Se trataba de un día bastante frío, aunque por lo que se sabía aquel lugar de Midgard siempre se encontraba en ese clima durante gran parte del año.
La morena, como tantas otras mañanas desde que habían llegado a esa nueva "tierra prometida", se despertó por la ausencia de calor en su lecho. Para Valquiria, todavía le era muy complicado adaptarse a aquella nueva vida en aquel mundo. Naturalmente, el clima tampoco era lo más prioritario a juzgar por cómo se le daba siempre el resto del día: Ducharse, vestirse, comer algo rápido y prepararse mental y físicamente para toda una jornada en la que sería la responsable de vigilar y administrar las construcciones de los siguientes hogares, controlar los puestos de guardia de esa jornada, regular las raciones de comida, organizar los grupos de pescadores y recolectores y; por supuesto, tener que rogarles a esos egoístas gobiernos humanos la ayuda y apoyo de materiales, comida y mano de obra a través de una sencilla llamada que en lo usual se acababa prolongando horas y horas…
Sí, un auténtico paraíso aquella "Nueva Asgard"… Nada que reprocharle a la original con sus puente del arcoíris, su ciudadela dorada, su magia Aesir y sus enormes salones con salas de alabastro.
La guerrera se avergonzaba de pensar en ciertas ocasiones de esa manera. Solía pensar que solo lo hacía en aquellos momentos en que la presión le podía y no era capaz de resistir más frustración dentro de su ser. Todo era demasiado a veces…
No le podían fallar la fe o las fuerzas. Estaban vivos, y eso era lo que le importaba. Tenían un nuevo hogar, se tenían los unos a los otros, estaban a salvo. No podía permitir que el resto de asgardianos la viera así. Destruida y rendida.
Ya era suficiente con que el propio rey se viera de aquella forma…
Además… Construir casas y dirigir a un pueblo entero no sonaba tan mal en comparación de tener que vivir como cazarrecompensas y existir gracias a la benevolencia que en ocasiones el Gran Maestro dejaba tirada durante algunas de sus esquizofrénicas y desagradables fiestas… Viviendo en la chatarrería que era Sakkar.
-(Cualquier cosa es mejor que seguir estando allí.)-Pensó para sí misma la guerrera al tiempo que se iba acabando su sencillo desayuno y se disponía a prepararse para comenzar el día.
Una vez cerrada la puerta de su casa, lo puedo ver. Sí, no podía ser la imagen más enternecedora de todas, pero por lo menos daba algo de esperanza.
Un futuro en construcción. Habían ya pasado dos años desde que ella había llegado hasta allí junto con el resto de refugiados que lograron escapar de la nave a tiempo. Ese día… La morena aún lo tenía grabado a fuego dentro de su mente. Para ella era un constante recordatorio de cómo se puede pasar de la esperanza a la desesperación en prácticamente un solo instante, de cómo las cosas pueden empeorar aunque creas que ya no pueden estar peor.
En cualquier caso, ahí estaban, sobreviviendo con lo poco que les quedaba. Lo primero que les costó fue encontrar un emplazamiento adecuado donde todos se pudieran asentar, una vez hayado, necesitaron adquirirla. Resultaba que Nueva Asgard había sido anteriormente una aldea pesquera, aunque llamarlo aldea era ser muy amable… Tan solo un puñado de ancianos enfadados con el gobierno y en general con la sociedad en la que vivían… Eso sí, puede que en cuanto tuvieron delante de ellos un cofre lleno de oro puro asgardiano cambiaran la concepción que tenían del sistema en ese momento. De todos modos, el mayor problema no era ese, sino: ¿Cómo construiremos casas ahora? El oro no sirve como material, y por aquella zona no había ni siquiera árboles que se pudieran talar.
Por suerte, los buenos amigos que tenía su rey les permitió recibir suficiente ayuda por parte del mundo. Comida, refugio, materiales de construcción, mano de obra, medicina… Todo parecía perfecto, al menos lo fue durante algún tiempo. Valquiria solía pensar que la expresión "Ahora te rascas con tus propias uñas" era muy apropiada para ese caso. La ayuda no dejó de llegar, pero sí que se redujo. También era cierto que ellos eran simples invitados en ese planeta, pero seguía sin ser motivo suficiente como para dejar a todo su pueblo a su propia suerte… De todos modos, no importaba. Ellos eran asgardianos. Se las apañarían por su cuenta, todavía tenían en su interior la sangre de los dioses, por lo que aún les quedaba esperanza para el futuro.
