El Asesino Invernal
Capitulo 1: Nacimiento
Corría el año una fría noche de otoño en Londres, donde solo se escuchaba el sonido del viento y las hojas que volaban por este.
Por una oscura y fría calle, donde se podían ver a las ratas correr apresuradas, se escuchaban gemidos de dolor.
Adentro de la casa, acababa de nacer un niño, bautizado bajo el nombre de Beowulf Chamberlain Winterborough Carrington.
Beowulf había tenido la suerte de nacer en una familia prestigiada de Inglaterra, ya que su padre era un juez muy rico.
El Señor Winterborough se acerco a la cama donde descansaba su esposa, con el recién nacido apoyado en su pecho. Acaricio al bebé y luego beso la frente de su sudorienta esposa mientras que una de las criadas pasaba un trapo mojado por la frente de esta.
Winterborough sabía que su esposa tenía muchas posibilidades de no sobrevivir, pero guardaba la esperanza de que ella viviera para ver crecer a su hijo.
A la mañana siguiente, apenas se despertó pensó que ya seria viudo. Hizo todos los rituales de la mañana, sin ninguna prisa, pero con un sabor amargo en la boca, ya que el sospechaba que su amada no estaba viva. Quiso llorar, pero se recordó a si mismo las palabras de su padre: "Nunca serás un hombre, nunca te trataran por lo que eres si lloras"
Se dirigió a la puerta de su mujer, tomo aire y entro.
Su esposa aun no estaba despierta, pero pudo sentir su respiración y los latidos de su corazón.
El se limito a sonreír, y miro al niño, que yacía en su cuna.
-Casi…
No pudo completar la frase, solo se dio la media vuelta y salio por la puerta mientras una criada, Mary, lo miraba con odio.
Esa misma noche, Mary Alice, la madre del pequeño niño, no se había recuperado del todo, pero se esforzó para bajar las largas escaleras y quedarse sentada en una silla de la mesa, ya que esa noche estaba invitada mucha gente de alta alcurnia por el nacimiento del bebé.
Horas después, empezó a llegar la gente, que se acomodaba en la larga mesa mientras hablaban y reían.
El niño, con un día de existencia, miro desesperadamente con sus ojos azules a toda la gente, luego a su madre de igual modo. Esta no se percato y siguió meciendo en sus brazos al niño. Cuando el bullicio se hizo mas intenso y el pequeño no pudo ni hacer un sonido…grito.
De pronto todo el mundo callo por unos instantes y luego un hombre borracho de igual importancia que Winterborough levanto su copa y con una voz ahogada dijo:
-¡Pero que pequeño tan adorable!
Todo el mundo rió estruendosamente. Lo que se esperaba era que el niño llorara, pero este se quedo en silencio mirando el techo. Nadie le presto atención y siguieron en sus asuntos, hasta que se escucharon pasos.
Por la puerta entro el Barón Stadpole, con un obsequio envuelto con un papel azul y un gran moño blanco.
-Ha nacido el nuevo Winterborough, que alegría.
Dijo recaído
Cuando camino hacia Mary Alice y vio al niño en sus brazos su expresión cambio por completo: estaba sorprendido, fascinado y encantado con el pequeño Winterborough. Estudio su angelical rostro pálido y luego sus grandes ojos azules.
Puso su mano en el cabello castaño claro del niño y luego le dio unas palmaditas en la cabeza. El niño seguía inmóvil pero prestando atención a cada palabra del Barón, aunque no las entendía.
Stadpole le sonrió a la feliz madre y ella hizo lo mismo, mientras que el padre de Beowulf lo fulminaba con la mirada.
Cuando todos se fueron, la adolorida madre hizo lo que pudo para levantarse e irse a la cama con la ayuda de Mary y las otras criadas. No olviden a Mary, es parte crucial de la historia.
El niño no dormía, observaba el techo, como si estuviera castigado, muy pensativo. Luego miro a la luna, con expresión ausente cuando de ponto se abrió la puerta. El niño miro directamente hacia ella y encontró a Mary, que se acercaba a el con un chuchillo.
- Que lastima…eres muy lindo para morir, pero así lo ha puesto el destino
Beowulf la miro fijamente, lo que impresiono a la criada.
-Al parecer eres especial…además eres demasiado tierno. –Suspiró- Esta noche te has salvado, pero luego volveré, eso tenlo por seguro.
Dejo caer el cuchillo al suelo y salio por la puerta.
