Este relato contiene información y datos sobre episodios de la segunda temporada de Supernatural, así que no la habeis visto todavía y no quereis que se os desvelen ciertas cosas, mejor que no leais el relato.
Es mi primer relato así que os pido que me digais lo que os parece sinceramente, porque me gustaría seguir escribiendo y así podré saber vuestra opinión como lectores.
Capítulo 1
La lluvia caía con intensidad fuera de la habitación de motel en la que dormían los hermanos Winchester, después de un arduo día. Los dos estaban profundamente dormidos por el agotamiento sufrido tras la caza del día que acababa. Un vampiro solitario, alejado de su grupo de compañeros, había estado atormentando y atemorizando a un pequeño pueblo del medio oeste, durante algo más de tres meses ya había conseguido matar a siete personas en ese tiempo. El tipo era peligroso y luchar con él, no les resultó nada fácil a los hermanos.
El enfrentamiento había sido muy duro y largo para dos, que habían tenido que esforzarse al cien por cien para conseguir acabar con él hasta esa misma noche, durante los dos últimos días, con sus noches incluidas; durante los cuales no habían podido pegar ojo y ahora estaba disfrutando de un merecido descanso, que tanta falta les hacía.
Un relámpago ilumino toda la habitación y dejo entrever una tenebrosa y enigmática figura que se había creado de la nada junto a la ventana, silenciosa y vaporosa. Aquella sombra se fue acercando lenta y pausadamente a las dos camas, sin que ninguno de los dos hermanos sintiera nada extraño que estuviera ocurriendo a su alrededor justo en ese momento.
La sombra, casi informe hasta ese momento, se situó junto a la cabecera de la cama en la que dormía Sam. Poco a poco, el siniestro ser, comenzó a tomar forma humanoide y de su lado derecho, pareció salir algo similar a un brazo, que amenazante, se acercó sigilosamente a la cabeza de Sam.
No fue un ruido, ni un movimiento fuera de lo normal, lo que dio la voz de alarma en el cerebro de Dean para despertarse, simplemente un sentimiento en el interior de su corazón, como el pálpito de que algo andaba mal en ese preciso momento y que tenía que despertarse y solucionarlo cuanto antes. De esa manera y como si estuviera tumbado sobre un muelle de gran tamaño; abrió los ojos, se incorporó y fue recorriendo la habitación palmo a palmo, hasta que sus ojos, acostumbrados por fin a la oscuridad, tropezaron con lo que le había producido el mal presentimiento, la horrible sombra que ya tenía su mano colocada sobre la cabeza de su hermano, estaba haciéndole algo. Aunque Dean desconocía de que se trataba todo aquello, sólo podía ver una intensa luz que asomaba de la palma de la mano negra y que penetraba directamente en la sien de hermano pequeño.
Dean se sintió aterrado por un momento, creía que el mayor de sus temores estaba tomando forma delante de sus ojos; creía que El Demonio los había conseguido encontrar otra vez y trataba de llevarse a Sam consigo definitivamente. Estaba aterrado, las extremidades apenas le funcionaban y respirar se le hizo un imposible.
"¿Es posible que este sea el final¿No vamos a tener forma de escapar de todo esto?", Pensó Dean mientras su corazón le empezaba a decir que lo aceptara, que tenía que darse cuenta que ese final siempre había sido algo posible. Sin embargo, un instante después, llegó a su memoria, la promesa hecha a su padre, justo un instante antes de que este muriera; debía proteger a su hermano y cuidar de él, que el demonio no consiguiera acercarse a él y atraparlo. "Igual que no pude hacer con papá", pensó mientras intentaba apartar de su mente, al menos mientras solucionaba el problema que tenía entre manos, la horrible sensación de frustración y amargura consigo mismo porque no haber podido salvar la vida de su padre unos meses atrás.
Tras ese momento de duda, sabía que tenía que actuar del modo que fuera necesario, Sin embargo, no sabía lo que podía hacer exactamente, no tenía ningún arma cerca y no sabía de que forma le podía hacer frente al Demonio sin que lo descubriera antes y lo neutralizara como ya había hecho anteriormente.
