Disclaimer: los personajes no me pertenecen, son propiedad de Stephanie Mayer

Hola a todos, aqui estoy con una nueva historia. Si bien esta en la categoría de Edward y Bella, por algunos capitulos será Emmett y Bella. Esta pareja me gusta mucho así que denle una oportunida, luego ya será Eddi y Bells.

Si no me conocen tengo otras dos historias más que los invito a conocer.. entren a mi perfil y leanlas =)

Un beso grande

*Lucia991*

Haganme saber su opinión.. si?


I

VERANO

-Hija despierta, vas a llegar tarde otra vez –Grito mi mamá desde la cocina –No pienso volver a firmar una amonestación...

-Ya voy mamá... –Le contesté.

Miré el despertador, eran las siete. Si no me apuraba llegaría tarde al instituto, otra vez. Fui al baño y me di una ducha rápida. Me coloqué el uniforme y baje a desayunar. Mi mamá ya se estaba preparando para ir a su trabajo.

-Bella cariño, no te demores mucho... no quiero que el director me cite otra vez, le prometí que acomodaríamos nuestros horarios –Me dio un beso y salió corriendo cuando escuchó el auto de su compañera de trabajo –Hoy vuelvo tarde... llámame al celular cualquier cosa.

Terminé de desayunar, lavé rápidamente los platos y salí a esperar el autobús. Como siempre en este pueblo, llovía. Y como siempre hacia yo, me había olvidado el pilotín. Iba a volver a mi casa por él, pero justo apareció el colectivo.

Una vez que estuve sentada, saqué mi celular y llamé a mi novio.

-Hola mi vida –Me dijo apenas atendió -¿Ya estas en el cole?

-Si, cielo... creo que hoy por fin llegaré temprano –Ambos nos reímos.

-Entonces te espero en la puerta... te amo Bells –Siempre era tan dulce.

-Yo también Emm... nos vemos luego.

Corté y me puse a escuchar música con mi mp3. Estaba tan distraída que casi me paso de la parada, por suerte el chofer ya me conocía y me avisó.

Apenas bajé vi a mi novio esperándome en la puerta del instituto. Le sonreí y corrí a encontrarme con él. Por supuesto me caí, pero no me importaba... quería estar entre sus brazos.

Nos saludamos con un beso bastante apasionado, totalmente propio de nosotros. Nunca creí ser capaz de ser así, tan abierta, pero Emmett si lo era. Y con él me olvidaba de las inhibiciones.

-Señorita Swan, Cullen... guarden algo para la intimidad –Nos dijo un profesor cuando pasó por nuestro lado.

Ambos nos reímos y caminamos juntos hacia el interior de la escuela. Era el primer día en semanas que llegaba temprano, así que no sabía qué hacer. Emmett me acompañó a mi salón y se fue al suyo.

No estábamos en las mismas clases porque Emmett era un año mayor, él iba a tercer año y yo a segundo. Nos habíamos conocido hace un cinco años, cuando mi familia se mudó a Forks, y nos habíamos hecho mejores amigos. De esa clase de amigos que se cuenta todo y que hacen todo juntos.

Fue así que nuestra amistad se convirtió en algo más... pasábamos tanto tiempo juntos que al final nuestros sentimientos evolucionaron. Dejamos de ser simples amigos para ser novios.

-Señorita Swan -¿Qué tenían hoy los profesores con mi apellido? - ¿Hizo la tarea? –Ups..

-Lo siento... me olvidé –Era la verdad... – La puedo hacer para mañana si quiere.

-La idea era que la haga para hoy... quédese luego de clases, quiero hablar con usted. –Genial, más problemas...

Intenté prestar atención al resto de la clase y participar en ella, no quería tener problemas. Quería recuperar el ritmo y ser la excelente alumna que había sido antes de...

Faltaban diez minutos para que finalizara la clase, ya me imaginaba que era lo que me iba a decir el profesor, seguro terminaría citando a mi madre. ¿Es que no entendían lo ocupada que estaba? Tendría que convencerlo de que no era necesario llamarla.

El timbre sonó, recogí mis útiles y me dirigí al escritorio del profesor. Me hizo gesto de que tomara asiento y esperé a que terminara de acomodar unos papeles.

