Disclaimer: los personajes de Haikyuu! no son de mi propiedad, son de Haruichi Furudate.
—¿Estás seguro de que no quieres que te acompañe, Kenma? —preguntó por milésima vez Kuroo.
—Estoy seguro —respondió mientras se acercaba a su armario y ponía su hoodie favorito—. Creo que no me perderé.
—Crees —bufó divertido. Se incorporó de la cama y se dirigió al marco de la puerta para recargarse y seguir observando a Kenma—. ¿En serio? Ambos sabemos que te pierdes con facilidad.
—Te mandaré un mensaje si es que me pierdo —rezongó mientras ponía los ojos en blanco ante la insistencia de su mejor amigo—. Ahora vete, que llegarás tarde a tu cita con Bokuto.
—No es una cita —recalcó avergonzado.
—Como tú digas —soltó divertido mientras tomaba su celular y su 3DS. Salió de su habitación y Kuroo no se movió. Confundido, levantó una ceja y lo observó—. ¿Qué?
Tetsurou levantó una mano. En ella, sostenía las llaves de la casa de Kenma y las movía de un lado a otro con expresión divertida.
—Se te olvida algo, gato olvidadizo —se carcajeó al ver la mueca de su amigo. Se le acercó y le dio las llaves. Kenma las tomó y las metió dentro de su bolsillo.
—Ya, vámonos.
Ambos salieron de la casa de Kenma y se dirigieron a la parada de camiones más cercana. Kenma debía tomar el camión que lo dejara cerca de la estación de trenes para tomar la línea Yamanote para irse a Shibuya. Kuroo lo acompañaba nada más porque también debía tomar un tren para llegar hasta Shinjuku, donde se encontraría con Bokuto.
Ambos se bajaron del camión y caminaron unas cuantas calles hasta que llegaron a la estación de trenes. Kuroo le recalcó mil veces que si se perdía le mandara un mensaje, que iría a buscarlo lo más pronto posible. Kenma le decía No, Kuro, no te voy a llamar ni que dejes plantado a Bokuto y No te preocupes, usaré Google Maps. Y en vez de hacer sentir mejor a su amigo con eso último lo preocupaba más porque, por más que a Kenma le dieran las direcciones más sencillas para llegar a donde debía ir, se perdía.
Ambos se despidieron y se dirigieron a sus respectivos trenes. Kenma hizo una mueca al ver que había un montón de personas que también esperaban por el tren a Shibuya. Sabía que no podía hacer nada respecto a eso, en especial cuando era verano y sábado. No tenía sentido buscar algún lugar para sentarse, el tren llegaría en diez minutos y de seguro tardaría más buscando un lugar para poder jugar en paz.
El tren llegó y de él, salieron un montón de personas que casi le hacen perder el balance y terminar en el piso. Se apresuró y se metió rápidamente al vagón; escaneó rápidamente el vagón y se dirigió a un asiento libre que encontró. Se dejó caer pesadamente y suspiró, llevándose una mano a la cara. Se arrepentía un poco de no haber dejado que Kuroo fuera con él, pero no iba a hacer que le cancelara una cita a Bokuto por tercera vez.
A Kenma no le gustaban las multitudes ni estar rodeado de miles de personas, sentía que se cansaba demasiado rápido y lo único que pasaba por su mente era Quiero ir a casa ya. Era un ser introvertido —y ansioso también— y seguiría siendo uno por el resto de su vida.
Cuando el tren anunció que ya estaban por llegar decidió buscar rápidamente la dirección de la tienda de videojuegos. La encontró y notó que no estaba muy lejos de la estación, lo cual era bueno. Aun así, temía perderse y que los juegos se agotaran. Su sentido de la orientación no era el mejor del mundo y en serio deseaba que, por una vez en su vida, no le fallara.
Se bajó del tren, algo confiado ya que su destino estaba bastante cerca y era poco probable que se perdiera. Así que salió de la estación de tren, listo para poder conseguir su videojuego.
Kenma se perdió y no estaba sorprendido en lo más mínimo. Supuso que ser medianamente optimista en poder llegar a algún lugar por sí mismo era poner demasiada fe en su persona. Sintió el vibrar de su celular y lo sacó para revisarlo. En la pantalla había un mensaje de LINE por parte de Kuroo, preguntándole si había llegado a la tienda. Lo desbloqueó y tecleó un rápido Sí, la encontré.
Qué mentiroso, pensó para sí mismo en cuanto envió el mensaje, pero estaba bien. Lo único que necesitaba era preguntarle a alguien si sabían dónde estaba la tienda de videojuegos. Había unos cuantos locales a los que podía ir, pero la mayoría eran restaurantes y no quería entrar a ninguno para ser sincero.
Observó con cuidado los locales y se topó con una floristería. Afuera, había un chico regando las plantas; desde donde estaba podía verlo sonreír mientras movía sus labios. Probablemente estaba hablándole a las plantas o cantaba alguna canción. De cualquier forma, se veía amigable con su resplandeciente sonrisa y cabello naranja, así que Kenma decidió acercarse.