A pesar de ello, el momento para la incertidumbre duró poco, apenas un segundo, porque luego se dio cuenta de que si quería hacer algo para salvar la vida de Sam antes de que fuera demasiado tarde, debía hacerlo ahora o nunca, al precio que fuera necesario, porque sabía, que si el Demonio lograba su propósito, de hacerse con Sam en ese momento, lo más probable sería que nunca pudiera recuperarlo y lo que era peor todavía y en lo que Dean prefería no tener que pensar; si eso ocurría, seguramente tendría que matar a su propio hermano y no estaba dispuesto a tener que tomar esa decisión.
Por ello, como si estuviera sentado justo encima de un resorte, saltó hasta donde se encontraban la criatura y su hermano, que parecía profundamente dormido, aunque Dean sabía, que no era así, aquella cosa le estaba haciendo algo. Dean se fijó en lo que parecía ser su mano, si es que eso podía ser considerado como tal y en la luz que emanaba de ella y que atravesaba la cabeza de Sam.
Aunque el ser pareció un haber notado que Dean iba hacia él, justo cuando lo tenía a mano para golpearle por sorpresa; la criatura se volvió hacia él, dejando de ejercer presión sobre Sam y con una fuerza sobrehumana, golpeó a Dean, de tal forma que este terminó por salir despedido y acabó golpeándose terriblemente contra la pared contraria. El golpe que recibió en la cabeza fue tan fuerte que perdió el conocimiento sin remedio.
La sombra, ahora con total tranquilidad, se acercó a donde había caído Dean, movió su mano sobre la cabeza de este, del mismo modo en que lo había hecho antes y un segundo después, repitió la misma acción que había dejado inacabada con Sam; comenzando a alimentarse de la energía vital de Dean.
-o-
Dean se despertó en un suelo frío. Sin levantarse, miró a su alrededor, pero no reconoció el lugar en el que se encontraba; no recordaba como había llegado allí ni porque. Lentamente, se incorporó y fijándose más en todo lo que lo rodeaba, pudo darse cuenta que la habitación era bastante grande, con enormes ventanales y una gran lámpara en lo más alto. Se dijo a si mismo, que debía de tratarse de una especie de gran mansión, pero por más que lo intentaba, no lograba recordar como había llegado allí.
Entonces se dio cuenta, Sam no estaba con él; estaba completamente sólo en la habitación y no había ni rastro de su hermano por ninguna parte. Se detuvo por un momento, incluso dejó de respirar; pero no escuchó ningún ruido, nada que le pudiera indicar si había alguien más en la casa y lo más importante para él en ese momento, donde estaba Sam.
Tenía que encontrarlo, o al menos saber que estaba bien, no le importaba nada más y sin pensárselo dos veces, grito su nombre, pero no hubo ninguna respuesta. Lo repitió por segunda vez, no le importaba si le encontraba alguien que no debiera, no le importaba revelar su posición, sólo pensaba en localizar a su hermano, en lo que podría haberle pasado para no estar en ese momento con él y en su cabeza se repetía sin cesar la misma pregunta,; estaría bien. No podía perder al último miembro de su familia que todavía le quedaba con vida; Dean sabía que no lo podría soportar. Si por alguna razón, perdía a Sam en una cacería, no estaba seguro de poder seguir adelante.
"¿Sam¿Sammy, puedes oirme?"
Estaba a punto de creer que se encontraba totalmente sólo en la casa, cuando, inesperadamente y desde el piso inferior, escuchó la voz de su hermano pronunciar su nombre. Velozmente, salió de la habitación y se encontró en lo alto de unas escaleras y junto bajo vio a su hermano. Pero no estaba sólo, una chica, como de unos veinte años, estaba junto a él, ligeramente retirada, como si Sam la estuviera protegiendo. Ni siquiera de esa forma, Dean fue capaz de recordar porque estaban en esa casa y quien era la chica. Cuando estaba a punto de preguntar a su hermano de que iba todo aquello y que era lo que pasaba exactamente, miró a su hermano y en la expresión de sus ojos supo que algo no andaba nada bien.
"¡Dean!". Dijo Sam y en su voy se notó un tremendo alivio. "Gracias a Dios que estás bien, cuando te vi caer al suelo, pensé lo peor".
Dean no sabía de que estaba hablando su hermano, pero antes de que le pudiera preguntar, vio con este entraba en una habitación situada a la derecha de as escaleras, al mismo tiempo que le decía a Dean, "¡Vamos, síguenos!".
