¡Bienvenidos! Esta es mi primera historia, así que espero que os guste. Intentaré actualizar lo más rápido que puedo. Este primer capítulo es tan sólo una pequeña introducción, e intercalaré puntos de vista de Bella y Edward. Por favor dejad review si os gusta o si no, o si debería cambiar algo. ¡Gracias y que disfrutéis!


Prólogo

"A 8000 km de ti me aseguro de que no volverás a hacerme daño"

¿Qué lleva a una persona a traicionar a otra? ¿En qué momento de su vida se plantea dañarla de tal manera que rompe su vida en pedazos?

Miles y miles de preguntas se pasan por tu mente cuando la persona que más quieres te confiesa que ya no te quiere y que, además, te está engañando con tu compañera de sentada en el mismo lado del sofá en el que estaba cuando Jacob entró por la puerta, con la cara desencajada y me dijo que la noche anterior se había estado cepillando a Jessica.

Recuerdo como toda la sangre de mi cuerpo subió de pronto a mi cabeza, todavía llevo esa sensación pegada a mi alma, y supongo que me acompañará el resto de mi vida. Levanto la cabeza y todavía puedo verlo ahí sentado, con los codos sobre las rodillas, crujiéndose los dedos nervioso, mientras estudia mi cara, esperando una reacción.

Le doy un sorbo a mi té y sonrió cínicamente mientras recuerdo cuál fue mi reacción. Conocía perfectamente a Jake y sabía que esperaba un drama de mi. Lo esperaba y lo quería. Jake quería todo el drama para sentirse culpable y crecerse todavía más. El cerebro de Jacob Black funcionaba así, de una manera tan retorcida que haría temblar incluso al más cruel de los villanos. Cada vez que me pisoteaba, que me humillaba, su ego se alimentaba más y más. Era como algo vital para él, como un sustento, un alimento. Así que conociendo su punto débil decidí poner en práctica mi latente vena de actriz y poner en práctica la escena totalmente opuesta que él esperaba. Lentamente y sin mirarlo me levanté del sofá y fui hasta mi habitación. Él ni siquiera me siguió. Cogí una maleta, la más grande que tenía, y metí allí dentro la ropa de Jake. Volví al salón y le pedí a Jake que bajara a la farmacia a comprarme algo para los nervios. Volví a la habitación y me asomé por la ventana. Y en el momento en que lo vi salir por la puerta del jardín, abrí el ventanal de nuestra habitación, grité su nombre y le tiré la maleta. Aterrizó justo a sus pies y casi puedo asegurar que le rompí algún dedo.

Nunca lo supe, no lo volví a ver.

Me termino el té y vuelvo a sentir como se me eriza la piel. Siempre me pasa cuando recuerdo todo esto. Sólo han pasado cinco meses y esta iba a ser mi última noche aquí, en mi piso de Seattle, antes de mudarme a Londres. Era el gran cambio que necesitaba. Mi padre iba a ayudarme con la venta del piso y mientras tanto compartiría un pequeño piso en el centro de Londres con Rosalie Hale, que habíamos sido compañeras de instituto. Suena el timbre, y corro rápidamente hasta la puerta. Es el taxista, para avisarme de que ya ha llegado. Así que con su ayuda recojo las maletas, dejo una nota para mi padre, junto con las llaves, y tras soltar un suspiro cierro para siempre las puertas de mi antigua vida, con el único deseo de que Londres cambie mi vida para siempre. En todos los sentidos.