Otra oportunidad

--

Resumen:
- ¡Malditos, estupidos e inconscientes ángeles asquerosamente celestiales¿¡En que rayos estaban pensando cuando decidieron hacerlo¿¡Por que nadie los detuvo!? – grito el joven…
Harry muerte, o eso se supone, los ángeles deciden darle la vida nuevamente para que termine con su labor… pero ¿quien dijo que el les haría caso¿Pareja? no pregunten, ando algo mal últimamente… la inspiración se escapa entre mis dedos sin poder evitarlo…

Disclaimer:
Todos o casi todos los personajes son de Rowling y hago esto solo por diversión, ojalá ganara algo por escribir, pero lamentablemente es solo un pasatiempo.

--

1. Lo que ellos decidieron…

¿Por qué?

¿Por qué el destino era tan injusto?

No, el destino no, los ángeles… ellos eran los injustos, los que hacían solo lo que les convenía hacer "para salvar a la humanidad".

Oh, si, por que la gran creación de dios no puede salvarse sola…

Y ahí estaba él, metido en medio de todo, como siempre¿y quien terminaba mal? Él,… como siempre.

- Entonces, Harry Potter¿lo has comprendido? – pregunto una voz celestial, asquerosamente celestial. No podía ver de donde provenía pero si saber que era celestial, de algún ángel o algo similar. Era una voz tan tranquila, tan apacible y dulce, que ahora mismo le daban ganas de vomitar, ahora que sabía que esa voz aparentemente dulce era la que lo estaba mandando de vuelta.

- Si, señor. – musito el con desgana en un susurro casi inaudible. Le costaba horrores hablar sin comenzar a gritar, o llorar, o reír por la ironía de lo que sucedía, tal vez incluso saldría de sus labios un Avada y se lo tiraría al dichoso angelito tan asquerosamente celestial que lo estaba mandando de vuelta. De vuelta a todo ese martirio, a la guerra, a la destrucción, a las muertes, a las matanzas, a fingir algo que no quería ser, a la batalla interna constante acerca de si suicidarse o seguir luchando por una causa en la que no creía… a tantas cosas.

- Suerte, Harry Potter, que Dios te bendiga, te ayude y te proteja. – dijo la voz "asquerosamente" celestial, antes de que él fuera engullido por una columna de fuego blanco, como todo lo que estaba alrededor, y desaparecer de allí.

Despertó, encontrándose en una habitación blanca, por un momento creyó que los ángeles habían cambiado de opinión, pero entonces diviso las camillas, descubriendo que se encontraba en la enfermería de Hogwarts, esa que conocía tan bien.

Sentado en un sofá a su lado se encontraba Dumbledore mirando por la ventana y del otro lado estaban sentados Ron y Hermione, durmiendo.

Se abstuvo de bufar molesto, desde hacía bastante que ya no consideraba a Ronald y a Hermione sus amigos, a decir verdad, ya no consideraba a nadie su amigo o amiga. Y la confianza ciega hacía Dumbledore… mejor ni decir en donde se encontraba.

- Harry, me alegro de que despertaras. – dijo Dumbledore, rompiendo el hilo de sus pensamientos.

Se mordió el labio por dentro, sin dejar que su cara mostrara ningún cambio. Recuerdos de lo que había sucedido antes de la reunión con los ángeles le llegaban a raudales… el estaba a punto de entrar en su casa cuando un gran, GRAN grupo de mortifagos salio de la nada y, por mas que mato unos cuantos, no logro sobrevivir. Después se había encontrado en una habitación gris, completamente gris, ahí se encontró con un ángel, bueno, un ángel con alas negras. El ángel no dijo nada, solo lo miro a los ojos y reviso toda su vida burlando las gruesas paredes que había construido gracias a varias clases de oclumancia, y al momento siguiente, se encontraba en aquella habitación blanca con los otros ángeles amargarlos y rebuscados diciéndole que volvería a la vida.

Una gran ira apareció dentro de si, pero nuevamente se negó a mostrar cambio alguno en su rostro, era… era… era increíblemente injusto que los "angelitos" lo mandaran de vuelta a este tormento. Injusto no, inmoral.

Hizo a un lado todos esos pensamientos depresivos y se concentro en su problema actual, estaba rodeado de idiotas creídos e ilusos. Por que había que ser verdaderamente iluso para creer que el seguiría luchando, ellos eran ilusos, tal y como los inútiles "angelitos".

- Yo también me alegro de ello, Director. – dijo con voz ronca, como si hubiera pasado mucho tiempo desde la ultima vez que la utilizo.

- Oh, Harry, hace dos años terminaste Hogwarts, no es necesario que me digas profesor. – dijo Dumbledore con falso tono de reproche y desbordando amabilidad por cada uno de sus poros.

- Lo lamento, es difícil olvidar las viejas costumbres. – dijo Harry bajando la mirada, fingidamente avergonzado, mientras que por dentro solo buscaba una manera de salir de allí.

Los ángeles le dieron otra "oportunidad" por ponerlo de algún modo y el lo iba a aprovechar, disfrutaría su vida y si magos o muggles… pues era su problema, ninguno era un inocente corderito que no podía defenderse, no eran completamente inútiles, algo debían de poder hacer, pero él no iba a encontrar ese algo, él se iba a ir, alrededor del mundo y disfrutaría de TODO lo que pudiera, hasta que fuera Voldemort en persona y lo matara.

- ¿Como te sientes, Harry? – le pregunto Dumbledore, volviéndolo a sacar de sus pensamientos.

- Bien, Director, mejor que nunca. – dijo sonriendo abiertamente, desafiaba a cualquiera a que fuera a decirle que era un mal actor.

Dumbledore sonrió a su vez, feliz por ver que se encontraba en perfectas condiciones.

- De todos modos llamare a Poppy para que revise que verdaderamente no estas en peligro de muerte. – dijo en anciano mago parándose de su cómodo sofá, por que no se había quedado en una de esas incomodas sillas, o no, el la transformó en un gran y cómodo sofá. – Oh, pero antes voy a mandar a este par a sus dormitorios. – dijo con algo de diversión mirando a sus "amigos". Con un simple movimiento de varita hizo elevar ambos cuerpos y salio de la enfermería.

- Genial. – musito Harry mirando para todos lados hasta que finalmente diviso su varita apoyada sobre una mesa al lado de varias pociones. Extendió su mano hacía ella y la varita voló directamente hacía él.

Una vez que tuvo la varita entre sus dedos se concentro y con un simple movimiento de ella la ropa llena de sangre que tenía, por que ni se habían molestado en cambiársela, quedo como nueva.

Otro movimiento de varita y se hizo invisible.

- Genial, ahora a salir de aquí.

--

Notas de la loca y desquiciada de su autora, Karlita Ate:

Holas gente, como andan? Yo ando un poco mal, como dije, mi inspiración se escapa entre mis dedos sin poder hacer nada para retenerla U.Ú Espero que eso pase pronto ¬.¬

Bye, beshos, nos leemos…