Aunque muy desconcertado, Dean comenzó a bajar los escalones, pero antes de poder llegar abajo, alguien más, también cruzo aquel espacio en dirección a la misma habitación en la que había entrado Sam. Para terrible sorpresa de Dean, El Demonio, en la forma de un hombre alto y joven, pero con los mismos ojos amarillos de siempre y que tanto lo delataban, los estaba persiguiendo.
En ese momento, definitivamente Dean no dudó, sabía lo que tenía que hacer, debía detener al Demonio ante de que se acercara a su hermano. Corrió en la misma dirección en que había visto marcharse a su hermano y al Demonio y delante de la puerta de una nueva habitación se detuvo y miró la situación que se le presentaba delante. Al fondo, vio a Sam y detrás de este, se encontraba la chica que había visto antes; era joven, posiblemente de la misma edad de Sam y lo más probable era que El Demonio también la quisiera a ella; Sam la estaba protegiendo. Frente a ellos y junto a Dean, se encontraba El Demonio. Ninguno de ellos dijo nada, ninguno hizo nada.
"¡Sam¿Qué demonios está pasando aquí?". Dean ya no aguantaba más, por mucho que trataba de pensar, no recordaba nada de lo ocurrido antes de quedar inconsciente.
"Precisamente eso, un demonio es lo que ocurre". Contestó inesperadamente El Demonio, que estaba situado a su lado. "La verdad es que ya estoy cansado de tanta cacería y tanta tontería. Ya tengo a vuestro padre", dijo mientras sonreía maliciosamente a Dean. "Y ahora vengo a reclamar lo que me pertenece por derecho". Nada más terminar sus ojos, amarillos y amenazantes, se centraron en Sam.
"Ni siquiera te atrevas a pensarlo…" Comenzó a decir Dean, pero el Demonio no le dejó terminar.
"¿Vas a impedírmelo como me impediste que me llevara a tu padre?, Aunque, creo que debería darte las gracias Dean". Dean no sabía de que estaba hablando, estaba confuso, pero al mismo tiempo estaba furioso porque hablara así de su padre. "Si, Dean, lo cierto es que fuiste un cebo perfecto para atraer a John hasta mi. Ni yo lo hubiera hecho mejor."
"Así que, al final todo es cierto", penó Dean para si mismo. "Papá se entrego a cambio de que yo saliera vivo del accidente con el camión. Yo tendría que estar muerto y él no." La ira y la desesperación seguían creciendo en su interior y ya no podía detenerlo, no quería detenerlo.
Entonces, decidió actuar, no pensar y dejar que las cosas fueran ocurriendo sobre la marcha. Miró a Sam, le sonrió y entonces Sam comprendió lo que iba a hacer su hermano mayor. Quiso detenerlo, pero ya era demasiado tarde.
"¡Dean, no!." Gritó Sam al mismo tiempo que vio a su hermano abalanzarse sobre el Demonio.
Por muy intensa y por muy grande que fuera la ira que le impulsaba a cometer un acto totalmente suicida, nada hubiera podido hacer para evitar la fuera sobrenatural del Demonio, que con un simple giro de su mano derecha, lanzó a Dean contra una mesa que estaba al fondo de la habitación. Su cuerpo chocó contra ella y se desplomó como un simple muñeco de trapo al otro lado inconsciente.
Al despertar, se sentía tremendamente dolorido, sentía la cabeza como si un martillo le estuviera golpeando constantemente y el hombro izquierdo lo tenía completamente insensible, seguramente estaba dislocado. Con mucho dolor y agarrándose a la mesa sobre la que había pasado volando, no sabía cuanto rato antes, se incorporó y terriblemente horrorizado miró la situación que tenía delante de sus ojos.
El Demonio había desaparecido, la chica, a la que seguía sin conocer, parecía inconsciente, pero vio que poco a poco iba despertando. Sin embargo, una imagen, dejó a Dean totalmente paralizado en el sitio, incapaz de moverse si no quería que las piernas le fallaran y cayera irremediablemente al suelo. Sam estaba en el suelo, junto a la chica, inmóvil y aunque parecía dormido, no lo estaba el charco de sangre que emanaba de su cabeza y que se iba deslizando por el suelo como si se tratara de un río y la pistola que vio al lado de su cuerpo inerte, decía que no estaba dormido. Incluso en su propia mente le costaba decirlo, como si al no hacerlo, no se hiciera realidad; Sam estaba muerto y al parecer se había suicidado.
