Bueno, creo que necesito de la emoción que provoca el subir una nueva historia para poder actualizar los otros fics que tengo pendientes. Lamento no poder actualizar mas seguido pero sepan que como estoy publicando una nueva historia pronto tendrán las actualizaciones de las demás! No se por que me sucede esto pero en fin, espero y disfruten esta nueva historia que será relativamente corta.

Naruto no es de mi propiedad.


Elastic Heart

Por: Sairiko

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El sonido del tic-tac proveniente del reloj colgado en alguna pared de la habitación resonaba cual alarma en los tímpanos de sus oídos. Intentó mover su cuerpo, inútilmente, notando que sus extremidades inferiores parecían estar desconectadas de su torso pues no le respondían.

No solo sus piernas se mantuvieron inmóviles sino todo su cuerpo; sus párpados le pesaban por lo que desistió de abrir sus ojos, su boca se encontraba reseca, sus labios partidos y su nariz a duras penas lograba captar aroma alguno.

Decir que se encontraba cansada no le haría justicia al estado deplorable en el que ahora se encontraba. Por su mente pasó un par de veces la posibilidad de rendirse una vez más al olvido, a la nada que se encontraba ávida por devorarla una vez más, pero no, ella no se rendía. Debía tranquilizarse. Respiró profundamente…

Inhalar… Aunque sus pulmones dolieran al tratar de conservar el oxigeno del ambiente.

Y exhalar. Una, dos, tres veces.

En toda aquella oscuridad y entumecimiento, sintió uno de sus dedos moverse, poco a poco, como si un ligero choque de electricidad consecutivo invadiera sus nervios. Comenzó a palpar la superficie en la cual se encontraba su cuerpo, por lo que su tacto podía reconocer no se encontraba en una posición muy cómoda. Se aventuró a estirar un poco más su brazo, hasta que uno de sus dedos se encontró con algo húmedo, rápidamente apartó su mano de dicho lugar, arrepintiéndose inmediatamente. El calambre que le comenzó en su brazo derecho se extendió hasta el hombro y parte de su espalda.

Después de unos minutos, un quejido escapó de su garganta. Una pequeña victoria, por un segundo pensó que se había quedado sin voz. El aire a su alrededor era pesado, húmedo y apestaba a un aroma penetrante, una combinación entre tabaco quemado, alcohol etílico y humanidad. Sólo dios sabia a que otros aromas se encontraban mezclados en el ambiente. Sus párpados le respondieron finalmente, pero su mirada fuera de foco solo le proporcionaba imágenes distorsionadas de su alrededor.

Espero un momento mas, con su cabeza quieta y su mirada fija en el techo del lugar. Una vez recuperada su visión no supo que hacer, nunca antes le había llamado tanto la atención los patrones aleatorios que formaban las manchas de humedad en el techo, pero en aquel momento no podía evitar sentirse hipnotizada. Perdió la noción del tiempo, no supo cuanto estuvo observando aquello, y hubiese seguido observando las figuras que su imaginación interpretaba como animales, si no fuera porque la sensibilidad regreso a su cuerpo como un balde de agua fría.

Fijó su vista al lado izquierdo y descubrió la razón de su entumecimiento parcial, la mitad de la espalda de lo que parecía ser un cuerpo femenino se encontraba sobre su lado izquierdo, y un par de piernas colocadas perpendicularmente sobre las suyas pertenecían a otra persona. O eso esperaba, ya que no estaba segura si la posición que resultaba de todo aquello era humanamente posible. Como pudo, logró apartar el cuerpo que se encontraba a su costado. Se atrevió a mover la parte que había permanecido sometida a la presión, sintiendo una punzada de dolor intensa pero que pronto se había esfumado. A medida que se incorporaba sus huesos crujieron, su cabeza le dio vueltas y las temidas nauseas hicieron acto de aparición. Se mantuvo quieta otro par de minutos, quitando parte de los mechones de cabello azabache que se le habían pegado al rostro. Se encontraba sudada y pegajosa, pero la imagen con la que se encontró a su alrededor la hizo olvidarse de su deplorable estado.

La habitación era un desastre, había botellas vacías regadas por toda la habitación, algunas rotas, otras derramando el poco contenido que aun tenían, cuerpos inconscientes de personas que no podía reconocer, charcos de liquido dudoso y una mancha de lo que sospechaba que era vómito en una esquina superior de la habitación… como había llegado ahí no quería ni pensar.

Con algo de esfuerzo retiró las piernas de quien ahora se materializaba como su mejor amigo, Kiba, para poder ponerse de pie. Miró el reloj de pared el cual había sido el responsable de traerla de vuelta al mundo de los vivos. Las siete y media…

Con mucho cuidado de no hacer ruido, comenzó a explorar las otras habitaciones del amplio departamento, la cocina se encontraba inundada, puesto que alguien había dejado la llave del fregadero abierta y el lavabo se encontraba tapado por bolsas de plástico, el piso, aun inundado, conservaba las manchas de suciedad de lo que sea que hubiesen derramado ahí, sumándole varios pedazos de comida que ahora se arremolinaban en una parte sumida del piso.