Y el futuro ya lo tenían, en menos de dos años ya habían logrado terminar de construir las primeras treinta casas. Tenían en proceso de construcción una escuela para los niños así como un auditorio o cantina, y un centro médico perfectamente equipado con todo lo que fuera necesario… Sí, de nuevo, ni puente del arcoíris, ni ciudadela dorada, magia Aesir o salones con salas de alabastro… Pero era lo que habían conseguido. Por más que costara creerlo, Thor les había conseguido una nueva vida en Midgard, una vida de paz que era muchísimo más valiosa que todo el oro de Asgard. Les había conseguido refugio, sustento, fuerza para repeler cualquier amenaza… Todos habían hecho todo lo que habían podido.
Y mientras la morena miraba como aquella nueva civilización se iba alzando cada vez más y más, se daba cuenta de que cada día era un regalo. La vida siempre sería el mayor regalo de todos.
-(Por Odín, Valquiria… ¡Quieres dejar de tener la capaz de tener la cabeza y ponerte a trabajar ya!)-Pensó para si misma la mujer antes de acercarse al primer grupo de trabajadores, lo cuales ya se veían con muy pocas energías para comenzar el día. Iba a ser un día duro, mejor que se fueran poniendo las pilas.-"¡Muy bien, cerdos! ¡Vamos! La primera Asgard no se construyó en un día, ¡pero ese no es motivo para holgazanear!"
CASI DIEZ HORAS DESPUÉS…
-"¡Por favor, Lady Valquiria! ¡Ya no podemos más!"-Gritó al borde del cansancio uno de los trabajadores, quien sentía que no tardaría en alcanzar el Valhalla si aquella mujer les continuaba tratando como esclavos.
La guerrera se limitó a observar como habían sido colocados los cimientos de la siguiente vivienda. Su ceño no poseía expresión ninguna, de cualquier modo fue voltearse para mirar a los trabajadores con una mirada de indiferencia.
-"Preferiría dormir en una cueva llena de trolls antes que arriesgarme a vivir bajo un techo así construido."-Sentenció a los obreros, haciéndoles creer lo peor.-"De todos modos, ya es tarde… Venga, ir con vuestras familias, seguro que os echan de menos."
Fue con eso con lo que todos los trabajadores acabaron por retirarse a sus hogares con una sonrisa en el rostro, pero igualmente temiendo lo que les esperaría al día siguiente. No había duda, aquella mujer podría algún día alcanzar el título de nueva diosa de la muerte.
-(Debiluchos…)-Dijo para sí misma la excazarrecompensas ante la retirada de sus valientes tropas. Cupo de trabajo acabado, supervisión completada, todo en orden… Ya solamente quedaba una cosa más por hacer.-"Bueno, hora de visitar a su alteza…"
Ya era momento para ver en qué estado se encontraba su gobernante. No era fácil, pero tenía que asegurarse al menos un par de veces por semana cómo se encontraba el rubio. Sabía perfectamente por todo lo que debía de estar pasando el pobre hombre… Y sí, era asunto suyo, pero aquella no era razón por la dejarle a su suerte y permitir que soportara todo eso él solo. A pesar de que fuera él quien lo quisiera de esa forma…
Suponía que la noche siempre era la mejor ocasión en la que recibirle, no solo por la esperanza de verle de buen humor, sino también por el hecho de que su amigo solía dormir durante gran parte del día, para acabar pasándose las noches… Bueno, no durmiendo, claramente. Fue cuestión de minutos que Valquiria llegase a la cabaña perteneciente al nuevo rey de Asgard, esperando lo que fuera estaba a punto de llamar a la puerta cuando una voz a su espalda provocara que se diera la vuelta.
-"¡Lady Valquiria! ¡Lady Valquiria!"
Inmediatamente, la morena al darse media vuelta consiguió contemplar como un niño de no mucha edad de cabellos castaños iba corriendo hacia ella casi desde la otra punta del pueblo. Se trataba de Otrii, un chico bastante especial sin duda. La guerrera había tenido la oportunidad de conocerle durante la huida de la nave. El joven era huérfano; había perdido a su padre, quien fue uno de los pobres desgraciados que se enfrentó a Hela, y a su madre, quien tuvo la mala suerte de ser de la mitad que no sobrevivió a la masacre por parte de Thanos. Aún así, el muchacho todavía no parecía haberse rendido.
-"Lady Valquiria… Traigo una cosa."-Dijo el muchacho una vez frente a la guerrera tratando de recuperar el aliento.
-"!Pero si es mi amigo Otrii! ¿Qué me traes, chaval?"
-"Esto."-Contestó alzando en su mano el sobre de una carta.-"Fuimos al pueblo a por suministros… Una señora se acercó hacia nosotros, nos pidió que por favor se la diéramos a su majestad."
La morena agarró la carta con bastante confusión en su rostro. ¿Quién le escribiría a Thor ahora en Midgard, después de tanto tiempo?
-"Eres un buen chico, Otrii. Gracias. Te prometo que se la haré llegar."-Agradeció la morenas, esbozando una sonrisa con sus labios hacia el niño.-"Ahora, vete corriendo con los demás. Es tarde."
