Prologo.

Riza apuro el paso lo mas posible intentando no prestar atención a quien la seguían, la tentación de echar a correr era muy fuerte pero ¿Qué conseguiría? El era mucho mas rápido y le daría alcance enseguida, además, jamás, jamás demostraría tal debilidad ante el.

-Deja de comportarte como una niña, ¿quieres? Solo quiero hablar contigo. Un minuto, Riza, nada más.

Ella se volvió molesta, con los ojos ámbar casi echando chispas y al ver la sonrisa en el arrogante rostro de él quiso borrársela de una bofetada.

-Tu minuto corre, empieza.

-Necesito que hables con Layla, que le expliques que las cosas no tiene porque terminar así, que si ponemos de nuestra parte estos próximos años podemos seguir juntos.

Ella realmente tuvo ganas de reírse en su cara. Lo que decía era una absoluta estupidez, el tiempo lo borraba todo, y la distancia… Incluso ella con quince años sabía que aquello no podía funcionar.

-Layla no cree que las cosas funcionen si tu te vas, podrías sentirte aliviado y dejar esta etapa de tu vida atrás. Mejor, déjala a ella en paz y a mí también, tu minuto termino y tengo deberes que hacer.

- ¡Maldición!, porque siempre tengo la sensación que me miras como a un gusano. Solo quiero tu ayuda.

-No voy a dártela, Roy. Olvídalo.

Riza siguió su camino con el al lado. Muchas de las personas del pueblo los miraban con evidente curiosidad pero ella fingía no verlos.

No era que odiara a Roy, la verdad es que apenas habían compartido mucho en todos esos años. Y ahora que él se iba del pueblo en pocos días ya no tendría que verlo nunca mas, un alivio.

-Esta bien, tú ganas. Hablare con tu abuelo- le dijo el.

Ante la mención del general, Riza se volvió a mirarlo con los ojos entrecerrados. Esa vez Roy no sonreía, la mejor manera de describirlo era como si estuviera evaluando a su oponente antes de dar el siguiente paso en el ataque.

- ¿Y que piensas decirle al general, Roy? ¿Que me niego a hacer de intermediaria entre tu ex novia y tu? ¿Qué no voy a interceder en tu favor?- le pregunto ella con una dulzura fingida.

- ¡Claro que no! - respondió el con una sonrisa inocente en los labios-. Pero creo que le encantaría saber que no todas las tardes vas a estudiar con Layla, como le dices y que si muchas de esas tardes las pasas con Jean…

Ella lo miro boquiabierta, todavía demasiado incrédula por la amenaza velada que había lanzado. Solo hacia una par de semanas que ella y Jean Havoc estaban saliendo juntos y habían sido muy discretos, a pesar de que el era su primer novio no quería que su abuelo se metiera en la relación y espantara a Jean.

-Ni siquiera tú podrías caer tan bajo, ¿verdad?- le pregunto ella-. ¡Solo no quiero meterme en tu relación con Layla! ¡Deja a Jean en paz!

La sonrisa de el se hizo mas amplia.

- ¿Así que es verdad?- el se echo a reír evidentemente divertido-. Solo había odio rumores y como el y tu platicaban mucho en la escuela pensé que podía ser cierto, pero ahora que los has confirmado…

¿Así que Roy solo había estado fanfarroneando? Riza no podía convencerse de lo tonta que había sido al caer en su trampa.

Roy volvió a romper a reír mientras Riza intentaba contenerse de golpearlo, ya que justo en ese momento la madre de Maes Hughes salía de la tienda y los miraba con mucha atención y no quería que esta le contara a su abuelo lo que había visto.

-Nunca me imagine que tu salieras con un tipo como el. No creo que al general le guste mucho, pero si lo pienso bien, creo que a Grumman no le gustaría ninguno de tus novios. Deberías ir pensando seriamente en entrar a un convento, Riza o en buscarte a un novio que no salga corriendo en cuanto tu abuelo entre en la misma habitación.

