Hola todos! Este es el segundo fic de Pokemon que escribo, y el primero que publico en internet. Esta historia no tiene nada que ver con la trama de Pokemon, no hay Pikachu, no hay gimnasios, solo los personajes. Espero les guste!

Disclaimer: Pokemon no me pertenece. Pero los otros personajes son inventados por mí. Esos, sí me pertenecen.
Pairing: Ash/Misty


To be a Princess… for Dummies
By Maureen

Otra mañana tranquila en Massachusetts. El sol cayó en sus ojos despertándola de su profundo sueño avisándole que era hora de despertar. Tenía su cabello rojo desordenado sobre su rostro. Con flojera se levantó para cerrar las corinas y lanzarse de nuevo a su lecho. Miró el techo aburrida, dentro de dos horas tenía que estar en sus clases de filosofía. Se levantó de nuevo, entró a su baño, el cual estaba a en su mismo cuarto, y sintió punzadas de frío en sus pies descalzos. Al verse al espejo sonrió, le pareció gracioso verse toda despeinada, con solo un camisón y los ojos entreabiertos. Se hizo una cola de caballo y se lavó la cara con agua fría para despertar de una buena vez.

- ¿Misty? – alguien tocó a su puerta.

- Ya voy. – respondió.

Era Daisy. Traía el teléfono en mano. Tenía una cara somnolienta al igual que Misty hace pocos segundos.

- Es para ti. – le dijo. – Tu amiga Janis. -

- Ok. – fue todo lo que dijo, lo tomó y acercó el auricular a su oreja.

Daisy salió del cuarto y cerró la puerta.

- ¿Janis? -

- Misty, ¿Olvidaste que hoy tenías que haber venido una hora antes? Están tomando las fotos para los carnets del séptimo ciclo.- dijo preocupada.

- No lo olvidé, simplemente me aburría la idea. –

- Siempre tan rebelde. – comentó Janis. – En serio, ¿No crees que ya te metes en suficientes problemas?-

- Mi comportamiento no es malo, y menos mis notas. No tienen motivos para echarme de Harvard. Te preocupas mucho Janis. –

- Si bueno, creí que era importante. – suspiró. – En fin, vienes hoy verdad. –

- Si, me acabo de levantar. – dijo agraciada Misty.

- ¡Cómo te envidio! Nos vemos, Mist. –

- Adiós. –

Colgó. Suspiró. Rió un poco ante el comentario de su amiga. Siempre se tomaba las cosas muy a la ligera mientras que Janis era del tipo tremendista. Eran casi las 11:00 AM. Y aún no se había cambiado. No había problema, un jean y una blusa bonita era algo cómodo y rápido de ponerse, y siempre llevaba el cabello largo y suelto caído sobre su espalda. Se cambió rápido y buscó las llaves de su auto. Bajó las escaleras y tomó una manzana de la mesa para el camino, tendría tiempo de comer algo luego en la universidad.

De su casa a la facultad eran como 20 minutos, en los que se pasó escuchando un poco de música. Ya llegando se estacionó y corrió hacia su clase, ahí estaba Janis, tensa como siempre. Al verla sonrió aliviada.

- Llegaste. – dijo. – Tienes suerte, no era obligatorio lo de las fotos.-

- Te lo dije, te preocupas demasiado. –

- ¿Cómo lo haces? – le preguntó su amiga.

- ¿Qué cosa? –

- Cómo vives sin ninguna preocupación, como si no tuvieras ninguna responsabilidad.-

- Oh, pero si las tengo. – le dijo Misty.

- Si por supuesto, no lo discuto. Lo que intento decir es, que cómo puedes estar tan relajada siempre.-

- Pues… supongo que es mi forma de ser.- dijo relajando los hombros.

- Si… supongo que es eso. –

El profesor, el Sr. DuBount, aclaró su garganta para anunciar su presencia y el salón se silenció de a pocos. Los alumnos tomaron sus lugares en orden.