-Dígame... ¿cómo van las cosas en casa? –Ok, eso no me lo esperaba.

-Bien –mentí.

-Por favor Isabella, debe ser difícil adecuarse a los cambios... –Por supuesto que lo era –No se preocupe, no voy a llamar a su madre, imagino que estará muy atareada, pero si le exigiré mayor compromiso con mi clase.

-Gracias, no se preocupe... tendré listo el trabajo para mañana –Le aseguré –Él asintió y me dio permiso para retirarme.

Me quedé pensando en lo que había dicho el Sr. Finn. Él estaba al tanto de todo, en realidad todos estaban al tanto. En un pueblo tan chico como este nada se les escapa a la gente.

Y el fallecimiento del jefe de policía, quien resultaba ser mi padre, en pleno servicio, no era la excepción. Eso había ocurrido hacía ya dos meses, pero para mí había sido ayer. Aún lloraba todas las noches y dudaba que algún día lo dejara de hacer.

Mi madre, que hasta ese momento era solo un ama de casa, había tenido que empezar a trabajar. Nuestro mundo se dio vueltas y nos dejó en medio de un terremoto. Al cual todavía no nos acostumbrábamos.

No era fácil llegar temprano a clases cuando tenías que tomar el colectivo, antes era mi papá el que me llevaba. Tampoco era sencillo acordarse de los deberes cuando tenías que limpiar la casa, no me quejaba, no. Era lo menos que podía hacer... Reneé ya no estaba en casa para hacer los quehaceres y yo no quería que llegara de trabajar y se tuviera que poner a limpiar.

Era mi forma de agradecerle y de ayudarla. Ella sufría tanto como yo la muerte de mi padre. Él había sido su compañero de vida, y ahora ya no estaba. El solo pensar en esas cosas me hacía llorar, y ahí estaba en un corredor de la escuela llorando.

-Bells... ya no llores –Emmett había aparecido de la nada y me estaba abrazando –Te amo.

-Yo también te amo... ahora tengo que ir a mi próxima clase o me castigan –Lo besé lo más que pude hasta que sonó la campana.

-¿Quieres venir a mi casa después de la escuela? –Me preguntó mientras me alejaba.

Le grité que si y me metí a mi próxima clases. El resto de la mañana fue densa y aburrida, pero me las arreglé bastante bien para prestar atención y anotar todos los deberes, así no podría olvidarme.

Cuando salí de mi última clase Emmett me estaba esperando recostado sobre la pared. Saludé a Angela, una amiga, y me fui a su encuentro. Otra vez perdimos el control de nuestro beso, pero por suerte el que nos llamó la atención no fue un profesor.

-Por favor, un poco de respeto –Dijo Jasper, el mejor amigo de Emmett -¿Escucharon alguna vez la palabra intimidad?

-Creo que si, pero tu amigo no entiende el concepto –Le contesté –Es él el que me provoca.

-No veo que te resistas –Me susurró Emm.

Nos despedimos de Jasper y fuimos al estacionamiento del instituto, donde se encontraba el auto de mi novio. Si se podía llamar auto al enorme Jeep que tenía. Me ayudó a subir, ya que con mi falta de habilidad, no podía hacerlo sin caerme.

Su casa quedaba a las afueras del pueblo, por lo que era un camino largo. Durante el viaje, me contó cómo le había ido en clases. Nos reímos un poco sobre las payasadas que había hecho, hasta que llegamos a su casa.

Nos salió a recibir Esme, su madre, con la cual me llevaba de maravillas. Entramos los tres juntos a la gran mansión que ellos llamaban hogar. Llamé a Reneé para avisarle donde estaba y subí con Emm a su habitación.

-Ven aquí –Se había recostado en su cama y me señalaba el lugar al lado suyo.

-¿Estas loco? Tu mamá esta abajo –Podía perder el control cuando lo estaba besando, pero no ahora que estaba a un metro de distancia.

-Si no vamos a hacer nada... –Bueno tenía un buen punto... nosotros nuca habíamos estado, y no lo haríamos así nomás.

Me recosté a su lado y nos pusimos a ver tele, claro que no vimos mucho, es más ni se en que canal estaba. Nos metimos en un mar de besos del que no salimos hasta que Esme llamó a Emmett.

