ADVERTENCIA: Los personajes de Naruto en los que se inspira este fic pertenecen a Masashi Kishimoto, no a mí, por desgracia. Si así fuera aún no sabría si decidirme por Naruto o Sasuke, el primero se merece a la protagonista y el segundo, no es merecedor de la misma pero es la única que puede llegar a su corazón (literalmente como indica el DataBook) pero, en cualquier caso, habría clonado a Sakura para verles felices a los dos.

CLASIFICACIÓN: M, por posteriores capítulos y varias tramas oscuras.

HISTORIA: Este es mi primer intento de escribir un fic serio (y largo, todo hay que decirlo) basado en personajes creados por otro autor (suelo escribirlos con personajes de mi propia creación). La idea surgió a partir de las prodigiosas y sutiles escenas SasuSaku del manga (aquí no veréis ninguna apreciación relativa al anime, solo al manga) y, sobre todo, a partir de la trama Tazuna y el Gran Puente de Naruto. Según mi concepción, ambos se aman, pero han vivido en mundos opuestos. Sasuke es un personaje que aparece siendo frío al 100%, no ha vivido una infancia con experiencias humanas cercanas debido al asesinato de su clan por su propio hermano y ha estado, en realidad, bastante solo y aislado. También es dominador y quiere sobresalir al máximo en lo que a poder se refiere para vengarse. Sakura empieza a despertar sus sentidos más tiernos tras haber disfrutado de una infancia sencilla, alegre y humana. También es espontánea y abierta. ¿Cómo asumirá Sasuke todo lo que ha hecho y cómo se enfrentara a las consecuencias? ¿Será posible esta vez, abrir y permitirle a Sakura caminar hasta su corazón? Y ¿será Sakura capaz de comprender, perdonar y olvidar todo de Sasuke?

Mi idea para este fic es explorar cómo pueden construir su relación dos personas tan distintas. La caracterización de los personajes, con un Sasuke algo más frágil de lo habitual y una Sakura un tanto melancólica y no tan chispeante, parte de los últimos capítulos del manga, con un final de guerra distinto del que será, pero aún así aviso de la existencia de spoilers en este fic.

Si te gusta este primer capítulo, o si crees que es mejor que no lo continúe, me harías muy feliz con una review! Por cada review que escribáis en esta historia, un calcetín encontrará a su pareja y serán felices para siempre!

En algún lugar del alma se extienden los desiertos de la pérdida, del dolor fermentado; oscuros páramos agazapados tras los parajes de los días.

Sealtiel Alatriste -Editor y escritor mexicano.

PRÓLOGO

Al sufrimiento de mi corazón ahora se unían la auténtica desesperación y la ignorancia.

Algo que yo desconocía, algo que mi mejor amigo y mi maestro fueron capaces de ocultarme, algo que "él" no iba a confiarme, algo que, aún sin saber de qué se trataba, oscurecía mi corazón como si de espesas nubes de tormenta se tratase. ¿Es qué aquello no iba a terminar nunca? ¿Es que acaso, sería incapaz de cumplir mi promesa de días de amor y felicidad por mucho empeño que mi alma pusiera en ello?

Capitulo 1: Inocencia

A estas alturas de mi vida daba la maldita impresión de que estaba marcada por el desastre. Había escapado una y otra vez, cierto, pero continuaba viniendo a por mí.

Sin embargo, que distinta era esta vez respecto a las otras. Él lo había intentado sin vacilar, yo lo había intentado vacilando al final y siendo incapaz de hacerlo, y aunque fuera por razones distintas, y con un resultado diferente, ambos habíamos pretendido hacer lo mismo. Puedes huir de alguien a quién temes, puedes intentar luchar contra alguien a quien odias; todas mis reacciones se orientaban hacía esa clase de homicidas, pero te quedas sin opciones cuando amas a tu potencial asesino.

¿Acaso es posible huir o luchar si eso causa un irremediable daño a quien quieres? Y, si la vida es todo cuánto puedes darle… ¿por qué no entregársela? De hecho, si en ese momento no hubiera aparecido Naruto de la nada, ahora no estaría cavilando de esta manera, porque yo, la shinobi con más genio y carácter de toda nuestra aldea, no había movido ni un milímetro ningún músculo de mi cuerpo para defenderme de…él.

