Confía en Mí
Fanfic Candy Candy Por Elizabeth SQ
Disclaimer: Candy Candy y sus personajes pertenecen a sus respectivas autoras, la historia a continuación es de mi autoría, realizada con el propósito de entretener y no de lucrar.
Capítulo 01
Albert se encontraba en su despacho terminando de firmar unos documentos, no podía creer que justo ese día se le hubiera pasado el tiempo tan rápido, eran las diez de la noche y seguía ahí; solo esperaba que su princesa no se enojara por llegar tarde a casa; solo un file más y terminaría, y seria libre, por fin se podría ir
Estaba por fin ordenando todo los documentos a un lado de su escritorio para tomar su saco del perchero y enrumbar a casa cuando vio un sobre que se había deslizado bajo la puerta de su oficina, se agacho y curioso lo abrió, dentro había una nota que decía
"Si quieres pasar una noche que nunca olvidaras, te espero en el Marriot, pregunta por Sofía en la recepción, te prometo que será una experiencia inolvidable para los dos, no tardes"
Qué demonios? Dijo Albert abriendo la puerta de su oficina para descubrir quien había sido la chistosita que le había dejado ese recado, su secretaria no podía ser, pues Martha acababa de cumplir cincuenta y cinco años el mes pasado, estaba por jubilarse como para andar haciendo ese tipo de gracias, entonces quién?
Ahhhh ya caigo, pensó Albert, seguramente era Archie jugándole una broma por el día de los inocentes, cuando no su sobrino, pero ya se reiría él después cuando lo acusara con Annie, valla que esa parejita era de temer, Archie con sus bromas pesadas y Annie con sus frases en doble sentido, eran sutiles, pero todos sabían cómo se las gastaban cuando querían avergonzar a alguien, ya le había tocado muchas veces calmar las aguas cuando se metían con Candy
Mientras pensaba en eso, iba bajando por el ascensor hasta el estacionamiento, tendría que manejar rápido si quería llegar a casa antes de la media noche, solo a él se le ocurría venir a trabajar ese día, sabiendo lo que se celebraba al día siguiente, si bien le advirtió la tía Elroy que lo haría ir a todas las fiestas de sociedad si le hacía pasar algún coraje a Candy, por más mínimo que fuera, y porque lo había amenazado con eso, pues por que como dijo la tía abuela "ya que para ti no es castigo dormir en el establo con los caballos, no tengo otra cosa con la cual amenazarte" y valla que la cumpliría, solo esperaba que Candy no este dormida, sino ahí sí estaría perdido, ya que no había poder humano que la despertara
Las calles de chicago iban pasando a su costado, abandono la ciudad y se adentró en la carretera, le faltaba media hora de camino y llegaría a su hogar, si por fin su hogar, una sonrisa se dibujó en su rostro mientras soltaba el nudo de la corbata para sacársela y dejarla en el asiento del copiloto junto con su saco, en cuyo bolsillo descansaba la nota de Archie (según él)
Valla, sí que habían cambiado las cosas, quien hubiera dicho que a sus casi treinta años se encontraría felizmente casado y en espera de la llegada de su primer bebe; si, ahora tenía un hogar, una esposa y pronto un hijo, por fin era feliz, completamente feliz
Albert llego a su mansión, estaciono su auto y tomo sus cosas del asiento de al lado para por fin ingresar a su hogar, pero no se percató de que ese sobre que cargaba en el bolsillo se había caído en trajín; ingreso a su casa, y corrió a su habitación, abrió la puerta despacio y entro sin hacer ruido, dejo el maletín en el suelo y el saco y la corbata en el perchero, se acercó a la cama y retiro el dosel para apreciar a su mujer, sí Candy era su esposa, se veía tan dulce descansando en aquella cama, sus risos regados sobre la almohada, su piel blanca y las pecas de sus hombros, el escote de su bata le permitía ver la redondez de su busto, y su vientre abultado por los 7 meses de embarazo que llevaba lo llenaba de gozo, se acercó su esposa y con la mayor delicadeza de la que fue capaz le dio un beso en los labios, eran justo las doce de la noche, ya había dejado de ser 28 y ahora era 29 de diciembre, cumplían dos años de casados, felizmente casados
Feliz aniversario princesa – le dijo el rubio acariciando la mejilla de su amada
Candy abrió los ojos lentamente – amor ya estás aquí – le dijo la pecosa – te estuve esperando pero tu hijo se moría de sueño y me lo contagio – comento la rubia mientras un bostezo le ganaba
Tranquila mi cielo, descansa, ya mañana celebraremos – le respondió su amado arropándola nuevamente
