Disclaimer: Yuri! on Ice, no me pertenece.
Hola, esta es mi segundo drabble en este fandom, espero les guste.
Yuri hundió un poco su cabeza en el agua, tapando su boca y solo dejando a la vista la punta de su nariz.
Victor lo miró con una sonrisa desde su lugar y apenas se aguantó las ganas de impulsarse hasta él y besar su sonrojada nariz. Hizo un mohín.
El agua estaba deliciosa, caliente y relajando cada uno de sus músculos, pero sería mucho, mucho mejor si pudiera relajar su cuerpo junto al de Yuri.
A veces, cuando se salía con la suya, se pegaba al pelinegro como una lapa y restregaba su mejilla contra el suave pelo oscuro. Yuri se quejaba en un principio pero al final terminaba ronroneando como un gatito, eso hasta que Victor comenzaba a frotarle otras partes de su cuerpo y entonces Yuri salía del agua dando un salto y luego corriendo fuera de su vista envuelto en una toalla quitándole la oportunidad de admirar su trasero. Victor tuvo que hacer otro mohín.
-¿Pasa algo, Victor?- miró a Yuri frente a él, lo miraba con el ceño fruncido y ligeramente preocupado.- ¿Ya quieres salir? Seguro que mamá ya tiene lista la cena, podemos ir ahora si quieres.
La mueca en su rostro se borró y fue rápidamente reemplazada por una sonrisa. Porque eso era todo lo que él necesitaba para sentirse feliz, saber que su pequeño Katsudon se preocupaba por él. Esta vez no se contuvo y nadó hasta quedar frente a Yuri.
Pasó sus manos por el pelo oscuro del menor y se deleitó por su suavidad. Tomó un poco de agua con una de sus manos y la vació sobre su cabeza, viendo las gotas deslizarse fuera del cuero cabelludo hasta la frente, por sus orejas y en sus mejillas, deteniéndose en sus labios ligeramente abiertos.
Acercó su rostro al suyo, hasta que sus narices se rozaron. Los ojos de Yuri no podían estar más abiertos y respiraba de manera irregular. Sus mejillas tenían el color de las cerezas y este se extendía hasta sus orejas y bajaba por su cuello. Sonrió, poniendo a Yuri más nervioso, el pelinegro apenas podía moverse, se sentía atrapado en los orbes azules del mayor.
Victor bajó sus manos con suavidad del pelo de Yuri, acariciando sus mejillas, deteniéndose en sus labios, delineando su mandíbula y bajando por su cuello hasta sus hombros. El menor se sentía tenso como una tabla bajo sus manos, temblando ligeramente.
-Vic-tor- susurró sin voz.
Su aliento le hizo cosquillas.
Decidió que quizás ya era suficiente. Su pupilo parecía estar a punto de desmayarse. Miró sus oscuros ojos por un segundo más antes de separarse de él, algo resignado pero con una mirada radiante.
-Cenar suena muy bien- se levantó, aun frente a él, y dejó que Yuri apreciará su desnudez. -Muero de hambre. Me pregunto que habrá hecho de cenar mamá hoy. Seguro que Katsudon.
Salió del agua, ignorando que el pelinegro luchaba contra su respiración y el enorme sonrojo en su rostro por el poco pudor que poseía su entrenador.
Victor se envolvió la cintura con una toalla y volteó a ver al menor.
-Apresúrate, Yuri. Si no eres más rápido me comeré tu parte.- le dijo divertido.
-Claro.- murmuró el menor, sin moverse y pensando seriamente el sumergir su rostro en el agua caliente hasta perder la conciencia.
Victor se encogió de hombros y caminó fuera de las bañeras, con una sonrisa más que satisfecha y algo presumida, después de todo, había logrado probar que su Yuri no era totalmente inmune a sus encantos.
Y eso sí que lo hacía feliz.