- Clase, - comenzó el profesor. – Como ya sabrán, la próxima semana tienen que presentar una monografía sobre el humanismo a lo largo de la historia. No olviden que todo trabajo es calificado, será…-

Las palabras del profesor eran opacadas por los pensamientos de Misty. Siempre fue buena alumna, desde el primer día en Harvard. Había decidido estudiar derecho, según sus hermanas era una gran idea, debido a que siempre sabía como, de alguna manera, tener la razón y salir victoriosa en una discusión. Esos tres años, que se habían pasado volando, la habían convertido en una joven reflexiva. Tal vez por todas esas clases de filosofía o humanidades que tomaban cada ciclo. A sus 20 años, dudó un par de veces si había elegido correctamente su carrera, le atraían más las artes, pero no le iba mal. Se había convertido en una mujer muy hermosa. Su larga cabellera roja como el fuego, y de la misma intensidad era su mejor atributo, sin mencionar sus ojos del color del mar. Era alta y delgada, envidia de muchas, pero no es que eso le importara. La verdad es que no le prestaba atención a su apariencia, no es que no se cuidara ni vistiera bien, pero no era superficial, y eso le gustaba.

- ¿Vas a ir a la fiesta de fin de ciclo? – le preguntó Janis por detrás.

- Tal vez… ¿Tú si? –

Janis asintió.

- Vamos, Mist. ¡No te lo puedes perder! -

- No es algo que me llame la atención… -

- ¡Tienes que ir! –

- Janis, no es como si fuera la Prom o algo…-

- Si pero igual sería bueno que fueras con alguien.-

- No me gusta ser yo la que invite…-

-Sabes que le gustas a Ryan. Tienes el juego asegurado. –

- ¿Quien? ¿Ryan O'conell? Es un patán. –

- Uno muy lindo. –

- Sin embargo. –

Interrumpió el profesor, dando énfasis en la frase, mirando de puesto de ambas. Ambas dejaron de hablar y tomaron posiciones de atención. El profesor desvió la mirada y continúo con su discurso.

- Odio cuando hace eso. – comentó Janis.

- Si, es insoportable. –

- Deberías intentarlo con Ryan, Mist. –

- No estoy interesada. –

- Detesto que dejes pasar este tipo de oportunidades, sabes que son buenas para ti. –

- Pero, yo…-

- Srta. Williams. – Dijo el profesor, refiriéndose a Misty. – ¿Qué opina al respecto? –

- ¿Uh? –

Fue todo lo que dijo Misty al ser sorprendida. Janis se mordió el labio inferior.

- Bueno, - comenzó. – Pascal pensaba que la grandeza del hombre provenía del conocimiento de su miseria. Opino que… tiene razón, ya que buscamos salidas fáciles a nuestros problemas… para trabajar menos en vez de aprovecharlo.- dijo, un poco dudosa.

El profesor no parecía del todo satisfecho. Pero se dirigió a otro estudiante a hacerle otra pregunta.

- ¿Qué opina usted Sr. Mclaughlin? –

Misty suspiró aliviada.

- Casi casi… - le dijo Janis.

- ¿Con quién irás tú? – preguntó Misty, volviendo al tema.

- No tengo a nadie en mente. –

- No sería mala idea ir juntas. – sugirió.

- Sí, pero ese no es el chiste. – contesto Janis sin ganas.

- Janis, no quiero obligarme a ir con alguien solo por ir… quiero ir con alguien especial…-
- Misty, somos dos lindas chicas solteras, - dijo sonriente. -¡Podemos darnos el lujo de invitar a quien nos plazca!-

Misty rió y se volvió a sus notas de estudio. Era imprescindible que mejorara este semestre para obtener esa beca que tanto necesitaba. Con ella y Lily aun en la universidad, tenían que hacer limitaciones en cuanto a su presupuesto actual. Misty pensaba en trabajar medio tiempo para hacer un aporte.

- Nada de eso. – le había dicho Daisy. – Necesitas concentrarte mucho en tu carrera, solo así serás una buena abogada.-

'Abogacía' pensó Misty. '¿Es lo que quiero…?'. La campana interrumpió sus pensamientos, recordándole el fin de sus clases.