Apenas con aire con el que respirar y con las lágrimas cayendo por sus mejillas, Dean se fue acercando a su hermano. Al llegar a su lado, las rodillas finalmente le fallaron y cayó sin remedio al suelo. Apenas notaba ahora el dolor de cabeza, ni el brazo que apenas podía mover. Su hermano estaba allí y estaba muerto. Le apartó le pelo de la cara y comprobó que todavía estaba caliente. Al retirar la mano, vio que estaba cubierta con la sangre de Sam. Fue entonces cuando las lágrimas cayeron por sus mejillas profusamente.
"Lo siento mucho Dean, pero dijo que era la única forma". A su lado, la chica se había repuesto del todo y estaba arrodillada junto a él. "Dijo que tu lo entenderías"
Sin ni siquiera mirarla a la cara, Dean dijo; "Cuentame lo que ha pasado"
"Dean, no debería, seguramente es un momento muy doloroso para ti"
"¡Cuentamelo!"
"De acuerdo como quieras."
Capítulo 2
Estaba amaneciendo y el sol comenzó a entra en la habitación del motel. Los primeros rayos, despertaron a Sam. Perezosamente, se comenzó a mover y sin levantarse todavía, miro a la cama de su hermano y se dio cuenta de que no estaba. Se incorporó rápidamente y se sentó en la cama. Miró a la mesilla, pero no había ninguna nota. Luego, registró con la mirada toda la habitación. Entonces lo vio en el suelo, junto a la puerta del baño, Dean estaba allí, inconsciente y Sam no sabía porque. Se levantó y se acercó hacia él, pero no pudo llegar a tocarlo, una fuerza invisible le detenía y le impedía llegar hasta su hermano.
Al fijarse bien en su hermano, Sam se dio cuenta que a su alrededor se dibujaba una fina cortina, casi transparente de algo parecido a un humo negro. Supuso que debía tratarse de algo demoníaco y saltando por encima de la cama, llegó hasta la bolsa de Dean y cogió el diario de su padre. No sabía de cuanto tiempo disponía ni de cuanto hacia que había comenzado el ataque y prefería no pensar ello y centrarse en como solucionar la situación, así que se puso a trabajar lo más rápido que pudo. Recorrió todas las páginas con la mirada en busca de algún posible demonio que actuara igual que este, pero no dio con ninguno. Parecía imposible, pero su padre no se había enfrentado a ningún caso similar en todos sus años de cazador.
Ahora que se había quedado sin pistas, el pánico comenzó a adueñarse de todo su cuerpo¿Qué pasaría si no encontraba una salida para ayudar a su hermano? Siempre había sido Dean el que lo había protegido a él, desde que murió su madre, su hermano había sido su mayor apoyo en la vida y ahora que lo necesita a él, no sabía como podía ayudarlo.
- o -
De nuevo en la lóbrega mansión, Dean seguía junto al cuerpo sin vida de su hermano y no se había movido mientras Rachel, pues así se llamaba la protegida de Sam, le relataba los hechos sucedidos mientras él había permanecido inconsciente.
Según le había estado contando ella, ras dejar fuera de juego a Dean, el Demonio se acercó a Sam y a ella y les dijo que era la hora de aceptar su destino de una vez. Sam, le dijo que no, que nunca lucharía a su lado, que nunca traicionaría de esa forma la memoria de su padre ni a su hermano. Que ya había fracasado una vez cuando lo había poseído Meg y que no le daría otra oportunidad.
Rachel continuó diciendo que Sam la empujó detrás de si mismo par protegerla, pero que al verlo, el Demonio le dijo, que en realidad sólo le interesaba él, que ella sólo había sido un juego para atraerlo a su propio territorio. El Demonio se siguió acercando a él mientras hablaban y que de repente, Sam sacó u pistola y se apuntó a la sien, amenazando con matarse si seguía acercándose a ellos.
Al llegar a ese punto, Dean se tapó la boca con la mano, porque deseaba gritar, pero no podía delante de ella. Pensó que finalmente, les había fallado a su hermano y a su padre, por romper, aunque fuera de forma involuntaria, la promesa que les había hecho a los dos. Pensaba que no había protegido a Sam todo lo bien que tenía que haberlo hecho y que de algún modo, el demonio había ganado; no tenía a Sam a su lado, luchando en su bando en la gran guerra del bien y del mal, pero seguramente no le importaba, los Winchester, los cazadores, habían desaparecido, la gran amenaza había muerto para siempre y sabía que Dean en solitario no le podía hacer el mismo daño.
