Capitulo I

Como estáis amigos, no soy una gran escritora pero vos les quiero contar la historia de mi vida, ¿Por qué? Bueno vos mismo los jugáis yo os no me meteré en tu juicio solo pido que me comprendan y entiendan el porque soy así.

Viaje en mis memorias, vamos a nuestra primera fase "España" lugar donde la pasión se desborda, esa es mi tierra natal, tierra de las naciones y de las culturas, yo nací en la ciudad de Alcalá de Henares, en la comunidad del Madrid, en ese entonces no era como ahora, no vos creéis que las riquezas nos abrumaban, yo era muy feliz pero nada es eterno en el mundo y que creéis yo recibí aquella lección.

Desde que tengo memoria recuerdo haber sido una niña feliz, mis cabellos azabaches negros como la noche, delgada y por decirlo era de rasgos finos, mi piel morena, digna belleza de mi patria. Desde que cumplí mis cuatro años me dedique al arte del baile, un orgullo de mi país; el flamenco, mis pies se movían al toque de la música, era la diosa del baile, me afamaban y aplaudían, algunas veces me torcí el tobillo, o me salían ampollas, pero la pasión la llevaba en las venas y a pesar de ser una niña despertaba pasiones y lujurias en el publico.

Aquellos días, yo creía que mi felicidad seria eterna, bailes , danzas, caballeros y riquezas, vivía como una princesa de la nobleza, pero mi felicidad se termino, tenia yo siete años el día en que mis padres me abandonaron, trágicamente mi dios me los quito, su muerte fue un golpe que me destruyo tanto emocional y físicamente, fue un trece junio como olvidarlo, mis destino y mis esperanzas fueron decididas aquel día, mis pies que danzaban como la mejor bailarina perdieron su gracia y con mi corazón roto abandone mi sueño.

Bajo la tutela de un hermano de mi padre, el señor Antonio de la Vega me educo solo durante un escaso tiempo de dos años, cuando me dejo a la merced de aquel dios, vos digo que jamás en mi mente había creído en ellos, pero cuando vi el profundo color azul pálido de sus ojos, supe que mi vida desde ese momento le pertenecía.

Recuerdo que yo vivía en una pequeña cabaña, la chimenea de piedra lisa como olvidar su textura, mi tío me enseño las maravillas del mundo, el sabia que yo estaría con el unos escasos años, aun así me brindo un apoyo, no he de decir que fue el mas considerado pues aun bajo mi piel morena arde las palizas que me daba. Me enseño la sencillez del mundo y el difícil camino de la vida.

Vos sabéis que es la vida, pues mi tío me enseño diferentes conceptos sobre que es, de diferentes autores, de diferentes filósofos, el quería que yo aprendiera a defenderme a usar hasta el ultimo recurso para lograr mis ambiciones, día tras día me levantaba a las cinco de la madrugada y realizaba un entrenamiento, alzar pesas, correr kilómetros, nadar metros, en fin un mar sin fin de cosas, pero no solo físicamente, mi tío agoto todos sus recursos para brindarme la mejor educación, mis notas no debían ni ser medias ni buenas debían de ser excelentes, pues el decía que la mejor mujer es aquella que es tanto hermosa como inteligente, no perder la fineza de una dama y la valentía de una guerrera. Recuerdo esos años como si hubieran pasado ayer, hoy ya no es igual, ya no soy una niña que se escondida bajo la falda de su madre cuando la querían obligar a hacer algo, no, ahora soy una mujer aunque tenga solo 17 años.

Vos no se confundáis, que aquí estáis yo para explicar, mis padres abandonaron este mundo cuando yo apenas y contaba mis siete y medio, ¿no creéis que era pequeña? La vida es cruel cuando se lo propone, y como ya te conté quede bajo la tutela de mi tío, un gran hombre que me otorgo su apellido, pero nada es eterno y mis desgracias aumentaron.

En un 21 de agosto dos años después de mi perdida, el mensajero llego a mi casita, la carta era para mi tío, recuerdo que cuando la leyó, su rostro trigueño se ensombreció, fue como si la muerte lo hubiera citado; la tristeza y la desesperación reflejados en sus ojos negros, pude observar la desilusión y fue ahí cuando me envió esa mirada, yo sabia que algo andaba mal en sus rumbos, el solo me hizo hacer mis maletas y en menos de dos horas yo ya no volvería a saber de Antonio de la Vega.

Ahora con mis nueve y medio vagaba por este mundo, vamos no asustéis, no crean que me abandonaron a mi suerte, no, mi tío hizo una ultima cosa por mi, me envió a Grecia, esparta, allí entrene hasta que mis piernas no daban pero lo importante es que ahí conocí a un dios, yo creía que solo había un papadios pero descubrí que son mas de diez, que sorpresas te da la vida.