- ¿Nos vamos ya? – le preguntó Janis, esperándola ya lista.

- Claro, dame dos segundos. –

Terminó de organizar sus cosas, y juntas se dirigieron al pabellón de salida.

- ¿Sabes qué? – comenzó Misty. – Empiezo a odiar las clases de Filosofía.-

- Me parecen interesantes. –

- Es solo, lo único que hacen todos estos señores es tergiversar tu punto de vista sobre la vida y confundirte con un montón de meditaciones inútiles que te llevan a más… y después es todo un círculo vicioso… a veces creo que siento… ¡Vértigo!. –

Janis rió, y luego Misty rió también. A veces no tenía idea de las cosas que hablaba el Sr.DuBount, todo eso de las reflexiones sobre el significado de la vida la volvían loca, prefería centrase en lo que eran las artes, pero no sacaría dinero de eso, y eso era lo que necesitaban.

- Sin embargo, - volvió Janis. – No eres nada mala en ese curso, ¿O si?-

- No, claro que no. No puedo darme ese lujo y lo sabes. –

- Volvemos al melodrama. – dijo Janis suspirando.

Misty sonrió de lado. A veces Janis podía ser molesta, pero era buena amiga, buena compañía y alguien en quien confiar.

- No me gusta y eso es todo. -

- Lástima. – fue todo lo que respondió. – Hey, Mist. Tengo que ir donde mi abuela, acaba de llegar de Francia… tengo que visitarla y dejar que me cuente su experiencia de esos cuatro años que pasó ahí. –

- Que divertido. – comentó Misty sarcástica. –Pues suerte. No me gustaría ser tú. –

- ¡Que mala eres! – chilló riendo Janis. – Veremos cuando te pase algo parecido, yo me reiré de ti entonces. –

- Pues no tengo familia en Europa. – dijo Misty. – la verdad es que no tengo mas familia que mis hermanas. –

- Las familias pequeñas son buenas, se reparte mejor el amor. –

Misty estalló en carcajadas.

- ¡Que cursi eres! - se burló Misty.

- ¿Qué puedo decir? Tengo alma de poeta frustrada… convirtiéndose en abogada… - comentó un poco desanimada.

- Tampoco eres feliz aquí, ¿Verdad? –

Janis suspiró y encogió los hombros sin muchas ganas.

- Mira, no me quejo. Es lo que mis padres siempre quisieron para mí. -

- Pero, ¿Qué quieres tú? – preguntó Misty.

- Pues… - comenzó.

Pero fue interrumpida por el timbrado de su celular. Sin muchas ganas tomo el teléfono y colocó el auricular cerca de su oreja.

- Diga. -

Misty suspiró. Entendía como se sentía Janis, no era fácil estar lejos de lo que en realidad se quiere. Tener una pasión desenfrenada por algo y no poder tomarlo y hacer ese algo tuyo. No poder disfrutarlo, gozarlo, cantarlo, pintarlo o escribirlo. No poder hacer nada. Janis colgó y suspiró.

- Mi madre se pregunta porqué no estoy donde mi abuela hace ya más de una hora. - dijo desganada.

- Disculpa. –

- No, no pasa nada. Fue una buena distracción. – ambas rieron un poco.

- ¿Te acompaño? –

- No, mejor que llegues temprano a tu casa que está más lejos. –

- Nos vemos mañana, Janis. – dijo abrazando a su amiga.

- ¡Hasta luego, Mist! –

Separaron sus caminos de regreso. Vivían en direcciones completamente opuestas, pero esa no era excusa para no visitarse de vez en cuando. Misty se dirigió al estacionamiento de la universidad, se subió a su auto y manejó todo el trayecto tranquila hasta su casa.

Era una casa pequeña, para cuatro hermanas. Dos pisos, cinco habitaciones, tres baños, una cocina, y un comedor que compartía lugar con la sala. Afuera tenían una pequeña terraza, con un jardín relativamente grande con par de columpios y muchas flores.

