Escarchilla en el ojo
Era inicio del año escolar, no exactamente el primer día, pero la primera semana. Esos días en dónde te colocas al tanto de todos los rumores y noticias del verano. Faybelle adoraba escuchar todas las tontas historias que los alumnos de Ever After High contaban. Aunque muchos intentaban cerrar sus bocas cuando ella caminaba por ahí, no podían evitar que la hada suprema de los hechizos malévolos se enterara de alguna u otra forma.
Y eso es porque Faybelle Thorn era la pesadilla más fabulosa que cualquier adolescente esperaba que existiera en una secundaria.
Hacía que lo quería, decía lo que quería y se metía con quién quería. Incluso hay rumores en los pasillos de qué le vendió su alma a la Reina Malvada para ser una perra tan fría cómo el hielo.
¿Eso molestaba a Faybelle? Claro que no; que la gente hablara de ella era lo máximo, algo así como su fuente de magia o una cosa así. Los perdedores la respetaban y los populares hablaban de ella a sus espaldas. Al final, todos sabían de su existencia y la líder de las porristas no pasaba desapercibida por nadie.
Absolutamente, nadie.
Era martes y todos cotilleaban en los pasillos antes de ir a sus clases. Faybelle se dió cuenta rápidamente de eso, pero no sabía por qué.
– ¿Faybelle Thorn? Hola...– una dulce voz resonó en los oídos de Faybelle, quien se dió media vuelta y se topó con una cara que no había visto antes(o al menos en Ever After High).
Había oído a Blondie Lockes decir que una chica nueva iba a llegar, y a Ashlynn Ella de que iba a ser la hija de la Hada azul, pero Faybelle prefirió no interesarse en el caso y preocuparse de otras cosas más importantes (nuevos pompones de animadoras, las cirugías de las kardashian, cosas cotidianas).
Ahora se arrepentía de eso, pues comenzar la jornada con Farrah Goodfairy justo al frente de sus ojos, con los mismos ojos lavanda que recordaba, le dió una sorpresa demasiado incómoda e inconveniente.
–Ah, eres tú– Faybelle contestó desinteresada, aún estando en la punta de los nervios– Hola, Farrah. Tengo Matemágicas ahora así que supongo que esta conversación terminó. Bye– Acomodó bien su bolso y comenzó a volar por el pasillo. Escuchó cómo las destellantes alas de Farrah revoloteaban detrás de ella.
–¡Hechizante! según mi horario, yo también tengo Matemágicas, ¿Puedo acompañarte?
Faybelle rodó los ojos y no contestó, por lo que Farrah voló a su lado, acomodando algunos rulos morados de su cabellera celeste delante de sus hombros, y tratando de seguir el mismo paso de la hija del Hada malvada, que ignoraba que Farrah estaba ahí, pero ella no se daba cuenta de eso. Era demasiado inocente, y eso frustraba a Faybelle.
– No estaba segura de venir a Ever After High, pero hasta ahora me ha gustado. Me agrada ver caras conocidas... ¿Sabes, Fay? estás más alta, recuerdo cuando éramos de la misma estatura e incluso nuestras alas eran del mismo tamaño–Farrah dijo dulcemente, riendo para sí misma.
Faybelle paró a unos metros de la puerta del salón de Matemágicas y miró a la Hada más pequeña con la mirada más desagradable de Ever After.
–Farrah, no sé si tu inservible varita tiene un captador de indirectas, pero tal vez necesitas instalarlo porque, digo, estoy tratando de ignorarte y tu sigues hablándome como si fuese tu amiga de todo el cuento, o sea, me enfermas. No me hables, no me mires y, por todos los hechizos, no me llames Fay.
Después de esa no-tan-delicada advertencia, Faybelle se dirigió al salón y se sentó en los últimos mesones. En las mesas de abajo, justo una cabeza después se sentó Farrah Goodfairy.
No, no tomó atención al profesor Rumplestinkin ni a ninguna de sus aburridas fórmulas. Los brillantes rulos de la Hada la distraían demasiado. Deseaba mucho que la inocente joven desapareciera como una burbuja en el viento, pues pensar que tendría que soportar ver su cara todos los días desde ahora en adelante le tensaba las alas.
De acuerdo, tal vez todo ésto sea extraño y no se entienda que está pasando aquí, pero Faybelle lo entendía perfectamente.
Faybelle odiaba a Farrah Goodfairy, y tenía sus razones para hacerlo. La principal era su cara. Farrah tenía esa mirada de niña buena que no podía evitar odiar. Y desde siempre la ha tenido. Desde el día en que la conoció en el centro de Ever After tras ir de compras con su madre, el hada malvada, nunca había dejado de pensar en esa dulce mirada(incluso cuando su madre le dijo que debía ignorarla, pues era hija de la hada azul) y cada vez que bajaba a la mágica ciudad se encontraba a la inocente Farrah Goodfairy rodeada de personas que querían un poco de su magia para arreglar sus errores, algunos ni si quiera se molestaban en agradecer y a Farrah no le importaba en lo más mínimo, ella seguía tratando con amor a todos, incluso a veces se dirigía a Faybelle y trataba de entablar conversaciones, pero ella la ignoraba, su destino no dice que debe ser amiga del Hada azul. De todos modos, ¿Para qué querría ser su amiga?
