La flecha de Cupido le había dado otra vez a Marinette. Le había lanzado una y le había hecho enamorarse de Luka. Sin embargo ¿Él era el indicado?
Su voz es tan calma como el océano. Tan genial.
Él era genial.
Tiene todo lo que una chica quiere. Y ella no era la excepción.
Es el lindo chico de la guitarra. Él la toca genial.
Cuando las cuerdas se rasgan, cuando la roza, es como si su corazón, su piel, toda ella, eran tocadas.
Sus ojos cerrados y esa... sip.
—Creo que realmente me estoy enamorando de su sonrisa —su mente concuerda.
...
—Ma-Ma-Marinette —llamó— ¿Quieres que toque otra?
Ella asiente sin poder hablar. Cuando dice su nombre, siente mariposas.
Él tiene algo especial.
Cuando la mira quiere que todo sea sentimental. Sus ojos azules penetrando y ahogándola.
Y no puede respirar.
Algo le está diciendo que el podría ser el indicado. El podría ser el indicado. El podría ser el indicado.
Cuando comienza a tocar otra composición.
Su corazón enloquece.
El océano se vuelve turbulento y ya no es agua.
Es un rayo.
Las chispas vuelan.
Es electricidad.
A donde vaya siempre está en la mente de Marinette. Se revuelve el pelo. Se estaba volviendo loca, últimamente.
Sin poder evitar la manera en que su corazón se acelera. Realmente cree que metió en su onda, en su vibración y realmente la lleva lejos. Lejos. Lejos
Él tiene algo especial.
Él tiene una manera de hacerla sentir que todo lo que hace, lo realiza perfectamente bien.
Las estrella se alinean cuando esta con él.
Cierra los ojos y se lleva su mano a su corazón, escuchando la melodía producida por Luka.
Él podría ser el indicado.