Misty estacionó el auto al frente de la residencia. Al bajarse sintió la brisa tibia del mes de Septiembre colarse por su cabello. Sonrió. Se aproximó a la puerta y la abrió.

- ¡Ya estoy aquí! – informó en voz alta.

Al parecer no había nadie, ya que no hubo respuesta. Fue directo a la cocina, y para su no sorpresa, en el refrigerador había una nota de Daisy, informando que no llegarían hasta las 7 PM. No era de mucha importancia, tenía que volver a la universidad a las 6 y luego un par de horas más hasta que termine la monografía para la clase de Filosofía. Como odiaba ese curso. Subió las escaleras y entró a su cuarto. Sobre su cama encontró algunas cartas. Las tomó una por una. Una era de Brock, desde Inglaterra; otra de la Universidad de Harvard; y la última no tenía nombre, era un sobre completamente en blanco, pero con la letra "M" muy grande al medio. Debido a que era la única de la casa con la inicial "M" supuso que Daisy habría pensado que estaba dirigida a ella. No le prestó mucha atención. 'Debe ser alguna publicidad', pensó tranquila. Comenzó por la carta de Brock.

Remitente: Srta.Misty Williams
Fecha de Envío: 29 de Agosto

Mi querida Misty,

¿Como es que no he vuelto a saber nada de ti desde los últimos dos meses? No porque haya tenido que viajar a Inglaterra por cuestiones de trabajo te da derecho a ser indiferente conmigo. Dejando la formalidad, ¿Cómo estas? Lo último que supe de ti es que por fin te compraste un auto. ¿Convertible rojo dijiste? Siempre quisiste uno de esos. ¿Recuerdas que me lo decías todo el tiempo? Cómo sea, la gente no es muy amable aquí. Bueno, lo es, pero tú me entiendes, este medio año que he estado acá solo. Me gustaría que vinieras a visitarme, aunque entiendo que no puedas, pero, ¡Oye! Adivina quien te puede conseguir un pasaje a Londres el próximo año. Y te podrías quedar en mi apartamento, no creo que tengas problemas con eso, ¿Cierto? Tengo cama para dos. Es broma, tengo cuarto de huéspedes, no tienes que incomodarte por nada. Ayer nevó, lo que es muy raro en estas fechas. Me preocupa como estas por allá, responde lo antes posible Mist. Te extraño.

Brock.

Dobló la carta en dos y suspiró. Brock había sido su amigo desde la primaria, su mejor amigo. Siempre compartieron muchas cosas juntos, pero por diferentes motivos tuvieron que separarse. Mudanzas, diferentes universidades, diferentes carreras, y ahora el estaba en el extranjero. Lo extrañaba, si. Era como el hermano que nunca tuvo, aunque muchos no lo creían así. Recordó la vez que tuvo que quedarse unos tres días en su casa, Daisy estaba furiosa, pensando que se trataba de otros motivos, pero no. Brock siempre mostró mucho cariño y respeto por ella. Siempre la cuidaba, la ayudaba, hacía todo por ella. No eran solo amigos, pero su relación no se asemejaba en nada a una de pareja.

Continuó con la segunda carta.

Señorita
Misty Williams
Código: 50921
Presente.

De nuestra mayor consideración:

Quisiéramos recordarle que aún no se ha cancelado el pago del último semestre. Es indispensable que los pagos sean puntuales, o de otra manera la presente alumna no podrá tener acceso a las becas. Por favor acercarse a Recepción- Informes para cancelar el pago. De haber pagado ya, haga caso omiso a este recordatorio.

Atentamente.

Valeria Stones
Vicerrectora

Misty suspiró luego de leer la segunda carta. Necesitaba esa beca, tenía que ayudar de alguna forma a sus hermanas para salir de la crisis por la que estaban pasando. Tomó la tercera carta entre sus manos. "M", no decía más. No muy curiosa, la abrió.

