Amor, Pasión y Desilusión.
Hola chicos. Aquí regreso, de nuevo, con una nueva historia: Amor, desilusión y pasión. No saben que difícil fue hacer esta historia. Fue bastante difícil, pero bueno. ¿Quién quiere oírme quejar? Prosigamos.
Disclaimer: ¿Crepúsculo? No es mío. Es de Stephenie Meyer. ¿Edward? Por más que quisiera, es de Bella, pero Annette es completamente idea mía al igual que el drama desarrollado aquí. (La época es antigua, no moderna)
Disculpen si apesto. Vale ;)
Capítulo Uno: La princesa encerrada
-Isabella Marie Swan, ¡no tratéis de huir de mi! Como tu hermana, ¡deseo lo mejor para ti! ¡Quiero que te veáis despampanante en mi velada!- dijo una voz mientras Bella trataba de llegar a la puerta, en un febril intento de escapar de las despiadadas garras de su "hermana", Alice.
-Alice, sabéis que detesto que me llaméis Isabella. Prefiero Bella. Creí que ya lo habíamos aclarado. Y todavía vaciló si iré a vuestra fiesta.- respondió está, irritada, ya que quería esconderse en la gigantez de la biblioteca.
Justo ahora, las dos hermanas, Bella y Alice, se encontraban en el dormitorio de la primera, donde Alice, provocaba las tan temidas "sesiones de horror y tortura", como Bella las llamaba.
Alice miró a su hermana ofendida, mientras se llevaba una mano a su corazón.
Dramática pensó la dulce Bella, mientras rodaba los ojos y negaba con la cabeza.
-¿Acaso, Miss Swan,- mencionó Alice haciendo enfoque en Swan.- pensáis dejadme aquí, en mi cumpleaños, por ser tan dubitativa de vos misma?
Maldigo cien veces ese cumpleaños pensó Bella. El día de hoy era el tan mencionado cumpleaños de Alice, y por lo tanto, la ocasión requería de un elegante baile, del cual, Alice obligaba a su "hermana" mayor, Bella, a ir todos los años. Aunque la gran mayoría del baile se la pasará en la biblioteca, sin que nadie se diera cuenta.
-Alice, yo no te desampararé. Sé buena hermana y deja de hacerme sufrir, Alice. Podéis sobrevivir sin mí unas cuantas horas.
-Eso me suena a desamparo, Bella.- dijo una voz musical detrás de Bella. Sólo había una voz que era igual de hermosa que aquella.
Rosalie, pensó Bella.
¡Rosalie!- gritó Alice- Venid para acá. Mi hermana no quiere ser vestida.- estampó su pequeño pie en el suelo.
Una despampanante mujercita, entró a la habitación. Tenía el pelo rubio, largo, con un vestido elegante verde. Tenía los ojos azules, como pedazos de cielo, que deslumbrarían a cualquiera. Simplemente hermosa.
Bella todavía pensaba que era tonto todas las veces que la veía, sin importar cuantas veces, sentía algo parecido a la envidia. Pamplinas, se decía a ella misma.
Rosalie pasó junto a Bella y le tomo la mano, llevándola hacia Alice.
-Rose, ¡soltadme! ¡soltadme! Como futura reina de este reino, te ordeno que me soltéis. Si sois una buena amiga me soltarás.
-Eso no funcionara mi Bellabel. – respondió esta, arrastrándola hacia Alice.
-Bella, por favor, venid a mi velada. Nada me haría más dichosa y jubilosa que ello. Juro solemnemente que no te sentirás afligida. No puedes ser tan malo.- rogó Alice.
Puede y será bastante malo pensó Bella. O sí, claro que lo será.
-Oh, claro que puede ser pésimo. No la festividad si no que vosotras me vistáis.
-Miradme a los ojos Bella. ¿Acaso alguna vez te he fallado?- preguntó solemnemente Alice.
-Creo que no, mi hermana.
-Entonces, creedme cuando te digo que quedarás asombrosa para mi baile. De todos modos, será una mascarada. Nadie verá tu rostro.
Bella dudó un momento.
-Por favor, Bella. Quedarás despampanante si accedéis a que vosotras os vistamos que si vos lo hacéis. Verás como todos fijaran su vista en ti, mi Bellabels.
Suspiró.
-¿Juran dejadme bien, sin exagerar?
- Lo juramos.- dijeron solemnemente las dos, Rosalie y Alice, con el corazón en la mano.
Bella suspiró y las miró a las dos.
-Muy bien Alice, si exageráis, me conoceréis de verdad.-las miró fijamente a los ojos y suspiró de nuevo.
-Muy bien, muy bien. Rose, por favor abrid el armario. Sé exactamente que vestido ponedle.
Rosalie lo abrió. Sin dudar, Alice tomó un vestido azul claro que Rosalie le había regalado a Bella y sacó unas pequeñas zapatillas azules con un pequeño tacón. Rosalie, mientras tanto, sacaba joyería especialmente exquisita de un pequeño cajón. Se maravilló al ver las distintas joyas que habían: collares, aretes y pulseras con zafiros, diamantes y perlas. No le extraño ver que nunca se las había visto puesta sobre Bella, ya que odiaba las joyas y las extravaganzas.