Otra razón por la que Faybelle odiaba a Farrah Goodfairy; toda la gente la adora y muchos sólo por interés. Todos quieren a Farrah, todos piensan que Farrah es hechi-espectaular, pero Faybelle apostaría que sin su varita mágica la hija de la Hada azul sería sólo otra coma más de la historia.
Y así, Faybelle pensó durante la clase en todas las razones por las que odiaba a la tierna joven, pero había una que no quería admitir, una razón que era la principal de todas:
Faybelle Thorn aún no superaba a Farrah Goodfairy.
La campana sonó y todos salieron del salón. Faybelle tomó sus útiles y esperó a que todos se fueran, después se dirigió a su casillero y abrió bruscamente la puerta, buscó su lápiz labial más brillante y se miró al espejo para maquillarse.
"Espera un encanto" pensó. inclinó ligeramente la puerta de su casillero y en el espejo miró fijamente detrás de ella. "Oh. por. Grimm. No inventes." cuatro casilleros detrás de ella, pero en la otra pared, se encontraba Farrah ordenando las pocas cosas que guardaba (que por alguna razón, todas tenían escarchilla encima). ¿Tan mala suerte tenía?
Faybelle sabía que no debía mirarla, así que cerró su casillero. Pero luego escuchó un ruido desde atrás y lo abrió nuevamente.
A Farrah se le habían caído todas sus cosas, ¿qué no-cliché? Todos en el pasillo fueron a su rescate, lo cuál enfureció a Faybelle. Farrah agradeció a todos y les prometió cumplir sus deseos pero sólo hasta medio día. La historia se volvía a repetir: Todos adoraban a Farrah.
¿Pero cómo no adorarla? La joven hada era una fuente de deseos que hablaba y caminaba. Su destino es cumplir los deseos de los demás sin quejas ni reprimos, y al parecer ella estaba conforme con eso.
Además, tenía una sonrisa que inspiraba confianza, una sonrisa humilde y sin rencores; sus rulos celestes bañados en escarchilla eran una distracción para cualquiera que los miraba; sus delicadas alas revoloteaban cada vez que sonría y reía con esa risa de niña inocente que resonaba en los oídos de Faybelle. Y luego estaban sus ojos – oh, por todos los hechizos, sus ojos. Farrah tenía los ojos más dulces que Faybelle había visto por siempre jamás, eran tan grandes y brillantes que podían iluminar la noche entera.
–¿Fay, me estás escuchando?–Duchess Swan, hija del Cisne -negro-Blanco, cerró con todas sus fuerzas el casillero de la Hada adolescente, marcando presencia y sacando a Faybelle de sus pensamientos.
–¿Tienes algún problema con mi casillero?– la hada dijo– Intentaba maquillarme, o sea, ¿un poco más de respeto a la próxima hada malvada?
Duchess movió su cabello con su mano–Primero; nadie con un pintalabios como ése merece respeto. Segundo; te estaba hablando y ni si quiera me tomaste atención.
Faybelle rodó los ojos a la vez que comenzaron a caminar por los pasillos "Graznando, mejor dirás".
La petulante cisne la agarró del brazo y se acercó a su oído– Esa tal Farrah, no me gusta.
–Nadie te gusta, Duchess. Tu pequeño cerebro de pato no puedo tolerar a otra persona que no seas tu misma.
Duchess ignoró el comentario y prosiguió–Se cree demasiado por poseer esa varita mágica, o sea, es cómo "mírenme, me llamo Farrah y cumpliré sus deseos porque necesito atención" Digo, qué desastre de cuento.
Y mientras la princesa seguía -graznando- murmurando sus quejas por todo el pasillo, Faybelle sólo se limitó a mirar por el rabillo de su ojo como Farrah, junto a Ashlynn y Apple, se reía de esa manera tan inocente que le tensaba cada músculo de sus alas. Tenía picazon, como si tuviera escarchilla en el ojo.
Aún no quería admitirlo, pero Faybelle Thorn no podía (y no quería) superar a Farrah Goodfairy.
Hola, la verdad es que quería mucho volver a escribir luego de dejarlo por un tiempo y no encontré mejor excusa que escribir sobre mis ships de Ever After High; serie maravillosa, me encanta! Empezamos con un poco de Farrah x Faybelle porque hay muy poco de ellas y simplemente las adoro juntassss (quería sacarme las ganas de hacer algo con ellas dos) y, vamos, es muy dificil no amar a Farrah, es un panquecito del cielo! jsjsjs
