Algo tenía, de eso estabas seguro.
Los mechones negros que te caían por los costados de tu rostro ocultaron lo que por un momento se podía atisbar como…motas color rojo en ambas mejillas.
Te habías sonrojado.
Una sonrisa se formó en tus delgados labios.
"Me acompañas, ¿verdad?"
Lo acompañarías hasta el fin del mundo si así lo quisiera él.
Reíste esta vez sin contenerte más; la ironía de la vida.
Ahora tú lo seguirías.
"¿Qué pasa? ¿Por qué te ríes? Teme no juegues conmigo"
Aquel gesto enfurruñado. Aquella mala imitación de ti mismo.
Sólo extendiste tus manos para posarlas en sus mejillas.
Él se sonrojó.
"Dobe, te amo"
Sólo sonreíste una vez más.
