Paso, paso, paso. Solo mira el suelo, Bella; me repetí mil veces mientras caminaba por los pasillos de la escuela. Mis parpados me pesaban y no desperté con los mejores ánimos… desde ahora en adelante tendré que organizar mejor mi tiempo para no quedarme leyendo hasta tan tarde. Entre los deberes, solicitudes de universidad, la cena y limpieza de mi casa, solo tenía las noches para alejarme a mi mundo de letras.
La ansiedad de Charlie tampoco ayudaba a tener un relajado estado de ánimo. Corría todas las mañanas al buzón de correos por si alguna de las universidades cercanas de Forks habría aceptado mis solicitudes. Mi padre deseaba con todas sus fuerzas que estudiara en Seattle, en la misma universidad donde se graduó como abogado. Las cenas en casa nunca pasaban desapercibidas por alguna mención de su vida universitaria: sus trabajos, sus compañeros, alguno que otro profesor querido, como conoció a mamá en los grandes campus verdes… Era una rutina abrumadora.

-¡Bella! –Me estremecí al escuchar mi nombre y casi pierdo el equilibrio- ¿Podrías esperar un poco, por favor? –corrió hacia mí con una agilidad que, a pesar de que la conozco hace años, no dejaba de sorprenderme

-Baja un poco la voz, Alice, todos nos están viendo… -me acomode un poco mi cabello para poder tapar mi cara, sonrojada por las miradas del mundo a nuestro alrededor

-Discúlpame Bells, pero noticias como las que te tengo, deberían de ser gritadas a los cuatro vientos –me sonrío y posiciono sus dos pequeñas manos en sus mejillas sonrojadas, con los ojos abiertos de par en par- ¡Jasper me invito a la fiesta de fin de año! ¿Te lo puedes creer?

-Oh Dios, Alice, ¡Eso es fantástico! –Le sonreí con entusiasmo, sabía lo mucho que le gustaba-

-¡Estoy tan contenta! Se acerco a mi cuando llegue al estacionamiento hoy, me tomo de la mano y… -su mirada llena de ilusión y esperanza cambio rápidamente por sentimientos de preocupación, terror, de ¿peligro?-

-Alice, ¿Qué pasa? –pregunté rápidamente

-Yo no… No le pregunte el color de su corbata, o como pensará ir vestido Bella, ¿Cómo podremos combinar así? ... Solo imagínate si ocupara una corbata amarilla, ¿Dónde sacaría, en estos momentos, tacones que hagan juego? –dejo salir rápidamente- El baile será este viernes y tengo que actuar ya, debo ir a buscar a Jasper! -No pude contener mi risa después de todo ese conglomerado de palabras suyas-

-Lo encontraras, relájate –dije lentamente, divertida-

-Oh Bella… ¡Vamos juntas! No quiero perderme este último año de fiesta sin ti… te has escapado de absolutamente todos los bailes de esta escuela, ¿Por qué no solo aceptas la invitación de Mike, te visto como una princesa y disfrutas con tus amigos?

-Sabes que no es un sitio seguro para … Es mejor y por el bien de la sociedad que yo no entre a un gimnasio, con un largo vestido, y con tacones para disponerme a bailar, ¿No lo crees?

Se rió con ternura, despeino mi cabello y siguió con su dulce caminar por los pasillos, tal vez en busca de Jasper o con prisa por su clase de hoy. Alice era mi mejor amiga, la más cercana y era como una hermana para mí. Nos quedaba muy poco tiempo juntas, ella había sido aceptada en una universidad privilegiada en California para estudiar diseño y la escuela ya estaba terminando. Era tan extraño tomar conciencia de cuán rápido pasaba el tiempo… Recuerdo mi primer día en esta escuela, como me avergonzaba ser presentada por cada profesor en cada sala y sacar pequeñas risas por mis torpes tropiezos, y ahora que nos vamos todos, era muy difícil de asimilar. Las caras y nombres que, después de mucho tiempo, logre identificar y memorizar, cambiarían por unas completamente diferentes, habrán nuevos profesores, un nuevo y completamente diferente ambiente. Entraríamos a un mundo más difícil, siguiendo nuestras pasiones por seguir aprendiendo, un mundo donde jugaremos a ser grandes.
Seguí mi rumbo hacia mi casillero tratando de recordar en que sala tenia clases hoy. Tener trigonometría a primera hora de la mañana un lunes, tampoco ayudaba a mi estado de ánimo. Camine con prisa, concentrándome en mis torpes y brutos pasos… no sé cuánto tiempo habré perdido conversando con Alice, no sabía si estaba atrasada o en buena hora para la clase del señor Jones, él era estricto y ya tenía dos advertencias por atraso.
Abrí mi casillero y deje rápidamente unos libros de Historia para sacarlos luego en mi siguiente clase. Tomé un cuaderno, un libro de algebra y busque rápidamente mi papel con recordatorios, donde anotaba mi horario de clase con la letra del edificio y numero de sala de cada materia; no estaba en ninguna parte. ¿Dónde lo habré dejado? No recuerdo haberlo tirado, o haberle dado un vistazo la semana pasada. ¡El sueño y el cansancio no me ayudaban a recordar con mayor rapidez! Estúpido profesor Jones y sus clases innecesarias, llegare tarde nuevamente para estudiar sobre triángulos perfectos con medidas perfectas, algo totalmente necesario para lo salvaje de la vida del ser humano.

