Algunos años antes del comienzo de la historia
Un grupo de 2 hombres y una mujer se encontraban en la sala de espera de un hospital cuando un hombre rubio llegó corriendo.
—¿Qué pasó? —Preguntó agitado pues acababa de llegar corriendo.
—Summer tuvo un accidente, las esperanzas de que se recupere son casi nulas —contestó uno de los hombres.
—No seas tan pesimista por Dios —dijo el de cabello plateado.
—No empiecen con sus discusiones aquí, no es el momento ni el lugar —dijo la mujer rubia con una voz muy autoritaria.
—Lo lamento Glynda, no quise empezar.
—Está bien, James.
El peliplateado los miró, estaba algo celoso de ellos, tenían años en una especie de relación no definida. A él siempre le gustó, pero no confesó sus sentimientos por no "arruinar" su amistad, ahora era demasiado tarde para arrepentirse y/u objetar algo.
—¿Estás bien Ozpin? Te ves pensativo, si quieres puedes ir a dormir a tu casa, has estado aquí desde ayer —comentó la rubia, colocando su mano sobre su hombro enseñal de consuelo y comprensión. Ozpin instintivo cerró los ojos, era reconfortante, se sentía tan bien cerca de ella, eran estas pequeñas acciones las que lo habían mantenido enamorado por algo más de 20 años.
20 años de sufrir en silencio, ella siempre leía su mente, Glynda siempre estaba allí, la más responsable, comprensiva, entre otras más cualidades, era la mujer de toda su maldita vida. Empezaba a relajarse, pero una voz familiar lo sacó de su trance.
—Lo sentimos señor, ya debe salir, la hora de visita terminó.
—¡Sólo un maldito segundo más! ¡Por favor! —gritó Qrow Branwen, el hombre más desafortunado del mundo.
—Qrow por favor, no hagas una escena —lo trató de tranquilizar Taiyang, su amigo y cuñado.
—¡Tú no lo entiendes! ¡No puedes entenderlo!
Glynda miró a Ozpin y luego a James, ninguno sabía que decir, ¿qué podrían decir? Al final de cuentas tenía razón, sólo él mismo podía comprender su propio dolor.
—¡Doctor! ¡Doctor! ¿Cómo está mi novia? ¿Cómo está Summer? —Qrow siguió al doctor que atendía a su futura esposa.
—Lo sentimos señor, no está respondiendo como esperábamos y...
—¡No me joda! ¡¿Qué mierda se supone que significa eso?!
—Significa que es mejor que no confíe mucho en que volverá, porque las esperanzas son del 1%.
Qrow se quedó congelado por un segundo, pero volvió a reaccionar violentamente cuando el médico iba a abrir la boca para proponerle lo que ya sabemos que se hace en estos casos —. Ni se le ocurra sugerirlo, sé lo que dirá y no, no quiero matarla.
El médico iba a decir algo más, sin embargo se arrepintió al final y sólo asintió con la cabeza para después irse.
Sus amigos se fueron por un café, lo dejaron solo para que meditara lo sucedido, cuando se ponía en ese estado era mejor alejarse.
Qrow se sentó en una banca y pensó: ¿por qué la desgracia siempre me persigue? ¿Por qué yo? . Desde que tiene uso de razón siempre ha tenido mala suerte. Es como dicen, algunos nacen con estrella y otros estrellados. Miró su anillo, el otro lo tenía Summer puesto aunque mejor se lo quitó, no fuera a ser que alguien de allí se lo robara, en este país le roban hasta a los muertos. Después de 5 años de una relación estable estaba dispuesto a casarse, no entiende como todo salió tan mal. Recordó que estaba en clases cuando le llamaron del hospital, su novia acaba de hacer las compras y un imbécil le tiró el carro encima, lo odiaba, odiaba a todo el mundo. ¿Cómo podría reponerse de esto? ¿Cómo podría superarla? ¿Qué haría con tanto odio acumulado? Las autoridades eran una basura, el sujeto ese se dio a la fuga y no lo encontraron, nadie lo hará, pensar en que ese tipejo seguiría su vida como si nada le revolvía el estómago.
—La justicia no sirve —pensó, tenía un nudo en la garganta, quería llorar de impotencia, volvía a caer en la soledad y en la desesperación —. Ella no volverá —dijo con un hilo de voz.
—Amigo, despertará, ya verás —dijo el peliplateado al mismo tiempo que le extendía un café.
Quizás fue la última vez que tomó café, se refugió en el alcohol nuevamente, Summer lo había ayudado a salir de eso y podría decirse que por ella volvió a caer en el vicio. Así de burlona era la vida.
Los años pasaban y pasaban, pero no despertaba, ¿lo haría alguna vez? esa pregunta no lo dejaba dormir por las noches, cada una de ellas por 6 años seguidos y más.