Como si fuera tan fácil, pensó ella. Al único chico que conocía que no le tenía pavor a su abuelo era a Roy, y el estaba lejos de toda probabilidad de gustarle alguna vez. Era despreciable.

- ¿De verdad vas a contarle a mi abuelo sobre Jean?

-No si me ayudas. Vamos, Riza. No es algo tan terrible lo que te estoy pidiendo, solo quiero solucionar mis problemas con Layla.

-Vas a marcharte- le recordó ella con un susurro. El se limito a encogerse de hombros.

-Pero regresare cuando pueda y le escribiré. Tengo que irme y ella y tú lo saben. Es necesario si quiero entrar en la milicia. Tú deberías saberlo mejor que nadie, Elizabeth.

Claro que lo sabia, porque su abuelo era militar y ella había crecido acostumbrada a ese tipo de vida y a las restricciones que imponía, pero no creía que Layla soportara la ausencia de Roy por mucho tiempo. Después de los primeros meses comenzaría a sentirse sola y exigiría mas, y luego… el también se agotaría y no continuaría con la relación.

-Sabes que no funcionara, ¿verdad?- le pregunto con tono inexpresivo y sonrió con tristeza-. No importa cuanto te esfuerces, al final, tendrás que empezar una nueva vida lejos de este lugar, sin recuerdos, sin ataduras.

- ¿Es así como te sientes tu cada ves que te marchas a otro sitio?- Riza no contesto pero el podía leer la respuesta en sus ojos-. Pero en los últimos tres años no te has marchado de aquí, este es tu hogar.

Quizás, aun así no podría estar segura hasta que fuera mayor y ella misma escogiera la vida que quería tener. Cuando ya no dependiera de nadie.

-Esta bien, hablare con Layla e intentare convencerla para que te de otra oportunidad y no termine contigo, pero si le haces daño…

Roy levanto las manos en señal de rendición y sonrió abiertamente.

-Lo comprendo y estoy advertido. Vamos, te acompaño a casa, tal vez el general Grumman se apiade de mi y me invite quedarme a cenar.

-Olvídalo, antes muerta que aceptar que me arruines la cena.

El resto del camino lo hicieron platicando de todo un poco, y para sorpresa de Riza, se dio cuenta de que el no era tan idiota e insufrible como siempre había creído. Una lastima que lo descubriera justo cuando el iba a marcharse.

-Sana y salva en su casa, señorita Hawkeye- le dijo el mientas abría la verja y la hacia una reverencia que la hiso sonreír-. Saluda a tu abuelo de mi parte y gracias… por el favor.

-Si se que le has dicho algo a mi abuelo de Jean… me las pagaras Roy Mustang.

El soltó una carcajada y le hiso un gesto con la mano antes de marcharse. Luego se volvió, le sonrió y le guiño el ojo.

-Soy un hombre de palabra y cumplo lo que prometo, así que por mi jamás se enterara que sales con Havoc. Pero te daré un consejo, Riza, búscate otro novio, es demasiado idiota para ti y te mereces algo mejor. Adiós.

Al final de esa semana Roy se marcho a ciudad Central, dejando a Layla triste y con la vana esperanza de que las cosas podrían seguir funcionando entre ellos a pesar de la distancia, y en el fondo de su corazón Riza también esperaba que fuera así. Por su amiga, y también por Roy.

Una semana mas tarde sorpresivamente recibió una carta de Roy, donde le contaba como le iba las cosas en Central y le preguntaba por la gente del pueblo, exigiéndole sutilmente que le enviara una respuesta.

Aquel ritual se repitió cada semana.

Mientras Riza esperaba ansiosa la carta de un amigo que solo ahora que estaba lejos empezaba a conocer y respondía durante horas y muchas paginas a las preguntas que el le hacia. Nunca se imagino que durante los próximos once años, aquello se convertiría en una de las cosas mas importantes de la vida de ambos.

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Hola chicas, después de dos semana sin publicar nada finalmente me decidí por subir esta historia que ya tenia empezada, así que espero les guste y si Dios quiere nos leemos la próxima semana, bueno, besos y que esten bien, ciao.