami y ella pero ella me había llamado más la atención que Yagami. Ella continuó— quisiera ser psicóloga y en el verano trabajé por primera vez para ahorrar e irme de viaje algún sitio de Europa.
Se empezaron a escuchar murmuros, ella sonreía de vez en cuando y tomó asiento, el siguiente alumno empezó su presentación.
'' Nanoha Takamachi '' era ese nombre el único que pasaba por mi mente.
La presentación y el buen momento con los chicos terminó por el cambio de clase, en el momento estaría libre hasta después del descanso que me tocaría una hora con otro salón de quinto año. Estaba sentada en el salón de maestros, mirando el libro de asistencia de 5-A y otra vez mis ojos estaban en esa persona: Takamachi Nanoha; sacudí mi cabeza, parecía una persona loca no lo negaría y me recosté cerrando este para así pasar saliva.
En ese momento las palabras de Vice resonaron en mi cabeza: '' Debes tener cuidado con esos mocosos... '' tampoco es que quisiera meterme en problemas pero les llevo casi diez años de diferencia, no es normal, no entre un alumno y un profesor o bueno agradezco que mis pensamientos sean únicos sino hace rato estaría yendo a la cárcel.
El día continuó como debía ser, terminé mis horas con los dos primeros salones.
Fui a dirección antes de retirarme porque el director me llamó, ingresé y ahí estaba sentado.
— Maestra Testarossa, ¿qué tal le ha ido en su primer día con los alumnos? —preguntó— me trajeron a tres de 5-A, no es nada nuevo, son los más problemáticos.
Reí ante su preocupación.
— Con los demás alumnos pude mantenerlo en calma aun que le advierto que mi manera de enseñar es un poco distinta a los demás, algo más moderno pero estoy bien, gracias. Tendré más ojo en esos chicos —comenté con seguridad. Él sonrió.
— Me gusta su manera de pensar —orgulloso se colocó de pie, se giró para mirar por la ventana. Estaba el campo de fútbol, habían alumnos en clase de Educación Física— quería informarle que habrán clases extra y desearía que ayudara a lo que se trata de comprensión lectora, en especial a los alumnos de bajo nivel en eso porque hay muchos que aún estudien todo el año llegan a notas bajas por no comprender al menos un texto fácil en enseñanza de Comunicación.
Estaba asintiendo al pedido de autoridad mayor.
— ¿Le interesa? Sólo es una hora todo los días.
Ladeé la cabeza, lo pensé unos minutos para luego asentir.
— Me parece bien —dije.
Él sonriente agradeció mi comprensión, en el momento abrirían la inscripción para los alumnos que desearan subir sus notas. Me puse de pie haciendo una reverencia, me retiré luego para el estacionamiento pero cerca de ahí, alejado de los demás alumnos miré a dos jóvenes, dos jóvenes que no se me harían irreconocibles.
— ¡He estado esperando por muchos meses tu respuesta! —gritó furioso aquel joven de lentes, aquella cobriza estaba cruzada de brazos— Nanoha sabes que estoy enamorado de ti desde tercer año, he intentado mucho para que te fijes en mí.
Bufé en mi interior, ¿cómo se fijaría en un estúpido como él? Digo, no es mi problema y es mi alumno pero sus comportamientos realmente son de alguien estúpido. Estaba parada frente a la puerta de mi auto sin abrir, estaba observando a lo lejos los comportamientos y si había algún contacto físico de maltrato hacia ella.
— Yuuno, te he explicado que porque seas el más admirado por estar en el equipo de fútbol o porque seas el ''chico rebelde'' de la escuela no significa que te aseguraría me enamoraría de ti. De hecho, no me gustas para nada —respondió la joven con suma tranquilidad. Una alegría en mi interior se sentía pero ¿por qué?
Él pateó un cono que estaba a su costado que indicaba Lugar reservado. Volvió a mirarla, esta vez la tomó de su mano para jalarla a él.
— Quiero que seas mi novia, te guste o no —exigió, la cobriza intentó alejarse, estaba con el ceño fruncido.
— ¡Entiéndelo Yuuno, no me gustas! ¡nunca me vas a gustar! —exclamó intentando soltarse y alejarse aún.
— Eso a mi no me impor...
No podía más, me tuve que acercar.