Remitente: Srta. Misty Williams
Fecha de Envío: 08 de Septiembre

Mi querida Sobrina,

Te extrañará que te escriba de repente, pero no puedo dejar pasar esto por alto. Te estaré visitando ésta o la próxima semana, necesito hablar contigo asuntos importantes. Tus padres no me hubieran permitido dejarte a carga de tal responsabilidad antes de tus veintiún años, pero estoy segura de que eres tú la correcta, la elegida, y no yo. Lo he intentado todo. Necesitas Entender que a veces la vida nos cambia los planes. Estoy segura que con algo de trabajo, estarás más que lista en pocos meses, tus padres me habrán perdonado en cuanto te vean tan preparada y dispuesta a aceptar tu título. Tenemos mucho de que conversar. Dentro de este sobre encontraras un guardapelo de oro, era de tu madre, cuídalo mucho.

Nos vemos pronto.

Antonia Monserrat

'Que raro' pensó Misty. 'Que yo sepa… no tengo tías…'. Rebuscó en el sobre y encontró el guardapelo. Era ovoide y tenía un ligero grabado de flores en la parte de adelante. Misty pasó sus dedos por el grabado y sintió una por una las líneas que sobresalían. Estaba tan concentrada haciendo esto que no escuchó las cuatro veces que había sonado el timbre de la casa.

- ¡Misty! ¡Abre la puerta! – escuchó gritar.

Salió de sus pensamientos y volvió a la realidad. Alguien golpeaba la puerta. Era Violet.

- ¡Ya voy! – gritó desde arriba.

Colocó el guardapelo cuidadosamente en uno de sus cofres y luego bajó rápidamente y abrió la puerta. Violet estaba con el teléfono en una mano y en la otra, bolsas del supermercado. Daisy estaba aún en el auto, sacando algunas otras bolsas. Misty fue a ayudarla mientras que Violet entraba a la casa.

- Pensé que llegarían más tarde. – le dijo.

- Cambio de planes. – respondió Daisy. – Tengo cosas que hacer, cuentas que pagar, cosas que ordenar, mi cuarto es un desastre… -

- Llegó una carta de la univrsidad. – comenzó Misty, mientras que ayudaba a su hermana a sacar las cosas de la maletera.

- ¿Buenas noticias? ¿Obtuviste la beca? – preguntó.

- No, aún no. – dijo sin ganas. – Nos piden que paguemos el último semestre. –

Daisy se detuvo unos segundos, se quedó mirando el vacío. Luego suspiró y volvió a sacar mas cosas.

- Si, supongo que estamos un poco atrasadas. Como te dije, tengo que pagar varias cuentas. -

- Haré todo por conseguir esa beca, te lo juro. – dijo tristemente.

- Si, no sería mala idea que lo hagas. No estamos pasando por una buena etapa, sabes. –

- Si, Daisy. –

Daisy se volvió a ver a su otra hermana, había desaparecido dentro de la casa.

- A veces parece que soy la única que se preocupa por el futuro de nosotras cuatro. – dijo un poco molesta.

- No es cierto, Daisy. Pero Lily y yo tenemos que concentrarnos más en nuestros estudios, a veces es difícil pensar en otras cosas. –

- Lo se. –

- ¿Es acaso nuestra culpa que tuvieras que dejar la universidad? – preguntó.

- No, no lo es. – suspiró. – En absoluto. –

- Se que tuviste que cargar con la mayor responsabilidad por ser la mayor, pero…-

- Tú tienes que enfocarte en lo tuyo. – dijo cortante. – Lo demás déjamelo a mí y a Violet. No tienes que preocuparte de nada más. – y diciendo esto le dio la espalda.

- Si, bueno. –

Sin decir más se dirigió a la cocina otra vez, para dejar las bolsas que estaba cargando. Quiso contarle lo de la carta de esta desconocida 'Tia Antonia', pero se sentía un poco triste después de esa corta conversación con su hermana y no pudo decir más. Ya eran casi las 6 PM, al ver el reloj subió corriendo al segundo piso por sus cosas. Tenía que volver a la universidad.


Continuará...

Aquí termina el primer capitulo de este fic. ¿Les gusto? ¿Si? ¿No? Diganme . Trataré de subier el otro pronto, hasta entonces, nos vemos!
- Maureen