Se acercó lo suficiente para que su propia sombra cubriera al chico y este se diera cuenta de su presencia. El desconocido levantó la mirada ante la repentina falta de luz y se topó con la mirada nerviosa de Kenma, quien evitaba hacer contacto visual.
—¡Hola! —saludó enérgico. Kenma dio un respingo ante la repentina emoción del chico—. ¿Necesitas algo en especial? —preguntó curioso.
—Me perdí.
—¿No eres de por aquí? —inquirió.
—No es eso… —murmuró—. He vivido aquí toda mi vida, pero tengo un mal sentido de la orientación.
—Oh —dejó salir el pelirrojo—. Bueno, no llevo mucho tiempo por aquí, pero pregúntame lo que necesitas. ¿A dónde vas?
—Tienda de videojuegos —respondió escuetamente.
—¡Ah! ¡Ya sé dónde está! —chilló emocionado—. Si quieres puedo ir contigo. Estoy en mi descanso de todos modos —ofreció sonriente.
—Gracias…
—¡De nada! Sólo necesito avisarle a Suga-san que me iré por unos minutos. Espera —le pidió y entró rápidamente a la tienda. A través de las puertas de cristal, Kenma pudo ver al chico hablar con otro un poco más alto, de sonrisa amable y cabello cenizo que revolvió los rizos rojos del chico que acababa de conocer. Le observó dar una pequeña reverencia y darse media vuelta para volver con él.
—¿Vamos? —preguntó Kenma.
El otro chico le sonrió y asintió efusivamente: —¡Por supuesto!
Ambos empezaron a caminar en silencio uno al lado del otro. Kenma estaba un poco ansioso al estar con alguien desconocido, pero se dijo a sí mismo que no sería por mucho tiempo y eso le hacía sentir un poco mejor.
—Por cierto —empezó a hablar el otro chico—, ¿cuál es tu nombre? ¡Yo soy Hinata Shouyou!
—Kozume…
—¿Huh? ¿Kozume es tu nombre?
—Kozume Kenma… —dijo nervioso.
—¡Genial! ¿Estudias?
—Sí. Estoy en mi tercer año en la universidad…
—¡Eres un senpai entonces! —gritó—. ¡Disculpa! Apenas voy en mi segundo año.
—Kenma está bien —le aseguró—. No me gustan mucho los honoríficos.
—Oh —soltó aliviado de no haber ofendido al chico—. Entonces, puedes llamarme Shouyou si gustas.
—Shouyou, muchas gracias.
—¡De nada! Por cierto, ¿qué juego vas a comprar?
—Monster Hunter…
—¿Eres muy bueno? —preguntó maravillado—. A mí me gusta jugar, pero no soy muy bueno que digamos.
—Supongo… Me gustan mucho los videojuegos.
—Y hablando de eso… ¡Ta-da! ¡Hemos llegado! —exclamó mientras apuntaba con el pulgar la tienda detrás suyo.
Kenma parpadeó una, dos veces, un poco confundido. No pensó que hablar con ese chico fuera tan… no relajante, ese chico exudaba energía por cada poro, así que supuso que la palabra que buscaba era refrescante. Ni siquiera se había dado cuenta del momento en que habían llegado a su destino.
—Muchas gracias, Shouyou —agradeció con una ligera sonrisa.
—¡No hay de qué, Kenma! —respondió mientras se preparaba para irse—. ¡Diviértete comprando el nuevo juego!
—Lo haré —confirmó.
—Espero que nos veamos de nuevo —y se despidió, yéndose por donde habían venido para regresar a la floristería.
—Ojalá —murmuró feliz. Le había caído bien el chico. En serio esperaba encontrárselo de nuevo aunque fuera algo casi imposible, en especial por la gran población de Tokio.
Sonrió y entró a la tienda.
Hinata Shouyou, pensó mientras escaneaba las estanterías para localizar el juego que buscaba. Lindo, fue su segundo pensamiento, pero decidió no darle importancia alguna. Tomó el juego y pagó.
Kenma se sintió un poco más feliz de lo usual ese día.
—Compraste ese juego en las vacaciones y ya lo has pasado… cinco veces.
—No sé por qué te sorprendes. Ya sabes cómo soy, Kuro.
Ambos iban caminando por el gran campus de la Universidad de Tokio. Las vacaciones de verano habían terminado hace una semana, pero Kenma ya quería estar de vacaciones de nuevo. No le gustaba el verano en lo más mínimo. Sólo quería estar en el dormitorio que compartía con Kuroo todos los días, acompañado de sus videojuegos y el aire acondicionado.
Kenma sintió su celular vibrar y lo sacó, notando que era una notificación del Hogwarts Mistery, avisándole que ya tenía suficiente energía otra vez; no dudo en darle abrir para ponerse a jugar. Estaba tan enfrascado en el juego que no escuchó la advertencia de Kuroo sobre una cubeta frente a él.
Se tropezó con la cubeta, pero no terminó golpeándose contra el suelo sino con otra persona. Su celular salió volando de su mano y cayó encima de un montón de tierra. Kenma dejó salir un doloroso gruñido y se reincorporó lentamente.