Tsunade había muerto a manos del fallecido y resucitado Madara, un estrambótico círculo que aún no cobraba sentido en mi mente, la cuál todavía trataba de asimilar el duro golpe de haber perdido a la única persona que me enseñó a luchar. La noticia nos impactó a todos los que nos dirigíamos a la pelea que Naruto estaba batallando en ese momento; escuchar esas palabras en mi mente gracias a la telepatía del padre de Ino tuvieron como reacción, que mis pulmones de repente se quedaran sin aire y que mis pies dieran la impresión de pesar tres toneladas cada uno, pegándome más a la dura tierra que había bajo ellos. Después de eso, las nuevas órdenes llegaron, a mi me retiraron de la primera línea de batalla, para hacer de escolta y guardiana de los ancianos del consejo de la aldea…una vez más, me quedaba atrás y encima, echa polvo y sin esperanza. Aunque al menos, esta vez arrastraba a Sai conmigo, en cualquier momento descargaría mi confusión y frustración sobre él, no quería hacerlo…me estaba reteniendo con todas mis fuerzas.

Fui trasladada a un pequeño edificio (dijeran lo que me dijeran, para mi era un castillo en miniatura), construido con pedraje antiguo y coronado con circulares torres desde dónde se divisaba el exterior. La entrada estaba fuertemente asegurada por el personal, y por una fuerte y pesada puerta de anchos barrotes de metal que se elevaban tres metros y acaban en punta estrellada. Para la entrada había una contraseña, diferente a la de la salida.

Mientras me mantenía en pie contemplando cada detalle pesadamente, como si aquello fuera irreal y yo estuviera de alguna manera fuera de mi misma viviendo un sueño, el frío y brusco viento me empujaba lateralmente, mi capa blanca que llegaba hasta los pies y tapaba mi cabeza no era suficiente para protegerme de aquel incesante frío, y para empeorar aún más la cosa, comenzó a caer frías gotas de lluvia que hicieron que mi cuerpo sucumbiese al fin, y empezase a temblar.

- Deberíamos entrar ya, se acerca una tormenta y deberíamos estar resguardados para cuándo llegue- dijo Sai en un susurro de voz, y mirando hacía el horizonte distante, entorne mis ojos para mirar en su misma dirección y comprobé cómo una enorme masa oscura que abarcaba toda mi vista, iba avanzando lenta pero peligrosamente hacía nosotros.

- Tienes razón- contestó el guardia que nos guió hasta allí, dentro del torreón había muchos más como él, según nos había contado, pero nosotros éramos los únicos ninjas, se suponía que el lugar era secreto, y tenía muchos encantamientos antiguos que un shinobi actual no sería capaz de atravesar sin tener conocimiento de ello, el poder de nuestros ancestros era totalmente recóndito para nosotros. El hombre, de larga melena castaña recogida en una coleta baja, corpulento de cintura para arriba y haciéndose llamar Hiroshi, se acercó a la entrada y en voz baja pronunció "Ferte in noctem animam meam", en ese momento, la puerta de pesados barrotes se abrió lentamente permitiéndonos la entrada.

Caminamos mientras nuestros pasos resonaban sobre la gravilla del suelo y la puerta del exterior se cerraba a nuestra espalda resonando. La puerta de entrada, de madera maciza se abrió ante nosotros y unos hombres, ataviados como Hiroshi hicieron una inclinación de respeto ante mi y Sai y nos guiaron al interior.

- ¡Bienvenidos!, mi nombre es Takashi y soy el jefe del equipo de protección de la realeza, (llama a esos viejos… ¿realeza? Puff…), esto que ven es el vestíbulo, y será aquí dónde ustedes se quedarán vigilando por turnos, los turnos los decidirán entre los dos, sin embargo, si requieren agua, alimentos u otro servicio solo tienen que dar dos golpes en aquella puerta de allí- saliendo del gran vestíbulo de forma ovalada y suelo de tarima, comenzaba un largo pasillo en el cuál había dos puertas, una a la derecha que era la que Takashi nos señalaba, y la otra a la izquierda, que supuse sería…- la puerta de enfrente es el baño, por si lo necesitan.

Sin hacer caso a las miradas de sorpresa ante mi supuesta desfachatez, mi dirigí al baño, abrí la puerta, encendí la luz y cerré de un portazo.