-No sé por qué te quejáis tanto, Bella. Es tu oportunidad de conseguir a alguien. O si no, tendréis que casarte con el fracasado de vuestro hermanastro.- dijo Alice mientras buscaba accesorios para el hermoso cabello de Bella.
Era increíble ver la diferencia entre Bella y Alice. Bella, era, de una forma única e inigualable, hermosa. Destacaba por sus propios medios. Tenía un asombroso pelo largo café con unos ojos del mismo color. Era sencilla y no se andaba con demasiados lujos. Claro, adoraba leer y era muy tranquila.
En cambio, Alice, era lo opuesto. Antes tenía el cabello largo y negro, pero por distintas razones se lo había cortado en un estilo no muy aceptado por sus padres, ya que cada punta señalaba a un lugar diferente. Era muy enérgica y adoraba tener millones de vestidos que probarse.
Eran como dos polos opuestos, pero sin embargo, se adoraban.
-De hecho Alice, ¿habéis invitado a los Cullen?- dijo Rosalie mientras inspeccionaba una hermosa gargantilla.
-Claro, Rose. Mi querido Jasper no se perdería algo así.
Por qué si no ya lo hubieras degollado pensó Bella.
-¿Sabéis si va a venid Sir Emmett?- preguntó Rose.
Alice rió con esa voz cantarina suya y sonrió con esa sonrisa inigualable que tenía.
-Si, va a venir. También va a venir su primo, Sir Edward.
Bella, interesada por primera vez desde que la plática surgió, volteó hacia Alice y hacia su amiga.
-Aparte de Sir Emmett y Sir Jasper ¿hay un duque más?
-Claro, Sir Edward Anthony Masen Cullen.- dijeron Rose y Alice al mismo tiempo.
-Jamás había oído de su existencia.- confesó Bella.
Alice y Rose se miraron.
-Qué extraño. Sir Masen se hace conocer por todo el reino.
-¿Me podéis decid porqué?
Alice exhibió una sonrisa burlona mientras Rosalie veía asombrada a su amiga.
-¿Acaso estáis interesada en él?- exclamó Alice.
Bella se sonrojó.
-Claro que no. No soy como vosotras. No es propio.
Alice suspiró.
-Bella, me preocupas. Recuerda que ya casi se cumple tu compromiso con vuestro hermanastro. En un mes se cumplirá el compromiso.- dijo Alice mientras le quitaba a Bella el vestido esmeralda que llevaba.
-¡En un mes! ¿En un mes tendrás que casarte con ese mentecato?- exclamó Rose mientras le ponía el vestido azul a Bella.
-Sí, Rose, en un mes. Al menos que consiga a alguien más en un mes. Sólo porqué yo soy la mayor.- dijo Bella con un suspiro.
-Y porque sois muy tímida y porqué sois la única hija legítima.
-Esas son tonterías, Alice. Aunque sois adoptada, vos sois mi legítima y única hermana para mí, aparte de vuestras hermanastras y hermanastro.
-Lo sé Bella, lo sé, pero no es suficiente para que asuma el trono.
Bella suspiró de nuevo.
-No quiero hablar más del tema, ni del mentecato, ni de la boda. Quiero saber más sobre ese Sir Edward,
Rosalie suspiró.
-¿Acaso no has, realmente, escuchado sobre él?
-No. Por eso quiero saber quién es y porque vosotras me miráis como si estuviera fuera de mi juicio al no conocerlo.
-Edward es muy… apuesto, pero airoso y arrogante. Es uno de los mejores músicos que haya oído. Es un hombre de todas las mujeres, Bella*. Siempre es visto coqueteando con una nueva víctima. Pero lo más bizarro es que nunca ha tenido un fianceé. No caigas en sus juegos, Bella.- susurró Rosalie.
-Aunque ahora que lo pienso, Edward y tú, harían una excelente pareja.
-Claro que sí. A Edward le encantaría Bella.
-A que sí. ¿No te gustaría conocerlo, Bella?
Pero Bella ya no las escuchaba. Estaba sumida en sus pensamientos, pensando cómo sería Sir Edward. Apuesto pero airoso, había dicho Rose.
Interesante.
Pero mientras pensaba en Sir Edward, una oleada de pensamientos recorrieron por la mente de Bella, mientras las dos, Rose y Alice, le daban los últimos toques a Bella.
-Pero Alice, ¿qué tal si no consigo a alguien en menos de un mes?
-Pues esta es una oportunidad para cortejar a un caballero. Habrá muchos caballeros sin compañía. Listo Bella, ¡has quedado espléndida!
Bella se levantó, asustada y horrorizada de que blasfemia podía ver en el espejo.
Se acercó con extrema cautela al gigantesco espejo de enfrente que su hermana Alice había colocado y se quedó deslumbrada al ver cómo se veía.
-Alice, Rose, ¡He quedado espléndida! Sois las mejores. Gracias.
Bella no creía que la damisela enfrente era ella. La belleza de tez pálida vestía un vestido con diferentes tonos de azul y llegaba hasta el suelo. Tenía un escote discreto, justo el tipo de vestidos que a Miss Swan le encantaban. Tenía unas zapatillas no muy altas, discretas y cómodas que iban al par con el vestido.
Pero era su rostro pálido lo que más le sorprendió: su cabello usualmente recogido en un moño ahora estaba ondulado, bellamente arreglado, con ondas que maravillarían a cualquiera, que enmarcaban su rostro. Su rostro no tenía demasiado rubor, iba con un estilo natural. Sus preciosos ojos castaños resaltaban bajo esas hechizantes pestañas y sus labios parecían más hermosos que lo de costumbre.
Pero su rostro no se apreciaba del todo bien, ya que estaba parcialmente cubierta por una máscara azul, que combinaba con el vestido.
Bella se dejo levar por el momento. Se dejo auto adularse por primera vez en su vida y se sintió como una princesa de verdad, la princesa que heredaría el trono.
Bella se sentía bella.
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-Así que se lo diréis hoy, Jasper. Qué romántico. Le pedís su mano en santo matrimonio en su cumpleaños.- Sir Emmett le decía a su hermano, Sir Jasper, con una sonrisa burlona en el rostro, en la sala de la gran y conocida hacienda de los Cullen.
-Cállate Emmett. Jasper está siendo legítimo, algo vos no seréis ni en un siglo.- repuso Edward, quién veía la discusión con cierto aburrimiento.
-Creo que vuestro primo Edward se he levantado de un atroz humor en este hermoso día. Por mi bienestar, mejor me iré a mi cuarto, si todos ustedes lo permiten.
Emmett se levantó y se encaminó, con paso decidido hacia la puerta. Cerró de un portazo.
Jasper miró a Edward, dubitativo, mientras el segundo suspiraba con vehemencia.
-No, Jasper, no estoy de mal humor. Sólo quería que vuestro querido Emmett se saliera de la habitación. A veces puede llegar a ser un tanto molesto.
-Y lo dice Sir Tolerante, a quién todos agrada.
-Sólo quiero decirte que aunque me consideráis cómo el primo frío y distante, creo que es perfecto. Has estado prácticamente sobre Miss Swan muchos años. Felicidades, Jasper.- Edward palmeó la espalda de Jasper. Jasper sonrió tímidamente.
-Todavía no festejéis. Miss Swan (Alice es en esta historia la hermana adoptada de Bella, por eso es Miss Swan) no ha dicho que sí.
-Jasper, por favor, dejad esa fachada triste y negativa para alguien más. ¿Acaso no has visto cómo te mira? O tiene que ser ciega para no ver la forma en que la miráis tu, y que no se de cuenta de que sois el uno para el otro. Parece que tus ojos se derretirán de tanto amor. Me sorprende que hayas tallado su rostro en una colina.
Jasper bufó.
-Haría lo que fuera por ella. Pero al menos, tengo a alguien a quién adorar. Y no ando coqueteando con cualquier damisela que pase por ahí. No tengo el corazón de hielo.
Edward fingió estar afligido. Se puso una mano en el corazón.
-Sabias palabras, primo. ¿Acaso pensáis que tengo el corazón de hielo?
-Claro, rompéis el corazón de todas las damas. Coqueteas, las usáis y luego de que habéis tenido lo que queréis, diversión, les rompéis el corazón. No sois sensible al dolor humano por amor.
-No es mi culpa. Aquellas damas sencillamente no son para mí y no es mi culpa que se ilusionen tanto con conmigo. Ahora me voy. Tengo que ir con vosotros a la velada de Alice y mientras Tía Esme me regaña para arreglarme, iré a tocar mi piano.- Edward se levantó del lujoso sillón en el que estaba sentado.- ¿Será una mascarada, no es cierto?
-Oh, en serio Edward. No podréis ir así toda tu vida, rompiendo corazones. Algún día, tendrás algo muy valioso, pero por tu arrogancia lo perderéis. Y si, iréis con una máscara.
-Sí, bueno, esperaré ese día con ansias.- Edward puso los ojos en blanco.
-Insensible, Edward, eso te describe. Pero ansió el día en que vos sufráis de amor.
-Si, soy insensible. Cómo una lima, agrio y cítrico. Claro.- Edward sonrió burlón. Abrió la puerta pero antes de cerrarla oyó a su primo decir:
-Recordaréis mis palabras, Edward. Lo harás.
*en ese tiempo decir "es un caballero de todas las mujeres" era decir que coqueteaba con todas, un mujerriego, en pocas palabras.
Bueno, que dicen? pongan su review!
oh, y no creo poner un nuevo capítulo pronto! lo siento, pero estoy poniédole un poquito más de atención a Moonlight, y aunque en Moonlight voy en el capítulo 14#,d ebo de avanzar más!
gracias!
Stardropper ;)
