Inuyasha y sus personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, y esta historia está hecha sin fines de lucro.


Need

Calor.

Calor es lo que sentía Kagome mientras recogía plantas medicinales bajo el abrasador sol de mediodía.

Y es que por muchas ganas que tuviera de sumergirse en la refrescante agua del río, tenía que cumplir con su obligación.

Se secó el sudor de la frente mientras intentaba no pensar en la fría agua que, en esos momentos, correría alegremente en el río que quedaba cerca de cabaña.

''A este paso voy a derretirme''

Agobiada de todo el calor, decidió descansar y se cobijó bajo la enorme sombra y las inmensas raíces del árbol sagrado.

Suspiró.

Ella estaba feliz viviendo en el Sengoku, pero admitía que echaba de menos el aire acondicionado.

Y los helados. Los deliciosos helados de chocolate.

Volvió a suspirar.

Ahora, además de calor, tenía hambre.

Ignorando esas molestas sensaciones, cerró los ojos y se relajó bajo la cálida brisa de ese tan caluroso verano.

Lo único a lo que prestaba atención era a la presencia que sentía encima de ella, sobre las ramas del Goshinboku. Y es que esa presencia la tranquilizaba.

Suspiró por tercera vez.

Aunque por mucho que la tranquilizase, el maldito calor seguía abrasándola, y como siguiera recogiendo plantas medicinales estaba segura de que acabaría desmayándose.

—Inuyasha...— dijo suave y dulcemente, lo bastante audible como para que él la oyera.

En menos de un segundo notó su presencia a su lado, a pesar de él que no hizo ruido alguno.

La azabache abrió sus ojos y lo miró con una sonrisa, lo que hizo que un leve rubor adornara las mejillas de él.

—Tengo calor— Se quejó ella, aunque su voz sonaba tranquila. El chico bufó y frunció el ceño.

—¿Y qué quieres que haga?— Dijo impulsivamente.

La azabache, lejos de enfadarse, rió divertida. Lo conocía demasiado bien como para no esperar palabras de consuelo de su parte.

—Quiero bañarme. Un baño frío en el río para refrescarme— Prosiguió con el mismo tono tranquilo, aunque ahora algo juguetón, mientras se sentaba y se acercaba a él.

—Pues báñate— Dijo como si fuera lo más obvio del mundo.

Ella se mordió el labio mientras lo miraba y sonreía.

—Báñate conmigo— Pidió haciendo que por un momento, la cara de Inuyasha demostrase sorpresa para después desviar la mirada murmurando un ''Keh''.

Sin decir una palabra más, la miko se levantó y comenzó a andar en dirección al río, aunque no dio tres pasos cuando el medio demonio la subió a su espalda y comenzó a correr, mientras la agarraba firme pero suavemente por los muslos.

Ella sonrió y lo abrazó mientras saltaban de árbol en árbol y el aire le daba en la cara, enfriándola levemente.

Quizá Inuyasha no fuera el marido que te susurra palabras dulces al oído a todo momento, ni el que te da un masaje y te pregunta cómo te fue el día.

Pero se preocupaba por ella. Aunque no le susurraba cursiladas al oído, la acariciaba con una ternura que no se puede demostrar con palabras. Aunque no le diera masajes, la cuidaba cuando enfermaba y se desvivía por intentar complacerla. Aunque no le preguntara cómo le fue el día, amenazaba a todo aquel que trataba de herirla... y a todo hombre que se le acercara con, según él, ''intenciones sospechosas''.

Ella rió para sus adentros

Siempre la protegía.

No necesitaba palabras dulces, masajes, ni cumplidos.

Ella necesitaba a Inuyasha.


Bueno, este ha sido mi primer drabble, así que no os culpo si estáis a punto de cerrar la ventana. Aunque, si he logrado aunque sea, en algún momento, sacaros una sonrisa, creo que me quedo satisfecha xD

Bsos & Salu2

Editado 07/11/2014: Corrección de los diálogos.