Los rayos del sol entraban por la ventana despertándome de mi letargo, me mire al espejo, unas ligeras ojeras se miraban entre mis ojos, sobresaliendo de mi piel blanca, me había desvelado haciendo un proyecto para la preparatoria, iba en segundo semestre, comencé a peinar mi cabello largo y negro, arregle mi fleco recto, sin maquillaje alguno, el tiempo estaba encima, me fui corriendo sin desayuno, la escuela quedaba cerca por suerte, con ello llegue y como era lo habitual, en mi vida, los estudios eran lo primordial.

¿Hicieron su proyecto? – la profesora hablo ante ello.

Claro - todos los alumnos decíamos juntos.

Saki Akihiro – hablo la profesora – exponga su trabajo.

Si profesora- pase a explicar sobre la contaminación de hoy en día y una idea de cómo podríamos ayudar al medio ambiente, después de ello pase a sentarme, mirar a través de la ventana como el día pasaba tras poner atención en clases y en algunas dormirme debido a mi falta de sueño.

El sol estaba en lo alto, el tiempo seguía cruzando a través del cielo azul, tan claro que el solo verlo producía un mareo ante la ceguera de la luz solar, las clases seguían, el tiempo seguía, el sol estaba a punto de ponerse, era momento de ir a casa, un tarde asoleada, una tarde que odiaba, odiaba el verano, odiaba el calor, prontas vacaciones se acercaban, era lo único que deseaba, pero ante ello, el simple hecho de tener calor, mi piel lo sufría a gran escala, pasando por el mismo lugar de siempre, cruzando la calle y con ello pasar cerca de un callejón, mientras pensaba que podría hacer en mis vacaciones, el hecho de que llevara bien mis materias no era problema, amistades tenía muy pocas y ante ello nunca salían, solo esperaba ver a mi prima Ayumi me visitara estas vacaciones a mi casa, era mi único deseo.

Tras pasar por las casa un sonido me despertó entre mis pensamientos, perros ladrando y un gato maullando, un lindo gato pidiendo ayuda, decidí entrar a pesar de que el miedo corría por mis venas, espantando a los perros sin pensarlo tome al gato entre mis manos, estaba muy lastimado, un gato completamente negro, recordando lo que me decía mi prima, que tanto en otros lugares se consideraban de buena suerte, como en otros de mala suerte, no sabía cómo interpretar aquello, solo lo lleve a casa, para curar sus heridas.

Era un hermoso gato color negro, ojos verdes, el gato al haber perdido el aliento tras tremenda pelea, estaba dormido, sus heridas eran algo graves, use varias vendas y medicamentos para las heridas, por suerte no habían lastimado lugares vitales, "Este gato sí que tiene fuerza" pensé al verle de esa manera, tal vez la pelea intensa y aquellas pequeñas heridas eran el problema, por suerte solo necesitaba descansar, tras curar sus heridas, puse al gato en mi cama, salí de mi habitación para hablar con mi madre.

¿Madre? – le mire algo avergonzada.

¿Qué pasa Saki? – me miro acusadoramente.

¿Quería saber si podía tener una mascota? - le mire tímidamente.

¿A qué se debe eso? - me miro extrañada.

¿Es que? - agache la cabeza – mientras te fuiste de comprar, al llegar traje a un gatito, está muy lastimado, quería saber si me lo podría quedar - le mire con tanta ilusión.

¿Te encargaras de él? - me miro con atención mi madre.

Si, lo haré- afirme con decisión.

Está bien, puedes quedártelo – dio un suspiro, me quede parada a su lado - ¿Qué quieres? - me miro cansada.

¿Puedo tomar dos platos para el gatito? - le mire soñadoramente.

Está bien y también puedes tomar la leche, solo una cosa te digo, no te daré más dinero para la escuela, tendrás que saber administrarte con lo que te damos – dio un suspiro.

Gracias mamá – le di un abrazo.

Tome un dos platos hondos, mañana iría a comprar comida con el dinero que me quedaba mientras el gatito estaba en mi casa, con ello acondicione una caja de plástico con tierra para sus necesidades, el gatito estaba en mi cama, no parecía despertar, pero ante ello respiraba, tal vez el cansancio, el llevar mucho tiempo sin comer y aquellas heridas, necesitaba un buen descanso.

La noche llego, sin que mi madre se diera cuenta, dormí en el suelo para no molestar al gatito, entre sueños el despertador sonó, lo apague y me arregle, lo mismo de todo los días, estudiar arduamente, regrese a la casa, no sin antes haber comprado comida para gato, al regresar y entrar a mi cuarto rápidamente, el gatito abrió sus ojos poco a poco, me miro con temor y cansancio.

No te preocupes gatito, no te haré daño de ahora en adelante esta será tu casa – le sonreí, le acerque unas croquetas para que comiera, puse una de mis almohadas en el suelo, una noche durmiendo en el suelo no era grato, pero necesitaba que el también descansara, así que puse un almohada y lo traslade a ese lugar, el gato me miraba con temor, con indiferencia, una mirada fría, no entendía el por qué dicha mirada.

Pasaron los días, con ello el gatito tras el cambio de vendas y le medicamento, ya me tenía más confianza, comía y bebía tanto la poca leche que le daba o si no agua, dejaba de comer en la escuela para ahorrar para la comida.

Te tengo una sorpresa hija – mi padre llego con alegría – he visto que realmente eres consciente de tu responsabilidad con tu gatito, así como la escuela, me contó tu madre que debido al dinero dado, no te alcanza para comer, por ello yo sustentare los gastos de tu nueva mascota - mi padre era muy considerado conmigo.

Gracias - con ello me dio una caja de arena y comida para mi gatito, subí a la habitación con regocijo al ver la aceptación de mis padres ante mi nueva mascota, al entrar al cuarto estaba en mi cama, ya habían sanado sus heridas, más todavía estaba cansado, estaba reponiéndose con el descanso y la comida, ante el ruido abrió los ojos sigilosamente, su mirada seguía fría, sin emoción alguna, una mirada penetrante, tal vez propia de un gato.

¿Sabes? Mis padres te han aceptado, supongo que es momento de ponerte un nombre propio - estaba pensando en algún nombre pero ninguno se me ocurría – ya se - le mire graciosamente - es muy común, te llamaras Tama - el gato me dirigió una mirada al sentarme a su lado de desagrado total - ¿Qué pasa? No es tan malo, además es lo único que se me ocurre - hice pucheros – vamos Tama no es tan malo - acaricie su cabecita, el me miro con pesadez, con rechazo.

Pasó el tiempo, estaba aliviado, ya podía moverse, su cuerpo había tomado una forma normal de un gato, ni gordo, ni flaco, se miraba lleno de vitalidad, sus heridas habían desaparecido, cerré el cuarto con llave, al regresar él estaba mirando hacia fuera, intentando abrir la ventana, volteo hacia mí.

Gracias por todo Saki, pero yo no puedo vivir entre humanos, aunque me cueste decirlo, pero te doy las gracias, es momento de irme – al escuchar una voz masculina en el cuarto, no entendía de donde provenía, tal vez me estaba volviendo loca.