Mi novio salió corriendo escaleras abajo, miré la hora y comprendí. Eran las cinco de la tarde, a esta hora llamaba Edward, su hermano mayor que vivía en Londres, con sus tíos. Yo no lo conocía, ya que cuando este entró a la secundaria se ganó una beca para ir a estudiar afuera a un prestigioso instituto.

Esperé pacientemente a que volviera Emmett, me preguntaba si algún día conocería al dichoso Edward, lo único que escuchaba de él era lo espectacular que era, lo inteligente que era, lo divertido que era, lo casanova que era... en fin Emmett no hacía más que alabarlo, lo tenía en un pedestal.

Treinta minutos más tarde mi novio apareció por la puerta. Venía con una gran sonrisa, algo normal en él cada vez que hablaba con su hermano.

-Perdón por tardar tanto –Se disculpó.

-No te preocupes, me alegro que te lleves tan bien con él –Lo besé y agregué –me gustaría conocerlo algún día.

-Lo harás, me acaba decir que pasará las vacaciones con nosotros... y yo esperaba que tú también... si quieres claro –Lo miré a los ojos, ese rostro tan infantil que yo amaba, como no querer pasar el verano junto a él.

-Claro que quiero... pero ¿y Reneé? –No podía dejar a mi madre sola tanto tiempo, no después de lo vivido este año.

-Espero que me perdones por ser atrevido, pero le pregunté si te dejaba y dijo que si, que te vendría muy bien descansar de todo y olvidar un poco... –Me sonrió y agregó –aparte dijo que no podría estar contigo ya que tiene que trabajar...

-Veo que ya lo planeaste todo... –Yo también sonreí –En ese caso, por supuesto que me encantaría ir con vos.

Nos pasamos el resto de la tarde imaginando como sería ese viaje. Estoy segura que mis ojos brillaban de la felicidad, y es que lo que había dicho mi madre era verdad. Realmente quería disfrutar un poco, relajarme. Y que mejor forma que con la persona que más amo en el mundo, mi novio.

Pese a que Esme insistió, rechacé su oferta de quedarme a cenar. Quería estar en casa cuando mi mamá llegara, y quería que todo estuviese perfecto. Además aún tenía que hacer el trabajo para la clase de literatura, junto a otros deberes.

Emmett me llevó a casa y me dijo que me pasaría a buscar al día siguiente. Entré en la casa y colgué mi bolso en el perchero, miré la campera de mi padre, estaba allí desde que había muerto. No queríamos sacarla, así era como si él estuviese en casa.

Rápidamente limpié un poco y preparé algo de comer para mi mamá y para mí. Aunque ella siempre me decía que no la esperase, yo me rehusaba a comer sin ella. Una vez terminados mis quehaceres, me fui a mi cuarto a hacer más tarea.

No me fue difícil, nunca lo había sido. Yo siempre había sido una buena alumna, el problema ahora era que no sabía manejar mis tiempos... y tal vez a veces no quería hacer la tarea. Pero en los exámenes me iba genial... por eso los profesores no me molestaban tanto.

Estaba guardando los libros en la mochila cuando escuché la puerta abrirse. Por fin llegaba mi mamá, corrí a saludarla.

-Hola mamá –Dije mientras la abrazaba -¿Cómo fue tu día?

-Muy bien Bells... ¿Por qué de tan buen humor? –Dejó sus cosas en el perchero, suspiró al ver la chaqueta de mi padre y pasó a la cocina.

-¿Es verdad lo que me dijo Emm del verano? –Tenía que asegurarme, mi novio solía hacer muchas bromas.

-Por supuesto... igual aún falta un mes de clases, y quiero que te concentres en tus estudios –Sonreí encantada, y ella me respondió... se veía tan linda cuando sonreía... algo que últimamente no hacía.

Comimos el arroz con pollo que había hecho y charlamos sobre el instituto, obviamente no le conté la semi-reprimenda que me había dado el Sr. Finn, pero le aseguré que había llegado a tiempo.

Lavé los platos, me di una ducha y me fui a dormir. Una vez que estuve en la cama no pude evitar sonreír al pensar en el verano que pasaría con Emmett, mi mejor amigo y mi novio.