-"¡Sí, mi lady!"
Acto seguido, el muchacho desapareció entre la oscuridad de la noche en la dirección en la que estaría la cabaña donde todos los de su edad residían. Valquiria no pudo evitar seguir sonriendo ante la actitud del chico. Le gustaba pensar que era por gente como él por quien ella debía esforzarse tanto.
Una vez más, la morena revisó el sobre con la carta. No tenía remitente, ni tampoco una dirección determinada, así como que tampoco el sello llamaba mucho la atención… Se trataba de una carta fantasma, de alguien que no se quería arriesgar a que se filtrara la información. La morena se sintió tentada durante un momento a abrir el sobre. Sin embargo, lo que le hizo detenerse no fue el respeto a la confidencialidad, sino cómo podía usar aquello como una moneda de cambio muy útil.
-"¡EH, SEÑOR DEL TRUENO!"-Gritaba la morena al mismo tiempo que aporreaba la puerta de su rey.-"¡Levántate ahora mismo, vamos a dar un paseo!"-Siguió llamando a pesar de no recibir respuesta alguna.-"¡Vamos, Thor! ¡Ya va siendo hora de que veas cómo está quedando esto!"
-"Largate de aquí…"-Se oyó una voz atrás de la puerta. Era una voz que parecía cansada y apagada, aunque sin duda era la del rubio.-"Déjame en paz."
-"¡Vamos, Thor!"-Volvió a llamarle la morena, no iba a consentir que su rey le siguiera dando negativas.-"Necesitas que te dé un poco el aire, y de paso probar a comer algo que no se líquido."
-"Dije que te fueras…"
Aquello ya había sido la gota que colmaba el vaso. Al parecer, Lady Valquiria tendría que utilizar su as en la la manga con tal de conseguir lo que quería.
-"Qué curiosos… porque la carta que tengo aquí a tu nombre me dice otra cosa"-Dejó caer la guerrera esperando a que sucediera la magia.-(Y ahora, esperamos.)
Un segundo después, la puerta a la que la morena había estado llamando se abrió ligeramente, dejando ver detrás de los cerrojos y las cadenas el rostro de un hombre: era barbudo, de facciones bastante fuertes y atractivas solamente marcada por la cicatriz que marcaba su ojo derecho, el cual era dorado y desentonaba con el celeste de su orbe opuesto.
-"¿De qué estás hablando?"-Preguntó el dios del trueno mostrando su cansancio mental a través de su voz.
-"¿Qué ocurre, majestad? ¿No me permite entrar a sus aposentos?"-Habló con sarcasmo la valquiria.
-"He preguntado que de qué estás hablando."-Volvió a inquirir el rubio, esta vez con algo más de fuerza.
La morena se limitó a alzar el sobre con la carta, haciendo que quedara a la vista de su rey.
-"Al parecer una mujer del pueblo se la dio a uno de los niños cuando fueron a por provisiones, dijo que te lo dieran a ti"-Explicó la guerrera, a lo que inmediatamente alejó la carta para poder dejarla fuera del alcance del barbudo cuando este trató de agarrarla sacando el brazo por el espacio libre de la puerta.-"¡Eh, eh, eh…! ¿Qué crees que haces?
-"Dámela"
-"De eso nada, alteza. Primero vamos a dar un paseo, y luego ya veremos si te la doy o no."
-"Valquiria, por última vez, te…"
-"¡No, Thor! Ahora mismo te vas a poner algo de ropa, te vas a lavar la cara y vamos a pasear durante diez minutos."-Habló con fuerza Valquiria, casi del mismo modo que una madre le hablaría a su hija cuando supiera que era lo mejor para él.-"¿O sino qué es lo que harás? ¿Quitármela? Tendrás que salir de todos modos."
El dios se quedó observando a su amiga durante un momento, solamente para después volver a cerrar la puerta. La morena se asustó durante un momento, al pensar en que se trataba de otra negativa por parte del barbudo. Si de eso se trataba, ya no sabía de que hilo más podía tirar.
Sin embargo, las dudas se disiparon cuando en cuestión de escasos minutos pudo observar como el rubio salía de su hogar. Y por Odín… Estaba horrible. Su rostro mostraba claras ojeras, seguramente provocadas por la incomprensión de sus ciclos de sueño. Su barba estaba más poblada, casi llegándole hasta el nacimiento del cuello. Su pelo, por otra parte, volvía a estar largo, aunque extrañamente no tan largo como debería estar si había estado dejándoselo crecer durante todo ese tiempo. Eso hacía temer a la excazarrecompensas sobre si era algún síntoma de su estado, se lo cortaba, o algo peor…
Por otra parte, su físico no había cambiado en lo más mínimo. Aunque si era notable que su estado mental se podía reflejar en su postura, que parecía más ladeada que te costumbre. De la misma forma como si todo su cuerpo estuviera cercano a un colapso.