-Edificio C, sala 16

Me sobresalté al escuchar una respuesta. Su voz aterciopelada me produjo un escalofrió en la espalda y me gire rápidamente para verlo a él, quien veía mi pequeño y arrugado papel con una sonrisa. Sus ojos verdes se toparon con los míos y dejo el molesto papel en mi casillero, cerrándolo a su vez.

-No estás atrasada Bella, cálmate un poco, ¿sí? –rió con ganas, mostrando su reluciente dentadura

-Me has salvado nuevamente –reconocí- ¿Secuestraste mi papel, o el corrió hacia ti?

-Salió volando con la fuerza con la que abriste el casillero, tontuela. ¿Te molesta que te acompañe a tu edificio, o…? –me dijo señalando en dirección hacia la puerta

-Solo si me dejas de decir 'tontuela'

Le regalé una gran sonrisa, quien me la devolvió con ganas y emprendimos el viaje al edificio. No sé porque se molestaba en acompañarme a mi sala, cuando su clase estaba de lo más lejos de la mía. Edward era un estudiante brillante, y lo más seguro es que ningún profesor le llamaría la atención por sus atrasos como a mi… Estúpido profesor Jones.

-¿Te han llegado respuestas de universidades? –preguntó con sencillez

-Mhh la verdad es que no. Pero no me frustro, aún queda tiempo, ¿cierto? –me encogí de hombros

-Por supuesto que sí, solo se toman su tiempo para dar suspenso –sonrió y abrió, como todo un caballero, la gran puerta del edificio C, demonios… me quedaba menos tiempo con él, antes de que me entregue en los brazos de mi querido profesor y sus números.

-¿Y a ti?, ¿Harvard o Darmouth juegan al suspenso?

-Sí, eso creo –miró al suelo, divertido- Me han llegado respuestas de Stanford, Yale, Seattle… pero mi padre aún espera a su adorado Princeton.

Su padre es un famoso y experto medico; es reconocido como uno de los mejores. Es una gran persona y muy amable, era todo un caballero y era muy buen padre. Tal vez es por eso que Edward quiere seguir su camino y estudiar Medicina. ¿Cómo es que Princeton todavía no se contacta con los padres de Edward? Tiene unas excelentes calificaciones, es voluntario con tutorías para alumnos más jóvenes, es el gran capitán de futbol del colegio, un músico innato, el esamable, es encantador, es gracioso, es cálido, es dulce, es… guapo. El es como el príncipe de las películas, el galán de telenovelas, el hombre que toda mujer desea… Le doy solo un par de días antes que le imploren ser su estudiante.
Lo mire cuidadosamente detrás de mi cortina de pelo. Ahí estaba él, caminado junto a mí, despeinando su rebelde cabello cobrizo y con una juguetona sonrisa en sus labios. Somos amigos desde hace mucho tiempo y me encanta pasar tiempo con él. Me conoce como la palma de su mano y le tengo una gran confianza y admiración. Nadie sabe mi gran atracción a él… ¡Ni siquiera Alice! Era mi gran secreto y moriría con él, no podría echar a perder mi amistad tan especial o alejarme de él en absoluto.

Alejarme de él… ¿Cuántos kilómetros hay entre Washington a Nueva Jersey?

-¡Hey! –dos de sus suaves dedos me acariciaron mi nariz- ¿Qué pasa, no te gusta Princeton? Tu opinión me interesa bastante y ese puchero que tienes me está confundiendo.

-¿Puchero? –Pregunté y me asintió- Oh, no nada… solo me preguntaba si me llamarías seguido desde el otro extremo del país –rodee los ojos y me detuve en frente de mi sala. Suspire con alivio cuando vi que mi profesor no estaba en su escritorio. Tendría un par de minutos más junto a mi Edward

-¡Oh Bells, no voy a llamarte! –Sentí como mis ojos se agrandaban por la sorpresa, mientras ponía sus manos en mis brazos y se agacho hasta mi altura- Voy a secuestrarte –me explicó seductoramente

¿Qué sentiría si supiera todo lo que se me viene a la mente cuando me habla así? Sonrió con ganas y me acomodo un mechón suelto de mi cabello. Comencé a ver la cantidad de personas que entraba a la sala, le di un pequeño pero juguetón golpecito en su hombro con mi mejor sonrisa, le susurre un 'Nos vemos en el almuerzo' y vi como se alejaba con apuro hacia su edificio. Entré al salón, deje mi mochila en el suelo y me acomode en mi asiento. Me sentí preparada para unos cuantos triángulos y números cuando el profesor Jones dejo su maletín en el escritorio.

La idea del secuestro si estaba mejorando mi ánimo.