Estaba cansada, muy cansada, era más bien un cansancio psicológico que llegaba a afectarme físicamente, mucho tiempo dándole vueltas al mismo tema y sin obtener nunca ninguna respuesta satisfactoria. Caminé hasta posicionarme frente al espejo, me bajé la capucha y me quité la capa. Mi cara estaba pálida, el tono blanquecino de piel hacía que el color de mis ojos verdes resaltara aún más, y me había crecido el pelo hasta llegar a mis hombros. Decidí quitarme la banda protectora de la cabeza atándomela a la pierna derecha, y me recogí el pelo en una trenza lateral, después abrí el agua fría y me lavé la cara y el cuello, intenté espabilarme, las guardias serían largas y aburridas.

Salí y comprobé que habían colocado dos futones cerca de la chimenea que habían encendido, junto a los futones estaba nuestra comida, y en una de las grandes ventanas ovalas que estaban al lado de la puerta principal había un gran recipiente de plata con agua y dos tazas de cerámica.

- El tiempo ha empeorado, ven…siéntate a comer- la luz de la chimenea aportaba sombras extrañas sobre la cara de Sai, al que solo veo a medias.

- Haremos guardias de dos horas cada uno, yo puedo hacer la primera si quieres- le digo mientras me siento y cojo mi cuenco de sopa caliente, seguro que me sienta bien - pienso mientras me recorre un escalofrío de gusto al saber que fuera la tormenta y la lluvia arrecian mientras yo estoy sentada sobre un futón, comiendo comida caliente frente a un chisporroteante fuego.

- Si, no me importa, pero más importante que las guardias ¿quieres hablarme de algo?- sus inexpresivos ojos se fijaron en mi, esperando mi reacción. Y maldigo la hora en la que no sé cómo, Sai llegó a conocerme tan bien.

- Estoy bien Sai- ¡mierda!- pienso-mi voz ronca y débil anulaba por completo esas palabras.

- Seguro, estás tan bien cómo yo, libre de preocupaciones- se limitó a afirmar.

- No, libre de preocupaciones no, en realidad…- ¡qué demonios! Ya que estamos… dejo a un lado el cuenco y me giro para mirarle a la cara, pienso soltarlo todo -¿hice mal en llevar a cabo ese plan con Sasuke? Pero al final no pude hacerlo, no lo concluí, eso demuestra que él sigue siendo importante para mi ¿no?, pero él…él no dudó ni un segundo en…- y de nuevo ahí estaba: el nudo en mi garganta que me impedía tragar saliva, pronunciar bien las palabras, y del que solo me podía deshacer llorando, unas tibias lágrimas rodaron por mis mejillas, y las gotas cayeron silenciosas sobre mis rodillas- si no llega a ser por Naruto, yo ahora no estaría aquí…

Y no puedo continuar, el dolor de saber que no soy nada para él frente a que él lo significa todo para mí me destruye, me hace sentir vacía y sin vida, me resta fuerzas para seguir luchando, es egoísta lo sé, tengo a Naruto, al que quiero igual que a un hermano, al que decepcioné con una falsa confesión para intentar quitarle la idea de salvar a Sasuke, para cargar yo misma con el peso que un día injustamente puse sobre él y tengo a mi familia, a mis amigos y compañeros de la aldea que me quieren y me aprecian, pero no puedo sonreír de forma sincera cuándo él no está, lo he echado tanto de menos, he querido verle y hablarle desde hace tanto tiempo, pero supe en cuánto vi el estado de aquella chica que mis palabras no tendrían sentido para él, quise acabar yo misma con su vida antes de que se convirtiera en algo que destrozara mi corazón por completo, en pedazos tan pequeños que sería incapaz de juntarlos todos para seguir viviendo, tenía la intención de terminar con mi propia vida después de aquello, pues si cumplía con el objetivo de mi plan, ya nada para tendría sentido para mí.

Mientras todos estos pensamientos corrían veloz y atropelladamente por mi mente siendo incapaces de salir por entre mis labios, mis piernas comenzaron a temblar descontroladamente, sentía miedo…tenía pánico ante el fin que se aproximaba, y un ardor se extendía por mi pecho y quemaba mi garganta, me impedía respirar normalmente y latía con violencia en mis sienes, fue en ese momento, cuando fui consciente de que Sai había dejado también su cuenco a un lado, se había acercado y me estaba abrazando.

- Sai…- murmuré sorprendida ante su reacción.

