Debo estar realmente loca...tengo dos fics en proceso y aún así se me ocurre subir este...¡God! Aclaraciones:
Esta historia es totalmente mía (me costó bastante) así que prohibido el plagio, si lo ves, ayuda a denunciarlo. Sin embargo, los personajes no son míos (ya quisiera pero no)
Espero que les guste el Sasuke que he creado, Hinata tiene una historia detrás asi que no se sorpendan...aclaro que no es occ ni nada por el estilo, se verá porqué en el transcurso de la historia.
Unos pasos livianos recorrían la carretera principal que llevaba a Manhattan. Poco después pasó inadvertida en un camión para estudiantes con destino al centro, ayudada por las gafas de sol profundamente oscuras que ocultaban la peculiaridad de sus ojos.
El resto de su atuendo era holgado, como lo exigía el sol de verano, cada vez más abrasador.
Pero si alguien le hubiera puesto atención se hubiera dado cuenta de la rigurosa observación que mantenía hacia su ambiente, y a pesar de estar a reventar; en el transporte nadie nunca la rozó, ya que evitaba cualquier contacto y permanecía en total silencio, como si estuviera esperando que algo fuera de lo común sucediera.
El camión entró a un túnel y la mujer aprovechó el breve lapso de obscuridad para cambiarse de lugar a la parte delantera del transporte y bajar rápidamente en el centro.
Tras cerciorarse de no ser observada, sacó un papel del bolsillo de sus pantalones pesqueros y lo leyó atentamente. Tras doblar la esquina, sacó un encendedor y dejó que el papel se calcinara, como si quisiera eliminar cualquier pista. Caminó hasta llegar a la parte más apartada de la ciudad y saltó la red hasta llegar a la última casa de un color blanco desvaído y unas opulentas rejas negras de seguridad. Soltó una risa irónica al observar la reja electrificada un poco más arriba y una serie de alarmas y cámaras colocadas de forma poco visible para ojos inexpertos, en el jardín, en la ventana e incluso bajo su cabeza, simulando ser un adorno de ocasión.
Presionó el timbre, teniendo respuesta desde adentro en pocos segundos.
-¿Sí?- gruñó un joven.
-Estoy buscando a Sasuke Uchiha.- dijo ella.
-No vive aquí.- respondió el joven.
La mujer sonrió.
-Estoy segura de que tiene algún interés en mi propuesta.- aseguró rebuscando nuevamente en el bolsillo.
-Ninguno.
La mujer encontró lo que estaba buscando y alisó con sus manos la vieja fotografía. Después la alzó frente a la cámara, con firmeza.
-¿Reconoce esta persona?
Adentro de la casa, Sasuke Uchiha tuvo que contenerse para no soltar el pequeño aparato que sostenía para hablar con la mujer.
-No – soltó rotundamente.
-Tengo entendido que aún investiga su desaparición.
-Le he dicho que no sé quien es esa persona.
La mujer cerró los ojos profundamente bajo las gafas negras, intentando concentrarse para obtener de él la información que requería.
-¿Es usted el propietario de esta casa?
-Así es– afirmó él, pensando mil giros que podía tomar esa conversación y cómo sacar esa mujer de su porche sin levantar un escándalo o involucrar un arma.
-¿Me invitaría a pasar?- argumentó tímida y discretamente, escudriñando su entorno como una presa a la entrada de la cueva de su depredador.
Pero él, de todos los giros que pensó, nunca imaginó ese precisamente.
Primer paso: analizar los pros y los contras. Si la invitaba a pasar, podría sacarla por la puerta trasera o interrogarla sobre esa visita. Si no la dejaba pasar seguramente volvería con algún amiguito desagradable y registrarían su casa o con suerte pasarían cuando él estuviera ausente.
-¿Señor uchiha?
¿Y cómo saber que no era del FBI? Seguramente así era y además dudaba que fueran a ayudarlo con esa investigación.
-¿quién es usted?
Era la típica pregunta temerosa de cuando ya estaba acorralado pero obviamente, no dejaría pasar algún extraño por ese umbral, no mientras poseyera el apellido del que estaba orgulloso.
-Digamos que soy una visita de cortesía.- dijo ocultando su nerviosismo
-Responda.
-¿Es o no Sasuke uchiha?
-Mierda. ¿Quién rayos es usted?
Esa actitud de defensa que tontamente estaba adoptando, sólo le estaba confirmando las preguntas a esa mujer.
-muestre su cara – exigió con un gruñido amenazador.
La mujer se quitó lentamente las gafas y dejó al descubierto esos ojos tan peculiares, posesión genética de su clan.
¿Nos conocemos? Se preguntó Sasuke mentalmente, pues conservaba la imagen mental de esos rasgos en algún lugar recóndito de su mente.