"Que horror" fue lo único que pudo pensar.

Con pasos pesados pero silenciosos caminó por un pasillo hasta llegar al baño. Si la cocina le había parecido un escenario horroroso el baño era por mucho la peor habitación de la casa. En algún punto de la noche el agua había dejado de correr en el inodoro, por lo que, dentro de la lógica de las personas severamente alcoholizadas, el lavabo y la regadera habían sido las opciones más inmediatas para poder descargar lo que sea que su cuerpo no pudiese aguantar dentro de sí por mucho más tiempo.

No, ella no podía seguir un segundo mas viendo eso. Agradecida de haber tomado la precaución de aguantar la respiración al abrir el baño, se dispuso a cerrar la puerta y a seguir buscando lo que apenas unos segundos antes había recordado no tener en su posesión: Su bolso.

Seguramente lo había dejado en el cuarto de Kiba, tenia vagos recuerdos de haber estado ahí, aunque no recordaba el porque. Abrió la puerta con cuidado, esta solía crujir. Pero los sonidos que obtuvo al realizar aquella acción no fueron los crujidos de una puerta de madera gastada. Se atrevió a ver por la pequeña abertura que había provocado, encontrándose con la silueta de dos cuerpos abrazados recostados en la cama. Rápidamente cerró la puerta, sintiendo como el calor se concentraba en sus mejillas, y como se aceleraba su respiración debido a la vergüenza que sentía.

Topándose contra la pared del pasillo, como pudo corrió de nuevo hacia la sala de estar, el lugar donde había amanecido. Todos seguían inconscientes, por lo que nadie se percato de su vergüenza. Para tranquilizarse decidió sentarse en una de las sillas que habían permanecido limpias, ligeramente rota del respaldo, pero limpia.

"¿Qué había pasado ayer?" se preguntaba mentalmente a si misma una y otra vez.

No era como si nunca hubiera hecho ese tipo de cosas, con el paso del tiempo y sus experiencias ganadas en sus semestres de universidad, había adquirido ciertas actitudes y amistades que habían fortalecido parte de su mermada y tímida personalidad, por lo que podía decir que se había tornado en alguien un poco mas segura de si misma y aventurera, por así decirlo. Pero la imagen que se presentaba ante ella ya era una exageración.

Una punzada y una palpitación fue lo que sintió en alguna parte de su cabeza. Concentrándose más en lo que había ocurrido el día anterior, una serie de imágenes saltaron a su mente de manera consecutiva, sin aparente lógica y secuencia. Y de repente todo tuvo sentido…

Llevó sus manos a su boca para prevenir que un grito se escapara de sus labios, una sensación de miedo y adrenalina la recorrió desde la cabeza a los pies. Su corazón comenzó a palpitar como loco y sus ojos se nublaron con lagrimas que amenazaban con salir desbocadas. Se puso de pie rápidamente para caminar velozmente, cuidando de no hacer demasiado ruido, para recorrer una, dos, tres veces todo el departamento. En un pobre intento de tranquilizarse.

No recordaba todo, pero el sentimiento de arrepentimiento que le provocaba lo poco que recordaba era suficiente;

Recordaba el sentimiento de rechazo que la indiferencia del rubio, foco de sus afecciones, había tenido para con ella. Como él se había ido diciendo que se encontraba aburrido después de estar hablando con ella y como había mencionado que no había nadie interesante en la fiesta, tras enterarse que cierta peligrosa no asistiría.

Como se había ido sin siquiera despedirse.

El sentimiento de tristeza que la embargó en primera instancia, pero que después se convirtió en coraje. Coraje que la había impulsado a tomar mas de la cuenta y a "divertirse" sin necesidad de tener a su persona "especial" a su lado.

Recordaba a Kiba tomándola de la cintura y llevándola a la mesa donde jugaban un juego de mesa para "la peda".

Recordaba claramente los seis shots de tequila que le tocaron de castigo y su amargo y penetrante sabor en su garganta, el ardor que le provocó en el estómago y las nauseas. La súbita sensación de poder hacer lo que sea y enfrentar a quien fuera.

Pero sobre todo recordaba unos profundos ojos azabaches de entre la multitud. Una mirada tan penetrante que desde que se cruzó con ella supo que estaba perdida.

Cerró sus ojos fuertemente, mientras que su corazón era bombardeado con repentinas sensaciones punzantes, le faltó el aire y no sabia si llorar o gritar.

Aquella noche había cometido probablemente el peor error de todos los errores que últimamente se encontraban presentes en su vida, a raíz de sus malas decisiones.

¿Qué había pasado la noche anterior? Hinata Hyuga había tenido sexo con un pelinegro desconocido.

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Ah! estoy muy feliz de lograr este fic, la verdad no lo tenía planeado pero he tenido ciertas fuentes de inspiración que me han obligado a escribirlo. Por favor dejen un review, quiero conocer sus opiniones, de verdad que es como un incentivo para que continúe escribiendo. Que estén muy bien! Felices pascuas!