Hola!

He venido a subir un fic de Ranma que escribí de esta pareja que tanto me gusta (Ryoga y Ukyo!), es de varios caítulos y es el primer largo que escribo de esta serie, espero que les guste!

Además, cabe recordar que la serie no me pertenece, porque si fuera así habría romance entre Ryoga y Ukyo!

:::/*Cindy Elric*\\\:::


"Un Deseo y Milagro de Navidad"

...

Ukyo: "Un regalo de Navidad…"

Un suspiro se hizo espacio en los labios de la joven mientras miraba los aparadores, tenía que buscar el regalo perfecto, un regalo que expresara todo lo que sentía, todo lo que le gustaría que él sintiera, que sintiera sólo por ella…

Un peluche, un chocolate, una bufanda… todo parecía una buena idea y al mismo tiempo no lo eran, estaba tan confundida, no sabía que hacer… tal vez sería una buena opción el hacerle un regalo ella misma, confeccionarle algo para demostrarle lo especial que era, cuanto lo amaba…

-¡Concéntrate Ranma!

Aquel grito la hizo caer en la realidad, frente a ella estaba su querido Ranma, era tan guapo, era tan perfecto, él y sólo él podría llegar a ser su marido, nadie podía estar a su altura, nadie podía vencerlo…

-¡Si llegas a dejar caer algo te golpearé!

Sus ojos viajaron desde la cabellera negra hacia la azul, esa chiquilla de nuevo estaba con su amor, ¿Por qué tenían que pasar tanto tiempo juntos? Sintió un dolor en el pecho y el enfado quemándole en lo más profundo, quería ir y separarlos, apartar a Ranma de esa mujer para siempre y así él le pertenecería a ella… solamente a ella…

-No se porque tuviste que comprar tantas cosas Akane, están muy pesadas.

-No reclames.

-¿Por lo menos compraste algo para mi?

-¡No digas tonterías!

-Bueno, bueno, pero tienes que darme algo.

-Es navidad, obvio que te voy a dar algo.

La chica de cabello azul le hizo un desprecio a su prometido al mismo tiempo que sus mejillas se sonrojaron, el muchacho sólo la miró sonriendo, sonriendo de una manera que sólo con ella podía hacerlo, esa sonrisa que nunca podría pertenecerle a aquella silueta que observaba en silencio.

-Ahora sólo quedan los regalos de papá y tío Genma…

Ella los vio marcharse, entre conversando y discutiendo, eran molestos y divertidos para la gente que pasaba a su lado, pero a ella sólo podía dolerle, desde ya un tiempo que se había dado cuenta de los hechos, de que por tan grande que fuera su amor no podría competir con eso, con ese maldito lazo que parecía unir a Ranma y Akane, con eso que nunca podría tener…

Dio media vuelta, ya no tenía ganas de seguir buscando, quería llegar a su casa, tirarse en su cama y dormir, quería soñar, soñar con aquel día que podría casarse con su amor, con la casa que comprarían, con el restaurante que abrirían, con sus hijos, con sus mascotas, con todo aquello que deseaba tener, con él… sólo con él…

Sin darse cuenta por donde iba llegó hasta un lote baldío, ¿Qué hacía o cómo llegó ahí? No lo sabía, pero una luz llamó su atención, era una fogata, ¿Quién podría hacer una fogata en un lugar como ese? Se acercó para apagarla, podría provocar un incendio.

-¿Qué haces?

Fue sorprendida antes de lograr su cometido, se volteó para ver y enfrentar al extraño, pero para su sorpresa aquel joven tenía un rostro conocido.

-¿Ryoga?

-Ukyo, eres tú.

Lo vio sonreírle y sintió un pequeño cosquilleó en su estomago, ¿Qué fue eso? Tal vez tenía hambre, después de todo ya era hora de la cena.

-¿Qué haces aquí?

-Estoy acampando ¿y tú?

-Estaba camino a mi casa cuando vi el fuego, no sabía que era tu fogata.

-Si, la prendí para calentar agua pero perdí mi tetera, así que fui a conseguirme una.

-¿Y en donde está?

-Bueno, dije que fui a conseguirme, no que lo logré.

Una gota cayó tras la nuca de la chica mientras el moreno rascaba avergonzado su cabeza, ella no pudo más que sonreír por la mala suerte y la despreocupación del muchacho, siempre había sido desorientado, algo que le causaba gracia.

-Si quieres puedes venir a mi casa.

-¿Puedo?

-Si, te invito a cenar, no puedo dejarte sin comer.

-No quiero molestar.

-No seas tonto, no lo harás.

Una última sonrisa bastó para convencer al joven, mientras ordenaba y guardaba sus cosas ojos azules no perdían detalle de sus acciones, examinando, poniendo atención en cada detalle de sus movimientos, sonriendo de vez en cuando y preguntándose el porqué de su tan descuidada actitud, él no podría ser un buen compañero de pelea, mucho menos de vida.

Caminaron tranquilamente, conversando de cosas triviales, preguntando el destino de los viajes del muchacho y el estado de los estudios de la joven, sin verdadero interés en la conversación, sólo matando el tiempo mientras duraba el camino.

Ukyo abrió la puerta y dejó pasar a su invitado, él se sentó tras el mesón mientras ella preparaba su especialidad, siendo observada por interesados ojos, pareciera que trataba de aprender su arte, o algo así…

-¿Sabes prepararlo?

-¿Qué? ¿Eso?

-Por supuesto.

-No, mi platillo especial son las sopas instantáneas.

Una carcajada escapó de los labios de la castaña haciendo que un extraño sentimiento la golpeará, una cálida sensación que empezaba a expandirse en su interior.

-Si quieres un día te puedo enseñar.

-No quiero molestarte.

-No es molestia.

-Puedo ser un difícil alumno.

-Pues yo soy una maestra dedicada.

Le guiñó un ojo para luego voltear al interior de la cocina, necesitaba ir a buscar unos condimentos además de esconder el sonrojo que provocó su propia acción, quería ser amable con él pero eso era demasiado, estaba algo aturdida por lo que había pasado en la tarde, si, eso debía tener sus emociones tan descontroladas…

-Listo, puedes servirte.

-Gracias por la comida.

Mientras el joven comía en la barra ella se había sentado frente a él y la ya fría cocina los separaba, miró un tanto expectante la reacción del muchacho, estaba muy segura de su capacidad culinaria, pero eso no evitaba que la inseguridad apareciera, tal vez nunca lo demostró y es muy probable que nunca lo haga, pero en su interior ella era una chica frágil, alguien que podría desmoronarse por una palabra hiriente, que puede llegar a tocar el cielo por un halago o caer al infierno por un insulto…

-¡Está delicioso! ¡Eres fantástica Ukyo!

Sólo esas palabras bastaron para que una enorme sonrisa ocupara su rostro, estaba feliz, no podría haber encontrado palabras más sinceras que esas, el muchacho comía contento su comida y ella también lo estaba.

Bajó un poco la mirada, avergonzada por algo, ¿Por qué? Otra cosa que no sabía, pero era algo agradable, un pequeño cosquilleo en su interior que se sentía bien… cerró sus ojos y suspiró, recordando algo, alguna imagen, alguna palabra invisible y después se pregunto a si misma si tal vez el regalo de navidad perfecto que estaba buscando era una tortilla hecha por ella.

Continuará…


Quiero dedircarle este fic a Romaniba y a nabiki-san, quienes leyeron mi oneshot y pidieron un fic más largo, me animé a escribirlo por ustedes :)

Sayoo!