"El final de la historia ya lo conoces. Luego el Demonio se enfureció al ver que Sam llevaba a cabo su amenaza, me golpeó y se debió de marchar". Dean no contestó, no había abierto la boca durante todo el relato de Rachel, y tampoco había apartado la mirada en ningún momento de su hermano. "Lo siento mucho, de verdad, pero vas a tener que pensar que vas a hacer ahora".
"¿Cómo puedes decir eso?". Las lágrimas habían desaparecido, dejando paso a una expresión cercana al odio cuando se volvió para mirar a Rachel. "Sam está aquí, su cuerpo todavía está caliente ¿y pretendes que pase página?"
"No, sólo digo que el Demonio a querer terminar lo que ha comenzado, querrá matar al último de los Winchester y no dudes de que lo conseguirá. ¿Qué le ha detenido las otras veces que lo ha intentado?, nada. Ya has visto de lo que es capaz". Mientras hablaba, Rachel miraba el cadáver de Sam.
"Entonces¿qué me sugieres que haga?"
Rachel acercó a Dean la pistola de Sam, con la que se había quitado la vida
"Sólo digo que tal vez deberías adelantarte y terminar definitivamente con vuestra guerra personal. ¿Realmente piensas que vas a conseguir derrotar a esa criatura tu sólo sin que te mate él a ti primero?, Dean no se seas ingenuo, tu padre lo intentó y fracaso y ya ves como a terminado tu hermano. Ni siquiera él, que tenía poderes especiales ha sido capaz de hacerle frente. Además, quien sabe, es muy probable que te reúnas con él en el otro lado"
"¿Quieres que me suicide yo también?
- o -
Sam respiró ligeramente aliviado, porque finalmente, alguien descolgó el teléfono al otro lado. Un momento antes, se le ocurrió que tal vez Helen, o incluso Ash, podían tener algún tipo de información sobre el demonio o la criatura a la que tenía que enfrentarse y efectivamente, no se había equivocado.
"Helen, me alegro tanto de oírte, necesito tu ayuda urgentemente"
"Sam, pareces alterado, cálmate y dime lo que ocurre¿Estáis bien los dos?". Helen tenía razón, Sam estaba casi fuera de si, sabía que cada segundo que pasaba era un momento menos para ayudar a su hermano y necesitaba respuestas ya.
"A decir verdad, no; no estamos bien, me acabo de despertar y hay una criatura, un ser, o lo que sea, que tiene a Dean dentro de un campo de fuerza o algo parecido. He intentado acercarme a él pero me resulta imposible. Dime que sabes algo sobre el tema, porque eres mi última esperanza".
"Bueno, hacía mucho tiempo que no escuchaba lo del campo de fuerza, pero creo que te puedo ayudar. Debe de tratarse de un demonio vampiro, son muy escasos hoy en día porque los antiguos cazadores los destruyeron a casi todos. Se alimentan de la energía vital de sus víctimas y mientras lo hacen las encierran en una especie de capullo de mariposa para que nadie los moleste."
"¿Y cómo se supone que voy a detenerlo?"
"Al demonio no lo puedes detener, lo único que se puede hacer es penetrar en el caparazón y hablar con la víctima, tiene que ser ella misma la que lo destruya, porque estos demonios actúan desde la mente de sus víctimas, haciéndoles creer que sus peores temores, que sus mayores pesadillas se han hecho realidad y que así ellos mismos decidan quitarse la vida. Dean es el único que puede acabar con la criatura. Debes hacerle saber con que se está enfrentando y como puede pararlo. Buena suerte Sam, espero que no sea demasiado tarde para salvar a tu hermano."
Cuando ya estaba a punto de colgar el teléfono, Helen le dijo a Sam:
"Sólo hay una cosa que no llego a comprender de todo esto. No entiendo porque ha decidido atacar a Dean; estos demonios actúan sobre los más fuertes mentalmente y teniendo en cuenta tus poderes psíquicos, lo normal hubiera sido que te hubiera atacado a ti en lugar de tu hermano, no tiene sentido."
Como si se tratara de una punzada en el corazón, Sam recordó haberse despertado en mitad de la noche, pero como si continuara encontrándose dentro del mismo sueño y creyó ver sobre su propio cuerpo, lo que parecía una sombra negra, como la que ahora se había apoderado de Dean; pero se había vuelto a dormir, o a lo mejor había sido un efecto del demonio que lo había hecho caer dormido otra vez.
"Si que vino a por mi", dijo finalmente Sam tras unos breves momentos de completo silencio."Pero Dean lo debió detener y se volvió contra él. Estaba cumpliendo la promesa que le hizo a papá, incluso aunque fuera a costa de su propia vida."
"¿Qué promesa, Sam?"
"Protegerme frente a cualquier peligro demoníaco. Debió de pensar que se trataba del Demonio que no persigue y se interpuso en su camino." La voz se le rasgó ligeramente, como si fuera a llorar.
"Sam escúchame, habla con tu hermano, dile cosas que sólo sepáis los dos, con códigos que uséis habitualmente, que sepa que algo funciona bien en la escena que le ha creado el demonio y ya verás como todo esto se soluciona muy pronto.
Después de dejar el teléfono sobre la cama, se arrodilló junto al cuerpo de su hermano y pensó en que podía usar para ayudarlo, para comunicarse con él a través de esa barrera casi impenetrable que había creado el demonio a su alrededor. Y entonces se dio cuenta, si una vez había usado su mente para mover un armario, tal vez ahora podía usar su poder para atravesar esa barrera, para hacerse un hueco en ella y así acceder a la mente de su hermano. Pero el problema era que no sabía como hacerlo; la última vez, "la única vez", se dijo a si mismo, que había conseguido mover algo, no había sido de forma consciente y por lo tanto no sabía como repetirlo ahora.
Sin embargo, también se dio cuenta de que había sido la visión de Dean muriendo lo que le había hecho reaccionar y seguramente, tener a su hermano delante de él, muriendo lentamente a manos de un demonio si no hacía algo para ayudarlo, también tenía que ser suficiente para despertar otra vez su poder telekinético.
Capítulo 3
"Dean, sabes muy bien, que por ti mismo, nunca encontrarás a la criatura y que cuando él quiera irá a por ti y te matará de todas formas"
"Pero si al menos lo intento, siempre tendré esa mínima esperanza de poder conseguirlo, de lo contrario, siempre estaré pensado que hubiera pasado."
"Si, claro¿y porque no te mató la última vez que os enfrentasteis a él, cuando estaba dentro de tu padre?; ¿no fue acaso tu hermano el que impidió que lo hiciera?". Rachel, le acercó todavía más a Dean, el arma de su hermano. "¿No crees que sería mejor terminar con esto mucho antes?".
Dean ya no era capaz de pensar racionalmente, en ese momento, lo único que pasaba por su cabeza era la imagen de su hermano cuando apenas una hora antes, todavía estaba vivo y la que ahora tenía frente a si, el cuerpo sin vida de Sam. Sin embargo, durante un solo segundo, nada más que por un simple segundo, Dean tuvo una extraña sensación, como si lo que estaba ocurriendo a su alrededor no estuviera del todo bien, y creyó ver en su mente, una nueva imagen de su hermano; sólo que en este caso se encontraba en una habitación de motel, que de alguna forma, Dean creyó reconocer muy cercana. Sin embargo, la imagen se desvaneció tan rápido como había aparecido.
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Sam se refirmó en la pared, agotado y casi sin fuerzas, pero feliz, porque por un pequeño espacio de tiempo lo había logrado, su mano había llegado a tocar a Dean, había atravesado el campo de fuerza del demonio y mentalmente había logrado contactar con su hermano. Aunque no había conseguido hablar con él, lo había visto y Dean también a él y ahora al menos sabía que su hermano todavía estaba ahí dentro, en alguna parte, luchando con el demonio.
Decidió volver a intentarlo, no sabía cuanto tiempo más le quedaba todavía y no podía perderlo con más dudas Volvió a acercar la mano a la cabeza de Dean, y poco a poco, comenzó a sentir la enorme presión que ejercía el demonio para evitarlo. Ahora era una fuerza mucho más intensa que la vez anterior, ahora el demonio estaba prevenido. Entonces tuvo una idea.
