Resumen: Reino Unido era muy bueno criticando, pero pocas veces daba alguna idea o solución.

Advertencia: Violencia hacia Estados Unidos(?)

Nota: Hetalia no es mío sino de Himaruya. Hasta hora, esta historia es mi favorita de toda la tabla.


Reino Unido odiaba ser llamado viejo, ¡todavía era joven! Sin embargo, solía hablar como uno casi todo el tiempo. A menos que estuviera con naciones mayores que él, entonces salía su vena punk.

El británico también era conocido por su lengua extremadamente filosa y sus críticas duras y sin tacto. Pura y cruda realidad, o a veces mentiras, pero en todo caso seguían siendo crueles. Y todos los países, tanto aliados como enemigos, habían sido victimas de su lengua, y no de la manera en que a Francia le gustaba.

De todos, era Estados Unidos quien mejor se lo tomaba.

—Inglaterra sólo sabe hablar —decía con toda confianza la nación más joven, ignorando los insultos y las miradas furiosas que eran dirigidas hacia su persona.

Y era cierto. En cuanto Estados Unidos se había vuelto más fuerte, Reino Unido se había vuelto un holgazán, pero Alfred jamás lo diría en voz alta. No de esa manera al menos, le gustaba demasiado su territorio como para arriesgarse a la furia del británico. De todas formas, Arthur sólo sabía preocuparse de la crisis, del calentamiento global, de esto y aquello; y culparlo, culpar a Estados Unidos era otra cosa que Arthur podía hacer muy bien.

— ¡Es tu culpa! —le gritaba, antes de jalarle una oreja y pedirle paciencia a Dios.

Y Arthur le daría un sermón de horas, donde lo culpaba de todos los problemas mundiales. Alfred lo escucharía, tratando de liberarse mientras refunfuñaba por lo bajo. Reino Unido siempre se preocupaba por todo, pero desde hace muchos años había dejado de buscar soluciones.