Y Con un ruido automático, la reja se abrió para dejarla pasar.
-Gracias- susurró ella cuando cruzó el umbral.
-No se mueva- resopló el muchacho desde algún lugar de la penumbra.
-¿Tiene un arma?- preguntó absurdamente al oír cómo el muchacho amartillaba la pistola ligeramente. Después se abrió paso hacia ella en la penumbra y gruñó como un veterano de guerra mostrándole como asesinar a un principiante. Pero en vez de eso, pulsó un pequeño control y de la ligera pero suelta blusa de la chica un punto luminoso de color rojo parpadeó insistentemente.
-Un localizador – dijo Sasuke confirmando sus sospechas.
-Yo…- comenzó la chica
-Quítese la ropa- le exigió en un siseo amenazador. Y pegó la pistola a sus sienes, provocando un estremecimiento de parte de ella.
-N-no- tartamudeó la mujer. Ella no lo había previsto.
Entonces él la arrinconó contra la pared y con una extraña delicadeza, quitó el pequeño aparato de su ropa y lo tomó entre sus dedos, examinándolo municiosamente.
Y sin previo aviso, con una muy ligera presión lo rompió entre sus dedos.
Un ligero olor a quemado se levantó en un halo de combustión.
Y el aparato lanzó unas chispas antes de colapsar por completo.
-Era necesario- aclaró el hombre, restándole importancia, como si hiciera ese procedimiento a diario, pero agregara una explicación para romper el tedio de lo ordinario.
Ella asintió en silencio, recobrándose de la repentina impresión.
-¿Ahora va a matarme?
El hombre la miró fijamente durante unos segundos, con su pose relajada y los ojos entrecerrados.
-¿Parezco un asesino?- la cuestionó fríamente.
-No me corresponde a mí juzgarlo- dijo ella –pero he tratado con personas así y se mantienen a la defensiva
-¿Qué? ¿Eres filósofa? ¿Actriz?
-Mi profesión no importa mucho en este momento – le contestó nerviosamente, mirando al suelo.
-A mí me parece lo contrario.
Ella trató de salir de esa incómoda posición.
-Contesta- dijo fríamente- ¿Eres detective? ¿Policía? ¿O una asesina a sueldo?
-Me pregunto porqué supone una profesión e inmediatamente se contradice con otra totalmente opuesta.- señaló ella tratando de descubrir una clave en su mirada.
-No tengo porqué responderle, está en mi casa y podría acusarla de allanamiento de morada.
-Usted me invitó a pasar- replicó ella.
-Esto no dice lo mismo- dijo sarcásticamente el muchacho señalando un enorme televisor de plasma que estaba suspendido en la impecable pared y mostrando groseramente, cómo saltaba la red.
-Eso no prueba nada – respondió ella debatiéndose internamente por no haber sido tan cuidadosa como esperaba serlo.
-Dígaselo al tribunal, si es que la escuchan.
Esto ya se salió de control pensó Hinata en sus planes truncados y en que había dejado ya más de una evidencia en contra de su misión.
-Señor uchiha- resopló tímidamente, intentando calmarse como si tuviera que hacer un gran esfuerzo para romper su timidez sin ser maleducada. –mi presencia aquí puede aclararle algunas cosas sobre el asunto que está investigando…
-Su presencia aquí- la interrumpió – me aclaró ya un par de cosas, señorita- dijo echando el cerrojo a la puerta inesperadamente.- número uno: los federales ya saben mi ubicación y número dos, es hora de largarme antes de que me recojan personalmente.
-No soy federal –dijo ella casi gritando para hacerse oír, cosa que nunca hacía pero de todas formas él la escuchó sin esa necesidad de levantar la voz.
-Ahora no importa eso- resopló cansadamente – dígame lo que sabe y luego márchese.
-Venía a pedirle que me ayudara- susurró tristemente
-Soy la persona menos indicada para eso- aclaró casi groseramente mientras sacaba una valija y metía sus pertenencias importantes.
-Por favor…-suplicó – ayúdeme.- y una lágrima resbaló por su blanca y suave mejilla.
-coño- susurró casi inaudiblemente – no puedo hacerlo, no sé si está fingiendo, de lo que podría estar casi seguro.- dijo cerrando la valija y volviéndose hacia ella. – ahora si no le importa, dígame lo que sabe y salga por donde entró.
-Él está en América, al parecer.-Sasuke no pareció sorprendido, tenía el aspecto de alguien que quiere marcharse lo más pronto posible pero que no lo hacía por alguna extraña fuerza que se lo impedía.
-¿Y cuál es la fuente de información?
-El secuestrador.
-¿Lo conoce?
-No exactamente- respondió ella cabizbaja, trazando círculos con su caro calzado en el suelo impecable.
