"Sucesos extraños se producen en ciertos lugares del mundo sin ninguna explicación aparente. Asesinatos masivos tienen preocupados a las autoridades de Europa" leyó Hermione en voz alta a Ginny y a Ron. La casa de los Weasley era todo un revoltijo durante esos días. El matrimonio de Bill y Fleur tenía alborotados a todos y los ayudaba a librarse un poco del horrible panorama que había acontecido antes y después de la muerte de Dumbledore.

Hermione, Ron y Ginny se mantenían al margen tratando de informarse de las últimas noticias en ambos mundos. El mágico y el muggle. Desde que había llegado donde los Weasley Hermione recibía una lechuza diaria de sus padres con los diarios más importantes del mundo muggle. Por supuesto el profeta se encontraba cada día en la mesa de los Weasley. Como participantes activos de la orden del fénix, tenían que mantenerse muy bien informados sobre lo que estaba sucediendo con los mortífagos y con Voldemort. Pero no por eso se olvidarían de organizar una buena boda para Bill.

A pesar de la fatídica muerte de Dumbledore, los miembros de la orden habían decidido seguir con esta en consideración con la importancia que tenía, además era una forma de presentar respetos a ese gran mago.

"Mamá ya entró en crisis" dijo Fred sentándose al lado de Hermione.

"Nos pidió a mi y a Fred crearle una serie de aparatos para proteger la casa" dijo George sentándose al lado de Ron y tomando un pedazo de pan "como si todos los hechizos que puso no fueran suficientes".

"Sólo quiere que estemos todos seguros" dijo Hermione con preocupación en su mirada "después de todo… si son tiempos para preocuparse"

Todos callaron. Sabían muy bien lo que estaba pasando. Y sabían también que aun no habían visto nada. La muerte de Dumbledore sólo había sido un aviso. Una pequeña señal que les decían a todos que los tiempos habían cambiado. Que el señor oscuro había regresado. Y lo peor era que aquellos que alguna vez siguieron sus oscuros caminos, estaban libres de nuevo y con un gran odio por aquellos que los habían encerrado y traicionado a su oscuro señor.

"¿A qué hora iremos por Harry?" preguntó Ginny rompiendo el silencio.

"Iremos por él en la noche. Para que las escobas no levanten sospechas" respondió Hermione tomando el diario y enfrascándose en una nueva lectura minuciosa de las noticias. Para ver si encontraba la señal de que algún mortífago estuviera divirtiéndose por ahí.

Hermione mantenía un estrecho contacto con Harry. Por medios muggles para no levantar sospechas. Habían acordado que irían por él, justo como le prometió Ron en el funeral, a la casa de sus tíos. Lo harían en sus escobas ya que el auto del señor Weasley aun estaba perdido en el bosque de Howarts. Y lo harían acompañados por un sequito de magos de la orden del fénix. De la misma forma que hace ya dos años.

"Pero tu no iras" dijo Ron seriamente mientras se echaba un pedazo de pan a la boca.

"¿Por qué no?" refutó Ginny con el ceño fruncido.

"Poque sólo igemos agunos miemgros de la ogden del fénix" respondió Ron casi atorándose con el pan. "Y según lo que yo se, tu no eres parte aun" y haciendo el papel de hermano mayor agregó "además es muy peligroso para ti"

Los miembros habían decidido además, sin contar con la aprobación de la señora Weasley claro, que Ron y Hermione tenían la madurez suficiente para formar parte de la orden. Fred y George también participaban activamente. Gracias a su imaginación habían desarrollado ciertos objetos que harían la vida más fácil a los de la orden. Objetos que podrían utilizar para proteger hogares o atacar a los mortífagos. Sólo Ginny había sido dejada afuera de todo. La señora Weasley por ningún motivo permitiría que su pequeña se enfrentara a tan peligrosas situaciones.

Hermione pensaba diferente. Mirando reprobatoriamente a Ron. Ginny había pasado por muchas cosas que probaban su valentía y que la hacían merecedora de formar parte de la orden. Sobre todo después de su participación en el ejercito de Dumbledore y del enfrentamiento contra los mortífagos en el ministerio de magia. Pero no era su decisión.

Mientras tanto en el número 4 de Privet Drive, Harry contaba desesperadamente las horas para que sus amigos llegaran a buscarlo. Sólo sabía que Ron y Hermione estarían ahí, pero no podría adivinar quien más vendría con ellos. Talvez Lupin y Thonks junto con ojoloco Moddy. Pero en verdad no lo sabía. Sólo podía pensar en la muerte de Dumbledore y en la tarea que le esperaba.

En la cama de Harry se encontraba un ejemplar del profeta que recitaba "los mortífagos han vuelto". La noticia hablaba como grupos de mortífagos y otras criaturas habían vuelto a las antiguas prácticas, cuando Voldemort se encontraba en plena gloria. Aparentemente después de la muerte de Dumbledore, el señor oscuro había perdido el miedo y permitía a sus secuaces hacer lo que les plazca.

Ya era casi la media noche cuando golpearon la puerta de la casa. Harry ya había bajado todo su equipaje a la sala y había preparado su saeta de fuego. Al abrir la puerta se encontró con una efusiva Hermione, que lo abrazó en cuanto lo vio.

"¿Nos vamos?" preguntó Harry impaciente. Mientras algunos magos que no conocía tomaron su baúl y la jaula de Hedwing y partieron inmediatamente.

"¿No les dirás a tus tíos que ya te vas?" le preguntó una joven bruja de pelo castaño.

"Créeme que prefieren que me vaya lo antes posible" le respondió Harry montado en su escoba.

Además de Hermione y Ron había unos 7 magos. Harry sólo reconoció a ojoloco Moddy y a Bill. A los demás pensaba que nunca los había visto. Pero eso no importaba mucho. Pues a los únicos que tendría que seguir viendo sería a sus buenos amigos.

Espero que les guste este fic... y que me dejen sus impresiones... las estare esperando