Y fue ahí en Grecia donde conocí a primer amor; era un gran mozo de grandes y profundos ojos marrones, un bailarín, juntos nos perdimos en el ritmo del amor y así es como todo comenzó.

Su nombre era Rafael, lindo nombre ¿no? Me hechizo cuando lo conocí, que atracción mía hacia los bailarines, pero es que ese hombre sacaba de mi lo que permanecía mas oculto, junto a el mis pies volvieron a danzar, aunque aun no se despertaba en mi la pasión que dormía; no piensen mal, aunque amaba mucho a mi Rafael sus manos no se deslizaron por mi vestido, no, yo nunca fui de el. Pero he decir que ganas no me faltaban, Rafael era un hombre respetuoso, juntos juramos hacernos los reconocidos en el mundo, yo quien ahora entrenaba bajo el servicio de un dios prometí ser la mejor.

Pero los años pasan con una rapidez que aun me sorprende, Rafael y yo bailamos al compás y he de decir que nos hicimos famosos, pero yo era una guerrera no una bailarina, y mi dios me hizo despedir de aquel hombre, recuerdo que llore hasta que mis ojos ya no daban mas, las lagrimas saladas me derrumbaron, ¿quisieras saber quien era ese dios? Su nombre era Apolo, y aunque me arranco la viveza de mi mundo yo lo doy gracias porque me enseño a ser una mujer dura, y que creéis nuevamente fui trasladada, pero ahora contaba con 14 años.

Miedo, ese era el sentimiento que brillaba en mi cuerpo, no tenia ganas de bailar y aquella flama que Rafael encendió en mi muy pronto se apago, ¿Queréis saber donde estaba? Bien amigos mi papadios Apolo me envió con Hades, dios del inframundo.

España, Gracias, el inframundo, vaya que estaba haciendo un recorrido, sabéis que fue lo que me enseñaron primero, fue la muerte, mi nuevo dios era el rey de los muertos, y según lo que ellos me decían yo seria su futuro espectro.

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Es extraño hoy veinte de Enero, en mi décimo séptimo (17) cumpleaños todos estos pensamientos vienen a mi mente, quizás sea a que me estoy poniendo mas vieja, aunque he decir que si es por la edad yo me veo joven, pero en todo caso no puedo evitar que estos pensamientos vengan a mi mente, recuerdo aquella frase que leí en uno de los viejos libros de mi tío decía que "La vida es larga cuando es miserable, pero breve cuando es feliz" su autor Publio Siro. He de decir que ahora se porque mi vida es larga.

Hace once años que no he vuelto a ver ningún pariente, ninguna sonrisa conocida pero que digo, nadie ha de conocer mi existencia no bajo el peso de la persona que soy.

Nuestro Dios de la muertos, soy su guerrera desde mis catorce años, al igual que los demás dioses el también posee guerreros fuertes y me promueve un profundo orgullo saber que yo estoy entre su estirpe, soy junto a mis compañeros los mas fieles a el, no importa que pase no dudaría ni un solo segundo en dar mi vida por el, dar mi sangre, perderlo todo solo por él, porque eso somos guerreros que dan la vida por sus dioses, ¿serráis eso? Vosotros solo sois títeres que se mueven bajo la tutela de los dioses…

Suena irónico hablar de muerte, porque a decir verdad somos parte de ella, espectros que viajan por el mundo reclamando almas para nuestro hades, atravesar el averno se es una costumbre, ¿Queréis saber cuál es mi nombre? ¿Quién sois? Muy simple sois un alma mas, recopilada por el mismo hades para ser su guerrera, ser un espectro mas, una mas…

Viajo al mundo atravieso el averno y llego al legado de la diosa Atena, muy sencillo mi trabajo, viajo en donde las almas se apagan, camino y las recojo para guiarlas yotmuso, para que atraviesen el puente de la muerte.

Sois una de vuestras ángeles para el, un ángel de la muerte claro estáis, soy conocida como una guerrera fría y sin sentimientos, no dudo en poner a mi oponente en su lugar, claro si este se atrevéis a retarme a un duelo, muchos creen que es por mi naturaleza pero yo lo se a la perfección yo nunca fui así, tuve que aprender a comportarme a ser una mujer refinada, calculadora, asesina y cual ser vil se atraviese por la mente.

El amor es un sentimiento que no se me da, no para mí, el amor no existe, soy una demonia, que asecha las almas de los inútiles humanos, solo eso.

Mis días de bailarina quedaron atrás, ya no soy la diosa del baile, no, ahora soy la muerte, una mensajera mas, ahora entendéis un poco mi vida, ella gira entorno a vuestros dioses, por fin después de largos años entiendo que era esa carta para mi difunto tío.

