Hola, Hola! Bueno aquí vengo con una historia nueva. La idea fue de mi hermana, y yo la cogí y empecé a desarrollarla... y me salió esto, espero que os guste tanto como a mi... es una historia sobre Kakashi Hatake. También salen otros personajes inventados... así que espero que os guste. Igual el principio os es muy extraño, por eso subiré pronto el primer capi, después de eso, ya veré cada cuanto actulizo si? Jejej aún tengo en proceso tres más de Naruto y una de Crepúsculo, así que espero cumplir con todo, ya que en diciembre empezaré también a subir una traducción de Naruto... Bueno sin nada más, felicito a mi Nee-chan... querida hermanita de sangre, como te prometí, aquí esta la historia, tú me diste la idea, ahora espero que te guste lo que sale de mi cabeza respecto a esa idea... Feliz día de tu cumpleaños.. Aishiteru Salex...

Como siempre y por adelantado, muchas gracias a las que leais y dejeis vuestros comentarios. Kiss. Desam.


Disclaimer: La historia original de este fic es mio. Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto, el gran creador del manga de Naruto. Otros personajes son de invención mía, así como lugares, armas y otras cosas.


Summary:El clan Ryūzoku es aniquilado y Hikari termina en Konoha. Kakashi y ella se aman, pero ella desaparece con un secreto ¿Que pasará entonces? Jiraiya, Itachi y Sasuke Uchiha serán reunidos por Iori Sakumo ¿Quién es ese chico de dieciséis años? Muerte, amor, intriga, humor...


El legado de Kakashi

Las nubes ocupaban todo el cielo. La noche era oscura y el agua caía sobre el suelo, haciendo charcos en éste. Los gritos se podían escuchar en la espesura de la noche. La sangre salpicaba cada rincón de aquella sagrada aldea. La gente caía a los pies de los atacantes. En sus ropas, se podía ver el simbolo de aquel clan que estaba siendo amasacrado. El dragón negro se empapaba de sangre...

Los aldeanos corrían de un lugar a otro tratando de huir. Estaban indecisos. Su villa se encontraba entre Konohagakure y Sunagakure ¿Donde podían ir? Al fin y al cabo, sabían que por mucho que corrieran no tenían salida.

Los atacantes buscaban a su lider y no descansarian hasta encontrarlo. Aquel poder debía ser de ellos y nadie más podría utilizarlo. Un hombre de cabellos oscuros y con una mascara que tapaba su rostro, se acercó a la última casa que quedaba en pie. En el letrero de la entrada, se podía leer claramente que era el clan que ellos iban buscando.

El shinobi de cara oculta, tiró la puerta abajo y sonrió bajo su mascara. Al fin habían encontrado al clan Ryūzoku. El clan se componía de seis integrantes. Daichi era el jefe y padre de los cinco restantes. El shinobi llamó a sus camaradas y todos entraron a la casa destruyendo todo aquello que encontraban.

Tras rebuscar en todas las habitaciones, los shinobis decidieron reventar cada pared y cada suelo que estaba a su alcance...no podían haber desaparecido así como así ¿O si? Al fin, cuando ya se iban a rendir en al busqueda de los miembros del clan y a quemar todo aquel ser vivo que aún respirara en la aldea, un suave gemido alertó a uno de ellos.

-¡Aquí!- Gritó el shinobi de cabellos rojos y mascara negra.- He escuchado algo aquí.

Los demás shinobis se dirigieron hacía el lugar que había indicado el pelirrojo. El suelo se movía bajo sus pies indicando que allí había un escondite. Los shinobis rieron a mandíbula batiente y abrieron la trampilla.

Una persona vestida completamente de blanco saltó sobre los atacantes. El castaño que encontró la casa, se dio cuenta que era el lider y padre de los niños. Daichi atacó a sus oponentes con pequeños cristales de chakra y estos calleron al suelo ensangrentados.

Antes de que se levantaran los atacantes, Daichi besó en la frente a cada hijo y les ordenó que salieran de la aldea, hacía alguna de las dos grandes villas, pidiendo asilo. Los jovenes al salir de la casa se observaron detenidamente. Los tres muchachos, miraron a sus dos hermanas.

-Nosotros los detendremos.- Dijo el mayor.

-Akio.- Yuri la mayor de las chicas abrazó a su hermano mayor.

-Teneis que daros prisa.- Kiyoshi, el tercer hijo y segundo de los varones, tiró de las ropas de su hermana.

-No quiero que nos separemos.- El cuarto hijo miró a sus cuatro hermanos.- No quiero dejar a la pequeña Hikari.- Y abrazó a la pequeña de las mujeres.

-No tenemos otra alternativa.- Akio miró con tristeza a sus hermanas.- Ellas no pueden luchar, están heridas.