- o -
"Un momento¿qué ha sido eso?" Dean se levantó del suelo y se acercó a Rachel
"¿De que me estás hablando"¿qué ha sido el qué?" Ella también se puso en pie y los dos se miraron a la cara.
"He visto a Sam, bueno no aquí, no le visto en mi mente, en otro lugar y estaba bien"
"Dean." Rachel se acercó a él y puso su mano en el hombro de Dean de forma cariñosa. "Es normal que no quieras aceptar la muerte de tu hermano, el cuerpo está aquí, delante de ti".
"No, no es eso. Te digo que era mi hermano, que… no se porque pero aquí falla algo, pero no puedo decirte lo que es, no lo se"
"Dean¿Puedes oirme?". La voz de Sam sonaba lejana como si ni siquiera estuviera en la misma casa.
"¿Sam?". Pero no hubo respuesta. "Sam¿Dónde estás¿qué esta pasando aquí?", A su mente, llego una nueva imagen, una sombra negra que le era misteriosamente familiar; entonces, al ir a mirar a Rachel y preguntarle si también había escuchado la voz de Sam, se dio cuenta de que ésta ya no tenía la misma imagen que había visto de ella un segundo antes; ahora sin embargo, se había convertido en la sombra de su visión y fue entonces cuando Dean recordó lo sucedido en la habitación durante la noche. "Tu venías a por mi hermano y yo me puse en medio. Todo esto te lo has inventado para atraparme. Ni si quiera mi hermano se encuentra aquí¿verdad?" Dijo Dean mientras comprobaba que donde había estado su hermano y la gran mancha de sangra ya no había nada.
Al mirar a donde antes había estado el demonio, tampoco había ya nada. Dean se encontraba sólo en toda la casa, en todo ese mundo creado por la tenebrosa criatura, y lo que era peor aún, no sabía cómo podía salir de allí y regresar al mundo real.
- o -
Sam, que seguía en la habitación del motel, estaba realmente agotado, pero, al mismo tiempo, se sentía tremendamente feliz, acababa de conseguir comunicarse con su hermano, Dean le había escuchado y le había permitido saber la verdad sobre esa otra realidad en la que el demonio lo tenía atrapado.
Respirando con dificultad y tan cansado que apenas podía mantener su cuerpo erguido, Sam volvió de nuevo a acercarse al cuerpo de Dean para tratar de comunicarse una vez más con él. Sin embargo, no llego a poder hacerlo; cuando apenas había empezado a moverse, se encontró mirando al demonio que tenía atrapado a su hermano. Sam miró discretamente a su alrededor y encontró la bolsa de Dean, en la que sabía que su hermano siempre llevaba un arma.
Con un rápido movimiento, cogió la pistola y apunto al demonio sin dudar.
"Deja en paz a mi hermano si no quieres que te dispare." Aquella acababa de ser la orden más contundente que había dicho nunca, pues nunca había estado tan seguro de lo que quería conseguir en momento dado, al precio que fuera necesario.
El demonio no contestó, apenas parecía haber escuchado siquiera lo que Sam le acababa de decir, pues sin mirarlo si quiera se fue acercando a los dos.
"¡He dicho que te detengas!" Un paso más hacia ellos fue toda la respuesta del demonio y un disparo contra su pecho fue la de Sam; sólo que no sucedió lo que él esperaba; pues en lugar de hacer retroceder, aunque sólo fuera un paso, al demonio, pareció como si el disparo hubiera impactado directamente en Dean. Sam, completamente aterrado, lo vio sacudirse y gemir de dolor, pero no pudo ver ningún impacto de bala en su cuerpo.
El demonio permaneció completamente callado, pues lo cierto era que parecía que ni siquiera tuviera un rostro con el que hablar; pero de una forma parecida a la telepatía, le dio a entender a Sam, por medio de imágenes, que Dean y él estaban mentalmente conectados y que cualquier golpe o herida que él recibiera, también lo sentiría Dean.
Mientras recibía la información, se dio cuenta que estaba tocando el pecho de su hermano, que el demonio debía de haber liberado la presión que ejercía sobre Dean para poder materializarse en el mundo real y comunicarse con Sam y eso le dio una nueva idea.
Con la poca fuerza que le quedaba en su interior, Sam volvió a concentrarse en contactar con Dean en el otro lado. Este se encontraba sentado en el suelo, recuperándose de lo que él creía, había sido un disparo, pero que resultaba que no había ocurrido de verdad.