-"¿Empezamos ya o qué?"-Inquirió el rubio, provocando que su compañera saliera de sus propios pensamientos.
A continuación, ambos asgardianos procedieron a iniciar su marcha. La morena optó por darle un tour completo por el pueblo. El rey se limitaba a escuchar todo lo que Valquiria le comentaba y dar el visto bueno sobre algunos asuntos de importancia. Una vez que llegaron a la orilla del puerto que ya estaba a escasos días de ser terminada el rubio se posicionó en un asiento cercano, ya cansado de todo aquello. Fue cuando Valquiria vió la oportunidad perfecta, ya era momento de hablar en serio.
-"Escucha Thor, creo… Creo que podríamos ir hablando también de esto."-Cuestionó la guerrera tratando de traer al rubio a su terreno.-"Es decir, pienso que ya podríamos. Mira, estoy preocupada… Llevas así prácticamente desde que regresaste de Vanaheim."-Siguió hablando, sin recibir ninguna palabra por parte de su rey.-"Escúchame…"
-"Lo del viaje a Vanaheim no tiene nada que ver. Hice lo que tenía que hacer, y ya está."-Respondió Thor con la mirada todavía distante de su compañera.
-"Mira, sabes que puedo entenderlo. Tú solo, viajando durante todas aquellas semanas…"
-"¿Qué pasa, Valquiria? ¿Ahora resulta que crees que hice mal porque quise traer al resto de nuestro pueblo que todavía quedaba desperdigado por los nueve reinos?-Inquirió con cierto enojo en su voz el rey de Asgard.
Valquiria lo recordaba perfectamente. A los pocos días de que llegaran a Midgard, se decidió hacer un censo del total de refugiados que habían conseguido sobrevivir a todo lo sucedido. Y el resultado no era para nada alentador. Era cierto que su pueblo se fiaba más de la magia que de la ciencia… Pero los números no mentían, no eran suficientes y no poseían una piscina genética lo bastante grande como para asegurar su futuro como especie.
Fue debido a esto a que su rey se propuso traer al resto de su pueblo a Midgard. No era un necio, había sido el príncipe protector de su patria durante demasiado como para creer que los suyos solo se habían limitado a expandirse a uno solo de los nueve reinos. Sabía que tenía que reunirlos a todos. A las colonias de Vanaheim, las guarniciones que las protegían, los vigías de las atalayas de entre aquellos reinos vecinos… Todos. Fueron un periodo de casi seis meses en el que Thor estuvo viajando entre los reinos, trayendo cada vez más y más refugiados. Al final, un nuevo censo consiguió estimar que se habían traído más de la mitad de habitantes de los que escaparon de Asgard en primer lugar.
Todo el mundo lo recordaba, y le agradecía al rey Thor por todo lo que había hecho. Aunque aquello ya había sido lo último que su rey había hecho realmente.
-"Thor, sabes que no estoy diciendo eso. Es solo que…"
-"Fin de los quince minutos."-Sentenció el rey de Asgard, levantándose del sitio para volver a dirigir la mirada hacia.-"Ahora, ¿vas a darme eso?"
La morena no consiguió impedir que una mueca de decepción se dibujara en su rostro. Estaba intentando ayudar a su rey, más que a su rey… Trataba de salvar a su amigo. Pero a pesar de todos sus esfuerzos, el rubio parecía sencillamente no desear la ayuda de nadie, y dejar que aquel remolino de culpa y odio le consumiera hasta que no quedara nada.
-"Está bien, como quieras. Aquí tienes."-Respondió Vaquiria, rendida, observando como Thor abría el sobre de la carta violentamente para luego tirarlo al suelo y empezar a leer la carta.
La excazarrecompensas optó por concederle a su compañero algo de privacidad, dándose la vuelta para alejarse unos pasos y observar el océano a la orilla del puerto. Pasaron algunos minutos hasta que, de nuevo, el sonido de una voz hizo que la mujer se volteara.
-"No puede ser…"-Dijo el rubio, impactado, mientras todavía leía la carta y regresaba a su asiento inicial, pensando que se iba a desmayar en ese instante.-"No me lo puedo creer."
-"Qué es lo que ocurre, alteza?"
-"La carta… Es de Jane."-Alcanzó a decir Thor, tratando de que su mente procesara todo lo que acababa de leer.
-"¿Jane? Jane es… ¿Quién diablos es Jane?"-Preguntó la morena sin lograr entender del todo aquella situación.
-"Jane. Jane Foster. Ella y yo éramos… Era."-El rubio seguía sin poder concebir palabras exactas a todo lo que estaba sintiendo en ese momento.-"Ella… Quiere volver a verme."
