Seguían los chicos en la escuela, se habían quedado después de las prácticas porque Fuji olvidó su libro de matemáticas en el salón de clases, Eiji lo había acompañado y ahora se encontraban "atrapados" por la lluvia, no llevaban nada para cubrirse así que decidieron esperar hasta que pasara...

Fuji miraba la ventana, hacia las canchas de tenis, con esa expresión de calma, con ese semblante tan tranquilo, perdido en sus pensamientos. Sabía lo cerca pero a la vez lo lejos que tenía a su mejor amigo. Cada vez que estaba con él, se sentía feliz, la alegría que del pelirrojo emanaba, además de cautivarlo, lo hacía completamente feliz, nada deseaba mas que estar junto a Eiji. Cada mañana el pelirrojo le daba un gran y cariñoso abrazo, a Fuji le entusiasmaba la idea de tenerlo tan cerca y deseaba que eso durase más, le encantaba la sensación de tener sus cuerpos juntos, todo de Eiji le fascinaba.

-Fujiko-chan¿no crees que ya es muy tarde? –dijo el neko, sacando de sus pensamientos al castaño

-Quizás tengas razón, ya son las 7:00... – en el tono mas natural posible, en realidad quería permanecer a solas con él- no te preocupes, pronto pasará la lluvia – y mostró una de sus ya conocidas sonrisas

-Nya, estoy aburrido

-¿Qué te parece si haces los deberes que nos dejaron hoy?. Si los haces, mañana no te van a sacar de las clases

-No, los deberes son para hacerlos en casa, además son de matemáticas y no le entiendo.

-Si quieres te puedo ayudar, así mato el tiempo.

-Está bien –corrió hasta su bolso, sacó una libreta y luego se sentó en el escritorio para profesores, acto seguido Fuji se sentó frente a él- ¡Aquí está! Son ecuaciones... ¡No les entiendo!

-No te preocupes, es fácil, sólo tienes que... –10 minutos después- Y es todo¿qué te pareció?

-Vaya, pues así es mas fácil. Gracias Syusuke –y se abalanzó sobre él haciendo que cayera al suelo y, claro, cayendo sobre el.

No dijeron nada por varios minutos, solo permanecieron así, contemplándose. Fuji estaba completamente rojo, su respiración agitada, sus ojos abiertos mostrando su bello color azul, y, sin darse cuenta sus manos se habían llegado hasta la cintura de su acompañante. Eiji, por otra parte, se sentía en el cielo, aunque no sabía bien el por qué de tal sentimiento, no le importó, sus piernas estaban entre las de Fuji, sus manos apoyadas en el suelo alrededor del rostro del castaño para no caer completamente sobre él, sus ojos perdiéndose en los de su amigo, todo era tan perfecto.

El primero en salir del encanto fue Eiji, se levantó lo masa rápido que pudo, se acomodó un poco el uniforme pues se había arrugado y se paró junto a la ventana, internándose en sus pensamientos, alejándose del mundo real, viendo como la lluvia caía y dominaba todo el paisaje, cavilando todas sus confusiones, haciéndose uno con el panorama.

Fuji no sabía que hacer, instantes después de que Eiji se había levantado bruscamente, deseó detenerlo y pedirle que le correspondiera, deseó besarlo y tocarlo, confesarle todo su amor... pero no pudo, sintió que si lo hacía lo iba a perder para siempre y eso era lo último que deseaba, quería que siguieran juntos aunque tuviera que dañarse a sí mismo jugando a ser su mejor amigo, como si solo fuera eso, así de indiferente.

Eiji no sabía que le estaba pasando, tal vez le gustaba Fuji, tal vez era por eso que odiaba que cualquier persona se le acercara demasiado. Quizás se había enamorado de él y no se había dado cuenta. Aún así no estaba seguro, podría ser sólo una mala jugada de su corazón, podría estar demasiado confundido como para asimilar las cosas y ese era el resultado... Sintió unas manos alrededor de su cintura y a alguien que se pegaba a su espalda, por instinto dio la vuelta y no le sorprendió encontrase con los ojos de Fuji mirándolo fijamente. No supo que decir o que hacer, esa emoción lo paralizó, y solo pudo corresponder cuando los labios de Fuji se fusionaron con los suyos en un cálido beso que duró pocos segundos.

El pelirrojo aún se encontraba acorralado entre las ventanas y Fuji y estaba en conflicto interno por el beso que minutos antes había tenido lugar, ahora ya nada le importaba, se sentía feliz así, con él...

-¿Por qué lo hiciste? –cuestionó Eiji sin poder ocultar sus sentimientos

-Porque hace tiempo que lo quería, porque desde hace dos años me he estado guardando mis sentimientos y ya no puedo más. Tengo que decir lo que siento. Yo... te... ¡Te amo! Eiji, te amo, te necesito... –y calló al ver la expresión del pelirrojo, parecía sorprendido y asustado

-Perdón, se que nunca debí de habértelo dicho, no te culpo si ahora te quieres alejar de mí, prefiero dañarme a mi mismo a que dañarte a ti, no lo soportaría.–los brazos de Eiji lo rodearon, su rostro se recargó en su cuello y descansó unos minutos.