-Yo aún puedo.- Dijo Yuri cargando en la espalda a Hikari.

-Tu deber es poner a salvo a la pequeña y encontrar juntas un nuevo hogar.- Akio miró a sus hermanas.

-Adios.- Y Kiyoshi empujó a sus dos hermanas fuera de la villa.

El mediano de los chicos había oido a sus enemigos acercarse y no podía permitir que cogieran a sus hermanas. Yuri estaba muy herida y si seguía allí, moriria junto a ellos. Tal vez padre se enfadara por haberlas dejado solas, pero si caminaban los cinco juntos, no sebrevivirian ninguno.

-Yo seré el cebo.- Dijo el pequeño Shiro.

-Solo tienes trece años.- Le dijo el hermano mayor.

-Pero soy un hombre del clan y defenderé su orgullo.- El pequeño alzó su mano y sacó una lanza de chakra cristalizado.

-Vamos.-Dijo Akio en tono bajo.

Antes de que pudieran darse cuenta los tres jovenes, la aldea estaba en llamas y todo ser viviente había fallecido en aquel cruel y sangriento acto. Akio corrió a la casa de su padre y vió el cuerpo de Daichi desmembrado y esparcido por la sala. Un grito de furia salió de su garganta. El joven con ojos asustados miró a la persona que se colocó tras su espalda. Al girarse, pudo sentir como un Kunai atravesaba su corazón.

-También ha llegado tu hora.- Dijo el shinobi con mascara de mono.- Solo sois unos niños y no valeis para nada.

-He encontrado a estos dos escondidos entre aquellos matorrales.- Dijo otro shinobi de cabellos rubios y mascara de serpiente.

-Traelos.- Dijo el shinobi con mascara de mono.- Mira si llevan el dragón negro en su pierna.- Ordenó.

Los dos hermanos se asustaron al ver al mayor entre los brazos del shinobi. De su boca salía sangre espesa y sus ojos se estaban apagando.

-¡Hermano!- Gritó el pequeño Shiro.

-No...te...a..acer...- La tos hizo presencia en su garganta.

-No te dejaremos.- Susurró el mediano.

-La lluvia ha cesado.- Dijo el de la mascara de serpiente.- Acabemos con esto.

-Será mejor que los llevemos ante el jefe.- Dijo el shinobi de la mascara de mono.

-No será necesario.- El shinobi pelirrojo apareció ante ellos.

-Al fin tenemos a dos del clan Ryūzoku.- El shinobi rubio rió.

Los dos hermanos, al ver que su hermano mayor había muerto, sabían que no tenían escapatoria. Ellos no podían dejar el secreto del dragón en manos de cualquiera. Kiyoshi y Shiro asintieron y susurraron un " Para siempre" tras aquellas palabras, atacaron a sus oponentes con todas sus fuerzas y el poco chakra que les quedaba.

-¡Malditos mocosos!- Gritó el de la mascara de serpiente al sentir como un cristal de chakra atravesaba su hombro.

-Las muchachas.- Un shinobi moreno a cara descubierta apareció corriendo casi ahogado.- Las hijas de Daichi han escapado y se dirigen al pais del fuego.

Los hermanos al escuchar que habían localizado a sus hermanas, decidieron acabar con aquello de una buena vez. Shiro se lanzó hacía el shinobi con mascara de mono y tras solidificar su chakra en su mano, lo atravesó por el pecho dejandolo sin vida. Los demás shinobis, al ver que los hermanos los atacaban, lucharon para detenerlos.

Las nubes al fin se alejaban de la villa. La sangre era transportada por el suelo por los pequeños rios de agua que se habían formado. Kiyoshi sonreía a su hermano desde el suelo. Shiro trataba de alcanzar la mano de su hermano mayor.

-Lo...si...lo sien...to.- Kiyoshi sintió una fuerte punzada en su pecho.

-Pronto nos volveremos a ver.- Dijo Shiro con lágrimas en sus ojos.

-Y este es vuestro fin.- Un shinobi de cabellos azules atravesó el cuello de cada hermano con unos pequeños abanicos.

-¿Por qué los has matado?- Preguntó otro shinobi que acababa de llegar al lugar de los hechos.- Nos van a matar si volvemos con las manos vacías.

-No había elección.- El shinobi de cabellos azules limpió sus pequeños abanicos en las ropas de Shiro.- No estaban por la labor y acabaron heridos de muerte.

-Tigre y panda siguen a la joven.- Dijo otro shinobi mientras se acercaba.

-Esta bien.- Miró hacía el lugar donde antes se hallaba la villa.- Esto ya ha terminado, vayamos a por la joven.