— Disculpen la inconveniencia pero ¿qué está usted haciéndole a la señorita Takamachi, joven Scrya? ¿me daría una explicación? —pregunté con sumo respeto. Miré de reojo a la cobriza quien se sentía avergonzada de mi llegaba mientras que él furioso, escupió cerca de mis pies cosa que me sorprendió. Tanta violencia en él, ¿qué le sucede?
— ¿Quién mierda es usted para venir a molestar? ¿no le bastó con mandarme a dirección, asco? —preguntó en su estado molesto, tome aire para luego expulsarlo, tomé mi teléfono que estaba dentro de mi maletín y tomé una foto ya que aún él no soltaba a la menor de ese tipo de agarre.
— Supongo que esto tendrá que ir a dirección para poder expulsarte por mal comportamiento, un comportamiento agresivo a tus compañeras —expliqué para mandárselo al teléfono del director, rápidamente aquel joven soltó a la cobriza y se acercó a mi intentando quitarme el celular. Me alejé— lo siento mucho pero no tienes ningún derecho de quitarme algo que es mío, te recuerdo también que sigo siendo tu maestra y me tienes que respetar tal cual.
Él gruñó en ese momento y decidió retirarse.
Estaba a solas con aquella alumna. Giré a verla una vez que noté que el chico estaba lejos del lugar.
— ¿Te encuentras bien? —dije colocando mi maletín en el piso. Esta vez guardé mi celular en el bolsillo del pantalón, ella asintió.
— Usted es la persona de la biblioteca, no sabía que iba a ser mi maestra —dijo haciendo una reverencia.
Suspiré.
— No te preocupes, tampoco iba a imaginar que serías mi alumna —comenté— creo que es bueno que te lleve a la enfermería —dije observando su muñeca marcada del apretón, ella negó levemente.
— Estoy bien —respondió en un tono de voz triste bajando la cabeza. ¿Qué le pasaba?— esto sucede todo el tiempo. Después de todo, le tenemos miedo, al menos a una compañera le tiró una bofetada y no fue expulsado porque su padre es un abogado muy importante.
— Hm... —musité mirando a dirección donde el chico se había ido. Volví a suspirar, me estaba dando cuenta que no me iba a llevar bien con él, ni hoy ni nunca— debes regresar a tu salón. La clase empezará pronto pero intentaré hacer lo mejor posible para ayudar a alejar el tipo de acoso que estás recibiendo...
Al decir eso ella me miró fijamente por primera vez, desde la presentación he sentido que intenta de no chocar mirada conmigo pero sus ojos brillaban esta vez.
— ¿En serio lo dices? —preguntó con un aire de esperanza.
Asentí. Esos ojos, esa mirada me hacía intentar ayudarla realmente. En el buen sentido; ella iba acercarse con intenciones de darme un abrazo pero se detuvo en seco, miró a otro lado sonrojada. Lo noté.
— Gracias de verdad srta. Testarossa —dijo en susurros para luego retirarse. Sin más así se retiró dejándome en el frío estacionamiento, suspiré de alivio, gracias a Dios que no me abrazó sino eso sería un verdadero problema.
En ese momento miré los postes para verificar que habían cámaras de seguridad a lo que sí, por lo tanto eso era un buen aviso para poder intentar ayudar a la menor de acoso. Después de tal momento sujeté mi maletín que estaba en el piso para ir a mi auto, así ingresar y encenderlo para emprender viaje a mi hogar, mi dulce hogar.
Dentro de ese hogar silencioso y moderno me sentía totalmente tranquila, acostada en cama con mi maletín en una esquina de este me llamaba la atención por lo tanto volví a sacar los cuadernos de asistencia, sujeté del 5-A para repasar los nombres pero ahora que los volvía a ver habían muchos apellidos de empresarios, modelos, artistas y eso realmente me sorprendía el simple hecho de los comportamientos rebeldes de esos tres jóvenes porque saben que sus ''padres harán todo por ellos'' pero conmigo y mi educación no se juega así. Lastimosamente habrá una pequeña guerra al cual no debí haber entrado pero tampoco puedo descuidar a los alumnos que tienen acosos.
Cerré los ojos, no fue un día cansado pero ya me lo imagino de ahora en adelante.