-Creo que no me había dado cuenta –susurró al oído del castaño-, quizás no había querido darme cuenta, pero ya no puedo seguir engañándome... Yo también te amo –y una lágrima rodó por su mejilla

-No te preocupes –las manos del castaño sujetaron sus mejillas haciendo que sus ojos se encontraran, besando sus labios suavemente en varias ocasiones y deslizando delicadamente sus manos por todo el cuerpo del pelirrojo.

-Syusuke... ¿Que haces? –decía el neko sorprendido al darse cuenta de que las inocentes caricias del castaño pasaban a unas mas atrevidas

-Lo siento. Si no lo deseas respeto tu decisión –y posó una mano en la mejilla del pelirrojo y la otra en su cabello

-No es eso. Simplemente siento que no puedo... Y sin embargo algo dentro de mí desea estar contigo

-Comprendo tu confusión.–depositó un largo y delicado beso en los labios de su acompañante- Podemos posponerlo –y se alejó un poco del cuerpo de Eiji

-No... Quiero estar contigo ahora, como si el mundo se fuera a terminar, como si fuera en este instante y nunca más. –Tomó a Fuji por la cintura, lo atrajo hacia él y lo besó apasionadamente, sus manos comenzaron a recorrer lentamente el esbelto cuerpo del prodigio despojándolo del uniforme y dejándolo solamente en ropa interior.

El castaño gemía suavemente al sentir a su amado tan cerca, acariciaba su cuerpo, luego le quitó la ropa lentamente, lo llevó hacia el escritorio usado por los profesores y lo colocó suavemente metiéndose entre sus piernas, seguía besando sus labios, quería sentir su sabor durante mas tiempo.

Eiji solo se dejaba llevar, estaba siendo guiado por él, nada mas importaba, sintió como el castaño bajaba por su cuello, continuaba por su pecho, le besaba delicadamente los pezones y seguía bajando, se detuvo en su ombligo y comenzó a jugar con él, instantes después lo despojó de la ropa interior y bajó hasta el ya erecto miembro, lo lamió y lo metió en su boca, acto que hizo que el pelirrojo soltara excitantes gemidos.

Syusuke continuaba en su labor y, cuando sintió que Eiji ya no aguantaría mas, paró en seco y subió hasta sus labios. Con su lengua separó los suaves labios y la introdujo suavemente, ahora sus lenguas jugaban juntas, y ambos pensaron que habían encontrado la felicidad.

Pero las cosas no pararon ahí, los dos sabían que tenían que terminar. Syusuke se despojó de la ropa interior, se metió entre las piernas de Eiji y colocó su miembro en la entrada del pelirrojo. Éste solo cerro los ojos muy fuerte y sus manos se sujetaron de los extremos del escritorio, el castaño le dio un tranquilizador beso y prosiguió, entró en él de la manera mas delicada que le fue posible. El pelirrojo –a pesar de la delicadeza- dio un gemido de dolor, lo cual hizo que Syusuke se preocupara, pero el pelirrojo solo asintió en señal de que continuara. El dolor se convirtió en placer después de unos minutos, ambos chicos estaban muy agitados y llegaron juntos al clímax..

Syusuke, muy lentamente salió del cuerpo del agotado pero satisfecho pelirrojo y lo besó de una manera muy tierna, luego se dispuso a vestirse, Eiji hizo lo mismo y al cabo de unos minutos estaban listos para partir a sus respectivos hogares, pues la lluvia ya había parado.

-¿Syusuke? –llamó el pelirrojo tímidamente

-¿Qué pasa?

-¿Ya nos vamos a casa?

-Ya pasó la lluvia, creo que ya nos podemos ir. Además ya es tarde, nos pueden llamar la atención en nuestros hogares.

-Pero... –su rostro entristeció un poco, algo extraño en él

-¿Qué pasa? –cuestionó el tensai lleno de preocupación

-Eso... ¿Fue todo?

-¿A que te refieres?

-Para ti... ¿No significó nada? –dijo el neko a punto de romper en llanto mientras sus manos sujetaban con fuerza su ropa.

-Eiji ya te dije que te amo –acercándose al pelirrojo y besándolo suavemente- Te amo, esto es serio.

-Entonces¿vamos a ser novios?

-Claro.

-Dímelo entonces –pidió el pelirrojo mientras abrazaba al tensai y le daba pequeños besos en el rostro.

-Mmmm, está bien. Eiji¿quieres ser mi novio?

-¡Syusuke¡Claro que si, nya!

-Bien, vámonos a casa.

-¡Siiii!

Y salen del oscuro salón, dejando atrás esa primera noche de pasión. Iban tomados de las manos, demostrando con ello su enorme felicidad y amor.

FIN

Espero les guste. Esta historia ya la había subido, pero la modifiqué un poco, además no me gusta mucho hacer oneshots.

Creo que solo voy a llegar a las 10 historias...

Dejen comentarios. Se aceptan sugerencias y pueden pedir que tipo de historia (sobre la Dream pair, claro) quieren que haga.

Nos vemos.