Yuri corría sin mirar atrás. Podía escuchar perfectamente los pasos de los shinobis que la seguían. Su corazón latía freneticamente dentro de su pecho. Hikari lloraba contra su hombro y apretaba sus ropas. Debía ponerla a salvo. Tras avanzar unos metros más, se detuvo frente a un pequeño agujero.

-Hikari.- Yuri acarició el rostro de su pequeña hermana.- No puedo seguir corriendo. He perdido mucha sangre y no me queda chakra.

-¿Donde vas?- Dijo la pequeña de once años.- No me dejes.- Tiró de los bajos del Kimono de su hermana.

-Quedate en ese agujero e intenta disimular tu chakra. Sabes como hacerlo, papá te lo enseñó.

-No quiero quedarme sola.- Dijo en un susurro.- Tengo mucho miedo.

-Yo te protegere.- Yuri besó la cabeza de su hermana y la empujó para que entrara en ese agujero.

Tras despedirse de la pequeña, caminó hacía el centro del camino y empezó a correr de nuevo hacía la villa de Konoha. Sabía que eran dos hombres...sabía que no encontrarían a Hikari...ella se había encargado de que entrenara y ocultara su chakra a la perfección.

-¿Donde vas?- Escuchó tras ella.

-No.- Yuri trató de llegar a la villa acelerando el paso. Tal vez si llegaba a la puerta...

-No huyas.- Uno de ellos rió.- ¿Donde esta la pequeña?- Preguntó confuso al no verla entre sus brazos.

-Ella estaba mal herida.- Dijo Yuri llorando apoyandose en el tronco de un árbol.- No resistió...

-¡Mientes!- Gritó el otro shinobi.- Os han visto salir de la villa y la cargabas al brazo ¿Donde está?

-No os lo diré.- Yuri trató de crear un cristal de chakra.

-Tu técnica ya nos la sabemos.- Rió uno de ellos.- Enseñame la pierna derecha.

En ese preciso instante Yuri sonrió para sus adentros. Por una vez en la vida, agradecía no haber heredado el Kekkei Genkai de su clan. El shinobi enfurecido al ver que ella no le servía, se acercó a paso rápido y con un simple movimiento de su Katana, atravesó el cuello de la chica. Sacó la hoja de su cuerpo y observó como Yuri caía de rodillas al suelo.

-Debemos buscar a la pequeña.- Dijo el otro shinobi con la mascara de Panda.- Igual ella tampoco lo tiene.

-Posiblemente las mujeres no sirvan para eso.- Dijo el shinobi de la mascara de tigre limpiando la hoja de su Katana.- Busquemosla por si acaso.

En el mismo instante en que el cuerpo de Yuri cayó sin vida a los pies de los shinobis, escucharon una alegre voz que probenía de no muy lejos de allí.

-Vamonos, serán shinobis de Konoha.- Dijo el de la mascara de Panda, escondiendose entre los árboles.

-Ataquemosles.- Dijo el de la katana.

-Divirtamonos un poco más, parecen niños.- Y tras sus palabras, observaron como un muchacho de cabellos grises aparecía en el camino.

-¡Mira!- El de la katana señaló el cuerpo sin vida de Yuri. La pequeña del clan Ryūzoku estaba recostada sobre el cuerpo de Yuri llorando. Tras su kimono levantado, pudo observar el dragón en su pierna derecha.- Tiene el dragón.

-¡Maldición! Será mejor que les ataquemos ya.- Y se levantó para salir de detras de los árboles.

-¡No vallas!- Gritó el de la katana.- Mira.- Y señaló con manos temblorosas al shinobi que acababa de aparecer frente a la pequeña Hikari alzandola.- Es el rayo amarillo de Konoha...Huyamos.

Minato observó a la pequeña niña y le sonrió. Kakashi observaba a las dos mujeres sorprendido.

-¿De donde sales?- Preguntó Minato Namikaze.

-Mi villa...- Dijo exausta.- Han destruido mi villa y matado todo mi clan.- Tras esas palabras, cayó desmayada entre los brazos de Minato.

-Cargala a tu espalda.- Le dijo a Kakashi.

-Pesa más que yo.- Dijo friamente el niño de ojos negros.

-¿Prefieres cargar con el cadáver?- Minato lo miró con las cejas rubias alzadas.

-Ponla en mi espalda.- Dijo entrecerrando los ojos y esperando el peso de aquella joven muchacha.- Es más ligera de lo que parece.- Dijo Kakashi al sentir el peso de Hikari.

-Bien...- Minato cargo a su espalda el cadaver de Yuri.- Volvamos a casa.

Tras aquellas palabras, los dos shinobis de Konoha siguieron su camino hacía casa ¿Quién sería esa joven y por qué habían aniquilado a la villa entera? Aquello era algo que debía descubrir, al fin y al cabo él era el que había encontrado a aquellas dos mujeres.