- ¡Shh! No pasa nada, leí que esto debía hacerse para consolar a una persona, pero realmente lo hago porque quiero hacerlo y porque tú lo necesitas- me agarré a la parte de atrás de su camisa con fuerza mientras hundía mi cara en su hombro, el temblor que recorría mi cuerpo comenzó a ceder lentamente, en ese momento, mi soledad también menguó – No has hecho nada malo- continuó susurrando con sus labios cerca de mi oído, haciéndome cosquillas al hablar- solo has seguido lo que tu corazón te dictaba, y déjame decirte que tienes un corazón puro, así que, ¿desde cuándo es tan malo hacer caso de lo que uno siente? A ti lo que realmente te pasa, es que esperaste otra reacción por su parte, algo que te permitiera seguir aferrada a él de algún modo, querías mantener viva tu esperanza, pero lo que viste no era la persona que tú conociste una vez, no es el mismo del que te enamoraste cuándo eras una niña, y en ese momento la pena sustituyó a la esperanza, y déjame decirte que desde entonces te comportas como una zombie, o peor…al menos los zombies se arrastran, tú no haces nada, solo actúas automáticamente.

Sí, tenía razón, tenía razón en todo lo que decía. Intenté poner la mente en blanco, escuchar el repiqueteo de la lluvia contra los cristales, el ruido ensordecedor de los truenos al retumbar en el cielo, el sonido del fuego en la chimenea, chisporroteando alegremente, y por último, el sonido acompasado y rítmico de los latidos del corazón de Sai, y fue entonces cuando me calmé, mis temblores cesaron y mis neuronas dejaron de danzar entre preguntas cuyas preguntas no podía contestas aún.

Me separé de Sai y le miré a los ojos – Gracias por preocuparte por mí- murmuré débilmente y sonreí en señal de que apreciaba lo que hacía por mi, él me devolvió la sonrisa, y ambos continuamos cenando en silencio, en un ambiente caldeado y sin duda para mi, y gracias a él, menos tenso.

Después de eso, Sai se fue a acostar no sin antes echarme una mirada de comprobación ante la que yo asentí gentilmente, convencido, se tumbó y se arropó hasta el cuello, y se quedó dormido casi al instante. Yo giré mi futón para posicionarlo cerca del fuego, y de cara a las ventanas ovaladas que daban al exterior, no sé si aguantaría sin dormir dos horas seguidas, entre el cansancio que tenía, el chakra que había utilizado en las técnicas de curación, mi mente que había estado dando vueltas tanto tiempo, y la delicia de estar cómoda temí quedarme dormida en cualquier momento. Me golpeé suavemente la cara para estimularme y seguir alerta, y entonces mi mente vagó a recuerdos más felices, sobretodo recordaba con total nitidez las nimias peleas que tenían Naruto y Sasuke, eran como auténticos hermanos, podían competir el uno contra el otro hasta el anochecer, y luego regresar abrazado el uno al otro hechos polvo pero con una gran sonrisa en los labios, sonreí ante aquel tierno recuerdo, en aquél entonces y pese a lo que Sasuke había pasado en su niñez, la compañía de Naruto (y quiero pensar que también la mía) le afectó al punto de que tuvo una época de completa inocencia y lealtad, fue en ese momento cuándo realmente me enamoré de él y aún hoy, estoy más enamorada porque acepto todo de él, su brillante luz y su impenetrable oscuridad.

Se me cerraban los ojos, ante el primer cabezazo me sacudí y decidí ir hasta donde estaba la vasija de plata con agua fresca, llené una taza…quizá el frío del agua me despertara del todo, llevaba una hora y cuarto de guardia, y la tormenta continuaba afuera con más fuerza si podía. Llené mi taza de cerámica hasta arriba y comencé a beber, fue entonces cuándo lo ví, pero no lo creí - ¿allí? No…no era posible…- pensé, pero me equivoqué por completo.

El rayo iluminó su perfecta e inconfundible silueta, en dos segundos pude apreciar su bello rostro, marcado por el odio, su pelo mojado goteando, detrás de la puerta de acceso que se encontraba en el camino, sus ojos rojos miraban la zona superior del edificio, y luego bajaron lentamente hasta quedarse fijos en…mí.

- Sas…Sasuke-kun- la taza resbaló entre mis manos y se hizo añicos contra el suelo, mi cuerpo se quedó paralizado, esperaba algún ataque si, de cualquier persona menos de él. Sai, ante el ruido se removió - ¿qué pasa?... ¿Sakura?- ante mi muda respuesta se levantó y miró en la dirección de mis ojos, yo le miré a él y comprobé su sorpresa.

La sombra que más temía, los ojos que más amaba, la silueta que siempre recordaba pese al paso de los años, su oscuridad…una vez más, aparece ante mí.