—¡Kenma! —gritó Kuroo mientras tomaba del brazo a su amigo—. ¿Estás bien? —preguntó preocupado. Desvió su mirada al chico que había amortiguado la caída de Kenma y le extendió su mano—. ¿Y tú? ¿Estás bien? —el chico tomó el brazo de Kuroo y se levantó del suelo, sacudiendo su trasero del polvo.
—Creo que me lastimé el brazo —murmuró Kenma al sentir su brazo adolorido.
—¿Kenma? —preguntó una voz curiosa.
—Oh —dejó salir Kenma al reconocer al chico sobre el que había caído—. Shouyou…
—¿Se conocen? —inquirió Tetsurou confundido.
—¿Estás bien, Shouyou? Lo siento… —se disculpó, ignorando completamente a su mejor amigo.
—¡Estoy bien! Sólo me raspé los codos un poco —mostró sus codos ligeramente raspados. Kenma notó que no sangraban mucho y suspiró aliviado—. No te había reconocido. ¡Ahora luces como un pudín!
—Me alegró —suspiró aliviado—. Y, uhm, ¿gracias? Me lo dicen bastante…
—¡No pensé volver a verte otra vez! —exclamó feliz Shouyou—. ¿Conseguiste el juego que querías?
—¡Kenmaaaaaaa! No me ignores —gimió Kuroo al seguir siendo ignorado por ambos chicos—. ¿Cómo se conocen?
—Fue en el verano —empezó a contar Hinata—. Se había perdido y me pidió ayuda para poder llegar a la tienda de videojuegos.
—Me dijiste que no te habías perdido —reprochó Kuroo.
—Si te decía ibas a dejar plantado a Bokuto —dijo poniendo los ojos en blanco. Volvió a enfocarse en Hinata nuevamente y notó que, además de la cubeta, había una pequeña pala y un saco enorme de tierra. Volteó un poco a la derecha y notó varios girasoles.
Hinata notó la mirada de Kenma y le sonrió brillantemente: —¡Son girasoles! Los estaba plantando por aquí. Son muy bonitos, ¿no es así?
—Mmh.
—¿Quieres uno? —ofreció sinceramente.
—¿Eh?
—Creo que combina con tu cabello —se rio—. Cabello rubio y el centro es, bueno, no es café y tu cabello luce como… eh… —dejó de hablar, algo nervioso por lo que iba a decir— un girasol.
Kuroo se rio discretamente al ver la expresión avergonzada de Kenma. Se rio todavía más cuando lo notó sonrojarse y vio que hasta su cuello estaba bastante rojo. Su amigo volteó a verlo, tratando de lucir amenazador pero no lo logró, sólo se vio mucho más adorable.
—Claro —aceptó avergonzado.
Hinata sonrió encantadoramente y se agachó para tomar uno de los girasoles y dárselo a Kenma. El chico lo aceptó algo nervioso, pero trató de sonreírle de regreso como muestra de agradecimiento.
—Lo siento, Kenma, debo de irme. Voy algo tarde con Suga-san —se disculpó mientras agarraba sus cosas del piso—. ¿Podrías darme tu número? ¡Me caes muy bien y espero que nos encontremos pronto!
—Por supuesto —Hinata le indicó que su celular estaba en su bolsillo para que lo sacara por él. Kozume tecleó su número y volvió a poner el celular de Hinata en su lugar.
—Te mandaré un mensaje para que tengas mi número —sonrió—. ¡Nos vemos! —se despidió y salió corriendo.
Kenma se despidió del chico y se quedó en silencio. A su lado, Kuroo no podía creer lo que acababa de presenciar, su mejor amigo estaba hablando con alguien por cuenta propia, no porque Kuroo lo había obligado o algo por el estilo.
—Estoy tan orgulloso —comentó mientras se limpiaba una lágrima imaginaria de un ojo—. Kenma tiene un nuevo amigo. Un amigo muy lindo.
—¿Qué insinúas? —masculló.
—Nada, nada —levantó sus manos a modo de defensa—. Sólo me alegra que hayas hecho un nuevo amigo sin mi ayuda.
—Yo también —sonrió ligeramente.
—Entonces, ¿cuándo saldrás con él?
Kenma golpeó a su amigo ligeramente en el brazo: —Apenas lo conozco; ni siquiera somos amigos.
—Bueno, pero crees que es lindo. Anda, admítelo.
—Kuro, ya basta.
—Aunque no me lo digas, tu sonrojo me lo dice todo.
Kenma no iba a admitir que Shouyou le parecía alguien muy adorable. Tampoco le iba a admitir a Kuroo que él creía que Shouyou era más como un girasol que el mismo Kenma.
Hola uwu estoy feliz porque la KenHina week ha empezado y he estado muy emocionada desde que fue anunciada hace meses xD todavía no tengo todos los días listos :B pero ando trabajando en eso.
Espero que además de mi waffle y yo más personas participen en la week ;w; estos dos se merecen todo el amor del mundo.
En fin, siento que mis ideas para todos los días son algo ridículas (como siempre) pero bueno JAJAJAJA ya no voy a cambiar nada.
Nos vemos mañana 6v6