"¿Dean?" Sam se acercó a él y puso su mano sobre el hombre de su hermano que se encontraba sentado de espaldas a él.
"Sam¿eres tu de verdad?". Dijo Dean completamente sorprendido de verlo, mientras que Sam asentía. "Gracias a dios¿Me podrías aclarar lo que quiera que está pasando aquí? No se lo…"
"¡Dean, escúchame!, apenas tengo tiempo. El demonio está a punto de atacar de nuevo y necesito tu ayuda." Dean lo miraba sin entender nada de lo que Sam le estaba diciendo. "Luego te lo explicaré todo con calma, pero debes confiar en mi. ¿Lo harás?"
"Ya sabes que si"
"Muy bien, pues creo que esto puede funcionar"
"¿Eso crees", me dejas mucho más tranquilo hermanito"
"Dean, piensa en un arma, no se, una pistola, lo que quieras, y en el demonio, pero con la otra forma que tenía antes, como lo has visto al principio".
Dean parecía dudar de lo que su hermano pretendía hacer para vencer al demonio, pero sabía que no disponían de otra opción.
"Ahora, Dean, hazlo ya. El demonio se acerca.
Dean cerró los ojos, respiró hondo y se concentro todo lo que pudo, luego cerro su mano derecha como si tuviera algo en ella y lo sujetara con firmeza. Un segundo después, tal y como le había dicho Sam, aparecí de la nada un arma y tras ella, Dean se volvió a encontrar con Rachel delante de él.
Dean miró a su hermano, que asintió con la cabeza pero no dijo nada y luego se volvió hacia Rachel y apuntó el arma hacia ella.
"Dean espera¿no te das cuenta de lo vas a hacer? Matarás a un ser humano inocente creyendo que soy un demonio"
"No te equivoques." Dijo Dean firmemente. "Tu no existes en realidad, este mundo no existe, nada de esto es real y tu has estado a punto de conseguir que me suicidara dentro de mi propia pesadilla." Afirmó el arma en la mano. "Y lo único que quiero es despertarme de una vez y regresar al mundo de los vivos, al que tu no perteneces."
Dean no dejó que Rachel contestara y sin dejar que pasar ni un solo segundo, disparó contra ella. Al mismo tiempo la vieron desaparecer en una masa de humo rota por la bala, Sam vio como su hermano caía al suelo dolorido y con una mano agarrándose el pecho, sintiendo el mismo disparo de la bala que había destruido al demonio.
Sam sintió como toda la habitación le daba vueltas y no paraba de girar a su alrededor, hasta que por fin vio que se encontraban de nuevo en el motel, él apoyado en la pared, sentado en el suelo y respirando con cierta dificultad; su hermano, tumbado en el suelo y todavía inconsciente. Sam se acercó trabajosamente hacia él y le comprobó el pulso. Respiró aliviado al comprobar que su pulso era normal y decidió espera a que Dean se despertara, no sin antes colocarle una almohada bajo la cabeza.
Un minuto más tarde. Dean tosió y se revolvió, como si le costara respirar como a un recién nacido.
"¿Dean, Dean, puedes oírme, te encuentras bien?"
"Si, eso creo. Ayúdame a levantarme." Sam no pudo reprimir su primer impulso y abrazó con fuerza a su hermano. Dean, a pensar de sentirse algo desconcertado todavía, le devolvió el abrazo. Finalmente dijo. "¿Se ha ido el demonio ya?"
"Eso parece, no se si lo hemos matado, pero al menos, de momento, le hemos vencido." Sam sonrió y dijo. "¿Lo ves?"
"¿Qué?" Dean lo miraba confundido¿acaso durante la lucha habían hablado sobre algo de lo que no se acordaba?
"Qué no tienes por que ser tan protector conmigo, a veces también te puedo salvar yo a ti"
Dean se levantó de la cama, cogió su chaqueta del suelo y mirando a Sam le dijo.
"Necesito una cerveza, te invito."
Dean sabía que su hermano tenía razón, que tal vez era excesivamente protector con Sam, pero ¿Cómo iba a quitarse de la cabeza la promesa hecha a su padre y la que le había obligado a hacer Sam unos días antes?, por mucho que lo intentaba, el peso de aquel posible futuro, el mismo que había visto la noche anterior, era demasiado grande y siempre estaría presente.
