Por amor a un hogar.
El camino que siguió Narcissa Black hasta convertirse en la mujer que traicionó a Lord Voldemort.
Disclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de J.K. Rowling autora de la saga "Harry Potter"
"Este fic participa en el reto anual "Long Story" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black".
Doblados por la nieve, los narcisos ya no lucen igual. Aun así no han perdido su encanto...
Ahí estaba ella, de pie frente a toda una horda de mordaces mortífagos que esperaban impacientemente que ella confirmara la buena nueva, en especial podía sentir los ojos rojos del líder de todo ese grupo de asesinos fijos en ella dispuestos a leer su mente para asegurarse de que no le mintiera pero no le importó ni por un segundo.
Ahí estaba ella, Narcissa Malfoy, tratando de recuperar su vida, a su esposo y a su hijo. Tratando de recuperar su hogar, aquel en el que ella pudiera sentirse de nuevo a salvo, en equilibrio. Y justo ahora miraba fijamente a aquel que le había quitado todo, se había adueñado de su casa, había sometido a su marido a base del terror y estaba dispuesto a apostar la vida de Draco, de su hijo, para obtener lo que quería. Lo odiaba, sí, Narcissa odiaba a Voldemort más que a cualquier sangre sucia.
Enderezó su espalda lo más que pudo, respiró profundo y sentenció:
―¡Está muerto! ―un escalofrío la recorrió al escuchar los gritos de júbilo de todos los presente. Le sorprendió darse cuenta que no se estaba arrepintiendo de nada. Sintió sus mejillas mojarse por varias lágrimas que se escapaban de sus ojos pero no se molestó en detenerlas. Estaba harta, era tiempo de recuperar todo lo que le habían arrebatado.
Entonces recordó cuando una bella mujer de cabello castaño le dijo "Algún día tendrás que traicionar todos tus ideales por aquella persona que más ames en todo el mundo y no te importarán las consecuencias..."
Podía recordar lo mucho que odiaba a aquella persona, había sido ella la primera en destruir su equilibrio. Aquel primer lugar al que podía sentir suyo sin sentirse amenazada. La primera vez en su vida en la que había sido feliz. Pero ahora podía comprenderla, podía ver reflejada en aquella mujer castaña todo aquello a lo que le temía: esa mujer acababa de perder a su esposo y, según recién le había comentado otra de las mujeres ahí presentes que ahora festejaban la muerte de Harry Potter, aquella mujer que una vez había traicionado sus ideales ahora también había perdido para siempre a su única hija.
Pero no, ella no perdería a Draco ni a Lucius. Ella mataría ahí mismo a todos los que justo ahora vitoreaban enfrente de ella si con ello conseguía abrazar de nuevo a su hijo y a su marido. Estaba más que confirmado: Ya no había nada que ella no haría. Volvería a ser feliz, recuperaría su equilibrio. Al precio que fuera.
Porque desde la primera vez que se vio obligada a dejar el sitio que la protegía, se prometió a sí misma que buscaría volver.
Fue cinco meses después de que cumpliera once años cuando llegó la ya muy esperada lechuza al número 12 de Grimmauld Place, sus padres la miraban con satisfacción, la más pequeña de sus hijas y toda una sangre pura, seguiría con la tradición de ingresar a Hogwarts y entraría a la casa más prestigiosa de las cuatro que existían en dicha escuela.
―Para ser honesta, ya había tardado demasiado ―murmuró la tía Walburga con soberbia, ninguno de sus dos hijos tenía aún la edad para entrar al colegio, algo que ella esperaba con ansias. Moría de ganas por demostrarle a su hermano que sus dos varones alzarían con orgullo el tan noble apellido Black.
―Felicidades, Cissy ―le apremió su hermana Andrómeda buscando ignorar el desagradable comentario de la tía Walburga―. Por fin podrás ver todo el castillo por ti misma. Verás que pronto te sentirás como si fuera tu casa.
La rubia le sonrió a su hermana, estaba nerviosa , era todo un hecho que sería aceptada en la escuela: tal como todos en su familia, los Black, nobles magos completamente puros. Pero eso significaba dejar su lugar en Grimmauld Place, no ver a sus padres y eso, aunque sólo fuera por temporadas, la llenaba de terror.
A diferencia de sus hermanas mayores, Narcissa tenía un apego muy fuerte a su familia y al lugar que llamaba hogar.
Grimmauld Place representaba todo aquello para la más joven de las Black y sentía su deber permanecer ahí, sentía que debía protegerlo de todo y de todos. Aquel que se atreviera a amenazarlo, se convertiría en su peor enemigo...
Bastante corto, pues sólo se trata de la introducción al fic, prometo que el primer capítulo será un poco más extenso.