-¿Y eso que quiere decir?- refunfuñó él.
-Acaba de contactarme- dijo en voz muy baja – es el responsable del asesinato de mi madre y el secuestrador de mi hermana.
-¿Busca venganza?
-No- disintió ella estremeciéndose- no he llegado a ese extremo.
-No le queda mucho tiempo.
-Esperaba contar con usted.
-Cambie de planes – dijo sin ganas de tener tacto –tengo que seguir con el caso yo solo.
-P-¡pero es mi hermana!
-Podría decir lo mismo.
-P-por favor- tartamudeó- Ayúdeme...
-No está en mis manos- gruñó tomando la valija – Ahora salga de mi casa. Y no dirá una palabra.
Y sacando la pistola, la amartilló con un brusco y rápido movimiento, desconcertante para la vista.
La apuntó a la cabeza de ella, que cerró los ojos con fuerza.
Y disparó.
Volvió a abrir los ojos y se dio cuenta de que Sasuke había disparado a un lado de su sien, para cortar la electricidad. Ahora no podía ver nada. Estaba todo en silencio. Fue bastante astuto de parte de Sasuke cubrir su salida de ese modo. Lo felicité en mis adentros, aunque no escaparía así de fácil si era lo que se proponía.
No sé cuánto tiempo transcurrió después, si fueron dos minutos o un par de segundos. La noche se había apoderado de Manhattan y las inconfundibles luces de un helicóptero federal se colaron por la ventana. El ruido estrepitoso de las hélices me recordó solo una cosa: salir de ahí a cualquier precio, sin ser descubierta.
Al asomarme por la ventana me di cuenta, de que al menos; había cuatro helicópteros y todo un escuadrón de patrullas, lo suficiente como para arruinar un milagroso escape o de plano impedirlo definitivamente.
Alguien me tacleó contra el piso justo antes de que una linterna federal alumbrara por donde yo me había asomado hacía medio segundo. Escuché un gruñido proveniente del pecho que me estaba aplastando. Gemí, quejándome casi silenciosamente, evitando cualquier ruido innecesario y traté de deslizarme por debajo, pero evidentemente sin éxito. Afuera un altavoz nos ordenó salir de inmediato, entregarnos como buenos ciudadanos que se suponía éramos y todo saldría bien.
Pero yo conocía la verdad. Sabía que al salir, las costosas pistolas y rifles de miras láser me apuntarían desde que la puerta quedara atrás y comenzara a avanzar con las manos en alto.
Una sarta de maldiciones comenzó para no interrumpirse; reconocí la voz de Sasuke.
-Mierda –susurró tratando de controlar su tono para no subir la voz-¿en qué estabas pensando?- Me reclamó con dureza- ¡estuviste a punto de exponer nuestra posición!- gruñó y después rodó para dejar de aplastarme, a pesar de que apenas sentí su cuerpo sobre mí. No se apoyó en mí para nada y eso me hizo sentir ridículamente frágil.
-¿Cómo saben que estamos aquí?- pregunté incorporándome a medias.
-No lo sé- admitió a regañadientes –Pero hay una puerta en el sótano.
-¿Sale por atrás?- pregunté mientras gateábamos hacia donde Sasuke me lo había indicado.
-No- gruñó por el polvo que inhalaba- sale al túnel del lago y después de cruzarlo, a las afueras de la ciudad.- Terminó arrastrando la valija con el mismo ritmo con el que se movía. Rápido e implacable.
-¿Qué?-pregunté atragantándome también con el polvo. Escuché que abrían la puerta de una patada.
Sasuke rompió la cerradura con un fácil tirón de sus brazos y me apartó a un lado con cautela para pasar primero.
-Es profunda – dijo antes de dejarse caer con agilidad.
Esperé para escuchar el ruido sordo de su caída y la varga extra- pesada que prometía ser la valija. Pero cayó tan sigilosamente, que no escuché nada.
Mis sentidos estaban tan embotados que me sobresalté al escuchar la voz de Sasuke desde el sótano.
-Salta- me ordenó –Déjate caer con cuidado- pero yo estaba aferrada a las tablas y eso iba a ser demasiado difícil sin cooperación de mi parte. Tanteé la posibilidad de que Sasuke se marchara sin mí. Pero en vez de eso, la voz se volvió apremiante.
-¡Salta! – No me moví, me aterraban las alturas –Vamos, no tenemos tiempo, yo te cogeré – me aseguró.
Me aterré profundamente. Pero entonces, cerré los ojos y obligué a mis dedos a desengancharse de las tablas del suelo. Me dejé caer con la seguridad de que me estamparía y el aire se escaparía de mis pulmones con un golpe sordo, tal vez hasta me rompería algún hueso.
¿Y bien? ¿Malo? ¿No tan malo? Bueno ustedes comenten...