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En la lobreguez de aquel manto que nos cubría, recuerdo que mi papadios me llamo, sus ojos que me hicieron suya la primera vez que pise estas tierras me miraron con la intensidad de un volcán a punto de estallar, él me dio a entender que algo pasaba, sus cabellos negros con un fino toque a púrpura eran como finas hebras, el era tan imponente que no me importaba lo que me hiciera si era su deseo yo con todo gusto lo aceptaría.

¿Queréis saber que me dijo? Entonces continúa leyendo que ya casi llegamos al punto de mi vida.

Me dijo que tenia que salir, un viaje con para el soberano Júpiter, problemas que para una simple mortal como yo no debía de saber, me dijo que dejaría a alguien de su confianza a cargo del inframundo, y entonces ¿para que me llamáis? Cuestione, me indico que no quería que estuviese aquí, no si el no estaba, pero ¿que ocurre? -Eres mi protegida- esa frase resonó en mi mente como la noticia que recibí el día trece de junio el que mis padres habían muerto, en pocos palabras quede en shock, ¿su protegida? Escuche bien… El soberano hades me había elegido como su protegida… Debía de ser un sueño, aun así al ver a su esposa persefone supe que era la mismísima verdad.

No me queréis aquí, no queréis que en un descuido un humano o cualquier espectro me tocara, no, el me quería virgen para el solo, quería que yo viviera como su esclava hasta que los días de mi juventud acabasen y la fúnebre muerte me cubriera con su manto, si es que no estaba cubierta ya por ella. Solo de el.

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La despedida fue difícil, se que mi naturaleza debía de ser fría y calculadora, pero no pude evitar que lagrimas saladas bajaran por mis mejillas sonrojadas de tanto llorar, como de repente iba a abandonar el sitio donde gane mi armadura, seria difícil, lo sabia pero debía de obedecer a mi dios, si el deseaba verme fuera de el inframundo yo con el corazón partido y sin alma me marcharía, desapareciendo todo atrás, no mirando a atrás.

Y llegue a Asgard tierra de hielo, tierra donde ya nunca mas vería el sol, o por lo menos eso yo creía, mi entrenamiento comenzó.

Es increíble las vueltas que te da el destino, aun no comprendo las decisiones de mi papadios, yo una chavalita que se había criado en España y Grecia ahora vivirá en Asgard, y fue difícil porque yo acostumbrada a temperaturas de 50ºC Ahora estaría bajo 20ºC. ¡Mama mía ayúdame!

El frío aire se colaba por mis huesos, y los dejaba totalmente entumidos, el frió era aterrador y no solo aquello les llego a mis maestras, porque eran mujeres, vosotras me dieron la peor ropa, no tenia ni bufanda ni un abrigo, tenia una fina camisa de seda blanca y un pequeño short azul de jean, ¿Qué les pasáis? ¿Me queréis matar de frió? Vos estáis locas ¿Por qué me vestís de esta forma en este lugar donde el frío de buenas no me mataba? Yo se que soy la muerte pero no vos paséis de mi, que después de todo humana sigo siendo.

Maldije mi existencia, y me pregunte si mi papadios Hades sabia que me pasaba esto, estaba rodeada de meras mujeres, todas con un toque que me asfixiaba quizás era su perfume, no lo se, pero era la forma en que esas mujeres se vestían, creían que estábamos en verano, llevaban siempre falda ¡Somos guerreras no amas de casa! Aun así debía soportar, había una en especial que me daba nauseas, su cabello… era rubia claro, siempre llevaba un vestido puesto y me regaña por todo, ¡Ahí no me entrenaban! Solo me enseñaban a ser señorita bonita, a ser niña estupida! Mi cabello resaltaba con todas esas mujeres, ya que mi cabellos eran negros petróleos, finos y lisos hasta la cintura, no era por presumir pero mi cabellera era envidiable, pero ahí estaba de nuevo esa mujer, se llamaba Maive y siempre, pero siempre me fastidiaba diciendo: puedes pintarte el cabello el negro no te luce…. ¿Cómo se atrevéis a criticar mi hermosa cabellera? ¡Era la gota que derramo el vaso! Dispuesta a irme tome mis cosas, y aliste mis maletas! Pero fue mi sorpresa creí que eran solo mujeres estupidas que no sabían que era un combate cuerpo a cuerpo, ¡Que equivocada! La paliza que me dieron por intentar fugarme nunca pero nunca la olvidare, mas fuertes que las de mi padre, mas fuerte que las de mi tío, y mucho mas fuertes que las de mi maestro. Me marcaron para la vida. Hice lo que me ordenaron a regañazos pero lo hice y además me ensañaron un arte que no conocía, me enseñaron a ser una dama de grandes modales y por supuesto una gran guerrera. Creo que parecía una geisha

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