Está bien amor – dijo Candy – feliz aniversario y que sueñes con los angelitos
Contigo mi amor, soñare contigo – finalizo Albert dándole un último beso a su esposa antes de que esa cayera rendida en los brazos de Morfeo nuevamente
Albert se levantó y se fue al baño, se aseo y se cambió para dormir, se acostó al lado de su esposa y la abrazo sujetando su vientre de manera protectora, ellos eran su mayor tesoro, y si era necesario hasta con su vida los protegería, con este pensamiento nuestro rubio bello se quedó dormido
El día siguiente era sábado, por lo que no tendría que levantarse temprano, pero si creía que eso sería posible, pues estaba soñando, sintió a su esposa moverse entre sus brazos y abrió sus ojos para observarla, dándose cuenta que un par de esmeraldas lo observaban y que no era el vientre de su esposa lo que estaba sujetando exactamente, sino otra parte de la anatomía de su mujer
Buenos días señor Andrew – saludo Candy de manera sensual, nuestra querida pecosa se había vuelto muy desinhibida en cuando a los juegos de alcoba se refería – espero que le guste lo que toca
La verdad señora Andrew – respondió Albert con dándole un fugaz beso a su mujer – me gustaría estar haciendo otra cosa aparte de tocarla
Valla, valla con usted señor Andrew, creo que no ha escarmentado con las consecuencias de sus constantes travesuras verdad – dijo la rubia apegándose más al cuerpo de su esposo – permítame recordarle que por ser tan travieso es que este angelito viene en camino – finalizo Candy acariciando su vientre
Lo se mi amor, pero creo que más bien nos habíamos tardado – sonrió el rubio, a lo que Candy respondió con más risas por su gracia
Por qué llegaste tan tarde anoche mi amor, estuvimos esperándote todos para cenar, hasta Archie y George estuvieron aquí desde temprano – le reprocho Candy haciendo un puchero
Preciosa - dijo Albert mientras acariciaba la barbilla de la rubia – lo que paso es que justo cuando estaba por salir, llegaron los documentos que he estado esperando desde hace una semana, por el negocio con los Campbell, recuerdas que te conté – cuestiono el güero, a lo que Candy asintió con la cabeza – y pues tenía que revisar esos contratos y dejarlos firmados para hoy no ir a la oficina y que George se encargara solamente de enviarlos
uhmmmmm – dijo Candy – está bien te creo, pero para recompensar que anoche me acosté sin cenar por esperarte, quiero un pastel de chocolate en el desayuno – solicito la pecosa haciendo un gesto de niña chiquita
Amor, sabes bien que no puedes comer dulce tan temprano, el doctor ha dicho que tenemos que cuidar tus niveles de azúcar mi vida – alego el rubio
Pero Albert anoche no he probado bocado por esperarte, además no soy yo quien te lo pide, es el bebé – finalizo la rubia con un puchero
Está bien princesa, sabes que no puedo negarte nada – dijo Albert – ahorita pido que te lo traigan
No, no quiero me lo traigan, quiero lo traigas tú, y también un vaso con leche, tibia por favor – pido la pecosa haciéndole ojitos
Que voy a hacer contigo princesa – dijo Albert levantándose de la cama – pero la culpa la tengo yo por engreírte tanto – finalizo dándole un peso en la nariz a su esposa
Es que Albert tengo que aprovechar, solo me quedan dos meses para que me engrías, luego de que nazca el bebé te olvidaras de mi – dijo Candy haciendo un puchero y con los ojitos llenos de lagrimas
Vamos princesa, sabes que eso no es cierto – hablo Albert dulcemente, acercándose a su esposa para abrazarla con amor, ya le había explicado el doctor que estos cambios de ánimo e inseguridades eran muy comunes en los embarazos y más al tratarse de Candy ya que aparte de ser primeriza sus hormonas y emociones parecían montaña rusa
Lo dices en serio Albert – cuestiono la pecosa
Claro que si princesa, tu sabes que eres lo más importante en mi vida, y que este bebe viene a completar nuestra alegría, vamos amor acaso no me crees
Tienes razón amor, discúlpame es que estoy muy emocional estos días, este bebe hace conmigo lo que quiere – respondió Candy regalándole una sonrisa a su esposo
Así me gusta princesa, ya te he dicho que eres mucho más linda cuando sonríes – le dijo el rubio – ahora voy por tu pastel y tu leche – finalizo Albert saliendo de la habitación para buscar el pastel y la leche de su esposa
Lejos estaban los dos de imaginar que ese día que había empezado entre miel y hojuelas, terminaría entre vinagre y sal
Inicio de redacción: 21 de Febrero del 2016 - Lima – Perú
Fin de redacción:
