Hola mein people (?)
Mientras descargaba Kuroko no Basuke (ho komo c ezcryba) empezé a escribir esto y resultó salir un usuk/fruk mpreg. Ojala que les guste y si no les gusta el Mpreg, entonces mejor salgan y lean otro fic, no por ser mala gente, sino porque hay gente que si le gusta y hay que aprender a respetar los gustos de aclaraciones, son que el tema central del fic es UsUk. No aseguro más de diez capítulos, pero habrá también FrUk, aunque en menor cantidad. Los ratings pueden ir variando, y el género también, aunque no sé, creo que hasta podría hacer un hard.


Categoría: Hetalia- Axis Powers

Personajes: Alfred F. Jones (America), Arthur Kirkland (England/Britain), Francis Bonnefoy (France)

Pareja: UsUk, Leve FrUk

Resumen: A veces, hay cosas que es mejor mantenerlas en secreto. No tanto por querer ocultarlas al mundo, sino que por el temor de que el mundo pueda dañarles, tanto como te ha dañado a ti. A veces, es mejor guardar los secretos, para mantener a quien más amas a salvo. UsUk, FrUk-Mpreg.


1:El secreto mejor guardado.

Pequeña Nación. Pequeño infante, cualquier canción que yo te cante y que sea realmente especial no quiere decir que sea un sentimental. La verdad es que aunque solo a ti te tenga, no significa que algo malo venga. Eres mi pequeño rayo de luna, una pequeña nación como ninguna. Mi pequeño bebé anhelado, quiero que sepas que siempre estaré a tu lado. Aunque no sepas quien es tu padre y él no sepa de tu existencia, seré un buen madre y te criare con toda paciencia.

Pequeña Nación. Pequeño Infante, con mucha emoción te sacaré adelante. No me importa si se opone el universo, pues valdrá la pena todo mi esfuerzo. Aunque me llegue a agotar y cansar, por ti, hijo mio, siempre voy a luchar. Quizá ahora tan solo seas un pequeño que acaba de nacer, pero luego vas a crecer. Tal vez ahora no lo comprendas, pero cuando seas grande quizá lo entiendas. Aunque tengo miedo de lo que se nos venga por delante, jamás voy a dejar de amarte. Te protegeré con todo mi amor, desde hoy en adelante, esa será mi más importante labor.


La conferencia para solucionar problemas económicos estaba a punto de darse por finalizada, al igual que siempre, las naciones no lograron llegar a un acuerdo; América, intentando liderar la reunión, gritaba ideas salidas de realidad, las cuales hablaban de superhéroes, alienígenas y hamburguesas. Francia alardeaba su nuevo traje de alta costura, el cual mandó a hacer a la medida con un diseñador distinguido en una boutique de parís. China intentaba calmar a todos con sus dulces, pero no lo conseguía. Rusia estaba asustando, como siempre, a los más débiles y España reía tontamente mientras hacía enojar a Italia del sur (…) En teoría, nadie hacía algo por la economía mundial. No obstante, algo no estaba bien, y nadie lo notaba; Inglaterra, el anfitrión, estaba completamente relajado y tranquilo en su lugar, sin discutir con América y Francia, tampoco estaba tomando té ni leyendo algún libro. Estaba tranquilo, como si no fuese parte de lo que sucedía en aquella sala de conferencias.

Luego de una pausa que dio el americano, para que finalmente Alemania logre ordenar un poco las cosas, Estados unidos tomó asiento en su lugar mirando de reojo a Inglaterra, quien lucía tranquilo mirando hacia la ventana que tenía cerca. A decir verdad, Alfred no veía a Arthur en juntas ni reuniones desde hace mucho tiempo, y tenía ganas de ir a saludarlo, pero estaban en la conferencia. Tendría que esperar que esta acabe para acercarse al inglés y preguntarle por qué se ha ausentado tanto y por qué estaba tan silencioso.

Odiaba admitirlo, pero de verdad se estaba comenzando a preocupar por el británico, ya que estaba actuando demasiado misterioso últimamente, tan así que ya ni en conferencias de prensa aparecía, incluso pasaron tres meses en los que se aisló completamente de los medios y el mundo, y entre esos tres meses, hubo seis en los que no asistió a ninguna conferencia, cumbre, reunión o nada. Alfred suele ser muy distraído, pero esta vez, había notado algo en Arthur, algo estaba ocultando…

¡Y el héroe averiguaría que es!

Una vez que finalizó la conferencia, los países comenzaron a despedirse los unos con los otros, para luego dirigirse a sus respectivos hoteles o retornar a sus países, aunque había algunos que se quedaban conversando, ya que no se verían hasta la próxima conferencia. Arthur se apresuró, para no quedarse hablando con los demás, ya que tenía sus propias responsabilidades en casa. Lamentablemente, Alfred dejó de prestarle atención a lo que estaba haciendo, y notó que el inglés se retiraba del lugar. Decidió seguirlo, ya que últimamente no asistía a las juntas, y cuando lo hacía ni siquiera daba su opinión a favor o en contra de lo que se estuviese debatiendo.

Una vez que Arthur puso en marcha su vehículo, Alfred rápidamente llamó a un taxi, diciendo lo que había anhelado toda su vida: "siga a ese auto" el chofer rodeó los ojos e hizo caso al excéntrico norteamericano. Alfred pensaba que probablemente el inglés iría a algún lugar secreto, que tenía un escondite, estaba metido con mafia, en algún pub de rameras o practicaba la magia negra, pero enorme fue su sorpresa al notar que el camino que estaba tomando el conductor, era el que conducía a la casa de Arthur.

Una vez que el taxi llegó a su destino, se estacionó en la vereda, al frente de la casa de Arthur. El americano pagó el taxi, se bajó y dio las gracias, en eso perdió de vista a Inglaterra. Alfred cruzó la calle, con la esperanza de que el inglés esté en su casa, pero no notó que un auto casi le pasa por encima. Cuando se acerca donde el conductor, se da cuenta que era Francis, que había ido a visitar a Kirkland. Alfred, al verlo, se molestó un poco, ya que quería sorprender a Arthur en lo que estuviese haciendo.

-¿Qué haces aquí? – Le preguntó el francés al más joven

-Lo mismo te iba a preguntar- le responde el estadounidense, una vez que el galo se baja de su automóvil.

-Vine a ver al cejón

-Yo también vine a ver a Arthur… ¿Y si vamos juntos?

-No lo sé… ¿Seguro que no prefieres ir por una hamburguesa, Alfred?

-Francis, vine a ver a Arthur, no a comer hamburguesas.

-Oh, pero ¿No tienes nada mejor que hacer?

-Dude, ¿Acaso no quieres que vea a Iggy?

-…

-¡Es eso! Pues no me importa si ustedes tienen algo. Yo quiero visitar a Iggy.

-Alfred, entra en razón. Sabes que se enoja si lo visitas de sorpresa.

-Pero no lo veo de ase mucho, y en la conferencia estaba distante.

-Tú sabes que así es él

-No, él no es distante. Siempre discute con nosotros.

-¿y si no tenía ganas esta vez?

-De todos modos, ha faltado a las conferencias de los últimos seis meses.

-Estuvo en la de hoy

-Así es dude, pero estuvo muy distraído. Algo le pasa y veré que es.


Mientras el inglés estacionaba el auto en el costado, cerraba la puerta y bajaba las carpetas con archivos de la conferencia, vio como un taxi se estacionó en la cera del frente, aunque no le tomó importancia, ya que estaba apresurado por entrar a su hogar. Buscaba en el bolsillo de su chaqueta las llaves de la puerta principal, ya que desde hace algunos meses, acostumbraba a mantener la puerta con llave, cosa que antes no solía hacer. Una vez que entró a su casa y dejó su maletín y las carpetas encima de un sofá, corrió a la cocina a preparar leche tibia.

Puso la leche en el horno microondas, la calentó y esterilizó. Luego la vertió en un pequeño pero largo biberón de bebé, le clocó el chupete y secó el frasco con un pañuelo de género verde con dibujos de hadas y dragones de colores. Luego probó en su brazo la leche, que no estuviese muy caliente, pero oyó ruidos en su casa, por lo que se puso el pañal de trapo de hadas y dragones en el hombro, y fue a averiguar que eran esos ruidos. Esperaba que no fuesen humanos.

Una vez que salió de la cocina con un biberón lleno de leche tibia en una mano, y el pañal de trapo de bebé en la otra, y se sorprendió al encontrarse con dos hombres sentados en el sofá largo de su sala, ambos rubios, de ojos azules con distintas tonalidades, estaban sentados junto a su maletín con sus carpetas. Ambos visitantes, naciones que él conocía muy bien, solo que a uno de ellos, en realidad no lo esperaba.

No esperaba a Alfred.

El norteamericano se extrañó al ver a Arthur con el biberón en la mano, pero prefirió no preguntar, a pesar de ser muy entrometido y curioso, pensó que lo mejor era actual normalmente y con calma descubrir que estaba tramando el inglés. Francis por su parte, estaba nervioso. Sentía que Arthur se lo comía con la mirada, al ver que dejó entrar a su casa al americano. Afortunadamente, los tres actuaron de forma natural, fingiendo como si esa extraña tensión no estuviese en el ambiente. Arthur saludó a Francis, y un tanto incómodo a Alfred. Tomó asiento en un sofá pequeño frente a ellos, dejando discretamente el biberón en una mesita junto al teléfono.

El Francés era el más nervioso de los tres, ya que podía sentir la presión de Arthur, quien anteriormente le dijo muy claro "Si vas a meter tu franchute trasero de rana mi casa, fíjate bien que nadie te siga" pero Alfred, al igual que siempre, no notaba cuando el ambiente se tornaba tenso. Finalmente, Arthur tomó la palabra.

-Bueno, me sorprende un poco que hayan venido.

-Es que el hero siempre llega en el mejor momento.

-Yo te avisé que vendría, Arthur- se defendía el francés.

-¿Y a qué se debe esta sorpresiva visita, America?

Ambos ojiazules se quedaron mirando. El mayor de ellos, no sabía qué contestar, mientras que el de anteojos cuadrados esbozó una "heroica sonrisa" para luego dar paso a sus típicos griteríos infantiles. Alfred acostumbraba ser muy alegre cuando estaba con Arthur, ya que por lo general lo veía deprimido, y sabía que lograba subirle el ánimo, incluso si discutían por idioteces. El inglés veía detenidamente a Alfred, mientras esperaba alguna especie de respuesta o algo por el estilo, ya que llegó a su casa como si nada.

-Veras, Arthur- Le respondió el Americano- Como estabas jugando a las escondidas de hace tanto tiempo, te vine a ver y me encontré con Francia.

-Ya veo.

-Pero dude, este franchute no quería dejar pasar al Hero.

-No es que no te dejara pasar, es que Arthur se enoja si te dejo entrar.

-¿por qué? Está bien que seas un cejón Tsundere, Arthie… ¿pero acaso me esconden algo?

Francis y Arthur intercambiaron sus miradas. El incómodo silencio se hizo presente nuevamente en el lugar, mientras Alfred observaba detenidamente el lugar, al que hace mucho tiempo no iba de visita. Había un cascabel de colores tirado junto al sofá, una pelota de colores junto a cubos de madera con letras sobre la alfombra y junto al teléfono en una mesita de madera, había un biberón lleno de leche. Pareciera como si en la casa viviera algún bebé. Alfred se dispuso a preguntar que sucedía, en lo que escuchó el llanto de un pequeño. Arthur se paró de su asiento y corrió hacia el segundo piso. Alfred le intentó seguir el paso, pero Francis se lo impedía, de esa manera ambos rubios de ojos azules corrieron escaleras arribas, empujándose y tropezándose mientras intentabas llegar a la habitación del llanto del infante.

Una vez que el francés y el americano llegaron a empujones a una habitación que estaba junto a la de Arthur, se encontraron con este parado junto a una gran ventana, la luz del sol alumbraba su blanca piel y sus redondos y brillantes ojos verdes. Se volteó levemente, cargando un pequeño bebé de piel blanca, como la del inglés, ojos azul claro, pequeños mechoncitos dorados y pequeñas pero gruesas cejas de un tono similar. El bebé era hermoso, e intentaba quedarse dormido en los brazos de Inglaterra.

Alfred quedó sorprendido al ver al pequeño en los brazos de Arthur. No sabía que decir, ya que por algún extraño motivo, sintió algo muy raro al ver al bebé. Una vez que se durmió, Arthur lo puso en su cuna, lo arropó y se acercó a donde estaban las otras dos naciones. Alfred seguía sin reaccionar, en su interior estaba confundido. ¿Por qué Inglaterra cargaba un bebé? ¿Por qué nadie más lo sabía? ¿Acaso por eso este pequeño es que se ausentó tanto tiempo? ¿Sería su hermano menor, primo o su hijo? Y si fuera su hijo… ¿Quién sería la madre? O en el caso que Iggy fuese la madre… ¿Quién sería el padre del bebé?

El bebé era hermoso, pensaba Alfred, se notaba que era un niño. Sus ojos le recordaban a alguien, pero no sabía bien. Eran más claros que los se Francis, pero más oscuros que los de Alemania. El pequeño parecía calmado, durmiendo en su cuna pacíficamente. Se le vino a la mente él mismo cuando era niño, cada vez que estaba solo intentaba calmarse, pero cuando Arthur llegaba, podía estar tranquilo. Quiso tomar al niño, acunarlo en sus brazos y hacerlo dormir tal y como Arthur lo había hecho hace unos instantes, pero no tenía idea de donde había salido ese bebé. Probablemente, era una nueva nación, pero de ser así, no estaría en la casa de Inglaterra, sino que Inglaterra estaría en la casa del bebé.

Alfred fue sacado de sus pensamientos por Francis, quien le pedía que no dijera nada acerca del pequeño. Arthur le explicó que ese es su secreto mejor guardado. Que solamente Francis sabía de la existencia del pequeño. Alfred no entendía nada, no sabía que era lo que estaba sucediendo, por lo que finalmente se decidió a preguntarle a Arthur. Si iba a guardar un secreto, tendría que saber bien de que se trataba, de lo contrario, su curiosidad lo podría llevar a investigar y revelar a los demás la existencia del bebé.

-Arthur, explícame que está sucediendo- le pidió el americano.

-Ah, verás Alfred, este pequeño se llama Dustin. Es mi hijo.

-¡Tu Hijo!

En ese minuto, Alfred se desmayó, siendo sujetado por Francis para que no se azotara el cráneo contra el piso de madera de la habitación del bebé.

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Bien, hasta aquí el capítulo. Cortito porque ya tengo que irme a estudiar. Espero que dejen reviews y si no, filo XD… (pero porfa dejen ;-;) Quiero agradecerles a las kawaiiosas y kawaiiosos de la comunidad de Facebook "Azix paguehrz jetadia", si ellos no habría llegado a escribir fics.
IMGLATEDA NO ME HAMA xD hasta pronto…

NOS OLEMOS LUEGO n.n !UNO