—Mari, Mari... —llamó— ¡Ven, ven! Emma... —hizo una pausa al no caber del asombro— Tienes que escucharla.
Marinette dejo de amasar y limpiándose las manos con un trapo se dirigió a pasos rápidos a donde estaba su hija, que era los brazos de Adrien.
— ¿Qué dijo? —preguntó con curiosidad.
—Algo increíble... ¡Te va a encantar!
—¿Qué cosa? —preguntó al ver que su esposo no le decía y como miraba a Emma esperaba que lo vuelva a repetir, cosa que no sucedió.
—¡Ha ronroneado! —Marinette se congeló en el lugar. Estática y creyendo que oyó mal.
—¿Que ella qué? —parpadeando.
—Mi linda gatita... ¡Ha ronroneado!
—¿Qué? ¿Qué? ¿Cómo que ha ronroneado?
—¿Lo puedes creer? —expreso con emoción como extremadamente feliz y orgulloso.
—Noo —Negó rápidamente— Eso es extraño, imposible... ¿Qué me estás diciendo? ¡No es un gato para que ronronee!
—Pero es la hija de un gato.
—¡Eso no tiene sentido! —exclamó al borde del colapso, mucho más cuando Emma emite un peculiar y familiar sonido (Purr Purr) ¡Había ronroneado!— ¡Yo no tuve sexo con un gato!
Adrien abrió la boca con sorpresa mientras tapaba las orejas de su inocente niña.
—Eso no se dice enfrente de una niña —dijo con reproche a Marinette, quien sonreía divertido por la situación que se había generado.
—Yo no lo hice con un gato —refutó, sus mejillas rojas por lo que estaba sucediendo con su dulce hija.
—Pero si con Chat Noir.
Marinette se ruborizo más fuerte ante lo que sugería.
—¿Tú crees q-que...? —su voz temblaba— ¿E-es por eso?
—Si... no estas segura ¿Por qué no lo intentamos de nuevo? Tú no serás la única que me deje marcas de garras.
—¡Te creo! —exclamó con nervios, rechazándolo por reflejo ya que él, aún podía derretirla como chocolate, mucho más cuando miraba esos hermosos y seductores ojos verdes que provocaban que se sonroje como si fuera una adolescente.
Adrien rió por como la había puesto, Emma también y cuando lo hizo, su risa era adorable como su ronroneo... Purr Purr
